FORJA, la impugnación de los años infames. Por Juan Godoy[1]
Introducción - Una luz en
los ignominiosos años ‘30’s
El 6 de septiembre
de 1930 se inauguran las dictaduras cívico-militares en nuestro país, que van a
signar la política argentina a lo largo del siglo XX. En este caso se trataba
de obturar la continuación del primer gran movimiento nacional, a saber: el
yrigoyenismo. Durante el gobierno de aquel (primero elegido luego de la Ley Sáenz
Peña que instauró el voto universal –aunque sin el voto femenino-, secreto y
obligatorio), se habían producido cambios profundos en la democratización del
aparato estatal, a pesar de no haber avanzado en la ruptura de la situación
semi-colonial conformada desde los tiempos de Bartolomé Mitre. Varios fueron
los factores que contribuyeron a la caída de Yrigoyen, “pero el factor principal reside en el nacionalismo agrario del
radicalismo, incapacitado para comprender la necesidad del desarrollo
industrial de la Argentina y por tanto, impotente frente a las dificultades
creadas por la crisis económica mundial”[1].
Debemos destacar también que en la caída influye, indudablemente, la
cuestión petrolera. El proyecto de nacionalización del petróleo, trabado en el
senado desde su presentación, tomaba cuerpo por la segura incorporación de los
senadores sanjuaninos y mendocinos luego de la elección del 7 de septiembre.
Como sabemos un día antes estalla el golpe del nacionalismo oligárquico
representado en Uriburu.
No obstante el
golpe de los “primos pobre de la oligarquía”, ya se movía en las sombras la
oligarquía liberal pro-británica encarnada en Agustín P. Justo. No tardaría
mucho este último en hacerse del poder. Ramos sintetiza cómo se resolvió la
disputa interna (y haciendo un parangón con el devenir de la historia
argentina), argumentando que los padres estaban demasiado viejos para cambiar,
de modo que cambiaron los hijos, y éstos “se
harán “nacionalistas” de un nacionalismo aristocrático y conspirarán con Uriburu,
creyendo candorosamente que el anciano general es el hombre del destino (…) El
padre, viejo zorro incrédulo y mañoso esperará confiado en su casa hasta que
las cosas vengan suavemente a sus manos firmes (…) si los hijos de los
senadores se hicieron nacionalistas, comenzaron su carrera haciendo una
revolución para otros. Esto último, según se verá, no era un error sino más
bien una enfermedad incurable”[2].
En esta
década, dada la crisis del ’29, y por
el Pacto de Ottawa (1932), Gran
Bretaña importaba menos carne, y parece optar por privilegiar a sus colonias:
Nueva Zelanda y Australia, en detrimento de la Semicolonia, Argentina. El
gobierno de Justo (que toma el poder por elecciones fraudulentas en 1932), no
tardará en enviar una misión a Gran Bretaña, que lleva como figura principal a
“Julito” Roca. Mientras que la crisis mundial golpea fuerte en la Argentina, “no había dinero, no había trabajo, no había
siquiera comida. Tanto en la ciudad como en el campo”[3]
. En dicha misión se escuchará, entre otras frases, por ejemplo la de uno
de los representantes argentinos de la misión, Martiniano Leguizamón
(argentino, abogado de FFCC británicos): “la
Argentina se parece a un importante dominio británico”[4],
u otra, pronunciada por el entonces vice-presidente “Julito” Roca: “la Argentina (…) desde el punto de vista
económico, es una parte integrante del Imperio británico”[5].
¡Estos eran los representantes argentinos que debían negociar a favor de
nuestra nación!
Ya estaba en plena ejecución la denominada por José Luis Torres
como Década infame[6], que Enrique Santos Discépolo retratara en sus tangos, como el
famoso Cambalache, del mismo año del Pacto Roca-Runciman, o Yira, Yira, “cuando estés bien en la vía, sin rumbo,
desesperao (…) verás que todo es mentira, verás que nada es amor (…) cuando
manyés que a tu lado se prueban la ropa que vas a dejar”, ¿Qué sapa señor?,
o Tres esperanzas “no doy un paso más,
alma otaria que hay en mí, me siento destrozao, ¡murámonos aquí! (…) no ves que
estoy en yanta, y bandeao por ser un gil… Cachá el bufoso… y chau… ¡vamo’ a
dormir!”[7],
por recordar algunos. Época en que los diarios se alimentan de suicidios
todos los días, ya sea de famosos como Alfonsina Storni, Horacio Quiroga,
Lisandro de la Torre, Leopoldo Lugones, etc. o anónimos que hundidos en la
desesperanza y la miseria como en el tango de Discépolo deciden quitarse la
vida[8].
Como era
lógico, la Argentina no podía salir beneficiada con estos representantes, por
lo que el pacto firmando el 1º de mayo, conocido como Roca-Runciman, establecía
que los frigoríficos angloyanquis controlen el 85 % de las exportaciones de
carne, reservándose la Argentina solo el 15 %, este porcentaje es para
frigoríficos que no persigan afán de lucro. Asimismo se asegura la
libre-importación de Carbón y otras manufacturas inglesas a la Argentina, así
como el buen trato a las inversiones británica.
Así el Pacto le asegura a Gran Bretaña alimentos baratos, poder
colocar productos manufacturados, etc. Un conjunto de beneficios estupendos
para los frigoríficos, a favor de los británicos y de un grupo de invernadores
que reciben precios preferenciales[9]. Gran Bretaña aseguraba
una exportación a la Argentina no inferior a la de los años 31-32, este último
año según Horacio Giberti fue el más bajo desde 1921[10].
Entre tanta
entrega, fraude, miseria, pobreza y desocupación, cuando la noche más oscura
aparecía en el horizonte de los argentinos, un puñado de muchachos en un sótano
la calle Corrientes 1778 daba nacimiento
a la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, que venía a enjuiciar
la entrega de las banderas yrigoyenistas a manos del alvearismo, y la de la
nación Argentina al imperialismo británico. Entre sus fundadores más relevantes
se encontraban Arturo Jauretche, Homero Manzi, Manuel Ortíz Pereyra, Luis
Dellepiane, Gabriel Del Mazo y otros.
