La FORJA de una posición nacional-latinoamericana y el papel de la cuestión nacional en el forjismo. Por Juan Godoy

La FORJA de una posición nacional-latinoamericana y el papel de la cuestión nacional en el forjismo. Por Juan Godoy[1]


“América no tiene voz genérica porque lo que asume esa representación es una impostura de que se valió lo europeo”.[1]
“Lo americano es temblor de idea que junta nuestra tierra y nuestro cielo. Lo americano es lo constantemente presente, no lo fenecido. Es lo que está llegando, no lo que pasó. Es lo que haremos, no lo que hicimos”.[2]
Los pueblos de América, vinculados por identidad de origen y de ideales, no deben permanecer aislados unos de otros, ante la actual convulsión universal, sino congregarse a efecto de uniformar opiniones y coordinar en lo posible el pensamiento común”[3]

Los años infames y la emergencia de FORJA

La crisis del ’29 golpeó duramente a la Argentina semi-colonial, con su economía dependiente de Gran Bretaña. Ésta iba a servirle tanto al nacionalismo oligárquico, reaccionario representado por José F. Uriburu, como a la oligarquía agropecuaria, pro-británica, representada por Agustín P. Justo para contribuir al clima desestabilizador con respecto al yrigoyenismo. Finalmente, el 6 de septiembre de 1930 se daba, a través de un golpe de estado, por terminado el gobierno de “El Peludo” Yrigoyen, imposibilitando la sanción de la nacionalización de toda la estructura de los hidrocarburos en nuestro país. Como se ha dicho en reiteradas ocasiones, aunque existen otras causas también (quizás más importantes) el golpe del ’30, “tuvo olor a petróleo”.
Ni bien dado el golpe, serán esas dos tendencias que confluyen en el derrocamiento del radicalismo, las que comiencen un enfrentamiento entre sectores dominantes. Es decir, eran esas las dos tendencias pretendían hacerse cargo de la conducción de la nación: la de Uriburu, que con escaso apoyo en la población civil, pero con apoyo de sectores militares, pretendía suprimir la estructura política y jurídica tradicional, encarnaba un proyecto corporativo. Estos son hijos de funcionarios, senadores, gobernadores (sobre todo de las provincias del interior), como por ejemplo Lugones, Rojas, Gálvez, etc. A decir de Arturo Jauretche, “los primos pobres de la oligarquía”[4]. La otra tendencia, la de Justo, buscaba la vinculación con diferentes partidos “democráticos”, el mantenimiento de la Ley Sáenz Peña, pero con la intención clara de violarla, la idea es darle un “contenido democrático” al gobierno ilegítimo, con la exclusión del movimiento mayoritario, el radicalismo yrigoyenista[5].
La disputa se terminará saldando cuando Agustín P. Justo, por medio de elecciones fraudulentas, se haga de la Primera Magistratura[6]. Ramos sintetiza esta tensión al interior del golpismo (y haciendo un parangón con el devenir de la historia argentina), argumentando que los padres estaban demasiado viejos para cambiar, de modo que cambiaron los hijos, y éstos “se harán “nacionalistas” de un nacionalismo aristocrático y conspirarán con Uriburu, creyendo candorosamente que el anciano general es el hombre del destino (…) El padre, viejo zorro incrédulo y mañoso esperará confiado en su casa hasta que las cosas vengan suavemente a sus manos firmes (…) si los hijos de los senadores se hicieron nacionalistas, comenzaron su carrera haciendo una revolución para otros. Esto último, según se verá, no era un error sino más bien una enfermedad incurable”[7].
No abordamos el tema en profundidad, como tampoco el posicionamiento de la izquierda liberal que legitima el Régimen, pues no es el objeto de la presente, solo pretendemos contextualizar mínimamente los años que van a dar lugar a la emergencia de FORJA. Por entonces, el radicalismo se encontraba proscripto, y había proclamado tiempo antes la abstención revolucionaria (el 25 de octubre 1931 luego que el gobierno vetara la fórmula Alvear-Güemes).
El “mecanismo de relojería” que venía armando la oligarquía argentina desde los años de Bartolomé Mitre, la Argentina semi-colonia británica, de cara al Atlántico, de espaldas al Continente Latinoamericano, con su economía dependiente, abastecedora de materias primas, e importadora de los productos manufacturados, se ve desbaratado fruto de la crisis del ’30. Pero, nuestra oligarquía, ávida en la entrega de la Patria al imperialismo no tardará en volver a la sumisión a Su Majestad Gran Bretaña.
Así, como fruto de la crisis del ’29 y el Pacto de Ottawa por el cual Inglaterra compraba menos carnes a la Argentina, al privilegiar a sus colonias propiamente dichas (Nueva Zelanda y Australia), el gobierno argentino enviará una misión a dicho país a negociar los “términos de la entrega”. No es exagerado esto que sostenemos, como se nos podría decir, pues en la misión que lleva por cabeza al hijo del dos veces Presidente de la República, “julito” Roca, se van a decir frases deleznables de boca de los representantes argentinos como la de Martiniano Leguizamón (argentino, abogado de FFCC británicos): “la Argentina se parece a un importante dominio británico”. O bien la del propio vice-presidente Roca: “la Argentina (…) desde el punto de vista económico, es una parte integrante del Imperio británico”.[8]  
Nada bueno para el pueblo argentino podía salir del acuerdo llevado a cabo por estos “representantes” de la nación. Así fue, el economista Mario Rapoport hace referencia al pacto Roca-Runciman, y explica, en resumen que éste “aseguraba una cuota de carne enfriada en el mercado inglés (en un monto un 10% menor que la cantidad importada hasta junio de 1932, la más baja de los últimos años[9]), e Inglaterra concedía una participación a los frigoríficos nacionales para la exportación de carne argentina mediante una cuota del 15% que tardó varios años en poder hacerse efectiva (agregamos que este 15% es para los frigoríficos que no persigan afán de lucro). A cambio, Gran Bretaña lograba diversas medidas que favorecían los intereses británicos. Así, por ejemplo, se garantizaba, a través del mecanismo del control de cambios, la cantidad de divisas necesarias para hacer frente a las remesas corrientes al Reino Unido en volumen igual a las ventas de productos argentinos hacia aquel país (…); se asumía el compromiso de tratar de una manera “benevolente” –O sea, en forma preferencial- las inversiones inglesas; y se aceptaba no incrementar los aranceles sobre algunas importaciones británicas, como el carbón, e incluso reducir los aranceles para otros productos de ese origen”.[10]
En fin, nuestro país se ubicaba en la posición que solo beneficiaba a la oligarquía, como país semi-colonial, dependiente y sumiso a la economía del imperio británico. No obstante, para sorpresa, la entrega no culminaba en los acuerdos formales que se firmaron en Londres, sino que como  parte secreta del pacto, se acuerda la creación del un Banco Central mixto, así como una Coordinación de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires. Ambos beneficios para el imperio británico[11].
En el radicalismo de esta primera mitad de la década del ’30, se iban a producir disputas internas e importantes acontecimientos. Ya mencionamos que había proclamado la abstención revolucionaria. Esta era una abstención activa, que procuraba, al mismo tiempo que se oponía a la “pantalla electoral”, retornar al poder, o lograr elecciones “limpias”, mediante sucesivos levantamientos cívico-militares. El primero se desata a poco más de tres meses de producido el golpe de Uriburu. Estalla en las guarniciones Córdoba, fracasa. Al poco tiempo, en febrero de 1931, el General Severo Toranzo lidera una insurrección que no llega a iniciarse. En julio de 1931 se amotina el Coronel Gregorio Pomar en el Litoral, y en agosto se produce otro levantamiento en Tucumán. En el ’32, con el apoyo de Yrigoyen, se lanza otro intento insurreccional comandado por el Coronel Cattáneo, el cual es descubierto por la explosión en un barrio porteño de explosivos que iban a ser utilizados[12].
Un párrafo aparte merece el levantamiento de Paso de los Libres, por ser un antecedente directo del surgimiento de FORJA. Este comenzaba con un pasaje por el Río Uruguay desde Brasil a Paso de los Libres en Corrientes. La insurrección tenía ramificaciones en todo el país, como Santa Fe, Buenos Aires, San Luis. En ésta están comprometidos varios hombres que luego formarán parte de FORJA. El levantamiento va a ser derrotado. Arturo Jauretche (desde la prisión) dejará un poema en la senda de la gauchesca que relata el levantamiento, éste es, a saber: El Paso de los Libres[13]. En el aniversario de dicho levantamiento, los forjistas expresan en Argentinidad que “FORJA nació en aquella jornada. Su constitución formal vino después. Pero el programa radical, único programa radical que tiene el país, de aquella revolución es el programa de FORJA, el programa de aquella revolución no es el patrimonio de un partido político”[14]. Como veremos FORJA basó su posición más allá de la pertenencia radical, en una posición nacional.
