19-9-2013
El
“bebe” Cooke y la lucha por la liberación nacional. Apuntes sobre la lucha
revolucionaria en el peronismo.
Hoy, 19 de septiembre se cumple un
nuevo aniversario del fallecimiento de uno de los más importantes militantes
del peronismo revolucionario (en 1968), a saber: John William Cooke. Solo tenía
47 años. El 16 de septiembre, pero 13 años antes (en 1955) se produce el golpe
de estado que deja inconclusa la Revolución
Peronista. Dos meses antes, en junio, los aviones con la consigna “Cristo
Vence” descargaban el odio oligárquico sobre el pueblo argentino. Ese día, John
William Cooke; que había sido joven diputado (contaba 26 años) del bloque
peronista en el primer periodo presidencial de Perón, desde donde había
defendido la política nacional desarrollada por Perón, como las diferentes
nacionalizaciones, la Reforma Constitucional del ’49 (criticando la liberal del
’53), la expropiación del diario “La Prensa”, y demás conquistas económicas,
sociales, políticas y culturales, sin dejar de criticar los proyectos que
pensaba no iban en esa línea como con las Actas de Chapultepec (expresión del
panamericanismo), o más tarde (sin ser diputado) los acuerdos petroleros con la
California; se parapeta detrás de un monumento y descarga varios cargadores
sobre la canalla oligárquica[1].
Salvador Ferla afirma que el 17 de octubre de 1945, se relaciona con el golpe
del ’55, y los fusilamientos de junio del ‘56, “esa misma noche del 17 se la tiene jurada al pueblo. Esa misma noche
la oligarquía empezará a soñar con la hora de la impunidad para la venganza”[2].
Cooke, cuyo padre (de filiación
radical) había sido Ministro de Relaciones exteriores entre 1945 y 1946, una
vez producido el golpe, será el primero en establecer contacto con Perón, y en
colocarse en la “trinchera” para dar comienzo a la Resistencia Peronista. La
osadía le costará la cárcel, la tortura, simulacros de fusilamiento toda una
noche por parte de los “comandos civiles” luego del levantamiento de Valle y
Tanco, el frío duro del tétrico penal de Ushuaia (reabierto por “los
democráticos libertadores”), el exilio (luego de una espectacular fuga del
Penal de Río Gallegos hacia Chile), y como contrapartida ser designado
delegado, y heredero del General Perón. Cooke se interesó largamente por la
formación de cuadros, así dejó varios escritos, cartas, artículos en
periódicos, etc. Nos interesa resaltar aquí, algunas consideraciones de “El Bebe”
acerca de la cuestión nacional y de
la lucha revolucionaria en nuestro
país.
En 1959, dicta una conferencia en
una Congreso en donde aborda la cuestión de la liberación nacional (la misma es editada bajo el nombre “la lucha
por la liberación nacional”[3]).
Sostiene allí que las rebeldías individuales de la resistencia deben
canalizarse en una coordinación que permita encauzarlas hacia un proceso de
liberación nacional. Este proceso de liberación solo puede darse dentro del
peronismo (aunque no es exclusivamente éste el que lo tiene que llevar a cabo).
Es necesaria una gran movilización y organización profunda de las masas
populares. Afirma Cooke aquí algo que es central para nosotros, el planteo para
la lucha debe partir del conocimiento de nuestra realidad como una
semi-colonia, que a su vez es parte de un Continente (latinoamericano) que
también es semi-colonial. El enfrentamiento principal entonces no es democracia
vs. autoritarismo, o bien izquierda vs. derecha, sino más bien el dilema es
Nación-Pueblo vs. la unidad oligárquico-imperialista.
