FORJA
EN EL IDEARIO POLÍTICO ARGENTINO. Sus aportes a la cultura nacional
Por Juan Godoy[1]
Introducción
– La liberación nacional surge desde el pie
La
corriente política-cultural denominada Fuerza de Orientación radical de la
Joven Argentina (FORJA), surgió en nuestro país en el año 1935, en plena década
infame, en un sótano de la calle Corrientes 1778, todo un simbolismo del lugar
que tenían las ideas nacionales en la Argentina semi-colonial (incluso cuando
se mude, lo hará a otro subsuelo, allí cerca, en la calle Lavalle). El nombre
fue ideado por Arturo Jauretche, bajo la inspiración de una frase del caudillo
radical, Don Hipólito Yrigoyen que decía: ““todo
taller de forja parece un mundo que se derrumba.” Participarán de FORJA,
entre otros, Arturo Jauretche, Juan B. Fleitas, David de Ansó, Manuel Ortiz
Pereyra, Félix Ramírez García, Homero Manzi, Luis Dellepiane, Gabriel Del Mazo,
Raúl Scalabrini Ortíz (aunque éste nunca se afiliará, es uno de los principales
ideólogos de la agrupación[2]).
Emerge entonces, pocos meses más tarde del levantamiento de la abstención
radical, y de la sanción del conjunto de leyes acordadas en el Pacto
Roca-Runciman que los forjistas denominan como Estatuto Legal del Coloniaje.
Surge como un quiebre
al interior del radicalismo que por entonces se encontraba alvearizado
(derechizado, cooptado por el sector “galerita”), y con la influencia del
nacionalismo oligárquico (aunque se alejará de éstos, para FORJA, y esta es una
diferencia fundamental con estos nacionalistas, la nación es el pueblo), del yrigoyenismo (del cual proviene), del
gran Latinoamericano Manuel Ugarte aunque en forma individual (Scenna, 1983),
de Alonso Baldrich (Buchrucker, 1987), también será influenciado por un
personaje que será forjista, a saber: Manuel Ortíz Pereyra (Galasso, 1984), del
fiscal de la década infame José Luis Torres, del marxismo (aunque en forma
individual, no como esquema de análisis), del pedagogo Saúl Taborda, tejerá
vínculos con el APRA peruano, con los revolucionarios bolivianos acaudillados
por Guadalberto Villarroel, de los reformistas del ’18, etc. Como observamos
son variadas las influencias con respecto al forjismo, lo que debemos destacar
en este punto, es que FORJA logra nutrirse de estas ideas que rondan en la
época, no las asimila acríticamente, sino más bien lo hace en cuanto enriquece a
su ideario.
El
forjismo durante su diez años de intensa actividad (recordemos que se disuelve
tiempo después del 17 de octubre de 1945, específicamente el 15 de diciembre),
en los cuáles va a publicar sus ya míticos 13 Cuadernos, cientos de volantes,
afiches, va a dictar unos 4 mil discursos callejeros, o bien cuando vaya
creciendo, en teatros (Jauretche, 1976), desarrollará una labor de denuncia del
entramado entre la estructura económica, y la superestructura cultural de
colonización pedagógica. Jauretche cuenta al respecto que:
“desentrañando la trama de nuestro
coloniaje económico, que fue nuestra primer tarea, descubrimos que él se
asentaba sobre el coloniaje cultural. Descubrimos que ambos coloniajes se
apuntalan y conforman recíprocamente, pero que si el coloniaje económico daba
los puntos de apoyo cultural, éste era, a su vez, la forma de penetración y de
estabilización de aquel. ¡La traición de la inteligencia! Esa es la primera en
el orden de las culpas. La primera que debíamos evitar. No es ella un tema
nuevo. No en balde la revolución mejicana se hizo al grito de “abajo los
científicos”” (Jauretche, 29/6/42. En Galasso, 2003:
312)
De esta forma, en el presente
pretendemos indagar y dar cuenta acerca de algunos de los elementos que
conforman el ideario político de FORJA, y que resultan de suma vitalidad en la
actualidad como herramientas de análisis y de acción política. Más
específicamente abordaremos la relación de FORJA con la cultura nacional. para
lo cual indagaremos en la noción de posición nacional, de colonización
pedagógica, sus ideas en torno al revisionismo histórico, y su relación con la
universidad.