Por otra parte, el partido radical se había reunificado en la “Junta del City” bajo la figura del “galerita” Alvear, representante del sector conservador del radicalismo. Es este sector, con Yrigoyen ya muerto hacía año y medio, el que claudicaría en diciembre de 1934, al levantar la abstención. Esto venía a legitimar el proyecto británico firmado en el Pacto Roca-Runciman. Hernández Arregui sostiene al respecto que “al levantarse la abstención en 1935, en cumplimiento del plan británico, el radicalismo entró en su descomposición final”.[15] Es de esos días el surgimiento del Movimiento de Continuidad Jurídica, donde encuentran expresión varios de los personajes que conformarán FORJA, desde donde se oponen a la conducción de Alvear.
Es en el momento de la posibilidad del levantamiento de la abstención, cuando ve la luz el Grupo de Radicales Fuertes, que darían a conocer un manifiesto “Vocación Revolucionaria del Radicalismo” donde enjuician el levantamiento de esta bandera yrigoyenista y al gobierno de Justo. La prensa oligárquica se manifiesta a favor del levantamiento, de esta forma La Nación del 3 de enero de 1934 sostiene “la decisión (…) expresa un movimiento de cordura patriótica (…) equivale implícitamente a reconocer que la nación se encuentra en situación de completa normalidad institucional”. Mientras que el diario de Gainza Paz (aquel que  se había regocijado por la muerte de Yrigoyen –murió un ex comisario de Balvanera-, y que sería expropiado años más tarde por Perón), manifiesta el mismo día, que el levantamiento “satisface los mejores augurios populares (…) la equivocada postura de la abstención ha sido vencida por el buen criterio”. Por último el Buenos Aires Herald de la misma fecha afirma que “regreso del hijo pródigo (…) prueba del retorno del sentido común”.[16]
Estos ignominiosos años de infamia que José Luis Torres denominara como Década Infame[17], y Enrique Santos Discépolo retratara en sus tangos, como el famoso Cambalache, del mismo año del Pacto Roca-Runciman, o Yira, Yira, “cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao (…) verás que todo es mentira, verás que nada es amor (…) cuando manyés que a tu lado se prueban la ropa que vas a dejar”, ¿Qué sapa señor?, o Tres esperanzas “no doy un paso más, alma otaria que hay en mí, me siento destrozao, ¡murámonos aquí! (…) no ves que estoy en yanta, y bandeao por ser un gil… Cachá el bufoso… y chau… ¡vamo’ a dormir!”[18], por recordar algunos. Época en que los diarios se alimentan de suicidios todos los días, ya sea de famosos como Alfonsina Storni, Horacio Quiroga, Lisandro de la Torre, Leopoldo Lugones, etc. o anónimos que hundidos en la desesperanza y la miseria como en el tango de Discépolo deciden quitarse la vida[19].
Durante esa noche de entrega, un 29 de junio de 1935, en un sótano de la calle  Corrientes 1778 iba a fundarse la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina. Venían estos jóvenes, entre los que se encontraban Arturo Jauretche, Homero Manzi, Manuel Ortíz Pereyra, Luis Dellepiane, Gabriel Del Mazo, etc., a denunciar la entrega de la nación a las garras del imperialismo, al mismo tiempo que a enjuiciar la conducción alvearizada del radicalismo a manos del sector conservador, “galerita”, liderado por Alvear. Retomar la senda del yrigoyenismo consecuente será el objetivo, durante el cumplimiento del cual los forjistas descubrirán los pilares donde se asienta la dominación, y la imposibilidad de ser nación, que ésta se desenvuelva en todas sus fuerzas, para así lograr la justicia social, justamente por la dominación imperialista. Allí, entonces, FORJA construirá un ideario que va a “rebasar” los moldes del radicalismo yrigoyenista, y va a penetrar profundamente en el desarrollo de la conciencia nacional, que no es más que la lucha del pueblo argentino por su liberación.




FORJA, posición nacional y cuestión nacional en la Argentina

La cuestión nacional ha tenido sendos debates en la historia de las luchas por la emancipación nacional, desde los aportes de Lenin, Trosky, las discusiones de la 3ra. y 4ta. internacional, las discusiones en nuestro país entre el internacionalismo abstracto de Juan B. Justo, y el anti-imperialismo latinoamericano de Manuel Ugarte, por citar un ejemplo, o bien todo el desarrollo de la denominada izquierda nacional a partir de fines del año ’45.
Esta cuestión nacional va a atravesar toda nuestra historia a partir de la conformación de la etapa imperialista. Así, Juan José Hernández Arregui se ocupó de la cuestión. Argumenta el escritor de “imperialismo y cultura” que término nacionalismo no es unívoco, y realiza una diferenciación de los nacionalismos en los países desarrollados, de los nacionalismos en los países denominados del “tercer mundo”, considera que entre nacionalismo y marxismo no hay incompatibilidades. Nuestro autor, está teniendo en cuenta la existencia de una cuestión nacional, y está pensando desde la perspectiva de los países coloniales, oprimidos. Al mismo tiempo Arregui pone de relevancia la importancia de dar cuenta acerca de qué sector social lo proclama o rechaza.
A partir de esto, define un nacionalismo defensivo y uno expansivo, va a resaltar aquí que los países centrales en un comienzo fueron nacionalistas defensivos, para una vez desarrollados convertirse en expansivos (no debe confundirse este nacionalismo defensivo de los países centrales con el nacionalismo de, por ejemplo, Yrigoyen que no propugna el desarrollo industrial). Asimismo diferencia un nacionalismo reaccionario de un nacionalismo revolucionario. Ponemos de relevancia que aquí destaca que el nacionalismo reaccionario, en su mayoría, van a buscar soluciones basándose en esquemas europeos. El nacionalismo en los países atrasados aparece como lucha por la libertad. También define la nación como un ámbito geográfico, jurídicamente organizado, unido por valores materiales y espirituales, una lengua, un pasado común, y un territorio (condición que considera excluyente), la nación es un desenvolvimiento constante, donde estos elementos se interrelacionan en una totalidad viva. Destacamos asimismo que va a sostener que los nacionalismos en los países de Latinoamérica no deben ceñirse a la conservación de naciones segregadas, sino que deben tender a restablecer una totalidad más amplia[20]. Está en juego aquí entonces la condición semi-colonial de la argentina.
Los patriotas forjistas iban a construir una herramienta de análisis, y acción política que diera cuenta y que sirviera a un país como el nuestro. FORJA fue un movimiento profundamente original y nacional. No tomó esquemas realizados en y para otras latitudes en forma acrítica, no basó su ideario ni en el liberalismo, ni en el marxismo (en este caso si hay alguna influencia es individual, no como agrupación[21]) o el fascismo. Más bien los muchachos de FORJA procuraron la elaboración de un esquema propio, que tuviera en cuenta las particularidades de nuestra nación, como país latinoamericano, semi-colonial, en el cual no ha habido un proceso de industrialización que desarrolle al mismo, etc. En palabras de Arturo Jauretche FORJA “comprende oportunamente que su tarea fundamental es aportar al pensamiento argentino el método y los modos de conocer nuestra realidad y señalar los rumbos necesarios de una política nacional”[22].
Como decíamos, FORJA no se basó en sus análisis en el esquema marxista, si bien algunos de sus miembros pudieron tener relación con dicha teoría, la influencia fue individual, no a nivel de la agrupación. El pensar era exclusivamente desde esquemas argentinos, nacionales, la conformación de un conjunto de herramientas para hacerlo. Por lo cual FORJA descartó el análisis de la historia Argentina como la lucha de clases, adoptó en cambio, un esquema de análisis que propugnaba más bien la unidad vertical de todos los sectores enfrentados a la oligarquía y al imperialismo, para lograr la emancipación nacional. En la concepción de FORJA, la cuestión pasa por buscar puntos de coincidencia, que se basan en los intereses de la nación y el pueblo, fijar una acción común en base al análisis de los problemas concretos.
Asimismo FORJA no va a caer en lo que podríamos denominar como “anti-militarismo abstracto” que basa su posición en denostar todo lo que venga de las fuerzas armadas, y va a avanzar en el análisis de las fuerzas militares. Desde su perspectiva argumentará que hay una línea dentro del ejército que sustenta una política nacional, sosteniendo, al mismo tiempo, que fueron más los militares que se han arriesgado, en diferentes levantamientos hasta que se salió de la abstención revolucionaria (y activa), en los últimos años que los políticos. Recordemos que la referencia es a los levantamientos yrigoyenistas posteriores al golpe septembrino. Así sustentan la posibilidad de la alianza estratégica del pueblo y el ejército, alianza que se iba a dare con el advenimiento del peronismo. En el Manifiesto de los Radicales Fuertes, como vimos uno de los antecedentes directos de FORJA, se sostenía que era necesario “restituir al ejército la integridad de la misión que le asignara San Martín, de defender la soberanía nacional”.[23]
Entonces rescata una tradición de lucha popular, plebeya de las fuerzas armadas, no ligada necesariamente al oficio, que encuentra su origen en las luchas emancipadoras de nuestro continente a principios del siglo XIX, incluso en el pueblo que luchó en la invasión inglesa 1806-1807, en los que lucharon junto a los caudillos populares, alzados contra la prepotencia porteña. Las armas son de puestas en manos de una porción de pueblo para la defensa y el logro de los objetivos nacionales. No obstante lo cual, no implica que los forjistas critiquen cuando las fuerzas armadas se aparten de las causas nacionales y populares. Resaltamos así que no es el rescate de toda la tradición de las fuerzas armadas, sino de una línea al interior de las mismas.
