El neutralismo de FORJA ante la
Segunda Guerra Mundial
En estas líneas pretendemos dar
respuesta al siguiente interrogante: ¿por qué FORJA manifiesta una posición
neutral durante la Segunda Guerra Mundial?. La Fuerza de Orientación Radical de
la Joven Argentina nació en plena década infame (29 de junio de 1935,
precisamente) en un sótano de la calle Corrientes 1778 (luego se trasladarán a
Lavalle 1725), para mantener en alto las banderas yrigoyenistas, enfangadas por
el alvearismo que había levantado la abstención revolucionaria, y para
denunciar la entrega de la nación Argentina el Imperialismo británico.
Los forjistas construirán una
herramienta de análisis político y lucha sumamente interesante que es la posición nacional. FORJA se constituyó
como un movimiento profundamente original y nacional. No tomó herramientas
prestadas de otras latitudes, sino más bien se lanzó a construir las propias. Mirar desde aquí, desde nuestra realidad
latinoamericana y según nuestros intereses. No hay, de todas formas, rechazo de
herramientas generadas en otros tiempos y lugares, no obstante sí existe el
cuidado necesario de no importar acríticamente estas ideas. Esta posición trata
de encolumnar a todos los sectores nacionales enfrentados a la oligarquía y al
imperialismo tras el objetivo de la liberación
nacional. Buscará así, romper la situación semi-colonial con respecto a
Gran Bretaña. Conciben los forjistas que la
nación es el pueblo (diferenciándose así del nacionalismo reaccionario).
Cuando estalle el conflicto bélico
mundial, FORJA será consecuente con esta posición nacional y se declarará
neutral ante el mismo. Encuentra asimismo un antecedente e influencia en la
figura de Don Hipólito Yrigoyen que había mantenido el neutralismo en la
Primera Guerra Mundial, propuesto un Congreso
de neutrales, y negado el ingreso de nuestro país a la Liga de Naciones donde
se pretende hacer a un lado a los vencidos[1].
Tiempo antes del estallido de la
guerra, los forjistas alertan el peligro de no tomar una postura neutral, “la guerra es inminente (…) una vez más,
media docena de Estados pretenden decidir los destinos del mundo entero.
Nuevamente, como en la guerra del 14, se quiere mezclarnos en la contienda en
favor de nuestros opresores (otro escrito por Scalabrini sostiene) 300.000 argentinos morirán en la guerra
europea, si el pueblo no defiende la neutralidad como lo hizo Yrigoyen, en la
guerra de 1914-18, contra el voto de los socialistas y conservadores, de los
intelectuales y del periodismo animado por el oro británico. La neutralidad es
la única política auténticamente argentina y por eso solo FORJA puede
sostenerla (…) en la guerra imperialista que amenaza a Europa, MORIRÁN 300.000
argentinos si el pueblo no se apresta a impedirlo, MORIRÁN inevitablemente porque
servirán de carne de cañón, en los asaltos y ataques más peligrosos, como los
negros de Senegal, MORIRÁN protegiendo al imperialismo británico en su lucha
contra los imperialismos germánico e italiano”[2].
La
neutralidad es la afirmación de la
soberanía nacional. Es no dividirse por banderías extrañas que distraigan
esfuerzos en la lucha nacional. Se trata asimismo de no unirse a nuestros
opresores en aras de sus propios intereses. Esta posición no debe ser solamente
argentina, sino que la tienen que tomar todos los países latinoamericanos, así
afirman:“esa empresa común de todas las
naciones de América oprimida, como lo fue en la hora heroica de su surgimiento,
que se realizará por la acción conjunta de los pueblos para el cumplimiento de
su destino libertador. Que cualquiera sea nuestra solidaridad con los pueblos
arrastrados a la guerra por la mentira o la fuerza, tal solidaridad no amengua
la conciencia de que más doloroso que la actual tragedia de Europa es la agonía
de los pueblos coloniales o sometidos, condenados a muerte lenta por la
explotación imperialista, conciencia que nos impone como primer deber la lucha
por la redención de nuestros propios pueblos”.[3]
Más allá de las simpatías personales
por uno u otro de los bandos, tienen que primar los intereses nacionales, la
lucha por nuestros problemas, por la emancipación nacional. En relación a esto,
Jauretche, en un discurso, expresa que “¿qué
puede interesarle a ellos, de uno y otro bando, la miseria de los santiagueños
o riojanos, si su alma es extraña a nuestro drama y están absorbidos por el
odio que desatan las brutalidades de los campos españoles?... porque para
muchos argentinos vale más la vida de cualquier marinero del mundo que la del
propio hermano”[4]. En un
volante interpelan al ciudadano preguntando: “¿los argentinos somos zonzos? Gandhi está con la libertad y la
democracia, pero quiere que empiece por la India. Empecemos aquí con los
frigoríficos, los ferrocarriles, el comercio de cereales, el servicio de luz y
demás fuentes de nuestras riquezas nacionales que son las prendas de nuestra
libertad. Ni las plutocracias, ni el nazifascismo pelean por nosotros. Esta
tarea es nuestra”.[5]
Recordemos que Gandhi luchaba justamente contra el mismo imperio que
oprimía a nuestro país, y que pretendía arrastrarnos a la contienda mundial.
