La
FORJA de una posición nacional-latinoamericana y el papel de la cuestión
nacional en el forjismo. Por Juan Godoy[1]
“América no tiene voz genérica porque lo que asume esa
representación es una impostura de que se valió lo europeo”.[1]
“Lo americano es temblor de idea que junta nuestra tierra
y nuestro cielo. Lo americano es lo constantemente presente, no lo fenecido. Es
lo que está llegando, no lo que pasó. Es lo que haremos, no lo que hicimos”.[2]
Los pueblos de
América, vinculados por identidad de origen y de ideales, no deben permanecer
aislados unos de otros, ante la actual convulsión universal, sino congregarse a
efecto de uniformar opiniones y coordinar en lo posible el pensamiento común”[3]
Los años infames y la emergencia de FORJA
La
crisis del ’29 golpeó duramente a la Argentina semi-colonial, con su economía
dependiente de Gran Bretaña. Ésta iba a servirle tanto al nacionalismo
oligárquico, reaccionario representado por José F. Uriburu, como a la
oligarquía agropecuaria, pro-británica, representada por Agustín P. Justo para
contribuir al clima desestabilizador con respecto al yrigoyenismo. Finalmente,
el 6 de septiembre de 1930 se daba, a través de un golpe de estado, por
terminado el gobierno de “El Peludo” Yrigoyen, imposibilitando la sanción de la
nacionalización de toda la estructura de los hidrocarburos en nuestro país.
Como se ha dicho en reiteradas ocasiones, aunque existen otras causas también
(quizás más importantes) el golpe del ’30, “tuvo olor a petróleo”.
Ni
bien dado el golpe, serán esas dos tendencias que confluyen en el derrocamiento
del radicalismo, las que comiencen un enfrentamiento entre sectores dominantes.
Es decir, eran esas las dos tendencias pretendían hacerse cargo de la
conducción de la nación: la de Uriburu, que con escaso apoyo en la población
civil, pero con apoyo de sectores militares, pretendía suprimir la estructura
política y jurídica tradicional, encarnaba un proyecto corporativo. Estos son hijos
de funcionarios, senadores, gobernadores (sobre todo de las provincias del
interior), como por ejemplo Lugones, Rojas, Gálvez, etc. A decir de Arturo
Jauretche, “los primos pobres de la
oligarquía”[4]. La otra
tendencia, la de Justo, buscaba la vinculación con diferentes partidos
“democráticos”, el mantenimiento de la Ley Sáenz Peña, pero con la intención
clara de violarla, la idea es darle un “contenido democrático” al gobierno
ilegítimo, con la exclusión del movimiento mayoritario, el radicalismo
yrigoyenista[5].
La
disputa se terminará saldando cuando Agustín P. Justo, por medio de elecciones
fraudulentas, se haga de la Primera Magistratura[6].
Ramos sintetiza esta tensión al interior del golpismo (y haciendo un parangón
con el devenir de la historia argentina), argumentando que los padres estaban
demasiado viejos para cambiar, de modo que cambiaron los hijos, y éstos “se harán “nacionalistas” de un nacionalismo
aristocrático y conspirarán con Uriburu, creyendo candorosamente que el anciano
general es el hombre del destino (…) El padre, viejo zorro incrédulo y mañoso
esperará confiado en su casa hasta que las cosas vengan suavemente a sus manos
firmes (…) si los hijos de los senadores se hicieron nacionalistas, comenzaron
su carrera haciendo una revolución para otros. Esto último, según se verá, no
era un error sino más bien una enfermedad incurable”[7].
No
abordamos el tema en profundidad, como tampoco el posicionamiento de la
izquierda liberal que legitima el Régimen, pues no es el objeto de la presente,
solo pretendemos contextualizar mínimamente los años que van a dar lugar a la
emergencia de FORJA. Por entonces, el radicalismo se encontraba proscripto, y
había proclamado tiempo antes la abstención revolucionaria (el 25 de octubre
1931 luego que el gobierno vetara la fórmula Alvear-Güemes).
El
“mecanismo de relojería” que venía armando la oligarquía argentina desde los
años de Bartolomé Mitre, la Argentina semi-colonia británica, de cara al
Atlántico, de espaldas al Continente Latinoamericano, con su economía
dependiente, abastecedora de materias primas, e importadora de los productos
manufacturados, se ve desbaratado fruto de la crisis del ’30. Pero, nuestra
oligarquía, ávida en la entrega de la Patria al imperialismo no tardará en
volver a la sumisión a Su Majestad Gran Bretaña.
Así,
como fruto de la crisis del ’29 y el Pacto de Ottawa por el cual Inglaterra
compraba menos carnes a la Argentina, al privilegiar a sus colonias propiamente
dichas (Nueva Zelanda y Australia), el gobierno argentino enviará una misión a
dicho país a negociar los “términos de la entrega”. No es exagerado esto que
sostenemos, como se nos podría decir, pues en la misión que lleva por cabeza al
hijo del dos veces Presidente de la República, “julito” Roca, se van a decir
frases deleznables de boca de los representantes argentinos como la de Martiniano
Leguizamón (argentino, abogado de FFCC británicos): “la Argentina se parece a un importante dominio británico”. O bien
la del propio vice-presidente Roca: “la Argentina (…) desde el punto de vista
económico, es una parte integrante del Imperio británico”.[8]
Nada
bueno para el pueblo argentino podía salir del acuerdo llevado a cabo por estos
“representantes” de la nación. Así fue, el economista Mario Rapoport hace
referencia al pacto Roca-Runciman, y explica, en resumen que éste “aseguraba una cuota de carne enfriada en el
mercado inglés (en un monto un 10% menor que la cantidad importada hasta junio
de 1932, la más baja de los últimos años[9]), e
Inglaterra concedía una participación a los frigoríficos nacionales para la
exportación de carne argentina mediante una cuota del 15% que tardó varios años
en poder hacerse efectiva (agregamos que este 15% es para los frigoríficos
que no persigan afán de lucro). A cambio,
Gran Bretaña lograba diversas medidas que favorecían los intereses británicos.
Así, por ejemplo, se garantizaba, a través del mecanismo del control de
cambios, la cantidad de divisas necesarias para hacer frente a las remesas
corrientes al Reino Unido en volumen igual a las ventas de productos argentinos
hacia aquel país (…); se asumía el compromiso de tratar de una manera
“benevolente” –O sea, en forma preferencial- las inversiones inglesas; y se
aceptaba no incrementar los aranceles sobre algunas importaciones británicas,
como el carbón, e incluso reducir los aranceles para otros productos de ese
origen”.[10]
En
fin, nuestro país se ubicaba en la posición que solo beneficiaba a la
oligarquía, como país semi-colonial, dependiente y sumiso a la economía del
imperio británico. No obstante, para sorpresa, la entrega no culminaba en los
acuerdos formales que se firmaron en Londres, sino que como parte
secreta del pacto, se acuerda la creación del un Banco Central mixto, así
como una Coordinación de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires. Ambos
beneficios para el imperio británico[11].
En el radicalismo de
esta primera mitad de la década del ’30, se iban a producir disputas internas e
importantes acontecimientos. Ya mencionamos que había proclamado la abstención
revolucionaria. Esta era una abstención activa, que procuraba, al mismo tiempo
que se oponía a la “pantalla electoral”, retornar al poder, o lograr elecciones
“limpias”, mediante sucesivos levantamientos cívico-militares. El primero se
desata a poco más de tres meses de producido el golpe de Uriburu. Estalla en
las guarniciones Córdoba, fracasa. Al poco tiempo, en febrero de 1931, el
General Severo Toranzo lidera una insurrección que no llega a iniciarse. En
julio de 1931 se amotina el Coronel Gregorio Pomar en el Litoral, y en agosto
se produce otro levantamiento en Tucumán. En el ’32, con el apoyo de Yrigoyen, se
lanza otro intento insurreccional comandado por el Coronel Cattáneo, el cual es
descubierto por la explosión en un barrio porteño de explosivos que iban a ser
utilizados[12].
Un
párrafo aparte merece el levantamiento de Paso de los Libres, por ser un antecedente
directo del surgimiento de FORJA. Este comenzaba con un pasaje por el Río
Uruguay desde Brasil a Paso de los Libres en Corrientes. La insurrección tenía
ramificaciones en todo el país, como Santa Fe, Buenos Aires, San Luis. En ésta
están comprometidos varios hombres que luego formarán parte de FORJA. El
levantamiento va a ser derrotado. Arturo Jauretche (desde la prisión) dejará un
poema en la senda de la gauchesca que relata el levantamiento, éste es, a
saber: El Paso de los Libres[13].
En el aniversario de dicho levantamiento, los forjistas expresan en Argentinidad que “FORJA nació en aquella jornada. Su constitución formal vino después.
Pero el programa radical, único programa radical que tiene el país, de aquella
revolución es el programa de FORJA, el programa de aquella revolución no es el
patrimonio de un partido político”[14]. Como
veremos FORJA basó su posición más allá de la pertenencia radical, en una posición nacional.
Por
otra parte, el partido radical se había reunificado en la “Junta del City” bajo
la figura del “galerita” Alvear, representante del sector conservador del
radicalismo. Es este sector, con Yrigoyen ya muerto hacía año y medio, el que
claudicaría en diciembre de 1934, al levantar la abstención. Esto venía a
legitimar el proyecto británico firmado en el Pacto Roca-Runciman. Hernández
Arregui sostiene al respecto que “al
levantarse la abstención en 1935, en cumplimiento del plan británico, el
radicalismo entró en su descomposición final”.[15]
Es de esos días el surgimiento del Movimiento de Continuidad Jurídica, donde
encuentran expresión varios de los personajes que conformarán FORJA, desde
donde se oponen a la conducción de Alvear.