Así, lo que hacen los forjistas es seguir la máxima de Simón Rodríguez “o inventamos, o erramos”. Se trata de crear, de inventar por parte de los pueblos oprimidos sus propios caminos para la liberación, sin copiar por “modas intelectuales”, sin encandilarse con las “luces de la civilización”, no fijando sendas ajenas a la capacidad creativa de las masas. Aquí no hay rechazo de lo generado en otras latitudes y en otros tiempos, como ya dijimos, hay creación genuina, que puede tomar esas ideas, pero en tanto éstas contribuyan al entendimiento, a la emancipación, no importar ideas acríticamente porque fueron realizadas por países desarrollados. Es más, justamente por eso, por haber sido realizadas en naciones con características disímiles a las nuestras es que no se puede tomar estas ideas sin tener el debido cuidado al hacerlo. No niega a Europa. Los forjistas pretenden utilizar las doctrinas e ideologías, pero no ser usado por éstas[24]. Los problemas argentinos deben ser enfrentados con criterio argentino, generar  categorías nacionales, así FORJA buscó “dirigir el pensamiento nacional hacia los hechos concretos y sus implicancias económicas sociales y culturales propias, para tratar de contribuir a la elaboración de un pensamiento propio”.[25]
Esta posición nacional se vincula estrechamente con la nación, con sus intereses, teniéndolos como los intereses de las mayorías populares, se confunde con la patria. Apunta a ser un pensamiento exclusiva y genuinamente argentino que se oriente hacia fines nacionales. Se posiciona entonces lejos de la mera “lógica partidaria”, acá no importan los partidos, quien pregone tal o cual ideal, si éste se dirige a los intereses nacionales, que son los intereses populares. Los forjistas al respecto proclaman que “al espíritu colonial de entrega, se opone equivocadamente un espíritu colonial de rebelión. FORJA que, por primera vez en nuestra historia, estudió la raíz de nuestros problemas y denunció las formaciones extranjeras que se oponen a la unidad fundamental de la Nación, toma también para sí la tarea de orientar paulatinamente la rebelión de nuestra juventud, hasta encauzarla en la línea más amplia de nuestra tradición, honrada y patrióticamente practicada, para darle así la eficacia de acción de que ahora carece. FORJA cree que sólo del pueblo argentino, de la masa innumerable sin voz y sin más conocimiento que la certeza de sus propias dificultades, puede surgir la salvación entera de la nación”.[26] En esta declaración de 1941, los jóvenes forjistas sostienen la necesidad de buscar en nuestro pasado, en nuestra historia los puntales que nos ayuden a entender el presente y a no cometer los mismos errores. Buscar en las masas populares, en sus rebeliones, en las tradiciones, en la cultura nacional los caminos que nos permitan llegar a fundamentos propios para la acción. No hay “iluminismo” en estas ideas, más bien se trata de la construcción conjunta con el pueblo en lucha. No hay revisionismo histórico como mera “cuestión arqueológica”, sino que se busca la orientación para la aplicación de una política nacional.
Años más tarde, Arturo Jauretche pondrá estas ideas que comenzaron con FORJA, en un libro acerca de la temática del revisionismo histórico, y dirá al respecto que “no es pues un problema de historiografía, sino de política: lo que se nos ha presentado como historia es una política de la historia, en que ésta es solo un instrumento de planes más vastos destinados precisamente a impedir que la historia, la historia verdadera, contribuya a la formación de una conciencia histórica nacional que es la base necesaria de toda política de la Nación. Así, pues, de la necesidad de un pensamiento político nacional ha surgido la necesidad del revisionismo histórico”[27]. Pues “No hay política nacional sin historia revisada, porque el cipayo y el vende patria son consecuencias lógicas y hasta prestigiosas en una historia que ha condenado la política nacional y glorificado la sumisión al extranjero”[28]
Para comprender mejor lo que venimos desarrollando, debemos sostener que los forjistas están pensando en que la Argentina es una semi-colonia de Gran Bretaña, tal como lo venimos analizando. En éstas, no son necesarias las armas como en las colonias propiamente dichas, no se encuentra el ejército de ocupación. Aquí los mecanismos son “más sutiles”, hace mella en estos países el aparato de colonización pedagógica que no permite el estímulo a la conciencia nacional.[29]
Hay entonces, a diferencia de las naciones que ya cumplieron con su revolución democrático-burguesa y son desarrolladas, una cuestión nacional a resolver: “el problema de los países plutocráticos es un problema puramente interno, entre nosotros está vinculado a la existencia de una soberanía nacional auténtica. Necesitamos liberar a la nación para liberarnos dentro de ella”.[30] Existe así una cuestión nacional a resolver, en los países desarrollados el problema es meramente interno, en cambio en los oprimidos, existe la cuestión vinculada a la soberanía nacional. Es necesaria la liberación nacional para liberarse dentro de la misma. No hay “etapismo” en la concepción de FORJA, sino que la lucha por la liberación nacional es al mismo tiempo la lucha por la justicia social.
Esta concepción de abordar desde un criterio argentino los problemas nacionales, la ligan los forjistas a la entrega de la economía nacional al imperialismo (británico), y a la alianza de la oligarquía local al mismo. De esta forma, establecen una íntima relación entre el aspecto económico, político y cultural. En un discurso por el aniversario de la fundación de FORJA en el año ’42, Arturo Jauretche argumenta que “desentrañando la trama de nuestro coloniaje económico, que fue nuestra primer tarea, descubrimos que él se asentaba sobre el coloniaje cultural. Descubrimos que ambos coloniajes se apuntalan y conforman recíprocamente, pero que si el coloniaje económico daba los puntos de apoyo cultural, éste era, a su vez, la forma de penetración y de estabilización de aquel. ¡La traición de la inteligencia! Esa es la primera en el orden de las culpas. La primera que debíamos evitar. No es ella un tema nuevo. No en balde la revolución mejicana se hizo al grito de “abajo los científicos” también pudieron articular nuestras montoneras federales y nuestras multitudes radicales, que son su expresión actual”.[31]
A partir de allí, el colonialismo económico entonces se encuentra estrechamente ligado al colonialismo cultural, uno refuerza al otro y viceversa. Desde el forjismo, como venimos viendo, se hizo un análisis pormenorizado de cómo era el entramado del imperialismo británico en relación a nuestra estructura económica. Es el cultural el que le da la posibilidad para que aquel se desenvuelva en forma “más libre y ordenada”
Es una tarea la de FORJA de descolonización pedagógica, al indagar acerca del origen de ciertos mitos, de ciertas ponderaciones históricas, de ciertos elementos de análisis de nuestra realidad nacional. Es avanzar en quitar al opresor que se encuentra interiorizado en los oprimidos, siendo aquel quien habla muchas veces por la boca de estos. La actitud a tomar frente a la colonización pedagógica es el considerar que “todo lo que nos rodea es falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran”[32]. Pide Scalabrini Ortíz una virginidad a toda costa, pues “no olvidemos que somos víctimas de una educación meticulosamente calculada para apartarnos del conocimiento de nuestra realidad e impedirnos que planteemos los problemas argentinos en términos que admitan solución”.[33] No se trata del desinterés por el conocimiento, sino todo lo contrario.
El tema es qué tipo de conocimiento, impartido por quién, para qué. Es un llamado a la máxima virginidad posible en nuestro pensamiento, en relación a desligarse de lo que hemos aprendido desde la colonización pedagógica, hacer a un lado este tipo de conocimiento, que va en contra de nuestros propios intereses, y a partir de allí, poder pensar los problemas de la nación según nuestros propios intereses. Este revisionismo del que hablamos antes, orientado a construir una postura nacional, Scalabrini Ortíz considera que su realización, sus investigaciones, son un aporte más a la conformación de una posición nacional en formación, y cuenta que en estas indagaciones “comprobó ante todo la magnífica sabiduría con que fue organizada la ignorancia del país”.[34]
La revisión para entender el presente, para darle una “lógica histórica” a los acontecimientos que se vivían en plena década infame, “en materia histórica los aportes del revisionismo nos sirvieron para ir adquiriendo una visión panorámica del ayer y descubrir a través de la verdad histórica los hilos ocultos que más allá de los hombres y los episodios armonizaban y explicaban por el ayer, la realidad presente (…) era necesario descubrir la verdad oculta de nuestra historia de ayer para entender la clave que pasaba hoy y fue la sistematización en lo económico y en lo social que hizo FORJA lo que viabilizó la comprensión por el pueblo de lo que significaba la revisión histórica y sigue significando”[35]. Es interesante ver cómo los forjistas consideran la presencia del pasado en el presente, para comprender cómo se fue conformando el mismo. Así poder tener una visión “más amplia” de la penetración del imperialismo en nuestro país, darle a la misma un contenido histórico, de modo que ésta no se naturalice. Escapar a la lógica de que siempre fue así, o de una suerte de “destino manifiesto” de nuestra nación para con el imperialismo británico.