A partir de este reconocimiento de
nuestra condición semi-colonial, donde somos independiente y plenamente
soberanos “en los papeles”, pero que la situación real dista de ser de plena
soberanía por la dependencia e injerencia del imperialismo en el país, es que
Cooke sostiene que la lucha por la liberación nacional en la Argentina, debe
ser anti-imperialista. Nos dice que hubo una generación (la del 900) donde está
Manuel Ugarte que se basó en un anti-imperialismo romántico, y luego se pasó a
un anti-imperialismo parcial, inorgánico, y sentimental de Yrigoyen (un nacionalismo
defensivo que no propugnaba la industrialización), para que más tarde, con el
peronismo se pasara por primera vez a un anti-imperialismo práctico, formado
por un coherente apoyo de las masas trabajadoras. Establece Cooke en el
“Informe a las bases”: “la verdad es que
esa antinomia “peronismo-antiperonismo” es la forma concreta en que se da la
lucha de clases en este periodo de nuestro devenir”[4]
De esta forma, la cuestión social y la cuestión
nacional aparecen indisolublemente unidas. Una no se puede resolver sin la
otra. Afirma Cooke, unos meses más tarde de haber defendido la revolución
cubana, con las armas en la mano, de la invasión yanqui: “la liberación nacional y la revolución social son un todo indivisible,
porque la lucha emancipatoria es tarea de las masas e importa liquidar las
instituciones de privilegio para sustituirlas por las de una sociedad sin
verdugos ni sacrificados”[5].
De ahí también que Cooke nos hable
de la necesidad de integrar la teoría con
la práctica. Estos polos están intrínsecamente unidos en la lucha
revolucionaria. Disociados sería un exceso, ya sea de teoría o de práctica. Dice
Cooke, luego del retorno fallido del General Perón bajo el gobierno fraudulento
de Illia, “la teoría es necesaria (…) los
burócratas creen que la política es puro pragmatismo, y como ellos son los
empíricos por excelencia, también se creen los más altos políticos; la teoría
es extraña o exótica, como dicen repitiendo las consignas oligárquicas. No ven
que la acción y la práctica no son categorías independientes sino partes
indivisibles de la lucha revolucionaria. No ven que la acción es conocimiento
revolucionario que se sustenta a sí mismo, separado de la acción. La lucha
revolucionaria es acción enriquecida por el conocimiento; compenetración de la
realidad”[6].
La indigencia teórica, piensa Cooke, trae errores estratégicos.
El “bebe” arremete contra la
burocracia, contra los aduladores y aplaudidores. Ortega Peña y Duhalde
argumentan al respecto que no es la burocracia para Cooke un conjunto de hombres
más o menos ineficaces, es más bien en lo interno del movimiento una conducción
sin política de fines, una conducción sin una política de poder[7].
La burocracia es la negación de lo revolucionario, es la incapacidad de
comprender concebir o ejecutar una política revolucionaria, “no puede imaginar lo que es una política
revolucionaria porque se maneja con los mismos valores y conceptos que la
minoría contra la cual tiene que hacer la revolución”.[8] Profundiza
la cuestión Cooke al no considerar burócrata meramente a un sujeto que ocupe un
cargo ya sea político o sindical, e incluso se aleja de tesis puritanas que
están en contra de utilizar las ventajas que puede otorgarle esos estatus,
tampoco es la deshonestidad lo que condena (el burócrata puede o no ser
deshonesto), así “lo burocrático es un
estilo en el ejercicio de las funciones o la influencia. Presupone, por lo
pronto, actuar con los mismos valores que el adversario, es decir, con una
visión reformista, superficial, antitética a la revolucionaria”[9].
Algunos querrán a partir de estas
críticas, y de otros escritos y acciones de Cooke ver a un personaje que
propone la violencia armada como único método de lucha, pero bien anota Aritz
Recalde a partir del análisis de las Correspondencia Perón-Cooke que “a Cooke muchas corrientes del pensamiento
lo caratulan como intelectual izquierdista e inspirador de la militarización constante
de la lucha política argentina (…) Por el contrario, creemos que Cooke era
consciente de la necesidad de articular la lucha política y cultural de masas
con la acción militar, para no caer en belicismos y en distanciamientos del
pueblo”.[10]
Cooke rechaza una invitación que le
hicieran Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo Ortega Peña, Hernández Arregui y Ricardo
Carpani, entre otros a formar parte de el grupo CONDOR, que en sus bases se
proclamaba marxista. El “bebe” declina la invitación considerando que la
pública adhesión al marxismo hará que no tengan injerencia en las masas (quizás
sí, como otros grupos, en el ámbito universitario). No obstante, su biógrafo,
Norberto Galasso sostiene que la concepción de Cooke “está centrada, pues, en la construcción de un partido clasista
–“peronismo obrero”, “peronismo revolucionario” o como quiera llamárselo- para
erigirlo en conducción de un frente único anti-imperialista cuya lucha por la
Liberación nacional apuntará hacia el socialismo”[11].