Con respecto al pacto Roca - Runciman el 2 de septiembre del ’35
los forjistas dan a conocer el Manifiesto
al Pueblo de la República, donde se denuncia la entrega de de dicho pacto y
las leyes que este traía aparejadas. Realiza según la apreciación de Hernández
Arregui[11] la primera denuncia profunda,
científica del papel del imperialismo
británico en nuestro país. Allí develará la entrega de la economía nacional
a Gran Bretaña, la complicidad de la oligarquía local, enjuiciará la creación
bajo injerencia británica del Banco Central, al instituto movilizador que le
salva las deudas a los hacendados, la claudicación del radicalismo, las juntas
reguladoras, la ley de coordinación de transporte, etc. En fin, lo catalogará
como el Estatuto Legal del Coloniaje,
y sostienen que “ya nada queda en la
República que no haya sido dado o comprometido a la dominación fraudulenta de
sociedades anónimas de especuladores del exterior, que usan a su arbitrio las
potestades inherentes a la Nación Argentina para beneficiarse con el fruto de
su trabajo y para aniquilar las fuerzas de su indispensable, urgente y
solidario resurgimiento”[12].
Estas son algunas de las patriadas que le permiten a Murray sostener que los
forjistas “Salvaron la cara de toda una
generación”[13].
Pretendemos en el presente dar cuenta de la construcción
de una posición nacional (o nacionalismo popular) por parte de FORJA, que lo
distanciará del nacionalismo agrario de Yrigoyen y del nacionalismo
oligárquico. Daremos cuenta para ello de los aspectos político, económico, y cultural de esta posición nacional.
Logrará así impugnar a la década infame en forma integral.
Breves consideraciones acerca del nacionalismo
Damos
cuenta aquí brevemente algunas cuestiones acerca de la noción del nacionalismo,
basándonos en Hernández Arregui[14], quien sugiere que el
término no es unívoco, y diferencia el nacionalismo de los países
desarrollados, del nacionalismo de los países del “tercer mundo”. Replantea la
cuestión del nacionalismo desde la perspectiva
de los países coloniales y semi-coloniales, a la vez que resalta la
importancia de dar cuenta qué sector
social lo proclama o rechaza. Define entonces un nacionalismo defensivo y uno expansivo
(va a considerar aquí que los países centrales en un comienzo fueron
nacionalistas defensivos, para una vez desarrollados convertirse en
expansivos). Al tiempo que diferencia un nacionalismo
reaccionario de un nacionalismo
revolucionario. Ponemos de relevancia que aquí destaca que el nacionalismo
reaccionario, en su mayoría, van a buscar soluciones basándose en esquemas
europeos. Este nacionalismo debe ser latinoamericano, no expansivo, sino bajo
la idea del restablecimiento de una totalidad más amplia, la patria grande.
Abordamos
al forjismo como parte de este nacionalismo popular o revolucionario propio de
los países oprimidos. Hernández Arregui mismo lo considera un movimiento que
contribuye a la formación de la conciencia nacional, que es la lucha por la
liberación nacional[15]. En nuestra concepción de
nacionalismo popular, la construcción de su corpus teórico, debe ser desde las
naciones y sectores oprimidos. Si bien consideramos que puede tomar elementos
de teorías y/o ideologías foráneas, lo hace “tamizándolo” con la realidad
local, en la medida de las necesidades de lo propio. Aquí, como veremos la
posición nacional sustentada por FORJA va en esta línea de pensamiento.
Se diferencia
FORJA así de un nacionalismo que tuvo su desarrollo en nuestro país desde fines
del siglo XIX, y comienzos del XX, haciéndose fuerte sobre fines de 1920 y
principios de 1930. Este nacionalismo que caracterizamos como reaccionario u
oligárquico, cuyos miembros pertenecen en general a familias (con posiciones de gobierno) de las clases
dominantes del interior argentino[16]. En FORJA nación y
pueblo, como veremos no son escindibles. El nacionalismo de FORJA, como ya lo
mencionamos, implica el aspecto político, económico y cultural. Estos no son
mutuamente excluyentes, sino que tienen puntos de contacto.
El nacionalismo de
FORJA desde su aspecto político – La posición nacional
En el presente
apartado abordaremos el aspecto político del nacionalismo popular de FORJA.
Para ello veremos la relación de la nación y el pueblo, la conformación de una
posición nacional, el aspecto geopolítico y la cuestión militar. Al ser varios
temas, y al tener un espacio acotado sabrá disculpar el lector algunas
omisiones, pues seremos breves y concisos en el tratamiento de cada uno de
ellos[17].
La nación en FORJA es un sueño de futuro. En el pueblo es donde
FORJA encuentra la fuente y razón de todo derecho[18]. En esta línea, cuatro
años después de su fundación sostienen que “pueblo
y nación son equivalentes en América, lo que no comprenden los europeizantes,
para quienes la Nación es formación adversa a la convivencia igualitaria de los
hombres que no exhibían un común entronque con viejas identidades de sangre y
de subordinación”[19]. El pueblo es condición necesaria para el desarrollo de la nación.
El pueblo aparece como fuente del pensamiento forjista. No hay construcción
posible que deje de lado a éste. No hay aquí una construcción “desde arriba”,
iluminista, una diferenciación de FORJA, de los que conforman la agrupación,
del pueblo, sino que los forjistas se consideran parte integrante del pueblo argentino
en lucha, la obra de edificación de un movimiento es desde y con el pueblo.
Jauretche diferencia claramente la posición nacional de FORJA del
nacionalismo reaccionario, cuenta que “alguna
vez discutiendo con un nacionalista, cuando se acercaban a FORJA en busca de
coincidencias, le dije: el nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo
junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la
cuna del hijo, y esa es la sustancial diferencia. Para ustedes la Nación se realizó
y fue derogada; para nosotros, todavía sigue naciendo”[20].