Según los forjistas querer descubrir el velo sobre las fuerzas exteriores gravitantes sobre nuestra historia “nos llevaba de la mano a una posición revisionista en la historia, que la tuvimos que revisar en nosotros mismos, porque al fin y al cabo, éramos hijos de una formación cultural edificada sobre un ocultamiento sistemático de la verdad, que se proponía precisamente eso, que ignorásemos los factores decisivos en el cumplimiento de nuestro destino”.[36] La actuación política, la intención de intervenir en el debate público, pero sobre todo de transformar la realidad nacional en consonancia con las necesidades de las mayorías populares, lleva a los forjistas a “chocar” con el relato oficial de nuestro pasado. La historia aparece como un “arma” poderosa para los pueblos. Sin dominar la misma, difícilmente se podría avanzar en el proceso de liberación nacional. El autor de “historia de los ferrocarriles argentinos” sostiene que “pasar junto a la realidad con los ojos cerrados es una modalidad intelectual característica de la educación impuesta a los pueblos coloniales por los pueblos dominadores”.[37]
A partir de esto, los forjistas entonces propugnaban la integración vertical de todos los sectores enfrentados a la oligarquía y al imperialismo para lograr la emancipación integral de la nación. Se trata de buscar puntos de coincidencia para construir la patria, en base a los intereses de la misma que son los intereses del pueblo, en una declaración de 1942 establecen que “hacer la nación: esa es nuestra tarea y traición es todo lo que se le oponga… Es necesario unirse bajo la gran bandera de la causa argentina frente al régimen, alternativamente democrático o fascista, de los entregadores. (…) Las nuevas generaciones como la de mayo, tienen un deber emancipador que cumplir”[38].
El esquema de FORJA, como decíamos, es esencialmente argentino. Podemos  observar la noción que existe un enfrentamiento que recorre profundamente toda la historia nacional, es a saber: la lucha entre el pueblo argentino y la oligarquía aliada al imperialismo, así sostienen en el quinto cuaderno de la agrupación que “el drama de la Patria enfrenta dos personajes solamente: el pueblo encadenado y la finanza imperialista. Lo demás no cuenta. Cuando están en juego los destinos de un pueblo, toda reclamación particular perturba y divide”[39].
Podemos observar entonces los objetivos que se proponen los muchachos forjistas: “El movimiento aspiraba a establecer la justicia social, en progresión ascendente con el desarrollo económico logrado a medida que la liberación nacional creaba las condiciones de producción y distribución de la riqueza, impedidas en nuestro país por los factores anti-progresistas de la estructura imperial. Es decir, lograr los más altos niveles sociales dentro del mundo a que pertenecemos, tal como las condiciones nacionales lo permiten en cuanto se remueven los obstáculos a nuestro desarrollo y dirigir los beneficios de ese progreso en el sentido de la sociedad y no solamente de los individuos colocados en situaciones privilegiadas”.[40]  Para el logro de estos objetivos, FORJA iba a realizar miles de conferencias callejeras, charlas, editar los famosos 13 cuadernos de la agrupación, etc. En fin, a tomar un compromiso militante.
Aparecen como camino para la liberación nacional en el ideario que van formando los forjistas, las tres banderas que tendrán su desarrollo y aplicación con el peronismo[41]. Pues, dada esta situación de sometimiento semi-colonial, no hay soluciones parciales, sino que la salida a la sumisión al imperialismo es romper con la situación estructural de la dependencia. Así, observemos algunos volantes de la agrupación: la restauración argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación económica y el imperio de la justicia (…), en el territorio más rico de la tierra, vive un pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la nación y el Pueblo, el dominio de nuestras riquezas, no seremos una Nación soberana, ni un pueblo feliz”.[42]
El desarrollo nacional, y la justicia social, condiciones para la liberación nacional. Resaltamos la aparición de nociones que serán pilares del modelo llevado a cabo por el peronismo. Establece como idea la justicia social, como distribución de los ingresos equitativa entre todos los sectores de la sociedad, más allá de los que se encuentren en la cúspide de la pirámide social, solo es posible realizadas dos premisas: la una, desarrollar la industrialización del país para percibir más ingresos y ser independientes económicamente; y la otra, que pregona la remoción de los obstáculos para el logro de dicho desarrollo, y estas dificultades no es otra que la injerencia del imperialismo en la economía nacional, que conjuntamente a su aliada interna, la oligarquía, deforman la economía del país. La emancipación por la cual pregona FORJA es una emancipación integral.
En esta lucha contra el imperialismo y la oligarquía, los forjistas darían a conocer lo que según Juan José Hernández Arregui es el primer análisis profundo que denuncia y devela el papel que cumple el imperialismo británico en nuestro país desde una perspectiva popular que rebasa el nacionalismo agrario del yrigoyenismo[43] (y desde una perspectiva popular). El mismo es una impugnación a la década infame. Esta denuncia la harán los forjistas, poco tiempo después de su fundación en el Manifiesto al Pueblo de la República, dado a conocer el 2 de septiembre de 1935. . Éste pone de relevancia la entrega de la economía nacional a Gran Bretaña, demuestra cómo nuestra economía es cada vez más dominada por factores foráneos, establece que se ha impuesto una tiranía económica sobre la república, de la cual los únicos beneficiarios son el capital extranjero  y la oligarquía local aliada al mismo. Da cuenta que desde el 6 de septiembre del ’30, la oligarquías avanza de forma sistemática en la anulación de la soberanía argentina, “todos los aspectos de la vida nacional que se pasa a examinar, demuestran que ya se ha impuesto a la República una tiranía económica, ejercida en beneficio propio por capitalistas extranjeros a quienes se han dado derechos y bienes de la Nación Argentina”[44].
No entramos en los pormenores de la denuncia, pues ya lo hemos tratado en otro escrito,[45] y no es objeto de la presente. Sí diremos brevemente que el mismo trata la creación del Banco Central de la República bajo injerencia británica y según sus intereses, del Instituto Movilizador de inversiones Bancarias, como salvaguarda a los hacendados que venían endeudándose, acerca de las Juntas Reguladoras (de carnes, leche, algodón, etc.) que intervienen a favor de los intereses de la oligarquía, Critica a las autoridades de la UCR en tanto levantaron la abstención y legitimaron el pacto, también aborda la cuestión cultural, de la enseñanza en manos extranjeras, etc. El Pacto Roca-Runciman quedará inmortalizado por los muchachos forjistas como el Estatuto Legal del Coloniaje. Consideramos que en el manifiesto da a conocer, por primera vez en forma impresa, la génesis y el desarrollo de dicho Estatuto Legal del Coloniaje[46]. El planteo es claramente anti-imperialista, establece que “ya nada queda en la República que no haya sido dado o comprometido a la dominación fraudulenta de sociedades anónimas de especuladores del exterior, que usan a su arbitrio las potestades inherentes a la Nación Argentina para beneficiarse con el fruto de su trabajo y para aniquilar las fuerzas de su indispensable, urgente y solidario resurgimiento”.[47]
También Aníbal Ford va a considerar  que la denuncia del imperialismo británico de FORJA es la primera, “el pacto Roca-Runciman señala nuestra dependencia en toda su cruel realidad. La Argentina queda en una situación con Gran Bretaña que no se daba ni en las propias colonias de esta. Contra ello se van a alzar las voces de Scalabrini y de los que van a fundar FORJA. Será la primera denuncia orgánica y sin concesiones de la subordinación de la Argentina a los intereses del imperialismo en una perspectiva que comienza a dejar atrás las formas del nacionalismo burgués o romántico”[48] Realizando un balance al respecto Jauretche sostiene que “en el manifiesto inicial de FORJA analizamos como el Banco Central, la unificación de impuestos internos, las Juntas Reguladoras, las diversas coordinaciones de transportes, las concesiones eléctricas, la misma creación del impuesto a la renta constituyen concesiones hechas por el país a la política imperial a cambio de la cuota de carne que si no sería exclusiva para los dominios. Todas esas medidas internas estaban dirigidas a impedir el desarrollo de un capitalismo nacional y el subsiguiente de un proletariado con poder de compra, es decir, a regular nuestro desarrollo manteniendo al país en el estado económico de un país productor de materias primas”[49]
Desde este manifiesto ya se puede observar la posición latinoamericanista del forjismo, lo que denota este escrito es que se encuentra “resumida la posición nacional-democrática de FORJA. Aquel nacionalismo agrario de Yrigoyen, ideológicamente ambiguo y nebuloso, alcanza ahora en FORJA un nivel más alto de desarrollo. Así la pequeña burguesía nacionalista, por ahora solo de la ciudad de Buenos Aires, levanta un programa anti-imperialista, anti-oligárquico y latinoamericano, muy similar al aprismo peruano”.[50] Pero, profundicemos más aún en el aspecto de la unidad latinoamericana en el ideario forjista.


El latinoamericanismo de FORJA


Habíamos dicho que los forjistas se dieron a la tarea de construir una herramienta de análisis y acción política que es la posición nacional, desde la cual basaban su acción. Pero decíamos nacional solamente, como una cuestión organizativa y de más fácil entendimiento de nuestro escrito. No obstante, nos referimos, como el título de nuestro trabajo lo indica de una posición nacional-latinoamericana[51].
Antes de profundizar en la concepción forjista acerca de la unidad latinoamericana, y de la relación con algunos movimientos revolucionarios latinoamericanos, realicemos algunas apreciaciones con respecto a Nuestro Continente.