Es
en el momento de la posibilidad del levantamiento de la abstención, cuando ve
la luz el Grupo de Radicales Fuertes,
que darían a conocer un manifiesto “Vocación Revolucionaria del Radicalismo”
donde enjuician el levantamiento de esta bandera yrigoyenista y al gobierno de
Justo. La prensa oligárquica se manifiesta a favor del levantamiento, de esta
forma La Nación del 3 de enero de 1934 sostiene “la decisión (…) expresa un movimiento de cordura patriótica (…)
equivale implícitamente a reconocer que la nación se encuentra en situación de
completa normalidad institucional”. Mientras que el diario de Gainza Paz (aquel
que se había regocijado por la muerte de
Yrigoyen –murió un ex comisario de Balvanera-, y que sería expropiado años más
tarde por Perón), manifiesta el mismo día, que el levantamiento “satisface los mejores augurios populares
(…) la equivocada postura de la abstención ha sido vencida por el buen
criterio”. Por último el Buenos Aires
Herald de la misma fecha afirma que “regreso
del hijo pródigo (…) prueba del retorno del sentido común”.[16]
Estos
ignominiosos años de infamia que José Luis Torres denominara como Década Infame[17],
y Enrique Santos Discépolo retratara en sus tangos, como el famoso Cambalache,
del mismo año del Pacto Roca-Runciman, o Yira, Yira, “cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao (…) verás que todo
es mentira, verás que nada es amor (…) cuando manyés que a tu lado se prueban
la ropa que vas a dejar”, ¿Qué sapa señor?, o Tres esperanzas “no doy un paso más, alma otaria que hay en
mí, me siento destrozao, ¡murámonos aquí! (…) no ves que estoy en yanta, y
bandeao por ser un gil… Cachá el bufoso… y chau… ¡vamo’ a dormir!”[18], por
recordar algunos. Época en que los diarios se alimentan de suicidios todos los
días, ya sea de famosos como Alfonsina Storni, Horacio Quiroga, Lisandro de la
Torre, Leopoldo Lugones, etc. o anónimos que hundidos en la desesperanza y la
miseria como en el tango de Discépolo deciden quitarse la vida[19].
Durante
esa noche de entrega, un 29 de junio de 1935, en un sótano de la calle Corrientes 1778 iba a fundarse la Fuerza de
Orientación Radical de la Joven Argentina. Venían estos jóvenes, entre los que
se encontraban Arturo Jauretche, Homero Manzi, Manuel Ortíz Pereyra, Luis
Dellepiane, Gabriel Del Mazo, etc., a denunciar la entrega de la nación a las
garras del imperialismo, al mismo tiempo que a enjuiciar la conducción
alvearizada del radicalismo a manos del sector conservador, “galerita”,
liderado por Alvear. Retomar la senda del yrigoyenismo consecuente será el
objetivo, durante el cumplimiento del cual los forjistas descubrirán los
pilares donde se asienta la dominación, y la imposibilidad de ser nación, que ésta
se desenvuelva en todas sus fuerzas, para así lograr la justicia social,
justamente por la dominación imperialista. Allí, entonces, FORJA construirá un
ideario que va a “rebasar” los moldes del radicalismo yrigoyenista, y va a
penetrar profundamente en el desarrollo de la conciencia nacional, que no es
más que la lucha del pueblo argentino por su liberación.
FORJA, posición
nacional y cuestión nacional en la Argentina
La
cuestión nacional ha tenido sendos
debates en la historia de las luchas por la emancipación nacional, desde los
aportes de Lenin, Trosky, las discusiones de la 3ra. y 4ta. internacional, las
discusiones en nuestro país entre el internacionalismo abstracto de Juan B.
Justo, y el anti-imperialismo latinoamericano de Manuel Ugarte, por citar un
ejemplo, o bien todo el desarrollo de la denominada izquierda nacional a partir
de fines del año ’45.
Esta cuestión
nacional va a atravesar toda nuestra historia a partir de la conformación de la
etapa imperialista. Así, Juan José Hernández Arregui se ocupó de la cuestión.
Argumenta el escritor de “imperialismo y cultura” que término nacionalismo no
es unívoco, y realiza una diferenciación
de los nacionalismos en los países desarrollados, de los nacionalismos en los
países denominados del “tercer mundo”, considera que entre nacionalismo y marxismo
no hay incompatibilidades. Nuestro autor, está teniendo en cuenta la existencia
de una cuestión nacional, y está pensando desde la perspectiva de los países
coloniales, oprimidos. Al mismo tiempo Arregui pone de relevancia la
importancia de dar cuenta acerca de qué sector social lo proclama o rechaza.
A partir de esto, define
un nacionalismo defensivo y uno expansivo, va a resaltar aquí que los
países centrales en un comienzo fueron nacionalistas defensivos, para una vez
desarrollados convertirse en expansivos (no debe confundirse este nacionalismo
defensivo de los países centrales con el nacionalismo de, por ejemplo, Yrigoyen
que no propugna el desarrollo industrial). Asimismo diferencia un nacionalismo reaccionario de un nacionalismo revolucionario. Ponemos de
relevancia que aquí destaca que el nacionalismo reaccionario, en su mayoría,
van a buscar soluciones basándose en esquemas europeos. El nacionalismo en los
países atrasados aparece como lucha por la libertad. También define la nación como un ámbito geográfico,
jurídicamente organizado, unido por valores materiales y espirituales, una
lengua, un pasado común, y un territorio (condición que considera excluyente),
la nación es un desenvolvimiento constante, donde estos elementos se
interrelacionan en una totalidad viva. Destacamos asimismo que va a sostener
que los nacionalismos en los países de Latinoamérica no deben ceñirse a la
conservación de naciones segregadas, sino que deben tender a restablecer una
totalidad más amplia[20]. Está en juego aquí
entonces la condición semi-colonial de la argentina.
Los patriotas
forjistas iban a construir una herramienta de análisis, y acción política que
diera cuenta y que sirviera a un país como el nuestro. FORJA fue un movimiento
profundamente original y nacional. No tomó esquemas realizados en y para otras
latitudes en forma acrítica, no basó su ideario ni en el liberalismo, ni en el
marxismo (en este caso si hay alguna influencia es individual, no como
agrupación[21]) o el fascismo. Más
bien los muchachos de FORJA procuraron la elaboración de un esquema propio, que
tuviera en cuenta las particularidades de nuestra nación, como país
latinoamericano, semi-colonial, en el cual no ha habido un proceso de
industrialización que desarrolle al mismo, etc. En palabras de Arturo Jauretche
FORJA “comprende oportunamente que su
tarea fundamental es aportar al pensamiento argentino el método y los modos de
conocer nuestra realidad y señalar los rumbos necesarios de una política
nacional”[22].
Como decíamos, FORJA
no se basó en sus análisis en el esquema marxista, si bien algunos de sus
miembros pudieron tener relación con dicha teoría, la influencia fue
individual, no a nivel de la agrupación. El pensar era exclusivamente desde
esquemas argentinos, nacionales, la conformación de un conjunto de herramientas
para hacerlo. Por lo cual FORJA descartó
el análisis de la historia Argentina como la
lucha de clases, adoptó en cambio, un esquema de análisis que propugnaba
más bien la unidad vertical de todos
los sectores enfrentados a la oligarquía y al imperialismo, para lograr la emancipación nacional. En la
concepción de FORJA, la cuestión pasa por buscar puntos de coincidencia, que se
basan en los intereses de la nación y el pueblo, fijar una acción común en base
al análisis de los problemas concretos.
Asimismo
FORJA no va a caer en lo que podríamos denominar como “anti-militarismo
abstracto” que basa su posición en denostar todo lo que venga de las fuerzas
armadas, y va a avanzar en el análisis de las fuerzas militares. Desde su
perspectiva argumentará que hay una línea dentro del ejército que sustenta una
política nacional, sosteniendo, al mismo tiempo, que fueron más los militares
que se han arriesgado, en diferentes levantamientos hasta que se salió de la
abstención revolucionaria (y activa), en los últimos años que los políticos.
Recordemos que la referencia es a los levantamientos yrigoyenistas posteriores
al golpe septembrino. Así sustentan la posibilidad de la alianza estratégica del pueblo
y el ejército, alianza que se iba a
dare con el advenimiento del peronismo. En el Manifiesto de los Radicales Fuertes, como vimos uno de los
antecedentes directos de FORJA, se sostenía que era necesario “restituir al ejército la integridad de la
misión que le asignara San Martín, de defender la soberanía nacional”.[23]
Entonces rescata una tradición de lucha
popular, plebeya de las fuerzas armadas, no ligada necesariamente al oficio,
que encuentra su origen en las luchas emancipadoras de nuestro continente a
principios del siglo XIX, incluso en el pueblo que luchó en la invasión inglesa
1806-1807, en los que lucharon junto a los caudillos populares, alzados contra
la prepotencia porteña. Las armas son de puestas en manos de una porción de
pueblo para la defensa y el logro de los objetivos nacionales. No obstante lo
cual, no implica que los forjistas critiquen cuando las fuerzas armadas se
aparten de las causas nacionales y populares. Resaltamos así que no es el rescate
de toda la tradición de las fuerzas armadas, sino de una línea al interior de
las mismas.
