“Las nuevas generaciones como la de mayo, tienen un deber emancipador que
cumplir” (FORJA,
1942)
Hace
exactamente 80 años, un 29 de junio de 1935, un puñado de patriotas proveniente
en mayor o menor medida, y sobre todo, del radicalismo yrigoyenista, pero
también de otras tradiciones como nacionalistas, y/o marxistas, en un sótano de
la Ciudad de Buenos Aires daba nacimiento a la Fuerza de Orientación Radical de
la Joven Argentina, más conocida como FORJA. El nombre venía inspirado en una
vieja frase del Caudillo radical Hipólito Yrigoyen: “Todo taller de FORJA parece un mundo que se derrumba”.
Esa
tarde fría de otoño a las 17.45 horas, en ese subsuelo húmedo y oscuro pocos
sabían (incluso sus integrantes), que nacía una nueva agrupación que iba a ser
una bisagra en la historia argentina. En el acto fundacional los asistentes
dejan estampadas sus firmas en un “libro rojo”, entre ellas se cuentan las de
Arturo Jauretche, Juan B. Fleitas (que había sido Ministro de Yrigoyen), Homero
Manzi, Manuel Ortíz Pereyra (uno de los precursores de la agrupación), Jorge
del Río, Atilio García Mellid, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane, etc.[1]
En el acta de nacimiento de FORJA, ya aparece escrita en letras mayúsculas una
de sus célebres frases que da cuenta de la orientación de la fuerza: “SOMOS UNA
ARGENTINA COLONIAL, QUEREMOS SER UNA ARGENTINA LIBRE”.
Estos muchachos están preocupados por la
patria, les duele la injusticia, la claudicación del radicalismo alvearizado, y
la entrega de la nación al imperialismo británico. Deciden entonces entablar
una lucha desigual, se lanzan a recuperar el radicalismo para su función
reparadora (aunque conforme pasen los años abandonarán en cierto sentido esta
idea), y a desentrañar el accionar del imperialismo británico que nos
convertía, a través de una dominación indirecta, prácticamente en su sexto
dominio. En esa Argentina infame, una luz asoma en la oscuridad, las ideas
comienzan a germinar desde lo bajo, crecen desde el pie, siguiendo la idea de
José Hernández que decía en el Martín Fierro “el fuego, pa’ calentar, debe ir siempre por abajo”. Sus ideas las
diseminan por todo el país, a través de una militancia incansable e
indoblegable: en diez años hacen cerca de cuatro mil conferencias, editan trece
cuadernos, libros, volantes, afiches, carteles, entabla relación con otros
movimientos latinoamericanos como el APRA y/o con los cimientos del MNR, como
asimismo con políticos, militares de nuestro país y de otros, etc.
No obstante estos tópicos centrales en el
pensamiento forjista, en el tránsito de los 10 años de lucha terminará
abordando una gama de temas más amplia, y al mismo tiempo será un importante
antecedente e influencia (directa e indirecta) en el peronismo naciente, y por
el cual se termina desintegrando para que sus afiliados se sumen al “nuevo”
movimiento nacional-popular.
FORJA se lanzó a construir una manifestación genuinamente
argentina, construir categorías desde y
para un país semi-colonial, parte de una Gran Nación inconclusa, sin que
esto signifique cerrazón frente al extranjero, lo que se busca es la
correspondencia de las ideas con las necesidades nacionales. Nos interesa aquí
recorrer algunos de los lineamientos centrales de la agrupación, en tanto
anti-imperialista y latinoamericana, al mismo tiempo que ponemos de relevancia
la actualidad del pensamiento forjista que puede actuar como guía en el
presente.
FORJA busca comprender las problemáticas
nacionales, para ello construye un ideario que procura abordar los problemas argentinos con criterio argentino.
Sigue la máxima de Simón Rodríguez que ya ha principios del siglo XIX planteaba
“o inventamos o erramos”. Pensar en nacional, se trata de “dirigir el
pensamiento nacional hacia los hechos concretos y sus implicancias económicas
sociales y culturales propias, para tratar de contribuir a la elaboración de un
pensamiento propio” (Jauretche,
1976: 68). El forjismo construye sus propias herramientas de
análisis y acción política. Emprende la tarea de la construcción de un método
para abordar la realidad, y llevar a cabo una
política nacional.
FORJA conforma una posición nacional-latinoamericana, la unificación de las luchas de
nuestro país con las del Continente, sostienen “sostenemos la necesidad de instaurar la unión efectiva de las naciones
de América para realizar los actos fundamentales de su emancipación, imposible
mientras perdure la desarticulación a que han sido conducidas por la influencia
continua de los factores antiamericanos que rigen su política, su escuela, su
milicia, su vida religiosa, su comercio y su prensa” (Cuaderno de FORJA,
2012: 381). Hay que comprometerse con la
lucha de los países hermanos, olvidar los problemas de los demás es traicionar
el propio.
Esta construcción es desde el pueblo, los sectores populares son el eje de la
conformación un pensamiento nacional, y de una política emancipadora. No hay la
generación de un pensamiento abstracto que luego pretende aplicarse a la
realidad concreta, sino que este pensamiento para la liberación nacional debe
surgir de las entrañas del pueblo mismo: “FORJA
cree que sólo del pueblo argentino, de la masa innumerable sin voz y sin más
conocimiento que la certeza de sus propias dificultades, puede surgir la
salvación entera de la nación”. (Declaración de FORJA 18-6-1941. Cit. Galasso,
2003: 393) Es la lucha conjunta con el
pueblo. No hay “iluminismo”, o “vanguardismo” en la lucha que emprende el
forjismo.