Producida la llegada de los españoles al entonces Abya Yala, rápidamente iban a comenzar las resistencias al intento de colonización por la cruz y por la espada. Ya en 1522 se produce la primera sublevación de esclavos, se trata de los esclavos del hijo de Cristóbal Colón, Diego, fueron los primeros y terminaron colgados en los senderos de los ingenios, como forma de disciplinamiento y de amedrentamiento. Las rebeliones estallaban en todo el Caribe. En Haití, por ejemplo, los indios cimarrones huían a lo alto y reproducían la vida africano En Brasil los esclavos cimarrones que huyen organizan el denominado Reino Negro de los Palmares. En 1781 se produce la gran rebelión de Tupac Amarú II, quien puso sitio a Cuzco (éste era descendiente directo de los emperadores Incas). Encabezó la mayor rebelión, que  estalló en Tinta, y al entrar a la plaza de Tungasca anunció que había condenado a la horca al corregidor Antonio Juan de Arriaga, y dispuso la prohibición de la mita. Unos días después, por un Bando decreta liberación de esclavos, dispuso la abolición de todos los impuestos. Finalmente es capturado, y descuartizado[52].
Estas revueltas hasta mediados del siglo XVIII fueron por motivos sociales o fiscales, recién los movimientos de fines del XVIII y principios del XIX van a comenzar a forjar una conciencia nacional[53]. Entre estos últimos debemos destacar el primero que hacia 1791, se da en Haití (nombre del idioma Arawak), con la rebelión de los esclavos de ese territorio,  que iba a terminar en la independencia haitiana en 1804, siendo éste el primer territorio liberado de Nuestra América, y constituyéndose en la primera república negra, y la única revolución de esclavos triunfante a nivel universal[54].
A comienzos del siglo XIX nuestros procesos revolucionarios emancipatorios con sus consiguientes proyectos populares, de unidad de los territorios liberados del yugo español, simbolizada con la gesta sanmartiniana, avanzando de sur a norte; y la bolivariana, yendo desde el norte de Nuestra América hacia el sur, iban a terminar frustrados, pudiendo nosotros establecer como uno de los últimos intentos de unificación de la Patria Grande ligados a la primera gesta libertadora, el del Congreso de Panamá (al cual la oligarquía rivadaviana no iba a enviar representantes), donde Bolívar estableciera que “este congreso parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra”[55].
Frustrados decíamos, en tanto el ideal de unidad de Nuestra América, de la gran Patria Grande con que soñaron nuestros libertadores, se iba a terminar, dado el proceso de balcanización (bajo la injerencia de Gran Bretaña y sus consiguientes aliados internos –fundamentalmente las oligarquías portuarias-), en una veintena de países, “todos son vecinos de espaldas, hermanos extraños, que se “desarrollan” hacia fuera. Divididos y enajenados”[56], unos mirando hacia el Atlántico, otros hacia el Pacífico.
Argentina (como los demás países latinoamericanos) hacia fines del siglo XIX, se caracteriza por desenvolverse como apéndice de los centros de dominación imperiales, de los países desarrollados, convirtiéndose en granja de Gran Bretaña, abastecedora de los productos primarios que ésta necesitaba para su industrialización. América Latina aparece así como una Nación inconclusa, por lo cual Jorge Abelardo Ramos manifiesta que “somos un país porque no pudimos integrar una nación, y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos, aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá”[57]
Realizada esta disquisición, volvamos ahora con los forjistas. El nacionalismo de FORJA es popular, en su concepción nación y pueblo siempre van unidos. Sumamos ahora, en línea con la conceptualización de Arregui anteriormente desarrollada, que como tal es un nacionalismo latinoamericano. Desde sus primeras denuncias que se echan a rodar por las calles de la patria, consideramos que se establece que la lucha nacional es parte de la lucha latinoamericana, de esta forma en la declaración de su nacimiento los forjistas argumentan al respecto que: “el proceso histórico Argentino en particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de una lucha permanente del pueblo en procura de su Soberanía Popular, para la realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América”.[58] Ponen de relevancia que la lucha por la liberación nacional está integrada a la lucha por la liberación latinoamericana.
Son dos instancias de la lucha, pero que se dan conjuntamente, no hay una sin la otra. No se comprenden las luchas por la liberación nacional desligadas de las luchas de los demás países latinoamericanos. La emancipación de Nuestra América tiene la misma oposición del imperialismo, y de las oligarquías que son cómplices y beneficiarias del saqueo y la expoliación de nuestros pueblos. Así, pues la lucha emancipatoria Argentina y latinoamericana, solo puede ser realizada, en el ideario forjista, por la acción de los pueblos.
Scalabrini pone en consideración que una vez fracasados los intentos de colonización por la fuerza, por las armas, el imperialismo cambiará sus métodos, y así “más influencia y territorios conquistó Inglaterra con su diplomacia que con sus tropas o sus flotas. Nosotros mismos, argentinos, somos un ejemplo irrefutable y doloroso. Supimos rechazar sus regimientos invasores, pero no supimos resistir a la penetración económica y a su disgregación diplomática”.[59]
Esta lucha por la segunda emancipación implica, asimismo, hundirse, interiorizarse en la historia de nuestros pueblos. FORJA apunta hacia el futuro, la búsqueda de la emancipación nacional, pero teniendo en cuenta que esta encuentra sus raíces en el pasado, que hay una historia de lucha. Los forjistas apuntarán así a ligar las luchas pasadas con las presentes, buscar esos “hilos conductores”, patrones comunes, errores, aciertos, etc. para ser implacables en la lucha.
Ponemos de relevancia aquí que la soberanía popular, se encuentra en la tradición yrigoyenista, de la lucha por el sufragio universal, libre, pero que consideramos que en el caso del forjismo denota una profundidad mayor que el mero voto. En este caso, la idea que sea el pueblo, a través de sus representantes, el que gobierne. Que se confundan patria, pueblo y conducción de los destinos de la misma. Durante cualquier gobierno que no tuviera en cuenta los intereses populares, habría lucha por la soberanía popular. Los forjistas dicen desde Argentinidad: “afirmamos que en América Oprimida la democracia no existe y que la libertad de sus pueblos es una mentira. Para que fuera verdad sería previamente necesaria la existencia de las respectivas soberanías nacionales, que se hallan caducas, consecuencia de la condición colonial de los países” [60]
La unidad latinoamericana se justifica por la historia común, porque son los mismos problemas que atañen a los países del continente, por los profundos lazos culturales, tradiciones compartidas, por necesidad proyectual, porque el imperialismo nos trata como una unidad, para enfrentar a este último, etc. La unidad en tanto lucha contra el imperialismo y la oligarquía por la liberación de los pueblos, pues como entidades separadas no es posible liberarse de la opresión. De esta forma, en uno de los cuadernos de FORJA, los militantes se oponen a los factores disgregadores, establecen: “sostenemos la necesidad de instaurar la unión efectiva de las naciones de América para realizar los actos fundamentales de su emancipación, imposible mientras perdure la desarticulación a que han sido conducidas por la influencia continua de los factores antiamericanos que rigen su política, su escuela, su milicia, su vida religiosa, su comercio y su prensa” [61]. La lucha debe ser conjunta.
FORJA se aleja de la Doctrina Monroe, y sus continuadores, del “América para los americanos” (que más bien era “América para los norteamericanos”), escapa al panamericanismo pregonado por Estados Unidos. América Latina no necesita tutores que le digan qué hacer. De esta forma, en el periódico forjista Argentinidad sostienen al respecto que “no basta con no aceptar la política del panamericanismo. Debemos luchar por la organización de los pueblos oprimidos de América para su liberación y defensa (…) luchamos por la unidad emancipatoria de la América oprimida”.[62] Latinoamérica entonces debe forjar sus propias herramientas y su propio camino hacia la emancipación. Establece Mario Rapoport al respecto que “FORJA tenía vocación latinoamericanista. Consideraba que la realización del destino de la región estaba en la cooperación para liberarse de todo tutelaje político y económico. Por el contrario, el panamericanismo propiciado por los EE. UU. era denunciado como instrumento del “Imperio del Norte”[63].
Resaltamos que si bien veremos muchas veces, en los escritos de FORJA hablar de América en lugar de Latinoamérica, vale la aclaración a qué se refieren por América, que viene dada por los forjistas mismos, en varias oportunidades, Dellepiane por ejemplo argumenta que “creo necesario insistir en que, para nosotros, América comienza en la frontera norte de México. Denunciamos la designación intencionada de América, comprendiendo sólo a los Estados Unidos de Norteamérica, como una táctica del imperialismo frente a la conducta de nuestra América. ¡Nuestra América!”.[64] Scalabrini Ortíz cuando en Historia de los Ferrocarriles publique una parte del primer cuaderno de FORJA, reafirmará que “es preciso decir que la palabra América se emplea en un sentido restrictivo y en la imaginación del autor sólo representa esa fracción del continente que tiene una unidad de idiomas, de razas fundadoras, de religiones, de costumbres y que geográficamente llega hasta el límite de México (…) es urgente que América, la fracción de América expoliada y sojuzgada, establezca indubitablemente sus derechos a la existencia y a la elaboración de su propio destino”[65].