Apuntes sobre la cultura nacional
Antes que nada definiremos la
cultura nacional a partir de la conceptualización de Hernández Arregui quien
considera que la misma es:
“el conjunto de bienes materiales y simbólicos que
conforman la identidad de un grupo social. Dichos bienes
materiales y simbólicos se organizan como valores colectivos que son transmitidos
por intermedio del lenguaje y se expresan como conciencia a partir del cual el
hombre actúa e interpela el medio”
(Recalde, 2011: 19).
La cultura
entonces, siguiendo al autor, aparece como una categoría eminentemente
política.
En la
concepción de Hernández Arregui que nos sirve para abordar la cuestión en el
forjismo, lo nacional y lo popular no
son escindibles si se pretende avanzar en la liberación nacional, por eso establece que “toda cultura se inspira en el pueblo y en su ámbito geográfico y
espiritual. Invertir el proceso genético, como lo ha hecho (…) la intelectualidad
más visible de Buenos Aires, es adulterar el país” (Hernández Arregui,
2004: 44). La cuestión nacional y la cuestión social entonces van juntas, no
hay una sin la otra. Hay así una crítica
a la “cultura dominante”, a la superestructura
cultural que se impone mediante el aparato
de colonización pedagógica.
La cultura
nacional desde la concepción de Hernández Arregui aparece como:
“base espiritual del
país, es sin que se anulen en su seno las oposiciones de clase, participación
común en la misma lengua, en los usos y costumbres, organización económica,
territorio, clima, composición étnica, vestidos, utensilios, sistemas
artísticos, tradiciones arraigadas en el tiempo y repetidas por las
generaciones; bailes, representaciones folklóricas primordiales, etc. (…) una
cultura nacional es aceptación común de esas creaciones populares” (ibídem, 43)
Esta cultura nacional son creaciones
colectivas, germinadas en un paisaje y en la asociación de símbolos históricos
que dan forma a características espirituales de la comunidad entera. La cultura
es creación, resistencia y asimilación.
La cultura nacional-popular, al
consolidarse en una perspectiva histórica,
se convierte en conciencia nacional, que sirve al pueblo para oponerse al vasallaje y la expoliación.
De esta
forma, para finalizar estas breves consideraciones, observamos que en la pluma
de Hernández Arregui se oponen en toda su obra dos tendencias en relación a la
la identidad nacional, a saber: como identidad del pueblo argentino y latinoamericano que lucha contra la identidad de
las clases dominantes, la oligarquía, ligada a las potencias imperiales. Hay una puja
constante entre estas dos identidades, pues las clases dominantes tiene una
posición privilegiada, en tanto posee los medios para esparcir por todo el
tejido social su visión de nuestro pasado nacional, de nuestras luchas, del
lugar de nuestro país en el mundo, etc.
El imperialismo cumple aquí el papel de disolvente de las culturas
autóctonas.
La FORJA de un ideario nacional
- La posición nacional
FORJA va a generar sus propias herramientas de
análisis y de acción política, se trata de crear, de inventar por parte de los
pueblos oprimidos sus propios caminos para la liberación, sin copiar por “modas
intelectuales”, embelesamientos con las “luces de la civilización”, etc. Sigue
la máxima de Simón Rodríguez que ya ha principios del siglo XIX planteaba “o
inventamos o erramos”. Cabe resaltar que en el forjismo no hay rechazo de lo
generado en otras latitudes y en otros tiempos, sino que lo que hay es no importación acrítica de modelos de los
países opresores. Así, utilizar las doctrinas e ideologías, pero no ser usado
por éstas (Jauretche, 1976). La cuestión no es incorporar, como se hizo bajo la
dicotomía civilización y barbarie,
los valores universales como absolutos, sino más bien en lo que puedan
contribuir a la cultura nacional. Se trata de sumar a nuestra cultura lo que
sea útil a la misma.