Años más tarde refiriéndose a los mismos sectores, también sintetizará con su
pluma incisiva que estos “primos pobres de la oligarquía”: “mentalmente se ubicaban cumpliendo su función de élite conductora,
pero no ya desde el landó de la abuela; les era agradable imaginarse en un
Cadillac pasando rápido ante los gauchos a caballo, con plata en los aperos, y
saludando respetuosamente: -¡Adiós, patroncito! – ¡Que le vaya bien, m’
hijo!... Una especie de Arcadia pastoril y tecnificada a la vez, pero donde
cada uno está “donde debe estar”[21]. Hernández Arregui,
considerando a FORJA un movimiento de origen popular, anti-imperialista y
latinoamericanista, escribe que el forjismo “cuya
línea nacional de izquierda nada tiene que ver con el nacionalismo hispánico y
católico, además de pro-fascista, de la misma época”[22].
FORJA
sustentaba entonces una posición nacional.
Profundizando en ésta, en la concepción forjista el abordaje de las
problemáticas nacionales se debe realizar a partir de nuestra propia
perspectiva, en relación a nuestras necesidades e intereses como nación. No le
interesó entonces la construcción de una doctrina, sino que procuró “dirigir el pensamiento nacional hacia los
hechos concretos y sus implicancias económicas sociales y culturales propias,
para tratar de contribuir a la elaboración de un pensamiento propio”[23].
FORJA pretende así ser una expresión genuinamente argentina. Ser, de esta
forma, la primera manifestación, expresión, de la conciencia nacional en las
ideas argentinas, “comprende
oportunamente que su tarea fundamental es aportar al pensamiento argentino el
método y los modos de conocer nuestra realidad y señalar los rumbos necesarios
de una política nacional”.[24]
Hay así una cuestión
nacional a resolver, en los
países desarrollados el problema es meramente interno, en cambio en los
oprimidos, existe la cuestión vinculada a la soberanía nacional. Es necesaria la liberación nacional para liberarse dentro de la misma.
Esta
concepción de abordar desde un criterio
argentino los problemas nacionales, la ligan los forjistas a la entrega de
la economía nacional al imperialismo (británico), y a la alianza de la
oligarquía local al mismo. De esta forma, establecen una íntima relación entre
el aspecto económico, político y cultural. “desentrañando
la trama de nuestro coloniaje económico, que fue nuestra primer tarea,
descubrimos que él se asentaba sobre el coloniaje cultural. Descubrimos que
ambos coloniajes se apuntalan y conforman recíprocamente, pero que si el
coloniaje económico daba los puntos de apoyo cultural, éste era, a su vez, la
forma de penetración y de estabilización de aquel. ¡La traición de la
inteligencia! Esa es la primera en el orden de las culpas. La primera que
debíamos evitar. No es ella un tema nuevo. No en balde la revolución mejicana
se hizo al grito de “abajo los científicos””.[25]
Esta posición
nacional, es en realidad una posición
nacional-latinoamericana, pues FORJA, ya desde su manifiesto inicial,
sostiene que “el proceso histórico
Argentino en particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de
una lucha permanente del pueblo en procura de su Soberanía Popular, para la
realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las
oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica,
política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de
América”[26],
como vemos al mismo tiempo resalta quiénes se han opuesto históricamente a
dicha emancipación, las élites locales que actúan de forma funcional a los
imperialismos. Esta lucha emancipatoria Argentina y latinoamericana, solo puede
ser realizada, en el ideario forjista, por la acción de los pueblos.
Son dos
instancias de la lucha, pero que no son escindibles y se dan al mismo tiempo.
No pueden entenderse las luchas nacionales, desligadas de las de los países de
nuestro continente. Implica, asimismo, hundirse, interiorizarse en la historia
de nuestros pueblos. FORJA apunta hacia el futuro, la búsqueda de la emancipación
nacional, pero teniendo en cuenta que esta encuentra sus raíces en el pasado,
que hay una historia de lucha. Los forjistas apuntarán así a ligar las luchas pasadas con las presentes,
buscar esos “hilos conductores”, patrones comunes, errores, aciertos, etc. para
ser implacables en la lucha.
Debemos resaltar que si bien veremos muchas veces, en los escritos
de FORJA hablar de América en lugar
de Latinoamérica, vale la aclaración
a qué se refieren por América, que viene dada por los forjistas mismos, en
varias oportunidades, Dellepiane por ejemplo argumenta que “creo necesario insistir en que, para nosotros, América comienza en la
frontera norte de México. Denunciamos la designación intencionada de América,
comprendiendo sólo a los Estados Unidos de Norteamérica, como una táctica del
imperialismo frente a la conducta de nuestra América. ¡Nuestra América!”.[27] Scalabrini Ortíz cuando en Historia de los Ferrocarriles publique
una parte del primer cuaderno de FORJA, reafirmará que “es preciso decir que la palabra América se emplea en un sentido
restrictivo y en la imaginación del autor sólo representa esa fracción del
continente que tiene una unidad de idiomas, de razas fundadoras, de religiones,
de costumbres y que geográficamente llega hasta el límite de México (…) es
urgente que América, la fracción de América expoliada y sojuzgada, establezca
indubitablemente sus derechos a la existencia y a la elaboración de su propio
destino”[28].
En relación a la geopolítica destacamos que FORJA toma una
posición neutral ante la Segunda Guerra Mundial. De lo que se trata es de mirar
y actuar desde aquí, “el espíritu
americano no puede ser abarcado por las formas religiosas, políticas, sociales
y económicas de Europa (…) el revolucionario de la revolución americana debe quemar
las naves de sus supersticiones y de sus prejuicios que lo llevarán sin darse
cuenta, a luchar en América, no por ella, sino por alguna de las parcialidades
de Europa”.[29] Es una cuestión de soberanía, de no
involucrarse en asuntos que no tienen interés para los pueblos
latinoamericanos, que en muchos casos los ligan a los países que los oprimen.