Resuena el libertador José Martí en el final de la frase de Dellepiene. Resalta así la intencionalidad que se da cuando los Americanos del Norte (Estados Unidos) nominan como América su territorio, negando al resto del continente, haciéndolo invisible. Podemos considerar una intencionalidad en los forjistas en llamar América a Latinoamérica, en un “juego de palabras”, en forma adrede. Lo mismo que Estados Unidos pero al revés. América comienza en la frontera norte de México. Los forjistas evidentemente veían que el imperialismo poco interés tenía en la emancipación de nuestros pueblos, más bien nos consideraban como el “patio trasero” de los mismos. Por eso la lucha debe ser de los pueblos latinoamericanos oprimidos.
Hablamos del revisionismo histórico de FORJA en términos generales. Veamos algunas ideas en relación a la historia de nuestros pueblos latinoamericanos que esbozan sus militantes. En algunas ocasiones los forjistas mencionan a Indoamérica, haciendo referencia a los pueblos más antiguos de Nuestra América, “unos y otros, estos aborígenes y aquellos inmigrantes, aportan a la constitución auténtica de nuestras sociedades nobles elementos definidores de la más justa forma de convivencia de hombres y pueblos, como son el amor a la libertad, en lo moral, y en lo económico el sentido solidario, que es su garantía”[66]. Rescata así las tradiciones de los pueblos originarios, al mismo tiempo que el “aporte” o las particularidades que trajeron aparejadas las corrientes inmigratorias a nuestro país. Así, revisando las corrientes profundas en nuestra historia, pone de relevancia las diferentes vertientes en la construcción de la nacionalidad.
Entre otros tratamientos de la historia latinoamericana, podemos ver a Scalabrini Ortíz que va a tratar el tema de la balcanización del continente a la que hicimos referencia, y va a abordar la cuestión de la independencia de Bolivia, la cual la liga a la política porteñista del grupo de Rivadavia, y a la influencia de la diplomacia británica, pone de relevancia así la fragmentación y la frustración del proyecto de unificación del continente.[67] Scalabrini va a indagar en los acontecimientos que llevan a la segregación de la Banda Oriental del Río de la Plata. Lo va a ligar directamente a la estrategia del imperio británico, que vía su diplomacia “va a trabajar en la fundación de un pequeño estado que por su pobreza de recursos estará forzosamente supeditado y que le servirá de base para someter a las más poderosas Provincias Unidas del Río de la Plata”.[68]
Luego de Cepeda, la traición (el tratado de Pilar), la derrota artiguista en Tacuarembó y el exilio del gran caudillo oriental en el Paraguay de Francia, hacia 1821 se crea la provincia Cisplatina, incorporándose a la Provincia Oriental del Uruguay al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarbes. Enjuicia allí Scalabrini la aparición de Manuel J. García y Bernardino Rivadavia, quienes consideraban conveniente la independencia de la Banda Oriental. Hacia 1822 se declara independiente el Brasil quedando bajo su dominio la “nueva provincia”, lo cual ahora disgusta a los británicos, y enciende los ánimos en Buenos Aires para recuperarla. Pero Scalabrini consigna que Manuel J. García actuaba bajo los designios de Lord Ponsomby, vencedor Alvear en Ituzaingó, irá el Ministro a negociar la paz, en la cual entregaba la Banda Oriental, lo que conllevará a la caída de Rivadavia y al ascenso del Coronel Manuel Dorrego (quien había pretendido la anexión de la Banda Oriental y se había opuesto férreamente a Rivadavia). Este último será presionado por los británicos a través de Ponsomby, llevando a la segregación definitiva de la Banda Oriental en 1828. El círculo se cerraba, faltaba el “broche de oro”, Dorrego será derrocado en diciembre del mismo año, y fusilado por “la espada sin cabeza”, Lavalle.
Incluso antes de la declaración constitutiva, a la que hacíamos referencia al iniciar este apartado, iba a resaltar estas ideas en el Manifiesto de los Radicales Fuertes (que fijamos como antecedente de FORJA). Manifestaba la necesidad de “promover la reconquista de la soberanía política (y la económica) de la Nación Argentina y de todas las naciones Latinoamericanas por la anulación absoluta de todas las facultades dadas o reconocidas a todas las instituciones educacionales que no se inspiren en los principios de la Revolución Americana (…) establecer nuevas instituciones, basadas en la colaboración continental y en la seguridad económica y cultural de todos y cada uno de los habitantes”.[69]
Establecen allí además de la unidad de la lucha Argentina con la latinoamericana, la necesidad de reformular las instituciones educativas. FORJA encontraba como antecedente la reforma universitaria de 1918. Piden aquí entonces, en consonancia con aquella, un cambio de raíz de las instituciones educativas (su anulación), que tengan como fundamento para su construcción de conocimiento los principios dados por la revolución de Nuestra América, del desarrollo de la misma como comunidad autónoma. Siendo así, éstas deben crear propias categorías, no deben copiar acríticamente, importar modelos de otras regiones. Al mismo tiempo que deben ligarse a las luchas del pueblo, ser parte de éstas. Nosotros podemos agregar es de destacar la concepción latinoamericanista de la reforma (se enfrenta a una concepción europeísta imperante). Desde su Manifiesto Liminar puede verse que está dirigido a los “hombres libres de Sudamérica”, en que es la “hora americana”. La reforma se extenderá efectivamente por varios países de América Latina. Las distintas federaciones se comprometerán a efectuar propaganda activa para hacer efectivo el ideal del americanismo, procurando el acercamiento de todos los pueblos. Hay una concepción de que tanto los problemas como las necesidades son comunes a todos los países de Latinoamérica.
Para la década del ’30, la reforma universitaria que había buscado la mejora de la enseñanza, la apertura a todas las ideas, el acercamiento a los sectores populares, la unidad latinoamericana, etc. ya está reducida a la izquierda liberal y a los “maestros de juventud”[70]. Jauretche dirá que la Reforma dio mejores frutos fuera de Argentina, pues se vinculó más estrechamente con la realidad del país[71]. Uno de los líderes de la Reforma Universitaria es Víctor Raúl Haya de La Torre, miembro de uno de esos frutos de la reforma que menciona Jauretche, la Alianza Popular Revolucionaria Americana  (APRA). El APRA influirá en el pensamiento forjista, de dos formas: por un lado, por la comunidad de muchas de sus ideas, como la denuncia del colonialismo cultural, la europeización de los intelectuales, la unidad latinoamericana, la lucha contra el imperialismo, son temas que estaban presentes en el ideario aprista y en el forjista, pues los muchachos de FORJA “leyeron atentamente y con entusiasmo la obra de los pensadores apristas”[72]; y por otro, por la cercanía de miembros del APRA con miembros de FORJA, como la relación entre Gabriel Del Mazo y Haya de La Torre[73].
También tejen vínculos con el México revolucionario de Lázaro Cárdenas, y Cuando la política de nacionalización del petróleo y su estructura, por parte del gobierno revolucionario de dicho líder, los muchachos forjistas, como vimos anteriormente, van a considerar que México es un ejemplo a seguir, así Luis Dellepiane sostiene que “la actitud del pueblo revolucionario de México nos coloca frente con nuestro propio deber. Y su primer llamado nos obliga a sostener que nuestra América, -¡América oprimida!- comienza en la frontera norte de México, y que también ese deber nos obliga a nosotros, argentinos, esclavizados a Inglaterra, a buscar con empeño la frontera imprecisa y sinuosa de su imperialismo”[74]. Los demás países de Latinoamérica tienen que tomar el camino emprendido por México.
Los forjistas consideran que en la mantención y profundización de la separación de los pueblos latinoamericanos, estriba el dominio imperialista. Se busca generar discordias, enfrentamientos entre los diferentes países, para que no se avance en el sentido de una nación unificada. A partir de esto dicen: “sostenemos la necesidad de instaurar la unión efectiva de las naciones de América para realizar los actos fundamentales de su emancipación, imposible mientras perdure la desarticulación a que han sido conducidas por la influencia continua de los factores antiamericanos que rigen su política, su escuela, su milicia, su vida religiosa, su comercio y su prensa”[75].  
Liga entonces la emancipación a la unificación, y la imposibilidad de ésta a la balcanización, bajo la intencionalidad del imperialismo. Pero si “hilamos un poco más fino”, encontramos que los forjistas incluyen en el análisis, la influencia de los factores anti-latinoamericanos, azuzados por ciertos sectores a los que les convine la desunión, que se ven beneficiados por la misma. Este anti-latinoamericanismo se hace presente desde la política hasta la prensa, pasando por la escuela, el comercio, etc. Son diferentes instituciones de nuestra sociedad que incrementan y reflejan esos valores. Se encuentran plasmados allí, de ahí la necesidad de la reformulación. Son las diferentes instituciones que van interiorizándose en diferentes sectores sociales, se van “haciendo carne”, estos valores que (en su mayoría) no benefician sus propios intereses.
También van a poner de relevancia los forjistas la intención balcanizadora del imperialismo para el continente latinoamericano, el célebre “divide y reinarás”, donde se busca generar localismos, divisionismos, fortalecer las fronteras nacionales en el sentido de alejarnos de los países hermanos, “azuzar una parcialidad americana contra la restante, enardecer un localismo o una discrepancia, fue método de conquista que nos revela lo histórico y que veremos utilizar constantemente como arma de la explotación europea. Olvidar el problema de los otros es traicionar su propio problema, porque la expoliación sube como una gangrena por el cuerpo americano”.[76] Tender lazos de unidad aparece como tarea fundamental, contra los intereses disgregadores, y para unir es precisa la comprensión, para la cual es necesario el conocimiento profundo del pasado común.