Los problemas
argentinos deben ser enfrentados con
criterio argentino, generar
categorías nacionales, así FORJA buscó:
“dirigir el pensamiento nacional hacia los hechos
concretos y sus implicancias económicas sociales y culturales propias, para
tratar de contribuir a la elaboración de un pensamiento propio (pues) comprende
oportunamente que su tarea fundamental es aportar al pensamiento argentino el
método y los modos de conocer nuestra realidad y señalar los rumbos necesarios
de una política nacional”. (Jauretche, 1976: 68 y 29)
La posición nacional se enlaza con la nación misma, con los intereses
nacionales, buscar ser un pensamiento exclusiva y genuinamente argentino que se
oriente hacia fines nacionales. Escapa es tópico del ideario forjista a la
lógica de lo partidario, se trata de los intereses nacionales. Cabe destacar que esta posición nacional, es una posición
nacional-latinoamericana. Se ubica más allá de las “patrias chicas”, en la
“Patria Grande”.
Observemos una declaración de la
agrupación del año 1941 donde enfatiza en la cuestión:
“al espíritu colonial
de entrega, se opone equivocadamente un espíritu colonial de rebelión. FORJA
que, por primera vez en nuestra historia, estudió la raíz de nuestros problemas
y denunció las formaciones extranjeras que se oponen a la unidad fundamental de
la Nación, toma también para sí la tarea de orientar paulatinamente la rebelión
de nuestra juventud, hasta encauzarla en la línea más amplia de nuestra
tradición, honrada y patrióticamente practicada, para darle así la eficacia de
acción de que ahora carece. FORJA cree que sólo del pueblo argentino, de la
masa innumerable sin voz y sin más conocimiento que la certeza de sus propias
dificultades, puede surgir la salvación entera de la nación”. (Declaración
de FORJA del 18-6-1941. Citado en Galasso, 2003: 393)
Establece FORJA la necesidad de indagar en nuestro
pasado, en la historia nacional para resolver las problemáticas particulares
que se suscitan (más adelante profundizaremos en este punto). Buscar en las
masas populares, en sus rebeliones, en las tradiciones, en la cultura nacional
los caminos que nos permitan llegar a fundamentos propios para la acción. Es la
construcción conjunta con el pueblo
en lucha. No hay “iluminismo”, o “vanguardismo” en la lucha que emprende el
forjismo.
La agrupación apunta a la concreción de
determinados objetivos, que Jauretche detalle años más tarde:
“El movimiento aspiraba a establecer la
justicia social, en progresión ascendente con el desarrollo económico logrado a
medida que la liberación nacional creaba las condiciones de producción y
distribución de la riqueza, impedidas en nuestro país por los factores
anti-progresistas de la estructura imperial. Es decir, lograr los más altos
niveles sociales dentro del mundo a que pertenecemos, tal como las condiciones
nacionales lo permiten en cuanto se remueven los obstáculos a nuestro desarrollo
y dirigir los beneficios de ese progreso en el sentido de la sociedad y no
solamente de los individuos colocados en situaciones privilegiadas” (Jauretche,
1976: 13-14)
Procura FORJA para el logro de estos objetivos
entonces aglutinar a todos los sectores sociales enfrentados en mayor o menor
medida a la oligarquía y al imperialismo. Trata de buscar puntos de
coincidencia para construir la patria. De esta forma, desde un cuaderno de la
agrupación, sostienen: “el drama de la
Patria enfrenta dos personajes solamente: el pueblo encadenado y la finanza
imperialista. Lo demás no cuenta. Cuando están en juego los destinos de un
pueblo, toda reclamación particular perturba y divide”. (Cuadernos de
FORJA. ed. facs. Jaramillo, 2012: 229)
- La colonización pedagógica
A
través de su prédica FORJA pone al descubierto el sometimiento de nuestra
economía al imperialismo británico, y la superestructura cultural de
colonización pedagógica donde este se asienta. FORJA, a través de un escrito
bajo el título de Manifiesto al Pueblo de la República dado a conocer en
septiembre de 1935, denuncia por primera vez en forma sistematizada, y profunda
el papel del imperialismo británico en nuestro país (Hernández Arregui, 2004).