Hacia el interior de la agrupación
estaba prohibido hablar del tema, más allá que el militante forjista tuviera su
“corazón” en un bando u otro. FORJA entonces, como agrupación, no se manifestará
al respecto de ninguno de estos, solo se pronunciará por el sostenimiento de la
neutralidad. La guerra es caracterizada como una guerra inter-imperialista en que nuestro país no tiene interés. La
política neutral es analizada al mismo tiempo por los forjistas como un jalón
en la conformación de una conciencia
nacional. Luis Dellepiane expresa al
respecto en un cuaderno de la agrupación que la misma se encuentra en marcha,
que ha llegado la hora de la emancipación, de la restauración de lo argentino.
En dicho cuaderno considera que existe un dilema de hierro para nuestros
pueblos, a saber: “o América se considera
colonia de Europa y procede como tal, siguiendo las alternativas de sus
distintas parcialidades, o se dispone, como entidad original, a luchar por una
cultura y una justicia características”.[6]
Para
finalizar, observamos que FORJA a partir de la definición de una política
nacional se define por el neutralismo. Pretende el forjismo no perderse en
luchas ajenas, y prestar las debidas fuerzas al proceso de liberación nacional.
No dejarse arrastrar a conflictos que están más allá de nuestro interés. Es una
cuestión de soberanía nacional y latinoamericana. Se trata de encontrar y hacer
oír nuestra voz. Avanzar en la liberación de los pueblos oprimidos de nuestro
continente, en una nueva emancipación latinoamericana. A su vez, considera que
el pueblo argentino se reafirma como tal con la política neutral. La
neutralidad, en la concepción forjista, servirá así para comenzar a
desembarazarnos de las potencias extranjeras, cuyos intereses se han antepuesto
muchas veces (al menos la mayoría) a los del pueblo argentino, para incrementar
la unidad nacional y latinoamericana, al mismo tiempo que contribuir a la
industrialización necesaria para una política nacional, y a la unidad de las fuerzas
armadas del continente. No perder el objetivo principal que es la emancipación nacional. Cerramos con un
fragmento de una carta a José B. Ábalos de Arturo Jauretche, en la que dice: “los germanófilos y aliadófilos que tanto se
apasionan por los gringos aquellos se empeñan en no saber que para unos y para
otros, nosotros somos negritos miserables destinados a la servidumbre”[7].
* Licenciado en sociología. Universidad
Nacional de Buenos Aires (UBA). Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)
[1]
Alen Lascano, Luis C. (1986). Yrigoyen,
Sandino y el panamericanismo. Buenos Aires: CEAL.
[2] Volantes de FORJA. Citados en Galasso,
Norberto. (2008). Vida de Scalabrini
Ortíz. Buenos Aires: Colihue, páginas 250-252.
[3] Cuaderno de FORJA Nº 9. En
Cuadernos
de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA).
Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección
Pensamiento Nacional, página 374.
[4] Jauretche, discurso 29-6-42. Citado en Galasso,
Norberto. (2003). Jauretche y su época.
De Yrigoyen a Perón, 1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor, página
293.
[5] Folleto de FORJA ¿Los argentinos somos zonzos?. Citado en Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura
argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano,
página 256.
[6] Volante de FORJA. 1939. Reproducido en Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina
(FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página
354.
[7] Carta del Presidente de
FORJA al Dr. José B. Ábalos. Buenos Aires, 9 de julio de 1942. Jauretche, Arturo. (1943). Radicalismo y nacionalismo. Buenos Aires: Publicaciones de FORJA
(Colección de folletos Nº 1), página 12.
Bibliografía Citada
Alen Lascano, Luis C. (1986). Yrigoyen, Sandino y el panamericanismo.
Buenos Aires: CEAL.
Cuadernos
de Fuerza de orientación radical de la joven argentina
(FORJA). Re-edición facsimilar.
Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos
de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional.
Galasso, Norberto. (2003). Jauretche y su época. De Yrigoyen a Perón,
1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor.
Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires:
Colihue.
Jauretche, Arturo. (1943). Radicalismo y nacionalismo. Buenos
Aires: Publicaciones de FORJA (Colección de folletos Nº 1).
Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires:
Editorial de Belgrano
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