El forjismo considera la necesidad de la emancipación integral de la nación, la ruptura con el imperialismo sin medias
tintas. El análisis que hacen los forjistas demuestra que “se ha impuesto a la República una tiranía económica, ejercida en
beneficio propio por capitalistas extranjeros a quienes se han dado derechos y
bienes de la Nación Argentina” (Manifiesto 1935, en Cuadernos de FORJA,
2012: 403). Es por ello que afirman: “el
drama de la Patria enfrenta dos personajes solamente: el pueblo encadenado y la
finanza imperialista. Lo demás no cuenta. Cuando están en juego los destinos de
un pueblo, toda reclamación particular perturba y divide”. (Cuadernos de
FORJA, 2012: 229). Asimismo, el desarrollo nacional y la justicia social
aparecen como dos cuestiones centrales para la liberación nacional. FORJA
procura la confluencia de todos los sectores enfrentados (en mayor o menor
medida), a la oligarquía y al imperialismo.
En este sentido los forjistas consideran la
relación y apuntalamiento mutuo entre la expoliación
económica, y el aparato de colonización
pedagógica que sirve de justificación e invisibilización a la misma, cuenta
Jauretche en un discurso que “desentrañando
la trama de nuestro coloniaje económico, que fue nuestra primer tarea,
descubrimos que él se asentaba sobre el coloniaje cultural”. (Jauretche,
29/6/42. En Galasso, 2003: 312)
En esta colonización
pedagógica (a la cual no escapan los forjistas y contra la cual luchan),
aparece como un elemento central la falsificación
de la historia. Para entender el de FORJA y proyectar hacia el futuro, fue
necesario (y es necesario), para los militantes forjistas comprender el pasado
nacional, y para lograrlo debieron revisar la historia, pues la que se había
construido era el relato de la oligarquía porteña que ganó en Caseros y Pavón,
y se lanzó a escribir el relato histórico como el único posible y verídico en
tanto científico y objetivo. Así para FORJA, recuerda Jauretche años más tarde,
“era necesario descubrir la verdad oculta
de nuestra historia de ayer para entender la clave que pasaba hoy y fue la
sistematización en lo económico y en lo social que hizo FORJA lo que viabilizó
la comprensión por el pueblo de lo que significaba la revisión histórica y
sigue significando” (Jauretche, 1976: 57 y 59).
Murray
sostiene que los forjistas “salvaron la
cara de toda una generación” (Scenna, 1983), y nosotros agregamos que contribuyeron a la formación (por
influencia directa e indirecta[2]),
del rostro de una “nueva generación” que dará lugar a una Revolución Nacional que quedará trunca por el golpe de estado de
1955, y al mismo tiempo nos acerca una línea de conducta intransigente, la
construcción de un pensamiento propio, y la necesidad de la ruptura con el país
semi-colonial ligado al imperialismo para lograr la segunda y definitiva emancipación. En palabras de los forjistas, para
finalizar, que muestran la similitud (e influencia), de pensamiento con el
peronismo y marcan una línea política
nacional para el presente: “la
restauración argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación económica y el imperio de
la justicia (…), en el territorio
más rico de la tierra, vive un pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de
hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la nación y el Pueblo, el
dominio de nuestras riquezas, no
seremos una Nación soberana, ni un pueblo feliz”. (FORJA. Cit.
Galasso, 2003: 289)
* Licenciado
en Sociología (UBA). Docente. Becario CIC
[1] Puede sorprender que no
aparezca la firma de Scalabrini Ortíz, aunque éste es uno de los principales
componentes de la agrupación. La cuestión radica en que para ser afiliado a
FORJA se debía ser afiliado radical, requisito que Don Raúl no cumplía, por lo
cual se afiliará a la agrupación muchos años después, cuando se levante la
necesidad de la afiliación radical. No obstante, como decíamos, Scalabrini, a
pesar de no estar afiliado será una de
las personalidades más importantes de FORJA. (Galasso, 2008)
[2] Recordemos que FORJA se
desintegra luego del 17 de octubre de 1945 (específicamente el 15-12-1945), y
por ese suceso en tanto, según establece el acta de disolución: “el pensamiento y las finalidades
perseguidas al crearse F.O.R.J.A. están cumplidos al definirse un movimiento
popular en condiciones políticas y sociales que son la expresión colectiva de
una voluntad nacional de realización cuya carencia de sostén político motivó la
formación de F.O.R.J.A. ante su abandono por el radicalismo” (Acta de
disolución de FORJA. En Jauretche, 1976: 177).
Bibliografía
Cuadernos de FORJA Edición
facsimilar Jaramillo, Ana (Comp.). Cuadernos
de FORJA. Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, Buenos
Aires, 2012
Galasso,
Norberto. Jauretche y su época. La
revolución inconclusa, 1955-1974. Tomo II. Corregidor, Buenos Aires, 2003.
Galasso,
Norberto. Vida de Scalabrini Ortíz.
Colihue, Buenos Aires, 2008.
Jauretche,
Arturo. Forja y la década infame. Con un
apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Peña Lillo,
Buenos Aires, 1976.
Scenna,
Miguel Ángel. FORJA. Una aventura
argentina (de Yrigoyen a Perón). Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1983.
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