América Latina tiene que luchar por sus propios problemas, debe luchar contra
los países opresores. Scalabrini proclama: “ir
a la guerra sería consumar la completa servidumbre de nuestro pueblo y de todos
sus hermanos de América”.[30]
Para finalizar con el aspecto político del nacionalismo de FORJA,
observamos que la agrupación no va a caer en lo que podríamos denominar como
“anti-militarismo abstracto” que basa su posición en denostar todo lo que venga
de las fuerzas armadas, y va a avanzar en el análisis de éstas. Desde su
perspectiva argumentará que hay una línea dentro del ejército que sustenta una
política nacional, sosteniendo, al mismo tiempo, que fueron más los militares
que se han arriesgado, en diferentes levantamientos hasta que se salió de la
abstención revolucionaria (y activa), en los últimos años que los políticos.
Recordemos que la referencia es a los levantamientos yrigoyenistas posteriores
al golpe del 6 de septiembre. Así sustentan la posibilidad de la alianza
estratégica del pueblo y el ejército. En el Manifiesto
de los Radicales Fuertes, como vimos uno de los antecedentes directos de
FORJA, se sostenía que era necesario “restituir
al ejército la integridad de la misión que le asignara San Martín, de defender
la soberanía nacional”.[31]
Los forjistas rescatan una tradición de lucha popular, plebeya de
las fuerzas armadas, no ligada necesariamente al oficio, que encuentra su
origen en las luchas emancipadoras de nuestro continente a principios del siglo
XIX. Incluso en el pueblo que luchó en las invasión inglesa 1806-1807, en los
que lucharon junto a los caudillos populares, alzados contra la prepotencia
porteña. Las armas son de puestas en manos de una porción del pueblo para la
defensa y el logro de de los objetivos nacionales. No obstante lo cual, no
implica que los forjistas no critiquen cuando las fuerzas armadas se aparten de
las causas nacionales y populares. Resaltamos así que no es el rescate de toda
la tradición de las fuerzas armadas, sino de una línea al interior de las
mismas.
El nacionalismo de
FORJA desde su aspecto económico – El descubrimiento del imperialismo británico.
Hacia la emancipación integral de la nación
En el presente
apartado daremos cuenta del aspecto económico del nacionalismo de FORJA.
Veremos así su posición en relación a la deuda externa, al trazado de los
ferrocarriles, a la industrialización, a los recursos naturales y a la nación
semi-colonial.
En relación a la denuncia del accionar del imperialismo británico
en nuestro país, podemos ver en un volante que da cuenta claramente de la
posición del forjismo. El mismo es dado a conocer por la agrupación en el año
1937, bajo el título de “Réplica al
monumento a Canning”, que como dicho título profesa, se trata, desde el
ingenio, de dar una respuesta a la construcción de un monumento a Jorge
Canning. Allí ponen en consideración la política
balcanizadora llevada a cabo por Gran Bretaña en la región, luego de los
procesos independentistas, resaltan en relación a ello la segregación de la
Banda Oriental del Uruguay y el Alto Perú, el endeudamiento como mecanismo de
sometimiento, y dicen: “cien años
después, la obra de dominación ha quedado completada y perfeccionada: “INGLESES
son los medios de comunicación y transporte. INGLESAS las empresas
monopolizadoras del comercio exterior. INGLESAS en su mayor parte las empresas
de servicios públicos. INGLESAS las más grandes estancias de la República.
INGLESAS las mejores tierras de la Patagonia. INGLESAS todas las grandes
tiendas. INGLESAS todas las empresas que rinden dinero y están protegidas por
el Gobierno Argentino. INGLESAS son las voluntades que manejan la moneda y el
crédito desde el Banco Central. INGLESAS son las directivas a que obedece
nuestra política exterior e interior. INGLESAS "son" las Islas
Malvinas y las Orcadas. Los designios de Canning se han cumplido. Los negocios
ingleses se han conducido y se conducen con “habilidad”. ¡POR ESO CANNING TIENE
UNA ESTATUA EN BUENOS AIRES!”[32].
Se anuncia asimismo que con la palabra de Scalabrini Ortíz y la de
Jauretche se realizará un acto en el sótano de Lavalle.
La deuda externa será denunciada por FORJA como un mecanismo de
encadenamiento, como una forma de no permitir el desarrollo pleno de las fuerza
productivas del país, de modo de mantenerlo en un “primitivismo agropecuario”.
Endeudará entonces de modo que los países deudores, al no poder hacer frente a
los pagos, sean “permeables” a diferentes condicionamientos. Al mismo tiempo la
deuda será un factor que comience a “pesar” sobre las naciones del “tercer
mundo”, gran parte de sus ingresos deberán ser destinados al pago de la deuda,
lo cual trae aparejados numerosos problemas, y cuanto más adeude, y “deba
pagar”, más problemas tendrá. La deuda así actúa también impidiendo el
desarrollo nacional. Es parte de la estrategia del imperialismo de
sometimiento.
Analiza Scalabrini Ortíz en un cuaderno de FORJA el primer
empréstito. Dando cuenta que de aquel empréstito otorgado por la casa Baring
Brothers a nuestro país de 1 millón de libras esterlinas, en realidad es mucho
menos lo que ha llegado a nuestro país, resaltando al mismo tiempo que no había
necesidad de contraer la deuda, pues las necesidades fiscales estaban cubiertas
y dejaban superávit, y que las obras anunciadas a hacer con dicho dinero nunca
se efectuaron. Es más “el primer
empréstito argentino no fue más que un empréstito de desbloqueo, un modo de
transportar en forma permanente las ganancias logradas por los comerciantes ingleses
en las orillas del Río de la Plata. Es decir, que ese primer empréstito
representa una riqueza que se llevó de la Argentina a Inglaterra, no una
riqueza inglesa que se trajo a la Argentina”.[33]
La política de endeudar, y así atar a los nuevos países, FORJA la
pondrá como parte de los “nuevos métodos” utilizados por Inglaterra, luego de
los procesos de emancipación que ya vimos anteriormente, pues “el imperio británico usará métodos nuevos
en el transcurso del siglo XIX. Conseguirá tributos de riquezas, de productos,
de trabajo, merced a la habilidad. Sólo usará la fuerza para destruir unidades
muy resistentes o conductores muy precavidos”[34]. Podríamos agregar, en
línea con los forjistas, que en nuestro caso al no poder imponerse por la
fuerza, buscará llegar a los mismos objetivos por “métodos pacíficos”.