En esto de azuzar las parcialidades, los intereses disgregadores, la guerra del Chaco es un ejemplo concreto, acerca del cual FORJA se expedirá en más de una ocasión. Recordemos que esta guerra se da entre Bolivia y Paraguay, es instigada por dos imperios, mediantes sus compañías petroleras. Así por el lado Boliviano, aparece la Standard Oil (yanqui), y del paraguayo la Shell Mex (anglo-holandesa). Los forjistas establecen: “la guerra del Chaco ha sido incubada y sostenida por: el imperialismo que suplanta la voluntad del Pueblo en la dirección del Estado. Por las oligarquías, que actúan como agentes de las potencias colonizadoras del Continente en tal usurpación; por la rivalidad de intereses que luchan por la posesión del PETRÓLEO”[77]
La defensa nacional, el conocimiento para la misma, los métodos de la defensa continental, que es la defensa nacional de América por excelencia, se encuentra en nuestra historia, y el conocimiento de la misma, en el criterio político y las formas de conducción de nuestros procesos emancipatorios del siglo XIX. A partir de esto, la necesidad de profundizar en nuestra historia, en los lazos que nos unen a los diferentes países latinoamericanos. Rastrear en nuestro pasado los elementos que permiten la defensa común. Esta es parte también de la defensa de los recursos naturales propios de la nación.
Como vemos, es clara la concepción de unidad latinoamericana que profesa FORJA, desde su posición nacional-latinoamericana y democrática, la unidad viene dada por el análisis de que son los mismos problemas, por contenido histórico, y por necesidad proyectual, es decir, los países no podrían liberarse de las ataduras del imperialismo por sí solos, ni tampoco con la asistencia de países ajenos al continente latinoamericano, a los intereses del mismo. Así en un artículo publicado en Argentinidad (cabe resaltar que el Departamento de Estado había reunido en 1938 una conferencia en Lima en vistas del cercano conflicto europeo), argumenta que “no basta con no aceptar la política del panamericanismo. Debemos luchar por la organización de los pueblos oprimidos de América para su liberación y defensa (…) luchamos por la unidad emancipatoria de la América oprimida”[78].


A modo de cierre

Para finalizar, a través de nuestro trabajo pudimos observar cómo durante los infames años 30’s, donde la crisis se hace profunda en la Argentina semi-colonial, emergió desde un subsuelo de la patria, una agrupación que iba a ser uno de los puntales donde se asienta el pensamiento nacional y latinoamericano. Esta Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, a través de su actuación e ideario se iba a diferenciar claramente del nacionalismo reaccionario, pues si bien FORJA es nacionalista, la nación, en su concepción es igual al pueblo, por lo que construye un nacionalismo popular.
FORJA es, sobre todo a través de la pluma de Scalabrini Ortíz, quien “descubre” la injerencia del imperialismo británico en nuestro país. No es en esos años el imperialismo norteamericano el que somete a la Argentina, sino el inglés. En el Manifiesto al Pueblo de la República dado a conocer al poco tiempo de la fundación, en el mismo año 1935, es una denuncia profunda y sistematizada de esta condición dependiente del imperialismo. La denuncia de lo que FORJA llamó el Estatuto Legal del Coloniaje.
Se distanció del nacionalismo oligárquico dijimos, pero al mismo tiempo también se distanciaría del radicalismo, pues como vimos, ante la traición FORJA surge para restituir al radicalismo a su función histórica, como movimiento popular transformador de la realidad. Una vez agotado ese camino, podemos fijar como momento “quiebre” hacia el año 1940, cuando los forjistas levantan la obligación de ser afiliado radical para ser afiliado a FORJA, los forjistas iban dándole a partir de su lucha, de su estudio de la realidad y la historia nacional, un contenido más profundo a su ideario que el mero nacionalismo defensivo de Yrigoyen. FORJA así iba a constituir una de las influencias en el nacimiento del peronismo.
FORJA construyó una herramienta de análisis y acción política genuinamente latinoamericana y argentina, pensada desde y para nuestro país. Conformó una posición nacional-latinoamericana, donde buscaba integrar a todos los sectores enfrentados al imperialismo y a la oligarquía. Formar una voluntad nacional tan potente capaz de derrotar a esta alianza poderosa.
Aquí FORJA piensa en la Argentina como semi-colonia, donde hay una cuestión nacional a resolver, diferencia así los nacionalismos de los países centrales, dominantes, desarrollados, de los nacionalismos de los países del tercer mundo, dominados, coloniales y/o semi-coloniales. De esta forma, con esta posición nacional-latinoamericana lleva a cabo un pensamiento desde los países oprimidos, no importa acríticamente modelos, es una construcción eminentemente latinoamericana.
En este punto, o indagan al pasado, la historia de nuestros pueblos. Buscan allí elementos para la justificación de la unidad, como asimismo para no cometer los mismos errores del pasado. Buscan la trama del sometimiento, y la clave, los puntales donde asentarse para el logro de la emancipación.
No hay en el forjismo, soluciones parciales, la emancipación debe ser integral, debe romper con esta situación semi-colonial. Los muchachos de FORJA, a partir de su análisis e indagación, concluyen que ésta solo puede darse en conjunto con los demás países de Nuestra América, que tienen una historia común, los mismos problemas, tradiciones compartidas, los mismos objetivos de emancipación. Los problemas de los “otros” son nuestros problemas, no tener en cuenta esto es traición. Es en la división de Nuestra Patria Grande en Patrias Chicas donde estriba el dominio del imperialismo, al mismo tiempo que donde se encuentra la posibilidad de su derrota.
La América Latina no debe ser copia de lo europeo, no debe repetir tal cual loro las ideas desarrolladas en dicho continente. Tiene que avanzar en tener su propia voz, en definirse también a partir de las ideas como comunidad autónoma frustrada. Tiene que hacerlo para y desde los latinoamericanos en el idioma que estos entienden. No debe perderse en espejismos europeos o norteamericanos que siempre nos otorgan una imagen desfigurada de lo que en realidad somos.
En los últimos diez años hemos avanzado a pasos enormes en el proceso de re-unificación de la Patria Grande, está en nosotros, no desperdiciar la oportunidad de alcanzar la segunda y definitiva independencia.
               






[1] X Jornadas de sociología de la UBA. 20 años de pensar y repensar la sociología. Nuevos desafíos Académicos, científicos y políticos para el siglo XXI 1 a 6 de Julio de 2013. Mesa: Nº 2: Sociologías Latinoamericanas





[1] Cuaderno de FORJA Nº 1. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 31.
[2] Ibídem, pp. 32.
[3] Volante FORJA El Chaco y el Petróleo. S. f.  En Ibídem, pp. 178.
[4] Jauretche, Arturo. (2004). El Medio Pelo en la Sociedad Argentina (apuntes para una sociología nacional). Buenos Aires: Corregidor.
[5] Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Tomo 2. Buenos Aires: Colihue.
[6] Las fuerzas que se disputan la presidencia son una alianza entre radicales anti-personalistas y socialistas independientes, con la fórmula Agustín Justo-Julio Roca (hijo); y por el otro lado, una alianza entre el socialismo y el Partido Demócrata Progresista, con la fórmula De la Torre-Repetto. Finalmente, fraude mediante, será elegido en la primera magistratura Agustín P. Justo (obteniendo 234 electores contra 124 de la otro fórmula). Así el acuerdo entre los socialistas y los demo-progresistas “no ha hecho más que legitimar el triunfo de la reacción”. Galasso, Norberto. (2001). El golpe militar del 6 de septiembre. En Cuadernos para la Otra historia. Nº 19. Buenos Aires: Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, página 28.
[7] Ramos, Jorge Abelardo. (1984). La factoría pampeana, 1922-1943. En Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Tomo III. Buenos Aires: Galerna, página 155.
[8] Ambas frases son extraídas de Rosa, José María. (1980). Historia Argentina. Orígenes de la Argentina contemporánea. Década infame (1932-1943). Tomo 12. Buenos Aires: Oriente.
[9] Horacio Giberti coincide en que el año 1932 fue el más bajo desde 1921. Giberti, Horacio C. E.. (1970). Historia económica de la ganadería Argentina. Buenos Aires: Hyspamérica.
[10] Rapoport, Mario. (2012). Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003). Buenos Aires: Emecé, página 211.
[11] Galasso, Norberto. (2011). Op. Cit.
[12] Galasso, Norberto. (2001). Op. Cit.