En
dicho manifiesto realizan una pormenorizada denuncia del pacto Roca-Runciman y
de la situación de nuestro país en relación al imperio británico. Sostienen
allí que:
“todos
los aspectos de la vida nacional que se pasa a examinar, demuestran que ya se
ha impuesto a la República una tiranía económica, ejercida en beneficio propio
por capitalistas extranjeros a quienes se han dado derechos y bienes de la
Nación Argentina (…) ya nada queda en
la República que no haya sido dado o comprometido a la dominación fraudulenta
de sociedades anónimas de especuladores del exterior, que usan a su arbitrio
las potestades inherentes a la Nación Argentina para beneficiarse con el fruto
de su trabajo y para aniquilar las fuerzas de su indispensable, urgente y
solidario resurgimiento”. (Manifiesto al Pueblo de la República, 2-9-1935.
Reproducido en Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12. Ed. facs. Jaramillo, 2012: 403 y
426)
El
Manifiesto al Pueblo de la República demuestra cómo nuestra economía es cada
vez más dominada por factores foráneos, establece que se ha impuesto una tiranía
económica sobre la república, de la cual los únicos beneficiarios son el
capital extranjero y la oligarquía local
aliada al mismo.
El
colonialismo económico entonces se encuentra estrechamente ligado al
colonialismo cultural, uno refuerza al otro y viceversa. FORJA está pensando
aquí en que la situación de nuestro país se desenvuelve como una semi-colonia.
Es decir, si bien somos una nación independiente formalmente, la situación real
dista de ser de soberanía plena, esto por la injerencia del imperialismo en
nuestra economía, por la extranjerización del aparato productivo, por el
primitivismo agropecuario en el que nos encontramos, etc. Y los forjistas
consideran que es en las semi-colonias donde la dominación se asegura
principalmente por medio de la colonización pedagógica (en relación a las
colonias propiamente dichas donde se asegura por la fuerza).
El planteo de FORJA en
relación a la cultura nacional, es a
partir de una posición nacional que procura el rescate y construcción de
nuestra cultura. El forjismo plantea la necesidad de partir de una realidad
situada, ligada a las tradiciones populares latinoamericanas. El rescate de la
cultura nacional aparece como el reconocimiento de la comunidad autónoma, y al
mismo tiempo, como resistencia a la injerencia del imperialismo.
FORJA pide estar “en guardia” al
respecto de la colonización pedagógica, el colonizador habita en el alma de los
colonizados, así afirma que:
“todo lo
que nos rodea es falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas
las creencias que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos
presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades
que los textos aseguran” (Scalabrini Ortíz, 2001: 7). El mismo autor reclama: “no olvidemos que somos víctimas de una
educación meticulosamente calculada para apartarnos del conocimiento de nuestra
realidad e impedirnos que planteemos los problemas argentinos en términos que
admitan solución” (ibídem, 228).
Avanzar
en desarmar este aparato de colonización pedagógica es fundamental para un
proceso de liberación nacional. Estrechamente ligado a la cultura dominante
aparecen las universidades, y la historia nacional. De eso nos ocuparemos en el
próximo apartado.
-
La Universidad y el Revisionismo histórico
La relación que entabla el forjismo
con la universidad es doble: por un lado, denuncia el papel de ésta en la vida
nacional, en tanto portadora y difusora de la colonización pedagógica; y por
otro lado, fijando como antecedente e influencia en la agrupación a la Reforma
del ’18, va a reivindicar la misma, y a disputar espacios y sentidos posibles
de las Casas de Altos Estudios. Hay en la acción de FORJA establece Francisco
Pestanha una “crítica al iluminismo
racionalista imperante en los ámbitos académicos y culturales” (Pestanha,
2006: 44).
En
el sentido de disputa de espacios va a conformar una organización, la OUF
(Organización Universitaria Forjista), la cual logra controlar la conducción de
la FUA (Federación Universitaria Argentina) a mediados del año 1939, con la
ayuda de los comunistas que pretendían impedir el acceso de los socialistas.