Avanzando en el planteo, y en relación a la no realización de las
obras que se venían a cubrir con el empréstito, el cuaderno de FORJA establece
que “el prometido aluvión de oro fue tan
falso como el puerto, los pueblos y el agua corriente. El único resultado
visible y comprobable del empréstito fue el de retener el desarrollo de los
pueblos, que es posiblemente el objetivo primordial de la diplomacia inglesa:
detener el progreso de los pueblos”.[35]
En relación a los ferrocarriles Raúl Scalabrini Ortíz en el mismo
cuaderno doble de FORJA, correspondientes al Nº 6 y 7 (publicados
simultáneamente por la revista Servir, órgano de la Escuela de Estudios
Argentinos), basados en una conferencia-denuncia pronunciada en el salón de
actos de FORJA, donde comienza a analizar la cuestión de los ferrocarriles en
nuestro país, lo cual será base para que en el año 1940 publique su Historia de
los Ferrocarriles Argentinos. Así en dicho momento, el motivo por el cual publica
el cuaderno es la entrega de las líneas férreas del Estado Argentino, bajo la
apariencia de adquisición del Ferrocarril Central Córdoba. Ligando este
accionar, al accionar general de los capitales británicos en nuestro país. Su
biógrafo argumenta al respecto en el prólogo a la obra de dicho libro: “Scalabrini señala la clave de nuestro
sometimiento: el primitivismo agrario, la condena a una economía no industrial
ni minera, ni pesquera, sino solamente agroexportadora, complementaria de la
del imperio, que necesita carnes y cereales baratos. Es la división
internacional del trabajo entre el imperialismo y la Semicolonia, en beneficio
de Gran Bretaña, y de su socia, la oligarquía argentina”[36]
En el prólogo a Historia de los Ferrocarriles, Scalabrini establece
que el ferrocarril fue de las invenciones más importantes de la humanidad.
Antes de su creación el transporte era (aún en los países más desarrollados)
con la ayuda de la tracción animal. Con la aparición del ferrocarril las
sociedades encuentran un instrumento de circulación y transporte mucho más
veloz y con una capacidad que transforma las relaciones entre las distintas
geografías, unifica las mismas, crea regiones, relaciona pueblos, etc. Ni el
transporte aéreo, ni el automotor restaron importancia al ferrocarril. No
obstante, Scalabrini resalta que “como
toda creación humana, el ferrocarril tuvo su reverso antipático y pernicioso.
Fue un pérfido instrumento de dominación y de sojuzgamiento de una eficacia
sólo comparable con la sutileza casi indenunciable de su acción (…) fue el
mecanismo esencial de esa política de dominación mansa y de explotación sutil
que se ha llamado imperialismo económico”[37].
Las líneas de los ferrocarriles van a ser trazadas, como veremos,
en sentido contrario a las conveniencias nacionales, en forma radial hacia el
puerto de Buenos Aires, comunicando las zonas agropecuarias con una única
salida, el puerto de Buenos Aires, hacia Europa, específicamente Gran Bretaña.
Los ferrocarriles ingleses, bajo conducción de políticos argentinos, actuaron
como si estuvieran en una colonia. Configurándose así el país como productor de
materias primas e importador de productos manufacturados. De esta forma “el ferrocarril extranjero extendió el área
comercialmente cultivable con cereales y el perímetro de las praderas
aprovechables para la cría de ganado, pero impidió sistemáticamente el comercio
interior y las industrializaciones locales. El ferrocarril fue el arma
primordial de que se valieron los extranjeros para sofocar todo progreso que de
alguna manera pudiera hacer vacilar su hegemonía. Fueron los nuestros,
ferrocarriles coloniales destinados a mantenernos en la rutina sin salida del
primitivismo agropecuario”[38].
En una conferencia dictada por Scalabrini Ortíz a estudiantes de
ingeniería en el año 1937, en la cual afirma que “a nadie se le dice que las redes ferroviarias constituyen la
estructura fundamental de una nación. A nadie se le dice que el ferrocarril –el
instrumento de progreso más eficaz que se creó durante el siglo pasado- es el
arma de dominación y sojuzgamiento más insidiosa y letal porque atenaza y
paraliza los núcleos vitales de una nación. Si se mira el mapa de la República,
la vasta extensión aparece como parcelada bajo una intrincada red de líneas férreas que forman una malla muy
semejante a una tela de araña. Esa impresión visual es una representación muy
exacta de la verdad. La República Argentina es una inmensa mosca que está
atrapada e inmovilizada en las redes de la dominación ferroviaria inglesa”.[39]
El tema de la industrialización y la defensa los recursos
naturales en general y de los recursos hidrocarburíferos en particular será un
tema recurrente en las publicaciones, conferencias, charlas, etc. de los
forjistas. Consideran a éste, un problema no solo de la Argentina sino de todos
los países latinoamericanos. Una de los factores que otorgan sustento al ideal
de unidad latinoamericana que también viene dado por la certeza de que son los
mismos problemas (a nivel general claro) los que atañen a los países que
conforman Nuestra América. Si son los mismos problemas entonces, la unidad
puede servir para solucionarlos, si el imperialismo nos trata como una
totalidad, para enfrentarlo nosotros tenemos que hacerlo en conjunto.
Continuando con nuestro
planteo podemos observar por ejemplo, que Scalabrini Ortíz va a dar dos
conferencias en FORJA. En las mismas desarrolla la idea de la balcanización del continente, aborda la
cuestión de la independencia de Bolivia y la liga a la política porteñista del
grupo de Rivadavia, y a la influencia de la diplomacia británica, pone de
relevancia así la fragmentación y la frustración del proyecto de unificación
del continente[40].