[13] Jauretche, Arturo. (1992). El Paso de los Libres. Relato gaucho de la última revolución radical. Buenos Aires: Corregidor. Jauretche le enviará el escrito a Homero Manzi, quién se lo hace llegar a Borges que lo prologará en su primera edición. Borges sostiene, entre otras cosas que “no en vano he mencionado ese nombre. El Paso de los Libres está en la tradición de Ascasubi –y del también conspirador José Hernández. La adecuación de la manera de esos poetas al episodio actual es tan feliz que no delata el menor esfuerzo. La tradición, que para muchos es una traba, ha sido un instrumento venturoso para Jauretche. Le ha permitido realizar obra viva, obra que el tiempo cuidará de no preterir, obra que merecerá –yo lo creo- la amistad de las guitarras y de los hombres”. Prólogo Borges, página 24. No debe sorprendernos el prólogo de Borges, pues aunque aquí esté quemando sus últimos cartuchos reivindicativos de “lo popular”, en su años de juventud ha resaltado la figura de Rosas, de Yrigoyen, hasta de Facundo Quiroga, la gauchesca, el suburbio porteño, etc. Ese Borges que se puede ver en “Fervor de Buenos Aires”, “Cuadernos de San Martín”, “Luna de enfrente”, “El idioma de los argentinos”, “Inquisiciones”, “El tamaño de mi esperanza”. Véase, Galasso, Norberto. (1995). Borges, ese desconocido. Buenos Aires: Ayacucho. Asimismo véase del mismo autor, Galasso, Norberto. (2012). Jorge Luis Borges. Un intelectual en el laberinto semi-colonial. Buenos Aires: Colihue.  La segunda edición será prologada por un personaje bien diferente, a saber: Jorge Abelardo Ramos.
[14] El sentido argentino del 29 de diciembre de 1933. Radicales de la revolución y radicales de la entrega. En Argentinidad. Año 1, Nº 2. Diciembre de 1938.
[15] Hernández Arregui, Juan José. (2004). La formación de la conciencia nacional. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente), página 229.
[16] Todas las citas son de Rosa, José María. (1980). Op. Cit., página 63.
[17] Torres, José Luis. (1973). La década infame. 1930-1940. Buenos Aires: Freeland.
[18] Las citas de las canciones son extraídas de Discépolo, Enrique Santos. (2009). Tangos de Discépolo. En ¿A mí me la vas a contar? Discursos a Mordisquito. Buenos Aires: Terramar.
[19] Galasso nos da las estadísticas de suicidios que nos permite corroborar el incremento de los mismos en la década del ’30, siendo su pico más alto el año 1932. Galasso, Norberto. (1995). Discépolo y su época. Buenos Aires: Corregidor.
[20] Hernández Arregui, Juan José. (2004). Nacionalismo y liberación. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
[21] Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano. Norberto Galasso plantea al respecto que uno de los máximos ideólogos de FORJA, Scalabrini Ortíz, lee a Marx, Lenin, Trosky, y que en el centro de su pensamiento se encuentra la cuestión nacional, la diferencia entre países oprimidos y opresores, entre otras categorías marxistas (y de sus continuadores). De todas formas Scalabrini no habla en sentido de clases sino de masas, oprimidos, pueblo. Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue.
[22] Jauretche, Arturo. Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo, página 29.
[23] Manifiesto de los Radicales Fuertes. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 51.
-[24] Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit.
[25] Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., página 68.
[26] Declaración de FORJA. 16-8-1941. Citado en Galasso, Norberto. (2003). Jauretche y su época. De Yrigoyen a Perón, 1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor, página 393.
[27] Jauretche, Arturo. (2008). Política nacional y revisionismo histórico. Buenos Aires: Corregidor, página 16
[28] Jauretche, Arturo. (2008). Política nacional y revisionismo histórico. Buenos Aires: Corregidor, página 84.
[29] Ramos, Jorge Abelardo. (1961). Crisis y resurrección de la literatura argentina. Buenos Aires: Coyoacán.
[30] Nota en Forjando. 17-11-1941. Citado en Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., página 395.
[31] Discurso de Jauretche, 29/6/42. En Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., página 312.
[32] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra, página 7.
[33] Originalmente conferencia FORJA 1937. Reproducida en Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Ibídem, pp. 228.
[34] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Ibídem, pp 31.
[35] Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., páginas 57 y 59.
[36] Jauretche, Arturo. (1976). Ibídem, pp. 35.
[37]Scalabrini Ortíz, Raúl. (2009). Cuatro verdades sobre nuestra crisis. Buenos Aires: Lancelot, página 50. Originalmente en La política de cambios, salarios y créditos, instrumenta el coloniaje argentino (1941).
[38] Declaración de FORJA. 18-9-1942. Citado en Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., páginas 411-412.
[39] Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 229.
[40] Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., páginas13-14. Los subrayados son nuestros.
[41] Realizamos un análisis más profundo al respecto en Godoy, Juan. (2012). La FORJA de un puente entre dos movimientos nacionales. La Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), eje entre el yrigoyenismo y peronismo. II Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano. Realizado por el Centro de Investigaciones en Pensamiento Político Latinoamericano, en la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo. (UPMPM). En prensa.
[42] Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., página 289. Subrayados nuestros.
[43] Hernández Arregui, Juan José. (2004). Op. Cit.
[44] Manifiesto al Pueblo de la República, 2 de septiembre de 1935. Reproducido en Cuaderno de FORJA Nº 10, 11 y 12. Noviembre de 1939. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 403.
[45] Godoy, Juan. (2012). FORJA, y su denuncia al imperialismo británico en el Manifiesto al Pueblo de la República. Especial por el aniversario de la fundación de FORJA. Disponible en elortiba.org. 29 de junio 2012.
[46] Scenna, Miguel Ángel. (1983). Op. Cit.
[47] Manifiesto al Pueblo de la República, 2 de septiembre de 1935. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 426.
[48] Ford, Aníbal. (1971). Homero Manzi. Buenos Aires: CEAL, página 32.
[49] Jauretche. Las dos caras del liberalismo argentino: progreso y anti-progreso. Serie de artículos publicados en la revista “Imagen del país” entre mayo y noviembre de 1967. En Jauretche, Arturo. (2010). Escritos inéditos. Buenos Aires: Corregidor.página 203. El subrayado es nuestro.
[50] Galasso, Norberto. (2008). Op. Cit., página 188.
[51] Hemos tratado el tema en Godoy, Juan. (2013). La unión latinoamericana en el ideario forjista. Febrero 2013. Cuadernos Centro de Estudios Hernández Arregui.
[52] Galeano, Eduardo. (2005).  Las venas abiertas de América Latina. Buenos Aires: Catálogos. Para un tratamiento detallado de la rebelión de Tupac Amarú, véase Lewin, Boleslao. (1957). La rebelión de Tupac Amarú y los orígenes de la emancipación americana. Buenos Aires: Hachette. Este autor sostiene que la de Tupac Amarú fue la más grande rebelión que sufrieron los colonizadores y que los puso en jaque, por los aproximadamente seis meses que duró.
[53] Escurra, Daniel. (2006). Nuestroamericano. La dimensión regional en la identidad política de la revolución. En ¡Libertad, muera el tirano!. El Camino a la independencia de América. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo.
[54] Para un tratamiento pormenorizado de la revolución haitiana, véase Martínez Peria, Juan Francisco.  (2012). ¡Libertad o muerte! Historia de la Revolución Haitiana. Buenos Aires: Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
[55] Bolívar, Simón. (2009). Doctrina del libertador. Caracas: Biblioteca Ayacucho, página 329.
[56] Methol Ferré, Alberto. Geopolítica de la Cuenca del Plata. El Uruguay como problema. Buenos Aires: Peña Lillo, página 41.
[57]Ramos, Jorge Abelardo. (1986). Las masas y las lanzas. En Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Tomo I. Buenos Aires: Hyspamérica, página15.
[58] Declaración FORJA 29/6/35. En Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., página 87.
[59] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Op. Cit., página 43.
[60] Conferencia de Lima. Posición radical de FORJA. En Argentinidad. Año 1, Nº 2. Diciembre de 1938.
[61] Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12 (publicados conjuntamente en la edición original).En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 381.
[62] Artículo en Argentinidad. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 249.
[63] Rapoport, Mario. (2012). Op. Cit., página 204.
[64] Cuaderno de FORJA Nº 9. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 354.
[65] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2006). Historia de los ferrocarriles argentinos. Con un apéndice de la Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot, página 17.
[66] Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 382.
[67] Galasso, Norberto. (2008). Op. Cit.
[68] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Op. Cit., página 92.
[69] Manifiesto de los Radicales Fuertes. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., páginas 50-51.
[70] Rosa, José María. (1980). Op. Cit.
[71] Jauretche, Arturo. (2004). Los Profetas del Odio y la Yapa. Buenos Aires: Corregidor.
[72] Scenna, Miguel Ángel. (1983). Op. Cit., página 103.
[73] Scenna refiere que se diferenciaban en que el APRA basaba su crítica al imperialismo norteamericano, mientras que FORJA hacía lo propio con el inglés. Coincidimos en que fueron movimientos paralelos y no uno consecuencia del otro. Finalmente se distanciarán por diferencias en sus posiciones en torno a la Segunda Guerra Mundial. Scenna, Miguel Ángel. (1983). Op. Cit.
[74] Cuaderno de FORJA Nº 4. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 218.
[75] Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 381
[76] Cuaderno de FORJA Nº 1. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 31.
[77] Volante FORJA El Chaco y el Petróleo. S. f.  En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 178.
[78] Mala suerte de palabras buenas – Democracia – Nacionalismo. En Argentinidad.



Bibliografía Citada

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