Así, lo que hacen los
forjistas es seguir la máxima de Simón Rodríguez “o inventamos, o erramos”. Se trata de crear, de inventar por parte
de los pueblos oprimidos sus propios caminos para la liberación, sin copiar por
“modas intelectuales”, sin encandilarse con las “luces de la civilización”, no
fijando sendas ajenas a la capacidad creativa de las masas. Aquí no hay rechazo
de lo generado en otras latitudes y en otros tiempos, como ya dijimos, hay
creación genuina, que puede tomar esas ideas, pero en tanto éstas contribuyan
al entendimiento, a la emancipación, no importar ideas acríticamente porque
fueron realizadas por países desarrollados. Es más, justamente por eso, por
haber sido realizadas en naciones con características disímiles a las nuestras
es que no se puede tomar estas ideas sin tener el debido cuidado al hacerlo. No
niega a Europa. Los forjistas pretenden utilizar las doctrinas e ideologías,
pero no ser usado por éstas[24]. Los problemas
argentinos deben ser enfrentados con criterio argentino, generar categorías nacionales, así FORJA buscó “dirigir el pensamiento nacional hacia los
hechos concretos y sus implicancias económicas sociales y culturales propias,
para tratar de contribuir a la elaboración de un pensamiento propio”.[25]
Esta posición nacional se vincula estrechamente con la nación, con sus intereses, teniéndolos
como los intereses de las mayorías populares, se confunde con la patria. Apunta
a ser
un
pensamiento exclusiva y genuinamente argentino que se oriente hacia fines
nacionales. Se posiciona entonces lejos de la mera “lógica partidaria”, acá no
importan los partidos, quien pregone tal o cual ideal, si éste se dirige a los
intereses nacionales, que son los intereses populares. Los forjistas al
respecto proclaman que “al espíritu
colonial de entrega, se opone equivocadamente un espíritu colonial de rebelión.
FORJA que, por primera vez en nuestra historia, estudió la raíz de nuestros
problemas y denunció las formaciones extranjeras que se oponen a la unidad
fundamental de la Nación, toma también para sí la tarea de orientar
paulatinamente la rebelión de nuestra juventud, hasta encauzarla en la línea
más amplia de nuestra tradición, honrada y patrióticamente practicada, para
darle así la eficacia de acción de que ahora carece. FORJA cree que sólo del
pueblo argentino, de la masa innumerable sin voz y sin más conocimiento que la
certeza de sus propias dificultades, puede surgir la salvación entera de la
nación”.[26] En esta declaración de 1941, los
jóvenes forjistas sostienen la necesidad de buscar en nuestro pasado, en
nuestra historia los puntales que nos ayuden a entender el presente y a no
cometer los mismos errores. Buscar en las masas populares, en sus rebeliones,
en las tradiciones, en la cultura nacional los caminos que nos permitan llegar
a fundamentos propios para la acción. No hay “iluminismo” en estas ideas, más
bien se trata de la construcción conjunta con el pueblo en lucha. No hay
revisionismo histórico como mera “cuestión arqueológica”, sino que se busca la
orientación para la aplicación de una política nacional.
Años
más tarde, Arturo Jauretche pondrá estas ideas que comenzaron con FORJA, en un
libro acerca de la temática del revisionismo histórico, y dirá al respecto que “no es pues un problema de historiografía,
sino de política: lo que se nos ha presentado como historia es una política de
la historia, en que ésta es solo un instrumento de planes más vastos destinados
precisamente a impedir que la historia, la historia verdadera, contribuya a la
formación de una conciencia histórica nacional que es la base necesaria de toda
política de la Nación. Así, pues, de la necesidad de un pensamiento político
nacional ha surgido la necesidad del revisionismo histórico”[27]. Pues “No hay
política nacional sin historia revisada, porque el cipayo y el vende patria son
consecuencias lógicas y hasta prestigiosas en una historia que ha condenado la
política nacional y glorificado la sumisión al extranjero”[28]
Para comprender mejor
lo que venimos desarrollando, debemos sostener que los forjistas están pensando
en que la Argentina es una semi-colonia de Gran Bretaña, tal como
lo venimos analizando. En éstas, no son necesarias las armas como en las
colonias propiamente dichas, no se encuentra el ejército de ocupación. Aquí los
mecanismos son “más sutiles”, hace mella en estos países el aparato de colonización pedagógica que
no permite el estímulo a la conciencia nacional.[29]
Hay entonces, a
diferencia de las naciones que ya cumplieron con su revolución
democrático-burguesa y son desarrolladas, una cuestión nacional a resolver: “el problema de los países plutocráticos es
un problema puramente interno, entre nosotros está vinculado a la existencia de
una soberanía nacional auténtica. Necesitamos liberar a la nación para
liberarnos dentro de ella”.[30] Existe
así una cuestión nacional a resolver, en los países desarrollados
el problema es meramente interno, en cambio en los oprimidos, existe la
cuestión vinculada a la soberanía
nacional. Es necesaria la liberación
nacional para liberarse dentro de la misma. No hay “etapismo” en la
concepción de FORJA, sino que la lucha por la liberación nacional es al mismo tiempo la lucha por la justicia social.
Esta
concepción de abordar desde un criterio
argentino los problemas nacionales, la ligan los forjistas a la entrega de
la economía nacional al imperialismo (británico), y a la alianza de la
oligarquía local al mismo. De esta forma, establecen una íntima relación entre
el aspecto económico, político y cultural. En un discurso por el aniversario de
la fundación de FORJA en el año ’42, Arturo Jauretche argumenta que “desentrañando la trama de nuestro coloniaje
económico, que fue nuestra primer tarea, descubrimos que él se asentaba sobre
el coloniaje cultural. Descubrimos que ambos coloniajes se apuntalan y
conforman recíprocamente, pero que si el coloniaje económico daba los puntos de
apoyo cultural, éste era, a su vez, la forma de penetración y de estabilización
de aquel. ¡La traición de la inteligencia! Esa es la primera en el orden de las
culpas. La primera que debíamos evitar. No es ella un tema nuevo. No en balde
la revolución mejicana se hizo al grito de “abajo los científicos” también
pudieron articular nuestras montoneras federales y nuestras multitudes
radicales, que son su expresión actual”.[31]
A
partir de allí, el colonialismo económico
entonces se encuentra estrechamente ligado al colonialismo cultural, uno refuerza al otro y viceversa. Desde el
forjismo, como venimos viendo, se hizo un análisis pormenorizado de cómo era el
entramado del imperialismo británico en relación a nuestra estructura
económica. Es el cultural el que le da la posibilidad para que aquel se
desenvuelva en forma “más libre y ordenada”
Es
una tarea la de FORJA de descolonización
pedagógica, al indagar acerca del origen de ciertos mitos, de ciertas
ponderaciones históricas, de ciertos elementos de análisis de nuestra realidad
nacional. Es avanzar en quitar al opresor
que se encuentra interiorizado en los
oprimidos, siendo aquel quien habla muchas veces por la boca de estos. La
actitud a tomar frente a la colonización pedagógica es el considerar que “todo lo que nos rodea es falso o irreal. Es
falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias que nos imbuyeron.
Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas
que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran”[32]. Pide
Scalabrini Ortíz una virginidad a toda costa, pues “no olvidemos que somos víctimas de una educación meticulosamente
calculada para apartarnos del conocimiento de nuestra realidad e impedirnos que
planteemos los problemas argentinos en términos que admitan solución”.[33] No
se trata del desinterés por el conocimiento, sino todo lo contrario.
El
tema es qué tipo de conocimiento, impartido por quién, para qué. Es un llamado
a la máxima virginidad posible en nuestro pensamiento, en relación a desligarse
de lo que hemos aprendido desde la colonización pedagógica, hacer a un lado
este tipo de conocimiento, que va en contra de nuestros propios intereses, y a
partir de allí, poder pensar los problemas de la nación según nuestros propios
intereses. Este revisionismo del que hablamos antes, orientado a construir una
postura nacional, Scalabrini Ortíz considera que su realización, sus
investigaciones, son un aporte más a la conformación de una posición nacional
en formación, y cuenta que en estas indagaciones “comprobó ante todo la magnífica sabiduría con que fue organizada la
ignorancia del país”.[34]
La
revisión para entender el presente, para darle una “lógica histórica” a los
acontecimientos que se vivían en plena década infame, “en materia histórica los aportes del revisionismo nos sirvieron para
ir adquiriendo una visión panorámica del ayer y descubrir a través de la verdad
histórica los hilos ocultos que más allá de los hombres y los episodios
armonizaban y explicaban por el ayer, la realidad presente (…) era necesario
descubrir la verdad oculta de nuestra historia de ayer para entender la clave
que pasaba hoy y fue la sistematización en lo económico y en lo social que hizo
FORJA lo que viabilizó la comprensión por el pueblo de lo que significaba la
revisión histórica y sigue significando”[35].
Es interesante ver cómo los forjistas consideran la presencia del pasado en el
presente, para comprender cómo se fue conformando el mismo. Así poder tener una
visión “más amplia” de la penetración del imperialismo en nuestro país, darle a
la misma un contenido histórico, de modo que ésta no se naturalice. Escapar a
la lógica de que siempre fue así, o de una suerte de “destino manifiesto” de
nuestra nación para con el imperialismo británico.