Desde allí el forjismo va a plantear el apoyo a la neutralidad. En el
Manifiesto de UFRA dicen de la Reforma del ’18:
“reivindicamos
el concepto auténtico de reforma: Voluntad de destino de la Nación dentro de la
conciencia de América. La concebimos como una emancipación de los valores
propios. Es eso o no es nada (…) la misión de la universidad es crear una
conciencia superior del país. En este sentido ha fracasado (…) iniciamos la
marcha bajo el signo de la montonera, que irrumpe en los claustros. Ha llegado
la hora del federalismo. Recogemos la bandera plebeya de las muchedumbres
inciviles. Venimos a derrumbar los ídolos del paganismo científico-legalista,
al dogma del derecho importado oponemos el dogma de la tierra; al concepto
abstracto de la civilización del mundo, la realidad telúrica de América”. (Manifiesto
de UFRA, citado en Scenna, 1983: 271)
Plantea
el forjista Francisco José Capelli, delegado de la FUA, por la Federación
Universitaria de La Plata, en relación a la función del estudiante
universitario en una entrevista publicada por Reconquista: “el estudiante universitario tiene un deber político ineludible que
cumplir para con la sociedad, de lo que se sigue la necesidad, por su parte, de
auscultar los problemas vitales del país, procurando estructurar soluciones
justas” (citado en Scenna, 1983: 264).
En el ideario
forjista la universidad debe vincularse estrechamente con las luchas del
pueblo, no debe mantenerse ajena a éstas. La construcción de conocimiento debe
ser conjuntamente con el pueblo, con
la mirada puesta en las tradiciones nacionales-populares. Se trata de ser parte
integrante de la lucha por la liberación
nacional. De esta forma, dejar de lado el supuesto objetivismo y la
neutralidad valorativa. Tomar posición contra la oligarquía y el imperialismo.
¿Qué
papel debe cumplir la universidad?, los estudiantes forjistas reclaman la:
“urgente la remoción total de las
actuales estructuras de la Universidad, como medio para su identificación con
el país y su integración con el pueblo (más adelante en
relación a la intelligentzia afirman)
se ha desenvuelto de espaldas al país,
ajena a su drama y a la gestación de su destino. Costeada y mantenida por el
esfuerzo de todos los argentinos, movió a las sucesivas promociones a buscar el
título profesional la satisfacción (…) de la propia comodidad (…) se encargó de
preparar los expertos de la entrega, elaborando una mentalidad dócil a las
desviaciones jurídicas en que se sustenta la modalidad depredatoria de las
leyes y contratos que enajenaron la soberanía económica de la Nación, poniendo
a disposición de monopolios y trusts los alumnos que se destacaban en aptitudes
técnicas para que fueran utilizados en contra del pueblo argentino (…)
Universidades, Empresas y Política, se complementaban en una misma obra”(Manifiesto
de la Organización Universitaria Forjista, 1943: 3-5).
En esta línea, haciendo referencia a
la autonomía universitaria establecen:
“no vale invocar la autonomía de la
universidad para salvar su dependencia de los extranjeros, es traición al país.
Se trata precisamente de echar las bases de una autonomía que permita a la
universidad expresarse en función de la nacionalidad y como síntesis del
pensamiento argentino” (ibídem: 9).
La
colonización pedagógica decíamos anteriormente se relaciona con la revisión del
pasado nacional. Allí FORJA va a revisar la historia oficial-liberal fundada
por Bartolomé Mitre, donde también encontramos a Vicente Fidel López (más allá
de las disidencias por “el método histórico”), J. M. de Estrada, Mariano
Pelliza, Ricardo Levene, sus divulgadores como Alfredo Grosso, sus variantes
por izquierda, o mitro-marxistas como Juan B. Justo por ejemplo. La va a revisar
desde una perspectiva
nacional-latinoamericana y popular.
Sobre esta historiografía oficial
Scalabrini Ortíz sostiene que:
“la historia oficial argentina es una obra de
imaginación en que los hechos han sido consciente y deliberadamente deformados,
falseados y concadenados de acuerdo a un plan preconcebido que tiende a
disimular la obra de intriga cumplida por la diplomacia inglesa”. (Scalabrini
Ortíz, 2001: 47)
Se aleja de la historia construida
por “hombres de bronce”. Asume el papel de las masas en la historia, y el
enfrentamiento entre los diferentes sectores sociales como movilizador de la
misma.