Van a ubicar los forjistas el tema del petróleo en un contexto más
amplio, el de penetración o de intento de penetración cada vez más profunda de
Inglaterra en la Argentina, afirma “Inglaterra
parece dispuesta a no apresurarse. Parece estimar que su posición en la
Argentina es inviolable. Todo en ella le pertenece. Las líneas ferroviarias son
inglesas. Ingleses son los acreedores del Estado. Controlados por capital
británico, los bancos y las instituciones de crédito agrario. Favorable a
Inglaterra es la educación de las clases medias y de las clases intelectuales.
Tradicionales servidores de Inglaterra son los individuos de las clases
sociales más prestigiosas”[41]. La complicidad de
nuestras clases dominantes es puesta “sobre la mesa” nuevamente. Resalta aquí
también cómo el aparato de educación hace que las ideas de las clases
dominantes aparezcan encarnadas en otros sectores sociales.
Este abordaje nos lleva a la noción de la emancipación integral que pregonan los forjistas. A la ruptura de
la nación semi-colonial. En la concepción de FORJA, no hay soluciones parciales, paliativas de la situación de opresión
económica del imperialismo británico. Observemos a Jauretche, en la revista
“Ahora” que dice acerca de la cuestión: “No
hay soluciones parciales en materia económica y la salvación del país consiste
en su emancipación económica, que no puede ser obra de un año, y que necesita
previamente una transformación espiritual para llegar a la comprensión de que
las directivas a aplicarse son precisamente las inversas de las seguidas hasta
ahora”[42].
Es la conformación de una conciencia nacional, donde la lucha cultural, en el
plano de las ideas adquiere suma importancia. En definitiva, pregona la
emancipación económica para lograr la emancipación nacional.
El nacionalismo de
FORJA desde su aspecto cultural – La Colonización pedagógica y el revisionismo
histórico
En este apartado abordaremos la cuestión cultural del nacionalismo
de FORJA. Así veremos a la agrupación fijando posición en tanto la
superestructura cultural de colonización pedagógica, y la necesidad de revisar
el pasado nacional.
Hay en la definición de la posición nacional (que ya vimos) un
componente que considera la necesidad de partir de una realidad situada, de
hundirse en nuestras tradiciones ya no argentinas, sino más bien las
tradiciones latinoamericanas, de la Patria Grande. El rescate de la cultura,
como rasgo distintivo de la comunidad autónoma, como reafirmación de la
comunidad nacional, que tiende sus lazos más allá de las fronteras de la
“patria chica”. Ésta es profundamente anti-imperialista. Van a destacar la
interrelación entre el la cuestión cultural y la económica. Este rescate se va
a ligar con la colonización pedagógica, y con los comienzos de un revisionismo histórico en clave popular y latinoamericana.
Jauretche va a resaltar cómo desde FORJA comienzan a ver la
interrelación entre el aspecto económico del colonialismo y el cultural: “habíamos descubierto que el peor enemigo
del enfermo era el médico. Desentrañando la trama de nuestro coloniaje
económico, que fue nuestra primer tarea, descubrimos que él se asentaba sobre
el coloniaje cultural. Descubrimos, también, que ambos coloniajes se
apuntalaban y conformaban recíprocamente, pero que si el coloniaje económico
daba los puntos de apoyo al cultural, éste era a su vez la forma de penetración
y de estabilización de aquel. ¡la traición de la inteligencia! Esa es la
primera en el orden de las culpas y la primera que debíamos evitar. No es este
un tema nuevo. No en balde la revolución mejicana se hizo al grito de “abajo
los científicos” también pudieron articular nuestras montoneras federales y
nuestras multitudes radicales, que son su expresión actual”.[43]
El colonialismo económico
entonces se encuentra estrechamente ligado al colonialismo cultural, uno refuerza al otro y viceversa.
La actitud a tomar frente a la colonización pedagógica es el
considerar que “todo lo que nos rodea es
falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias
que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las
disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos
aseguran”[44]. Pide Scalabrini
una virginidad a toda costa, pues “no
olvidemos que somos víctimas de una educación meticulosamente calculada para
apartarnos del conocimiento de nuestra realidad e impedirnos que planteemos los
problemas argentinos en términos que admitan solución”[45].
Estrechamente ligada a la colonización
pedagógica aparece la enseñanza de nuestro pasado. Dada esta relación
observamos que hay en FORJA una clara posición de revisar la historia denominada oficial o liberal-conservadora, que
encuentra como exponentes a hombres como Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López
(más allá de sus disensiones con el primero por el método de la historia), Luis
L. Domínguez, J. M. de Estrada, Mariano Pelliza, Ricardo Levene, sus
divulgadores como Alfredo Grosso, sus variantes por izquierda, o
mitro-marxistas como Juan B. Justo por ejemplo. Sobre la historiografía liberal
los forjistas en la pluma de Scalabrini sostienen que “la historia oficial argentina es una obra de imaginación en que los
hechos han sido consciente y deliberadamente deformados, falseados y
concadenados de acuerdo a un plan preconcebido que tiende a disimular la obra
de intriga cumplida por la diplomacia inglesa”[46].
Hay en FORJA una toma de posición, una explicitación del punto de
partida para el análisis de los hechos. Este será una visión anti-imperial,
popular y latinoamericana. La historia como política del pasado, y la política
como historia del presente (Jauretche años más tarde conceptualizará y les dará
“forma” a estas nociones, sobre todo en “Política nacional y revisionismo
histórico”). Scalabrini argumenta que “pasar
junto a la realidad con los ojos cerrados es una modalidad intelectual
característica de la educación impuesta a los pueblos coloniales por los
pueblos dominadores”.[47]
A modo de conclusión
Luego de este
recorrido por algunos de los aspectos más importantes del nacionalismo de
FORJA, damos cuenta cómo esta agrupación que surge en plena década infame,
impugna al régimen ignominioso imperante. Lo enjuicia de forma contundente, sin
dejar aristas libres. Lo impugna en el aspecto político, económico y cultural.
Incluso avanza en posiciones políticas que devienen en la idea de la necesidad
de la ruptura del orden semi-colonial.