Según
los forjistas querer descubrir el velo sobre las fuerzas exteriores gravitantes
sobre nuestra historia “nos llevaba de la
mano a una posición revisionista en la historia, que la tuvimos que revisar en
nosotros mismos, porque al fin y al cabo, éramos hijos de una formación
cultural edificada sobre un ocultamiento sistemático de la verdad, que se
proponía precisamente eso, que ignorásemos los factores decisivos en el
cumplimiento de nuestro destino”.[36] La actuación política, la intención de
intervenir en el debate público, pero sobre todo de transformar la realidad
nacional en consonancia con las necesidades de las mayorías populares, lleva a
los forjistas a “chocar” con el relato oficial de nuestro pasado. La historia
aparece como un “arma” poderosa para los pueblos. Sin dominar la misma,
difícilmente se podría avanzar en el proceso de liberación nacional. El autor
de “historia de los ferrocarriles argentinos” sostiene que “pasar junto a la realidad con los ojos cerrados es una modalidad
intelectual característica de la educación impuesta a los pueblos coloniales
por los pueblos dominadores”.[37]
A partir de esto, los
forjistas entonces propugnaban la integración
vertical de todos los sectores enfrentados
a la oligarquía y al imperialismo
para lograr la emancipación integral de la nación. Se trata de
buscar puntos de coincidencia para
construir la patria, en base a los intereses de la misma que son los intereses
del pueblo, en una declaración de 1942 establecen que “hacer la nación: esa es nuestra tarea y traición es todo lo que se le
oponga… Es necesario unirse bajo la gran bandera de la causa argentina frente
al régimen, alternativamente democrático o fascista, de los entregadores. (…)
Las nuevas generaciones como la de mayo,
tienen un deber emancipador que cumplir”[38].
El esquema de FORJA, como
decíamos, es esencialmente argentino. Podemos observar la noción que existe un
enfrentamiento que recorre profundamente toda la historia nacional, es a saber:
la lucha entre el pueblo argentino y la oligarquía aliada al imperialismo, así
sostienen en el quinto cuaderno de la agrupación que “el drama de la Patria enfrenta dos personajes solamente: el pueblo
encadenado y la finanza imperialista. Lo demás no cuenta. Cuando están en juego
los destinos de un pueblo, toda reclamación particular perturba y divide”[39].
Podemos
observar entonces los objetivos que se proponen los muchachos forjistas: “El movimiento aspiraba a establecer la justicia social, en progresión
ascendente con el desarrollo económico
logrado a medida que la liberación
nacional creaba las condiciones de producción
y distribución de la riqueza, impedidas en nuestro país por los
factores anti-progresistas de la estructura
imperial. Es decir, lograr los más
altos niveles sociales dentro del mundo a que pertenecemos, tal como las
condiciones nacionales lo permiten en cuanto se remueven los obstáculos a
nuestro desarrollo y dirigir los beneficios de ese progreso en el sentido de la
sociedad y no solamente de los individuos colocados en situaciones
privilegiadas”.[40]
Para el logro de estos objetivos, FORJA
iba a realizar miles de conferencias
callejeras, charlas, editar los famosos 13 cuadernos de la agrupación, etc. En
fin, a tomar un compromiso militante.
Aparecen
como camino para la liberación nacional en
el ideario que van formando los forjistas, las tres banderas que tendrán su
desarrollo y aplicación con el peronismo[41].
Pues, dada esta situación de sometimiento semi-colonial, no hay soluciones parciales, sino que la salida a la sumisión al
imperialismo es romper con la situación estructural
de la dependencia. Así, observemos algunos volantes de la agrupación: “la restauración
argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación
económica y el imperio de la justicia
(…), en el territorio más rico de la tierra, vive un pueblo pobre, mal nutrido
y con salarios de hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la nación
y el Pueblo, el dominio de nuestras riquezas, no seremos una Nación soberana, ni un pueblo feliz”.[42]
El
desarrollo nacional, y la justicia social, condiciones para la liberación nacional. Resaltamos la
aparición de nociones que serán pilares del modelo llevado a cabo por el
peronismo. Establece como idea la justicia
social, como distribución de los ingresos equitativa entre todos los
sectores de la sociedad, más allá de los que se encuentren en la cúspide de la
pirámide social, solo es posible realizadas dos premisas: la una, desarrollar
la industrialización del país para
percibir más ingresos y ser independientes económicamente; y la otra, que
pregona la remoción de los obstáculos
para el logro de dicho desarrollo, y estas dificultades no es otra que la injerencia
del imperialismo en la economía
nacional, que conjuntamente a su aliada interna, la oligarquía, deforman la
economía del país. La emancipación por la cual pregona FORJA es una emancipación integral.
En
esta lucha contra el imperialismo y la
oligarquía, los forjistas darían a conocer lo que según Juan José Hernández
Arregui es el primer análisis profundo
que denuncia y devela el papel que
cumple el imperialismo británico en nuestro país desde una perspectiva popular
que rebasa el nacionalismo agrario del yrigoyenismo[43]
(y desde una perspectiva popular). El mismo es una impugnación a la década
infame. Esta denuncia la harán los forjistas, poco tiempo después de su
fundación en el Manifiesto al Pueblo de
la República, dado a conocer el 2 de septiembre de 1935. . Éste pone de
relevancia la entrega de la economía nacional a Gran Bretaña, demuestra cómo
nuestra economía es cada vez más dominada por factores foráneos, establece que
se ha impuesto una tiranía económica sobre la república, de la cual los únicos
beneficiarios son el capital extranjero
y la oligarquía local aliada al mismo. Da cuenta que desde el 6 de
septiembre del ’30, la oligarquías avanza de forma sistemática en la anulación
de la soberanía argentina, “todos los
aspectos de la vida nacional que se pasa a examinar, demuestran que ya se ha
impuesto a la República una tiranía económica, ejercida en beneficio propio por
capitalistas extranjeros a quienes se han dado derechos y bienes de la Nación
Argentina”[44].
No
entramos en los pormenores de la denuncia, pues ya lo hemos tratado en otro
escrito,[45]
y no es objeto de la presente. Sí diremos brevemente que el mismo trata la
creación del Banco Central de la República bajo injerencia británica y según
sus intereses, del Instituto Movilizador
de inversiones Bancarias, como salvaguarda a los hacendados que venían
endeudándose, acerca de las Juntas
Reguladoras (de carnes, leche, algodón, etc.) que intervienen a favor de
los intereses de la oligarquía, Critica a las autoridades de la UCR en tanto
levantaron la abstención y legitimaron el pacto, también aborda la cuestión cultural, de la enseñanza en
manos extranjeras, etc. El Pacto Roca-Runciman quedará inmortalizado por los
muchachos forjistas como el Estatuto Legal del Coloniaje. Consideramos que en
el manifiesto da a conocer, por primera vez en forma impresa, la génesis y el
desarrollo de dicho Estatuto Legal del
Coloniaje[46]. El
planteo es claramente anti-imperialista, establece que “ya nada queda en la República que no haya sido dado o comprometido a
la dominación fraudulenta de sociedades anónimas de especuladores del exterior,
que usan a su arbitrio las potestades inherentes a la Nación Argentina para
beneficiarse con el fruto de su trabajo y para aniquilar las fuerzas de su
indispensable, urgente y solidario resurgimiento”.[47]
También
Aníbal Ford va a considerar que la
denuncia del imperialismo británico de FORJA es la primera, “el pacto Roca-Runciman señala nuestra
dependencia en toda su cruel realidad. La Argentina queda en una situación con
Gran Bretaña que no se daba ni en las propias colonias de esta. Contra ello se
van a alzar las voces de Scalabrini y de los que van a fundar FORJA. Será la
primera denuncia orgánica y sin concesiones de la subordinación de la Argentina
a los intereses del imperialismo en una perspectiva que comienza a dejar atrás
las formas del nacionalismo burgués o romántico”[48]
Realizando un balance al respecto Jauretche sostiene que “en el manifiesto inicial de FORJA analizamos como el Banco Central, la
unificación de impuestos internos, las Juntas Reguladoras, las diversas
coordinaciones de transportes, las concesiones eléctricas, la misma creación
del impuesto a la renta constituyen concesiones hechas por el país a la
política imperial a cambio de la cuota de carne que si no sería exclusiva para
los dominios. Todas esas medidas
internas estaban dirigidas a impedir el desarrollo de un capitalismo nacional y
el subsiguiente de un proletariado con poder de compra, es decir, a regular
nuestro desarrollo manteniendo al país en el estado económico de un país
productor de materias primas”[49]
Desde
este manifiesto ya se puede observar la posición
latinoamericanista del forjismo, lo que denota este escrito es que se
encuentra “resumida la posición
nacional-democrática de FORJA. Aquel nacionalismo agrario de Yrigoyen,
ideológicamente ambiguo y nebuloso, alcanza ahora en FORJA un nivel más alto de
desarrollo. Así la pequeña burguesía nacionalista, por ahora solo de la ciudad
de Buenos Aires, levanta un programa anti-imperialista, anti-oligárquico y
latinoamericano, muy similar al aprismo peruano”.[50] Pero,
profundicemos más aún en el aspecto de la unidad latinoamericana en el ideario
forjista.
El latinoamericanismo de FORJA
Habíamos
dicho que los forjistas se dieron a la tarea de construir una herramienta de
análisis y acción política que es la posición nacional, desde la cual basaban
su acción. Pero decíamos nacional solamente, como una cuestión organizativa y
de más fácil entendimiento de nuestro escrito. No obstante, nos referimos, como
el título de nuestro trabajo lo indica de una posición nacional-latinoamericana[51].
Antes
de profundizar en la concepción forjista acerca de la unidad latinoamericana, y
de la relación con algunos movimientos revolucionarios latinoamericanos,
realicemos algunas apreciaciones con respecto a Nuestro Continente.
Producida la llegada de los españoles al entonces Abya Yala,
rápidamente iban a comenzar las resistencias
al intento de colonización por la cruz y por la espada. Ya en 1522 se produce la primera
sublevación de esclavos, se trata de los esclavos del hijo de Cristóbal Colón,
Diego, fueron los primeros y terminaron colgados en los senderos de los
ingenios, como forma de disciplinamiento y de amedrentamiento. Las rebeliones estallaban
en todo el Caribe. En Haití, por ejemplo, los indios cimarrones huían a lo alto
y reproducían la vida africano En Brasil los esclavos cimarrones que huyen organizan
el denominado Reino Negro de los Palmares. En 1781 se produce la gran rebelión
de Tupac Amarú II, quien puso sitio a Cuzco (éste era descendiente directo de
los emperadores Incas). Encabezó la mayor rebelión, que estalló en Tinta, y al entrar a la plaza de
Tungasca anunció que había condenado a la horca al corregidor Antonio Juan de
Arriaga, y dispuso la prohibición de la mita. Unos días después, por un Bando decreta
liberación de esclavos, dispuso la abolición de todos los impuestos. Finalmente
es capturado, y descuartizado[52].