Es
justamente durante los años de la década infame que surge el revisionismo
histórico por parte del nacionalismo oligárquico. Pero FORJA en esos años realiza
importantes estudios históricos que nos permiten sostener que constituye una
corriente historiográfica en sí (Galasso, 2011). Es una corriente de revisionismo
nacional-popular-latinoamericano-anti-imperialista, o al menos una
proto-corriente de revisionismo desde dicho enfoque historiográfico. Resaltamos
asimismo que varios de los integrantes de FORJA serán de los más importantes
exponentes del revisionismo histórico argentino como Arturo Jauretche,
Scalabrini Ortíz, Atilio García Mellid, René Orsi, etc[3].
Justamente uno de
éstos, Scalabrini Ortíz expresa que “pasar
junto a la realidad con los ojos cerrados es una modalidad intelectual
característica de la educación impuesta a los pueblos coloniales por los
pueblos dominadores” (Scalabrini Ortíz, 2009: 50). Esta atención sobre el
pasado nacional surge en el presente por la necesidad de una mejor compresión
del mismo y por la proyección hacia el futuro. Arturo Jauretche al respecto
establece que:
“en
materia histórica los aportes del revisionismo nos sirvieron para ir
adquiriendo una visión panorámica del ayer y descubrir a través de la verdad
histórica los hilos ocultos que más allá de los hombres y los episodios
armonizaban y explicaban por el ayer, la realidad presente (…) era necesario
descubrir la verdad oculta de nuestra historia de ayer para entender la clave
que pasaba hoy y fue la sistematización en lo económico y en lo social que hizo
FORJA lo que viabilizó la comprensión por el pueblo de lo que significaba la
revisión histórica y sigue significando” (Jauretche, 1976: 57 y 59).
Este no fue un proceso sencillo,
pues como dijimos anteriormente, la colonización pedagógica se “hace carne” en
el colonizado, así Jauretche cuenta que al revisar la historia:
“nos llevaba de la mano
a una posición revisionista en la historia, que la tuvimos que revisar en
nosotros mismos, porque al fin y al cabo, éramos hijos de una formación
cultural edificada sobre un ocultamiento sistemático de la verdad, que se
proponía precisamente eso, que ignorásemos los factores decisivos en el
cumplimiento de nuestro destino”. (ibídem: 35).
En esta misma lógica que venimos
viendo afirman desde un cuaderno de la agrupación que las clases dominantes:
“han
calculado la necesidad de entorpecer a nuestros pueblos estrechando los horizontes
del pensamiento de sus nuevas generaciones, para que se asomen a la vida con un
sentido de propia debilidad, mediante la enseñanza metódica de historias
fraguadas y deformes, cifradas con la falsa repetición constante de nuestra
mutua extrañeza y de separación y perpetua hostilidad de estas naciones”. (Cuaderno
de FORJA Nº 10-11-12. Ed. facs. Jaramillo, 2012: 384)
Podemos observar entonces cómo FORJA
enjuicia profundamente el aparato de colonización pedagógica. Nosotros aquí
destacamos cómo lo hace desde sus ideas en torno a la universidad, y a la
historia nacional. En ambos casos critica por un lado la visión de las
minorías, de la oligarquía local siempre aliada al imperialismo, pero por otro,
en ambos casos no se queda solo en la crítica, sino que avanza con el planteo
de sus ideas en relación a la cuestión. En ambos casos también su ideario
pregona la inclusión de las mayorías populares, ya sea en la universidad como
en la historia. En los dos casos también apunta a la construcción conjuntamente
con estas mayorías populares de modo de lograr romper con la colonización
pedagógica.
A modo de cierre
Observamos a través de estas líneas
algunos tópicos del ideario forjista. Consideramos que el mismo encuentra un
importante potencial para pensar el presente, en las luchas políticas actuales.
Dimos cuenta cómo en plena oscuridad
de la década infame, donde la entrega de la nación a las garras del
imperialismo británico (que había comenzado mucho antes), se profundizaba, y la
ignominia alcanzaba todos los ámbitos de la sociedad, donde reinaba la pobreza,
miseria, desocupación, etc., un puñado de patriotas se lanzaba, ante la entrega
de las banderas yrigoyenistas a manos del alvearismo, a levantar los ideales
yrigoyenistas, pero que en el fragor de la lucha iban a profundizar y a dejar
de lado el nacionalismo defensivo de Hipólito Yrigoyen, y avanzar en un planteo
que implicaba la ruptura total del orden semi-colonial.