Al mismo tiempo podemos observamos cómo el forjismo se diferencia
del nacionalismo agrario de Don Hipólito Yrigoyen al proponer la
industrialización, y del nacionalismo oligárquico, al concebir que la nación es
el pueblo. Finalmente FORJA se va a desintegrar en un nuevo movimiento que
había, de forma directa e indirecta, contribuido a conformar, a saber: el
peronismo (FORJA apoya el 17 de octubre y se desintegra menos de dos mese
después –el 15 de diciembre).
Fue una lucha en solitario, pero que dio sus frutos, no quizás los
pensados por los forjistas, pero sí estos militantes fueron un paso fundamental
en la conformación de la conciencia nacional. Scalabrini Ortíz ya había sentado
posición en torno a la importancia de la lucha afirmando que: “Luchar es, en cierta manera, sinónimo de
vivir. Se lucha con la gleba para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el
mar para transportar de un extremo al otro del planeta mercaderías y
ansiedades. Se lucha con la pluma. Se lucha con la espada y el fusil. El que no
lucha se estanca, como el agua. El que se estanca se pudre. Estamos aquí, bajo
el nivel de la tierra, como una semilla”.[48]
[1] Instituto de
Investigaciones Gino Germani. VII Jornadas de Jóvenes Investigadores. 6, 7 y 8
de noviembre de 2013
[1] Galasso, Norberto. (2013). Don Hipólito. Vida de Hipólito Yrigoyen. Buenos Aires: Colihue,
página 162.
[2] Ramos,
Jorge Abelardo. (1984). La factoría
pampeana, 1922-1943. En Revolución y contrarrevolución en la Argentina.
Tomo III. Buenos Aires: Galerna, página 155.
[3] Rosa, José María. (1980b). Historia Argentina. Orígenes de la Argentina contemporánea. Década
infame (1932-1943). Tomo 12. Buenos Aires: Oriente, página 15.
[4] ibídem, página
69.
[5] ibídem
[6] Torres, José Luis. (1973). La década infame. 1930-1940. Buenos Aires: Freeland.
[7] Las citas de las canciones son extraídas de Discépolo,
Enrique Santos. (2009). Tangos de
Discépolo. En ¿A mí me la vas a
contar? Discursos a Mordisquito. Buenos Aires: Terramar.
[8] Galasso nos da las estadísticas de suicidios que nos
permite corroborar el incremento de los mismos en la década del ’30, siendo su
pico más alto el año 1932. Galasso, Norberto. (1995). Discépolo y su época. Buenos Aires: Corregidor.
[9] Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo
de los Kirchner. Tomo II. Buenos Aires: Colihue.
[10] Giberti, Horacio C. E. Historia
económica de la ganadería Argentina. Hyspamérica, Buenos Aires, 1970.
[11] Hernández Arregui, Juan José. (2004b). La formación de la conciencia nacional. Buenos
Aires: Peña Lillo (Continente).
[12] Manifiesto al Pueblo
de la República, 2 de septiembre de 1935. Reproducido en Cuadernos de Fuerza de orientación radical
de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana
(Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA.
Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 446.
[13] Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires:
Editorial de Belgrano.
[14] Hernández Arregui, Juan José. (2004). Nacionalismo y liberación. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
[15] Hernández Arregui, Juan José. (2004b). La formación de la conciencia nacional. Buenos
Aires: Peña Lillo (Continente).
[16] Quijada, Mónica. (1985) Manuel Gálvez: 60 años de pensamiento nacionalista. Buenos Aires:
Centro editor de América Latina.
[17] Algunos de los temas los hemos tratado con más profundidad
en otras ocasiones:
- en relación
a la unidad latinoamericana en el forjismo, véase: La unidad latinoamericana en el
ideario forjista. Cuadernos del Centro de Estudios Hernández Arregui, febrero
2013.
- en relación a la posición nacional en FORJA, véase: La posición
nacional de FORJA. Cuadernos del Centro de Estudios Hernández Arregui. Buenos
Aires, enero 2013. También puede consultarse
en relación al mismo tema: La FORJA de la unidad latinoamericana y el papel de
la cuestión nacional. Ponencia presentada en las X Jornadas de Sociología (año
2013), en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires
(UBA), Congreso Pre-Alas.
- en relación
a la influencia en el peronismo y su relación con el yrigoyenismo, véase: La forja de un puente
entre dos movimientos nacionales. La Fuerza de Orientación Radical de la Joven
Argentina (FORJA), eje entre el yrigoyenismo y peronismo. Presentado en el II Congreso de Pensamiento Político
Latinoamericano, desarrollado conjuntamente por el Centro de Investigaciones en Pensamiento Político
Latinoamericano (CIPPLA), y la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
(UPMPM). Buenos Aires, 2 y 3 de noviembre.
- en relación
al tema Malvinas y la invasión inglesa, véase: FORJA, la invasión inglesa y nuestras Islas Malvinas. Denuncias para la
soberanía nacional. Agosto 2012. Disponible en portal especializado en
pensamiento nacional nomeolvides.org
- en relación
a la denuncia del imperialismo británico, véase: FORJA, y su denuncia al
imperialismo británico en el Manifiesto al Pueblo de la República. Disponible
en el portal especializado en temáticas referidas a la historia argentina y
latinoamericana: elortiba.org
[18] Declaración de la
primera Asamblea de FORJA. 20 de julio de 1935. Citado en Scenna, Miguel
Ángel. (1983). Op. Cit.
[19] Cuaderno de FORJA
10-11-12. En Cuadernos de Fuerza de
orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar.
Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit.,
página 395.
[20] Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones
y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo, página 62.
[21]Jauretche, Arturo.
(2004). El Medio Pelo en la Sociedad Argentina
(apuntes para una sociología nacional). Buenos Aires: Corregidor, página
243. En otra ocasión hace referencia al mismo tema y sostiene que “es una especie de nacionalismo que he
definido paternalista, que quiere una sociedad estanciera, en la cual ellos
dominen y pases los gauchos con apero de plata y digan: “Adiós patroncito.