Estas
revueltas hasta mediados del siglo XVIII fueron por motivos sociales o
fiscales, recién los movimientos de fines del XVIII y principios del XIX van a
comenzar a forjar una conciencia nacional[53].
Entre estos últimos debemos destacar el primero que hacia 1791, se da en Haití
(nombre del idioma Arawak), con la rebelión de los esclavos de ese territorio, que iba a terminar en la independencia
haitiana en 1804, siendo éste el primer territorio liberado de Nuestra América, y constituyéndose en la
primera república negra, y la única revolución de esclavos triunfante a nivel universal[54].
A comienzos del siglo XIX nuestros procesos revolucionarios emancipatorios con sus consiguientes proyectos populares, de unidad de los territorios liberados del
yugo español, simbolizada con la gesta
sanmartiniana, avanzando de sur a norte; y la bolivariana, yendo desde el norte de Nuestra América hacia el sur,
iban a terminar frustrados, pudiendo nosotros establecer como uno de los
últimos intentos de unificación de la Patria
Grande ligados a la primera gesta libertadora, el del Congreso de Panamá
(al cual la oligarquía rivadaviana no iba a enviar representantes), donde
Bolívar estableciera que “este congreso
parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más fuerte
que ha aparecido hasta el día sobre la tierra”[55].
Frustrados decíamos, en tanto el ideal de unidad de Nuestra América, de la gran Patria Grande con que soñaron nuestros libertadores, se iba a
terminar, dado el proceso de
balcanización (bajo la injerencia de Gran Bretaña y sus consiguientes
aliados internos –fundamentalmente las oligarquías portuarias-), en una
veintena de países, “todos son vecinos de
espaldas, hermanos extraños, que se “desarrollan” hacia fuera. Divididos y
enajenados”[56], unos mirando
hacia el Atlántico, otros hacia el Pacífico.
Argentina (como los demás países latinoamericanos) hacia fines del
siglo XIX, se caracteriza por desenvolverse como apéndice de los centros de
dominación imperiales, de los países desarrollados, convirtiéndose en granja de
Gran Bretaña, abastecedora de los productos primarios que ésta necesitaba para
su industrialización. América Latina aparece así como una Nación inconclusa,
por lo cual Jorge Abelardo Ramos manifiesta que “somos un país porque no pudimos integrar una nación, y fuimos
argentinos porque fracasamos en ser americanos, aquí se encierra todo nuestro
drama y la clave de la revolución que vendrá”[57]
Realizada
esta disquisición, volvamos ahora con los forjistas. El nacionalismo de FORJA es popular, en su concepción nación y pueblo siempre van unidos.
Sumamos ahora, en línea con la conceptualización de Arregui anteriormente
desarrollada, que como tal es un nacionalismo
latinoamericano. Desde sus primeras denuncias que se echan a rodar por las
calles de la patria, consideramos que se establece que la lucha nacional es parte de la lucha latinoamericana, de esta
forma en la declaración de su nacimiento los forjistas argumentan al respecto
que: “el proceso histórico Argentino en
particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de una lucha
permanente del pueblo en procura de su Soberanía Popular, para la realización
de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías
como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y
cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América”.[58] Ponen
de relevancia que la lucha por la liberación nacional está integrada a la lucha
por la liberación latinoamericana.
Son
dos instancias de la lucha, pero que se dan conjuntamente, no hay una sin la
otra. No se comprenden las luchas por la liberación nacional desligadas de las
luchas de los demás países latinoamericanos. La emancipación de Nuestra América
tiene la misma oposición del imperialismo, y de las oligarquías que son
cómplices y beneficiarias del saqueo y la expoliación de nuestros pueblos. Así, pues la lucha emancipatoria
Argentina y latinoamericana, solo puede ser realizada, en el ideario forjista,
por la acción de los pueblos.
Scalabrini
pone en consideración que una vez fracasados los intentos de colonización por
la fuerza, por las armas, el imperialismo cambiará sus métodos, y así “más influencia y territorios conquistó
Inglaterra con su diplomacia que con sus tropas o sus flotas. Nosotros mismos,
argentinos, somos un ejemplo irrefutable y doloroso. Supimos rechazar sus
regimientos invasores, pero no supimos resistir a la penetración económica y a
su disgregación diplomática”.[59]
Esta
lucha por la segunda emancipación implica, asimismo, hundirse, interiorizarse
en la historia de nuestros pueblos. FORJA apunta hacia el futuro, la búsqueda
de la emancipación nacional, pero teniendo en cuenta que esta encuentra sus
raíces en el pasado, que hay una historia de lucha. Los forjistas apuntarán así
a ligar las luchas pasadas con las presentes, buscar esos “hilos conductores”,
patrones comunes, errores, aciertos, etc. para ser implacables en la lucha.
Ponemos
de relevancia aquí que la soberanía popular, se encuentra en la tradición
yrigoyenista, de la lucha por el sufragio universal, libre, pero que
consideramos que en el caso del forjismo denota una profundidad mayor que el
mero voto. En este caso, la idea que sea el pueblo, a través de sus
representantes, el que gobierne. Que se confundan patria, pueblo y conducción
de los destinos de la misma. Durante cualquier gobierno que no tuviera en
cuenta los intereses populares, habría lucha por la soberanía popular. Los
forjistas dicen desde Argentinidad: “afirmamos
que en América Oprimida la democracia no existe y que la libertad de sus
pueblos es una mentira. Para que fuera verdad sería previamente necesaria la existencia
de las respectivas soberanías nacionales, que se hallan caducas, consecuencia
de la condición colonial de los países” [60]
La
unidad latinoamericana se justifica
por la historia común, porque son los mismos problemas que atañen a los países
del continente, por los profundos lazos culturales, tradiciones compartidas,
por necesidad proyectual, porque el imperialismo nos trata como una unidad,
para enfrentar a este último, etc. La unidad en tanto lucha contra el
imperialismo y la oligarquía por la liberación de los pueblos, pues como
entidades separadas no es posible liberarse de la opresión. De esta forma, en
uno de los cuadernos de FORJA, los militantes se oponen a los factores
disgregadores, establecen: “sostenemos la
necesidad de instaurar la unión efectiva de las naciones de América para
realizar los actos fundamentales de su emancipación, imposible mientras perdure
la desarticulación a que han sido conducidas por la influencia continua de los
factores antiamericanos que rigen su política, su escuela, su milicia, su vida
religiosa, su comercio y su prensa” [61]. La lucha debe ser conjunta.
FORJA
se aleja de la Doctrina Monroe, y sus
continuadores, del “América para los
americanos” (que más bien era “América
para los norteamericanos”), escapa al panamericanismo pregonado por Estados
Unidos. América Latina no necesita tutores que le digan qué hacer. De esta forma,
en el periódico forjista Argentinidad sostienen al respecto que “no basta con no aceptar la política del
panamericanismo. Debemos luchar por la organización de los pueblos oprimidos de
América para su liberación y defensa (…) luchamos por la unidad emancipatoria
de la América oprimida”.[62] Latinoamérica
entonces debe forjar sus propias herramientas y su propio camino hacia la
emancipación. Establece Mario Rapoport al respecto que “FORJA tenía vocación latinoamericanista. Consideraba que la
realización del destino de la región estaba en la cooperación para liberarse de
todo tutelaje político y económico. Por el contrario, el panamericanismo
propiciado por los EE. UU. era denunciado como instrumento del “Imperio del
Norte”[63].
Resaltamos
que si bien veremos muchas veces, en los escritos de FORJA hablar de América en lugar de Latinoamérica, vale la aclaración a qué se refieren por América,
que viene dada por los forjistas mismos, en varias oportunidades, Dellepiane
por ejemplo argumenta que “creo necesario
insistir en que, para nosotros, América comienza en la frontera norte de
México. Denunciamos la designación intencionada de América, comprendiendo sólo
a los Estados Unidos de Norteamérica, como una táctica del imperialismo frente
a la conducta de nuestra América. ¡Nuestra América!”.[64] Scalabrini Ortíz cuando en Historia de
los Ferrocarriles publique una parte del primer cuaderno de FORJA, reafirmará
que “es preciso decir que la palabra
América se emplea en un sentido restrictivo y en la imaginación del autor sólo
representa esa fracción del continente que tiene una unidad de idiomas, de
razas fundadoras, de religiones, de costumbres y que geográficamente llega
hasta el límite de México (…) es urgente que América, la fracción de América
expoliada y sojuzgada, establezca indubitablemente sus derechos a la existencia
y a la elaboración de su propio destino”[65].
Resuena
el libertador José Martí en el final de la frase de Dellepiene. Resalta así la
intencionalidad que se da cuando los Americanos del Norte (Estados Unidos)
nominan como América su territorio, negando al resto del continente, haciéndolo
invisible. Podemos considerar una intencionalidad en los forjistas en llamar
América a Latinoamérica, en un “juego de palabras”, en forma adrede. Lo mismo
que Estados Unidos pero al revés. América comienza en la frontera norte de
México. Los forjistas evidentemente veían que el imperialismo poco interés
tenía en la emancipación de nuestros pueblos, más bien nos consideraban como el
“patio trasero” de los mismos. Por eso la lucha debe ser de los pueblos
latinoamericanos oprimidos.