Hicimos énfasis solamente en algunos
aspectos de su ideario en relación a la cultura nacional, allí abordamos una
herramienta de análisis y acción política sumamente interesante que es la posición nacional que, como vimos, se
ubica más allá de los intereses meramente partidarios, y apunta a los intereses
nacionales que no son otros que los intereses populares. Así, esta posición
busca aunar a todos los sectores sociales que se enfrenten al imperialismo, y a
la oligarquía, de modo de lograr la derrota definitiva, y la segunda
independencia.
Abordamos también la cuestión de la
colonización pedagógica, fundamental para asegurar la dominación en los países
semi-coloniales como el nuestro. Allí pusimos énfasis en la universidad, acerca
de la cual los forjistas critican por un lado como parte de este aparato de la
cultura oficial, y por otro en la mejor tradición de la Reforma del ’18, busca
la interiorización en las tradiciones nacionales y latinoamericanas que se
comprometan con la lucha del pueblo por la liberación.
Por último analizamos las ideas en relación a la
historia Argentina. Los forjistas consideran que hubo una enseñanza, no
aislada, sino articulada de nuestra historia que no es más que el relato de la
oligarquía de lo que sucedió en nuestro pasado. Este relato es falso porque
pretende arrojarse el derecho de ser el único relato posible y existente. Así,
FORJA emprende una tarea de denuncia de las falacias de la historiografía
oficial-liberal, y por otro lado, busca la construcción de un relato
alternativo, que rescate esas “otras voces” ocultas por la historia de Mitre,
Levene, Grosso y compañía.
En fin los forjistas lanzan, como
una semilla, un conjunto de ideas sobre la sociedad Argentina, y ¡profundamente
nacionales-latinoamericanas! que corroen profundamente la estructura del país
semi colonial, dependiente del imperialismo británico. Por eso, desde su
declaración oficial ya afirmaban que:
“el proceso histórico Argentino en
particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de una lucha
permanente del pueblo en procura de su Soberanía Popular, para la realización
de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías
como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y
cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América”. (Declaración
aprobada en la Asamblea Constituyente del 29 de junio de 1935. Citado en
Jauretche, 1976: 87)
Bibliografía
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Tomo I. Buenos Aires: Corporación Buenos Aires Sur
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Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos
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FORJA y el
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Norberto. (2003). Jauretche y su época.
De Yrigoyen a Perón, 1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor
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Norberto. (2008). Vida de Scalabrini
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Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos
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Jauretche,
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Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos
Aires: Peña Lillo.
Norberto
Galasso lo considera un precursor de la agrupación. Véase Galasso, Norberto.
(1984). Testimonios del precursor de
FORJA: Manuel Ortíz Pereyra. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina
Pestanha,
Francisco José. Scalabrini Ortíz: Norte
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http://www.pensamientonacional.com.ar/pancho.php?idpg=0115_scalabrini_ortiz.html
Recalde, Aritz.
(2011). Apuntes para una sociología de la cultura. En Sociología de la cultura latinoamericana. Buenos Aires: Ediciones
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Buenos Aires: Plus Ultra,
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Ortíz, Raúl. (2009b). Cuatro verdades
sobre nuestra crisis. Buenos Aires: Lancelot
Scenna, Miguel
Ángel. (1983). FORJA. Una aventura
argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.
[1] Sociólogo -UBA-, Docente
UPMPM, UNAJ, UNLa. Comisión de Investigaciones Científicas. Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Centro de Investigaciones en Pensamiento Político Latinoamericano. III Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano.
[2] Incluso, Francisco Pestanha sostiene que es
el Norte ideológico de FORJA. Ver Pestanha, Francisco José. Scalabrini Ortíz: Norte ideológico de FORJA.
Disponible en
http://www.pensamientonacional.com.ar/pancho.php?idpg=0115_scalabrini_ortiz.html
[3] De todas formas aquí solo
tomamos las ideas de los forjistas mientras desarrolló su actividad la
agrupación, sino le estaríamos haciendo decir a FORJA cosas que dijeron los ex
forjistas años más tarde.
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