Adiós m’hijo”. Pero nada de levantar las clases sociales. Bueno, ese
nacionalismo se fue pronto de lo nacional. En cuanto vio que lo nacional
empezaba a tener sentido social y popular, se fue… Después vino el nacionalismo
de los ideólogos, tipo Bruno Genta, ese que quiere reconstruir la Edad Media”. Jauretche,
Arturo. (2010). Escritos inéditos. Buenos
Aires: Corregidor, página 134.
[22] Hernández Arregui, Juan José. (1973b). Imperialismo y cultura. Buenos Aires:
Plus Ultra, página 129.
[23] Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., página 68.
[24] Ibídem, página
29.
[25] Discurso de Arturo Jauretche del 26-6-1942. Citado en
Galasso, Norberto. (2003). Jauretche y su
época. De Yrigoyen a Perón, 1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor,
página 312.
[26] Declaración
FORJA 29/6/35. En Jauretche, Arturo. (1976).
Op. Cit., página 87.
[27] Cuaderno de FORJA Nº
9. En Cuadernos de Fuerza de
orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar.
Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 354.
[28] Scalabrini
Ortíz, Raúl. (2001). Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires :
Plus Ultra, página 17.
[29] Cuaderno de FORJA Nº
9. En Cuadernos de Fuerza de
orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar.
Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., páginas 363-364.
[30] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Op. Cit., página 247.
[31] Manifiesto de los
Radicales Fuertes. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 51.
[32] Volante FORJA.
1937. Reproducido en Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., página 111.
[33] Cuaderno de FORJA Nº 6 y 7. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina
(FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit.,
página 324-325.
[34] Ibídem, página
329.
[35] Ibídem, página
333.
[36] Galasso, Norberto. Prólogo a Scalabrini Ortíz, Raúl. (2006). Historia de los ferrocarriles argentinos.
Con un apéndice de la
Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot, página 9.
[37] Ibídem, página 22.
[38] Ibídem, página
24.
[39] Scalabrini Ortíz, Raúl. (1937). Los ferrocarriles, factor primordial de la independencia nacional
(conferencia del 16/6/37). Buenos Aires: F.U. Centro de Estudiantes de
Ingeniería (La Plata), página 6. Subrayados son nuestros.
[40] Galasso,
Norberto. (2008). Vida de Scalabrini
Ortíz. Buenos Aires: Colihue.
[41] Cuaderno de FORJA Nº 4. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina
(FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit.,
página 187.
[42] Jauretche. Revista
Ahora. 1941. Citado Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 289.
[43] Jauretche. Discurso
29-6-42. En Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., pagina 312.
[44] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Op. Cit., página 7.
[45] Originalmente conferencia FORJA 1937. Reproducido en
Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Op. Cit., página 228.
[46] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Op. Cit., página 47.
[47] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2009b). Cuatro verdades sobre nuestra crisis. Buenos Aires: Lancelot,
página 50. Originalmente en La política de cambios, salarios y créditos,
instrumenta el coloniaje argentino (1941).
[48] Cuaderno de FORJA Nº 4. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina
(FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit.,
página 181.
Bibliografía
Cuadernos
de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA).
Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección
Pensamiento Nacional
Discépolo, Enrique
Santos. (2009). Tangos de Discépolo.
En ¿A mí me la vas a contar? Discursos a
Mordisquito. Buenos Aires: Terramar.
Galasso, Norberto.
(1995). Discépolo y su época. Buenos
Aires: Corregidor.
Galasso, Norberto.
(2003). Jauretche y su época. De Yrigoyen
a Perón, 1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor
Galasso,
Norberto. (2008). Vida de Scalabrini
Ortíz. Buenos Aires: Colihue.
Galasso, Norberto.
(2011). Historia de la Argentina. Desde
los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Tomo II. Buenos
Aires: Colihue.
Galasso, Norberto.
(2013). Don Hipólito. Vida de Hipólito Yrigoyen. Buenos Aires: Colihue
Giberti, Horacio C. E. Historia económica de la ganadería
Argentina. Hyspamérica, Buenos Aires, 1970.
Hernández Arregui, Juan
José. (1973b). Imperialismo y cultura.
Buenos Aires: Plus Ultra
Hernández Arregui, Juan
José. (2004). Nacionalismo y liberación.
Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
Hernández Arregui, Juan
José. (2004b). La formación de la
conciencia nacional. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
Jauretche, Arturo.
(1976). Forja y la década infame. Con un
apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires:
Peña Lillo
Jauretche, Arturo.
(2004). El Medio Pelo en la Sociedad Argentina
(apuntes para una sociología nacional). Buenos Aires: Corregidor
Jauretche, Arturo.
(2010). Escritos inéditos. Buenos
Aires: Corregidor
Quijada, Mónica. (1985)
Manuel Gálvez: 60 años de pensamiento
nacionalista. Buenos Aires: Centro editor de América Latina.
Ramos, Jorge Abelardo.
(1984). La factoría pampeana, 1922-1943.
En Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Tomo III. Buenos Aires: Galerna
Rosa, José María.
(1980b). Historia Argentina. Orígenes de
la Argentina contemporánea. Década infame (1932-1943). Tomo 12. Buenos
Aires: Oriente
Scalabrini Ortíz, Raúl.
(1937). Los ferrocarriles, factor
primordial de la independencia nacional (conferencia del 16/6/37). Buenos
Aires: F.U. Centro de Estudiantes de Ingeniería (La Plata)
Scalabrini
Ortíz, Raúl. (2001). Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires :
Plus Ultra
Scalabrini Ortíz, Raúl.
(2006). Historia de los ferrocarriles
argentinos. Con un apéndice de la Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot
Scalabrini Ortíz, Raúl.
(2009b). Cuatro verdades sobre nuestra
crisis. Buenos Aires: Lancelot
Scenna, Miguel Ángel.
(1983). FORJA. Una aventura argentina (de
Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.
Torres, José Luis.
(1973). La década infame. 1930-1940.
Buenos Aires: Freeland.
No hay comentarios:
Publicar un comentario