Hablamos
del revisionismo histórico de FORJA en términos generales. Veamos algunas ideas
en relación a la historia de nuestros pueblos latinoamericanos que esbozan sus
militantes. En algunas ocasiones los forjistas mencionan a Indoamérica,
haciendo referencia a los pueblos más antiguos de Nuestra América, “unos y otros, estos aborígenes y aquellos inmigrantes,
aportan a la constitución auténtica de nuestras sociedades nobles elementos
definidores de la más justa forma de convivencia de hombres y pueblos, como son
el amor a la libertad, en lo moral, y en lo económico el sentido solidario, que
es su garantía”[66].
Rescata así las tradiciones de los pueblos originarios, al mismo tiempo que el
“aporte” o las particularidades que trajeron aparejadas las corrientes
inmigratorias a nuestro país. Así, revisando las corrientes profundas en
nuestra historia, pone de relevancia las diferentes vertientes en la
construcción de la nacionalidad.
Entre
otros tratamientos de la historia latinoamericana, podemos ver a Scalabrini
Ortíz que va a tratar el tema de la balcanización
del continente a la que hicimos referencia, y va a abordar la cuestión de
la independencia de Bolivia, la cual la liga a la política porteñista del grupo
de Rivadavia, y a la influencia de la diplomacia británica, pone de relevancia
así la fragmentación y la frustración del proyecto de unificación del
continente.[67]
Scalabrini va a indagar en los acontecimientos que llevan a la segregación de la Banda Oriental del Río de
la Plata. Lo va a ligar directamente a la estrategia del imperio británico, que vía su diplomacia “va a trabajar en la fundación de un pequeño
estado que por su pobreza de recursos estará forzosamente supeditado y que le
servirá de base para someter a las más poderosas Provincias Unidas del Río de
la Plata”.[68]
Luego
de Cepeda, la traición (el tratado de Pilar), la derrota artiguista en Tacuarembó
y el exilio del gran caudillo oriental en el Paraguay de Francia, hacia 1821 se
crea la provincia Cisplatina, incorporándose a la Provincia Oriental del
Uruguay al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarbes. Enjuicia allí Scalabrini
la aparición de Manuel J. García y Bernardino Rivadavia, quienes consideraban
conveniente la independencia de la Banda Oriental. Hacia 1822 se declara
independiente el Brasil quedando bajo su dominio la “nueva provincia”, lo cual
ahora disgusta a los británicos, y enciende los ánimos en Buenos Aires para
recuperarla. Pero Scalabrini consigna que Manuel J. García actuaba bajo los
designios de Lord Ponsomby, vencedor Alvear en Ituzaingó, irá el Ministro a
negociar la paz, en la cual entregaba la Banda Oriental, lo que conllevará a la
caída de Rivadavia y al ascenso del Coronel Manuel Dorrego (quien había
pretendido la anexión de la Banda Oriental y se había opuesto férreamente a
Rivadavia). Este último será presionado por los británicos a través de
Ponsomby, llevando a la segregación definitiva de la Banda Oriental en 1828. El
círculo se cerraba, faltaba el “broche de oro”, Dorrego será derrocado en
diciembre del mismo año, y fusilado por “la espada sin cabeza”, Lavalle.
Incluso
antes de la declaración constitutiva, a la que hacíamos referencia al iniciar
este apartado, iba a resaltar estas ideas en el Manifiesto de los Radicales Fuertes (que fijamos como antecedente
de FORJA). Manifestaba la necesidad de “promover
la reconquista de la soberanía política (y la económica) de la Nación Argentina y de todas las
naciones Latinoamericanas por la anulación absoluta de todas las facultades
dadas o reconocidas a todas las instituciones educacionales que no se inspiren
en los principios de la Revolución Americana (…) establecer nuevas
instituciones, basadas en la colaboración continental y en la seguridad
económica y cultural de todos y cada uno de los habitantes”.[69]
Establecen
allí además de la unidad de la lucha Argentina con la latinoamericana, la
necesidad de reformular las instituciones
educativas. FORJA encontraba como
antecedente la reforma universitaria de 1918. Piden aquí entonces, en
consonancia con aquella, un cambio de raíz de las instituciones educativas (su
anulación), que tengan como fundamento para su construcción de conocimiento los
principios dados por la revolución de Nuestra América, del desarrollo de la
misma como comunidad autónoma. Siendo así, éstas deben crear propias
categorías, no deben copiar acríticamente, importar modelos de otras regiones.
Al mismo tiempo que deben ligarse a las luchas del pueblo, ser parte de éstas.
Nosotros podemos agregar es de destacar la concepción latinoamericanista de la reforma (se enfrenta a una concepción
europeísta imperante). Desde su Manifiesto Liminar puede verse que está dirigido
a los “hombres libres de Sudamérica”,
en que es la “hora americana”. La
reforma se extenderá efectivamente por varios países de América Latina. Las
distintas federaciones se comprometerán a efectuar propaganda activa para hacer
efectivo el ideal del americanismo, procurando el acercamiento de todos los
pueblos. Hay una concepción de que tanto los problemas como las necesidades son
comunes a todos los países de Latinoamérica.
Para
la década del ’30, la reforma universitaria que había buscado la mejora de la
enseñanza, la apertura a todas las ideas, el acercamiento a los sectores
populares, la unidad latinoamericana, etc. ya está reducida a la izquierda
liberal y a los “maestros de juventud”[70].
Jauretche dirá que la Reforma dio mejores frutos fuera de Argentina, pues se
vinculó más estrechamente con la realidad del país[71].
Uno de los líderes de la Reforma Universitaria es Víctor Raúl Haya de La Torre,
miembro de uno de esos frutos de la reforma que menciona Jauretche, la Alianza
Popular Revolucionaria Americana (APRA).
El APRA influirá en el pensamiento forjista, de dos formas: por un lado, por la
comunidad de muchas de sus ideas, como la denuncia del colonialismo cultural,
la europeización de los intelectuales, la unidad latinoamericana, la lucha
contra el imperialismo, son temas que estaban presentes en el ideario aprista y
en el forjista, pues los muchachos de FORJA “leyeron
atentamente y con entusiasmo la obra de los pensadores apristas”[72]; y
por otro, por la cercanía de miembros del APRA con miembros de FORJA, como la
relación entre Gabriel Del Mazo y Haya de La Torre[73].
También
tejen vínculos con el México revolucionario de Lázaro Cárdenas, y Cuando la
política de nacionalización del petróleo y su estructura, por parte del
gobierno revolucionario de dicho líder, los muchachos forjistas, como vimos
anteriormente, van a considerar que México es un ejemplo a seguir, así Luis
Dellepiane sostiene que “la actitud del
pueblo revolucionario de México nos coloca frente con nuestro propio deber. Y
su primer llamado nos obliga a sostener que nuestra América, -¡América
oprimida!- comienza en la frontera norte de México, y que también ese deber nos
obliga a nosotros, argentinos, esclavizados a Inglaterra, a buscar con empeño
la frontera imprecisa y sinuosa de su imperialismo”[74].
Los demás países de Latinoamérica tienen que tomar el camino emprendido por
México.
Los
forjistas consideran que en la mantención y profundización de la separación de
los pueblos latinoamericanos, estriba el dominio imperialista. Se busca generar
discordias, enfrentamientos entre los diferentes países, para que no se avance
en el sentido de una nación unificada.
A partir de esto dicen: “sostenemos la
necesidad de instaurar la unión efectiva de las naciones de América para
realizar los actos fundamentales de su emancipación, imposible mientras perdure
la desarticulación a que han sido conducidas por la influencia continua de los
factores antiamericanos que rigen su política, su escuela, su milicia, su vida
religiosa, su comercio y su prensa”[75].
Liga
entonces la emancipación a la unificación, y la imposibilidad de ésta a la
balcanización, bajo la intencionalidad del imperialismo. Pero si “hilamos un
poco más fino”, encontramos que los forjistas incluyen en el análisis, la
influencia de los factores anti-latinoamericanos, azuzados por ciertos sectores
a los que les convine la desunión, que se ven beneficiados por la misma. Este
anti-latinoamericanismo se hace presente desde la política hasta la prensa,
pasando por la escuela, el comercio, etc. Son diferentes instituciones de
nuestra sociedad que incrementan y reflejan esos valores. Se encuentran
plasmados allí, de ahí la necesidad de la reformulación. Son las diferentes
instituciones que van interiorizándose en diferentes sectores sociales, se van
“haciendo carne”, estos valores que (en su mayoría) no benefician sus propios
intereses.
También
van a poner de relevancia los forjistas la intención balcanizadora del
imperialismo para el continente latinoamericano, el célebre “divide y
reinarás”, donde se busca generar localismos, divisionismos, fortalecer las
fronteras nacionales en el sentido de alejarnos de los países hermanos, “azuzar una parcialidad americana contra la
restante, enardecer un localismo o una discrepancia, fue método de conquista
que nos revela lo histórico y que veremos utilizar constantemente como arma de
la explotación europea. Olvidar el problema de los otros es traicionar su
propio problema, porque la expoliación sube como una gangrena por el cuerpo
americano”.[76] Tender lazos de unidad aparece como
tarea fundamental, contra los intereses disgregadores, y para unir es precisa
la comprensión, para la cual es necesario el conocimiento profundo del pasado
común.
En
esto de azuzar las parcialidades, los intereses disgregadores, la guerra del
Chaco es un ejemplo concreto, acerca del cual FORJA se expedirá en más de una
ocasión. Recordemos que esta guerra se da entre Bolivia y Paraguay, es
instigada por dos imperios, mediantes sus compañías petroleras. Así por el lado
Boliviano, aparece la Standard Oil (yanqui), y del paraguayo la Shell Mex
(anglo-holandesa). Los forjistas establecen: “la guerra del Chaco ha sido incubada y sostenida por: el imperialismo
que suplanta la voluntad del Pueblo en la dirección del Estado. Por las
oligarquías, que actúan como agentes de las potencias colonizadoras del
Continente en tal usurpación; por la rivalidad de intereses que luchan por la
posesión del PETRÓLEO”[77]
La
defensa nacional, el conocimiento
para la misma, los métodos de la defensa
continental, que es la defensa nacional de América por excelencia, se
encuentra en nuestra historia, y el conocimiento de la misma, en el criterio
político y las formas de conducción de nuestros procesos emancipatorios del
siglo XIX. A partir de esto, la necesidad de profundizar en nuestra historia,
en los lazos que nos unen a los diferentes países latinoamericanos. Rastrear en
nuestro pasado los elementos que permiten la defensa común. Esta es parte también de la defensa de los recursos naturales propios de la nación.
Como
vemos, es clara la concepción de unidad
latinoamericana que profesa FORJA, desde su posición nacional-latinoamericana y democrática, la unidad viene
dada por el análisis de que son los mismos problemas, por contenido histórico,
y por necesidad proyectual, es decir, los países no podrían liberarse de las
ataduras del imperialismo por sí solos, ni tampoco con la asistencia de países
ajenos al continente latinoamericano, a los intereses del mismo. Así en un
artículo publicado en Argentinidad (cabe
resaltar que el Departamento de Estado había reunido en 1938 una conferencia en
Lima en vistas del cercano conflicto europeo), argumenta que “no basta con no aceptar la política del
panamericanismo. Debemos luchar por la organización de los pueblos oprimidos de
América para su liberación y defensa (…) luchamos por la unidad emancipatoria
de la América oprimida”[78].
A modo de cierre
Para
finalizar, a través de nuestro trabajo pudimos observar cómo durante los
infames años 30’s, donde la crisis se hace profunda en la Argentina semi-colonial,
emergió desde un subsuelo de la patria, una agrupación que iba a ser uno de los
puntales donde se asienta el pensamiento nacional y latinoamericano. Esta
Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, a través de su actuación e
ideario se iba a diferenciar claramente del nacionalismo reaccionario, pues si
bien FORJA es nacionalista, la nación, en su concepción es igual al pueblo, por
lo que construye un nacionalismo popular.
FORJA
es, sobre todo a través de la pluma de Scalabrini Ortíz, quien “descubre” la
injerencia del imperialismo británico en nuestro país. No es en esos años el
imperialismo norteamericano el que somete a la Argentina, sino el inglés. En el
Manifiesto al Pueblo de la República dado a conocer al poco tiempo de la fundación,
en el mismo año 1935, es una denuncia profunda y sistematizada de esta
condición dependiente del imperialismo. La denuncia de lo que FORJA llamó el
Estatuto Legal del Coloniaje.
Se
distanció del nacionalismo oligárquico dijimos, pero al mismo tiempo también se
distanciaría del radicalismo, pues como vimos, ante la traición FORJA surge
para restituir al radicalismo a su función histórica, como movimiento popular
transformador de la realidad. Una vez agotado ese camino, podemos fijar como
momento “quiebre” hacia el año 1940, cuando los forjistas levantan la
obligación de ser afiliado radical para ser afiliado a FORJA, los forjistas
iban dándole a partir de su lucha, de su estudio de la realidad y la historia
nacional, un contenido más profundo a su ideario que el mero nacionalismo
defensivo de Yrigoyen. FORJA así iba a constituir una de las influencias en el
nacimiento del peronismo.
FORJA
construyó una herramienta de análisis y acción política genuinamente
latinoamericana y argentina, pensada desde y para nuestro país. Conformó una
posición nacional-latinoamericana, donde buscaba integrar a todos los sectores
enfrentados al imperialismo y a la oligarquía. Formar una voluntad nacional tan
potente capaz de derrotar a esta alianza poderosa.
Aquí
FORJA piensa en la Argentina como semi-colonia, donde hay una cuestión nacional
a resolver, diferencia así los nacionalismos de los países centrales,
dominantes, desarrollados, de los nacionalismos de los países del tercer mundo,
dominados, coloniales y/o semi-coloniales. De esta forma, con esta posición
nacional-latinoamericana lleva a cabo un pensamiento desde los países
oprimidos, no importa acríticamente modelos, es una construcción eminentemente
latinoamericana.
En
este punto, o indagan al pasado, la historia de nuestros pueblos. Buscan allí
elementos para la justificación de la unidad, como asimismo para no cometer los
mismos errores del pasado. Buscan la trama del sometimiento, y la clave, los
puntales donde asentarse para el logro de la emancipación.
No
hay en el forjismo, soluciones parciales, la emancipación debe ser integral,
debe romper con esta situación semi-colonial. Los muchachos de FORJA, a partir
de su análisis e indagación, concluyen que ésta solo puede darse en conjunto
con los demás países de Nuestra América, que tienen una historia común, los
mismos problemas, tradiciones compartidas, los mismos objetivos de
emancipación. Los problemas de los “otros” son nuestros problemas, no tener en
cuenta esto es traición. Es en la división de Nuestra Patria Grande en Patrias
Chicas donde estriba el dominio del imperialismo, al mismo tiempo que donde se
encuentra la posibilidad de su derrota.
La América Latina no debe ser copia de lo europeo, no debe repetir tal
cual loro las ideas desarrolladas en dicho continente. Tiene que avanzar en
tener su propia voz, en definirse también a partir de las ideas como comunidad
autónoma frustrada. Tiene que hacerlo para y desde los latinoamericanos en el
idioma que estos entienden. No debe perderse en espejismos europeos o norteamericanos
que siempre nos otorgan una imagen desfigurada de lo que en realidad somos.
En
los últimos diez años hemos avanzado
a pasos enormes en el proceso de re-unificación
de la Patria Grande, está en nosotros, no desperdiciar la oportunidad de
alcanzar la segunda y definitiva
independencia.
[1] X Jornadas de sociología
de la UBA. 20 años de pensar y repensar la sociología. Nuevos desafíos Académicos,
científicos y políticos para el siglo XXI 1 a 6 de Julio de 2013. Mesa: Nº 2:
Sociologías Latinoamericanas
[1] Cuaderno de FORJA Nº 1. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical
de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA.
Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 31.
[2] Ibídem,
pp. 32.
[3] Volante
FORJA El Chaco y el Petróleo. S. f.
En Ibídem, pp. 178.
[4] Jauretche, Arturo. (2004). El Medio Pelo en la Sociedad Argentina
(apuntes para una sociología nacional). Buenos Aires: Corregidor.
[5] Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos
originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Tomo 2. Buenos Aires: Colihue.
[6] Las fuerzas que se disputan la
presidencia son una alianza entre radicales anti-personalistas y socialistas
independientes, con la fórmula Agustín Justo-Julio Roca (hijo); y por el otro
lado, una alianza entre el socialismo y el Partido Demócrata Progresista, con
la fórmula De la Torre-Repetto. Finalmente, fraude mediante, será elegido en la
primera magistratura Agustín P. Justo (obteniendo 234 electores contra 124 de
la otro fórmula). Así el acuerdo entre los socialistas y los demo-progresistas
“no ha hecho más que legitimar el triunfo
de la reacción”. Galasso, Norberto. (2001). El golpe militar del 6 de septiembre. En Cuadernos para la Otra
historia. Nº 19. Buenos Aires: Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, página
28.
[7] Ramos, Jorge Abelardo. (1984). La factoría pampeana, 1922-1943. En Revolución y contrarrevolución en la
Argentina. Tomo III. Buenos Aires: Galerna, página 155.
[8] Ambas frases son extraídas de Rosa,
José María. (1980). Historia Argentina.
Orígenes de la Argentina contemporánea. Década infame (1932-1943). Tomo 12.
Buenos Aires: Oriente.
[9] Horacio Giberti coincide en que el
año 1932 fue el más bajo desde 1921. Giberti, Horacio C. E.. (1970). Historia económica de la ganadería Argentina.
Buenos Aires: Hyspamérica.
[10] Rapoport, Mario. (2012). Historia económica, política y social de la
Argentina (1880-2003). Buenos Aires: Emecé, página 211.
[11] Galasso, Norberto. (2011). Op.
Cit.
[12] Galasso, Norberto. (2001). Op. Cit.
[13] Jauretche, Arturo. (1992). El Paso de los Libres. Relato gaucho de la
última revolución radical. Buenos Aires: Corregidor. Jauretche le enviará
el escrito a Homero Manzi, quién se lo hace llegar a Borges que lo prologará en
su primera edición. Borges sostiene, entre otras cosas que “no en vano he
mencionado ese nombre. El Paso de los Libres está en la tradición de Ascasubi
–y del también conspirador José Hernández. La adecuación de la manera de esos
poetas al episodio actual es tan feliz que no delata el menor esfuerzo. La
tradición, que para muchos es una traba, ha sido un instrumento venturoso para
Jauretche. Le ha permitido realizar obra viva, obra que el tiempo cuidará de no
preterir, obra que merecerá –yo lo creo- la amistad de las guitarras y de los
hombres”. Prólogo Borges, página 24. No debe sorprendernos el prólogo de
Borges, pues aunque aquí esté quemando sus últimos cartuchos reivindicativos de
“lo popular”, en su años de juventud ha resaltado la figura de Rosas, de
Yrigoyen, hasta de Facundo Quiroga, la gauchesca, el suburbio porteño, etc. Ese
Borges que se puede ver en “Fervor de Buenos Aires”, “Cuadernos de San Martín”,
“Luna de enfrente”, “El idioma de los argentinos”, “Inquisiciones”, “El tamaño
de mi esperanza”. Véase, Galasso, Norberto. (1995). Borges, ese desconocido. Buenos Aires: Ayacucho. Asimismo véase del
mismo autor, Galasso, Norberto. (2012). Jorge
Luis Borges. Un intelectual en el
laberinto semi-colonial. Buenos Aires: Colihue. La segunda edición será prologada por un
personaje bien diferente, a saber: Jorge Abelardo Ramos.
[14] El
sentido argentino del 29 de diciembre de 1933. Radicales de la revolución y
radicales de la entrega. En Argentinidad.
Año 1, Nº 2. Diciembre de 1938.
[15] Hernández Arregui, Juan José.
(2004). La formación de la conciencia
nacional. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente), página 229.
[16] Todas las citas son de Rosa, José
María. (1980). Op. Cit., página 63.
[17] Torres, José Luis. (1973). La década infame. 1930-1940. Buenos
Aires: Freeland.
[18] Las citas de las canciones son
extraídas de Discépolo, Enrique Santos. (2009). Tangos de Discépolo. En ¿A mí
me la vas a contar? Discursos a Mordisquito. Buenos Aires: Terramar.
[19] Galasso nos da las estadísticas de
suicidios que nos permite corroborar el incremento de los mismos en la década
del ’30, siendo su pico más alto el año 1932. Galasso, Norberto. (1995). Discépolo y su época. Buenos Aires:
Corregidor.
[20] Hernández Arregui, Juan José.
(2004). Nacionalismo y liberación.
Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
[21] Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a
Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano. Norberto Galasso plantea al
respecto que uno de los máximos ideólogos de FORJA, Scalabrini Ortíz, lee a
Marx, Lenin, Trosky, y que en el centro de su pensamiento se encuentra la
cuestión nacional, la diferencia entre países oprimidos y opresores, entre
otras categorías marxistas (y de sus continuadores). De todas formas Scalabrini
no habla en sentido de clases sino de masas, oprimidos, pueblo. Galasso,
Norberto. (2008). Vida de Scalabrini
Ortíz. Buenos Aires: Colihue.
[22] Jauretche, Arturo. Jauretche,
Arturo. (1976). Forja y la década infame.
Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos
Aires: Peña Lillo, página 29.
[23] Manifiesto
de los Radicales Fuertes. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit.,
página 51.
[25] Jauretche, Arturo. (1976). Op.
Cit., página 68.
[26] Declaración
de FORJA. 16-8-1941. Citado en Galasso, Norberto. (2003). Jauretche y su época. De Yrigoyen a Perón,
1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor, página 393.
[27] Jauretche, Arturo. (2008). Política nacional y revisionismo histórico.
Buenos Aires: Corregidor, página 16
[28] Jauretche, Arturo. (2008). Política nacional y revisionismo histórico. Buenos Aires:
Corregidor, página 84.
[29] Ramos, Jorge Abelardo. (1961). Crisis y resurrección de la literatura
argentina. Buenos Aires: Coyoacán.
[30] Nota
en Forjando. 17-11-1941. Citado
en Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., página 395.
[31] Discurso de Jauretche, 29/6/42. En
Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., página 312.
[32] Scalabrini Ortíz, Raúl.
(2001). Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra,
página 7.
[33] Originalmente conferencia FORJA
1937. Reproducida en Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Ibídem,
pp. 228.
[34] Scalabrini Ortíz, Raúl.
(2001). Ibídem, pp 31.
[35] Jauretche, Arturo. (1976). Op.
Cit., páginas 57 y 59.
[36] Jauretche, Arturo. (1976). Ibídem, pp. 35.
[37]Scalabrini Ortíz, Raúl. (2009). Cuatro verdades sobre nuestra crisis. Buenos
Aires: Lancelot, página 50. Originalmente
en La política de cambios, salarios y créditos, instrumenta el coloniaje
argentino (1941).
[38] Declaración de FORJA. 18-9-1942.
Citado en Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., páginas 411-412.
[39] Cuadernos
de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 229.
[40] Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit.,
páginas13-14. Los subrayados son nuestros.
[41] Realizamos un análisis más profundo
al respecto en Godoy, Juan. (2012). La
FORJA de un puente entre dos movimientos nacionales. La Fuerza de Orientación
Radical de la Joven Argentina (FORJA), eje entre el yrigoyenismo y peronismo.
II Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano. Realizado por el Centro de
Investigaciones en Pensamiento Político Latinoamericano, en la Universidad
Popular de las Madres de Plaza de Mayo. (UPMPM). En prensa.
[42] Galasso, Norberto. (2003). Op.
Cit., página 289. Subrayados nuestros.
[43] Hernández Arregui, Juan José.
(2004). Op. Cit.
[44] Manifiesto
al Pueblo de la República, 2 de septiembre de 1935. Reproducido en Cuaderno de FORJA Nº 10, 11 y 12.
Noviembre de 1939. En Cuadernos de FORJA.
Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 403.
[45] Godoy, Juan. (2012). FORJA, y su denuncia al imperialismo
británico en el Manifiesto al Pueblo de la República. Especial por el
aniversario de la fundación de FORJA. Disponible en elortiba.org. 29 de junio
2012.
[46] Scenna, Miguel Ángel. (1983). Op. Cit.
[47] Manifiesto
al Pueblo de la República, 2 de septiembre de 1935. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página
426.
[48] Ford, Aníbal. (1971). Homero Manzi. Buenos Aires: CEAL, página
32.
[49] Jauretche. Las dos caras del liberalismo argentino: progreso y anti-progreso.
Serie de artículos publicados en la revista “Imagen del país” entre mayo y
noviembre de 1967. En Jauretche, Arturo. (2010). Escritos inéditos. Buenos Aires: Corregidor.página 203. El
subrayado es nuestro.
[50] Galasso, Norberto. (2008). Op.
Cit., página 188.
[51] Hemos tratado el tema en Godoy,
Juan. (2013). La unión latinoamericana en
el ideario forjista. Febrero 2013. Cuadernos Centro de Estudios Hernández
Arregui.
[52] Galeano, Eduardo. (2005). Las
venas abiertas de América Latina. Buenos Aires: Catálogos. Para un
tratamiento detallado de la rebelión de Tupac Amarú, véase Lewin, Boleslao.
(1957). La rebelión de Tupac Amarú y los
orígenes de la emancipación americana. Buenos Aires: Hachette. Este autor
sostiene que la de Tupac Amarú fue la más grande rebelión que sufrieron los
colonizadores y que los puso en jaque, por los aproximadamente seis meses que
duró.
[53] Escurra, Daniel. (2006). Nuestroamericano. La dimensión regional en
la identidad política de la revolución. En ¡Libertad, muera el tirano!. El Camino a la independencia de América.
Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo.
[54] Para un tratamiento pormenorizado
de la revolución haitiana, véase Martínez Peria, Juan Francisco. (2012). ¡Libertad
o muerte! Historia de la Revolución Haitiana. Buenos Aires: Ediciones del
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
[55] Bolívar, Simón. (2009). Doctrina del libertador. Caracas:
Biblioteca Ayacucho, página 329.
[56] Methol Ferré, Alberto.
Geopolítica de la Cuenca del Plata. El Uruguay como problema. Buenos Aires:
Peña Lillo, página 41.
[57]Ramos, Jorge Abelardo. (1986). Las masas y las lanzas. En Revolución y contrarrevolución en la
Argentina. Tomo I. Buenos Aires: Hyspamérica, página15.
[58] Declaración FORJA 29/6/35.
En Jauretche, Arturo.
(1976). Op. Cit., página 87.
[59] Scalabrini Ortíz, Raúl.
(2001). Op. Cit., página 43.
[60] Conferencia de Lima. Posición
radical de FORJA. En Argentinidad.
Año 1, Nº 2. Diciembre de 1938.
[61] Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12 (publicados conjuntamente en la edición original).En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Op. Cit., página 381.
[62] Artículo
en Argentinidad. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 249.
[63] Rapoport, Mario. (2012). Op. Cit., página
204.
[64] Cuaderno de FORJA Nº 9. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Op. Cit., página 354.
[65] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2006). Historia de los ferrocarriles argentinos. Con un apéndice de la Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot, página 17.
[66] Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Op. Cit., página 382.
[67] Galasso, Norberto. (2008). Op. Cit.
[68] Scalabrini Ortíz, Raúl.
(2001). Op. Cit., página 92.
[69] Manifiesto
de los Radicales Fuertes. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit.,
páginas 50-51.
[70] Rosa, José María. (1980). Op. Cit.
[71] Jauretche, Arturo. (2004). Los Profetas del Odio y la Yapa. Buenos
Aires: Corregidor.
[72] Scenna, Miguel Ángel. (1983). Op.
Cit., página 103.
[73] Scenna refiere que se diferenciaban
en que el APRA basaba su crítica al imperialismo norteamericano, mientras que
FORJA hacía lo propio con el inglés. Coincidimos en que fueron movimientos
paralelos y no uno consecuencia del otro. Finalmente se distanciarán por diferencias
en sus posiciones en torno a la Segunda Guerra Mundial. Scenna, Miguel Ángel.
(1983). Op. Cit.
[74] Cuaderno de FORJA Nº 4. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Op. Cit., página 218.
[75] Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Op. Cit., página 381
[76] Cuaderno de FORJA Nº 1. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Op. Cit., página 31.
[77] Volante FORJA El Chaco y el
Petróleo. S. f. En Cuadernos de FORJA. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit.,
página 178.
[78] Mala suerte de palabras buenas –
Democracia – Nacionalismo. En Argentinidad.
Bibliografía
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-
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