Para finalizar, sostenemos que “el bebe”
Cooke apunta a la construcción de herramientas teórico-prácticas para la lucha
por la liberación nacional, y lo hace desde y para los países semi-coloniales,
oprimidos por el imperialismo. No buscará teorías exóticas, ni caminos extraños
a la capacidad creativa de las masas argentinas (que afirma: son peronistas).
No se perderá en “modas intelectuales”, busca transformar la realidad. Apunta a
la conformación de una posición nacional que, en sus palabras, “es aquella capaz de plantear originalmente
la revolución sin trasladar mecánicamente conclusiones que fueron válidas en
otro cuadro histórico social; a nadie se le ocurre que tenga que ser una
construcción hecha con elementos conceptuales surgidos como productos nativos.
Lo que hace que una ideología sea foránea, extraña o exótica, antinacional, no
es su origen sino su correspondencia con la realidad nacional y sus necesidades”[12].
*Sociólogo, Universidad
de Buenos Aires (UBA)
[1] Galasso, Norberto. (2004).
Cooke. De Perón al Che. Una biografía
política. Buenos Aires: Nuevos Tiempos.
[2] Ferla, Salvador. (2007). Mártires y verdugos. La insurrección de
valle y los 27 fusilamientos. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente), página
23.
[3] Cooke, John William.
(1959). La lucha por la liberación
nacional. Reproducido en Cooke, John William. (2009a). Duhalde, E. L.
(Comp.). Obras Completas. Peronismo y
revolución. Apuntes para la militancia. La lucha por la liberación
nacional/Informe a las bases. Tomo V. Buenos Aires: Colihue.
[4] Cooke, John William. Peronismo y revolución. El peronismo y el
golpe de estado. Informe a las bases. Reproducido en ibídem, página 81.
[5] Cooke, John William.
(1961). La campaña
oligárquico-imperialista en la actualidad. La Habana, agosto de 1961.
Reproducido en Cooke, John William. (2009b). Duhalde, E. L. (Comp.). Obras Completas. Artículos periodísticos,
reportajes, cartas y documentos. Tomo III. Buenos Aires: Colihue, página
72.
[6] Cooke, John William. El retorno de Perón. Reproducido en
Cooke, John William. (2009a). Duhalde, E. L. (Comp.). Op. Cit., página 197.
[7] Ortega Peña, Rodolfo y
Duhalde, Eduardo Luis. Prólogo a la edición de 1973 (ed. Schapire) de Apuntes
para la militancia. Reproducido en ibídem.
[8] Cooke, John William. Apuntes para la militancia. En Ibídem, página 259.
[9] Cooke, John William. Peronismo y revolución. El peronismo y el
golpe de estado. Informe a las bases. Reproducido en ibídem, página 23.
[10] Recalde, Aritz. (2009). El pensamiento de John William Cooke en las
cartas a Perón. 1956-1966. Buenos Aires: Nuevos Tiempos, página 109.
[11] Galasso, Norberto.
(2004). Op. Cit., página 249.
[12] Cooke, John William. Peronismo y revolución. El peronismo y el
golpe de estado. Informe a las bases. Reproducido en ibídem, página 155.
Bibliografía
Cooke, John
William. (2009a). Duhalde, Eduardo Luis (Comp.). Obras
Completas. Peronismo y revolución. Apuntes para la militancia. La lucha por la
liberación nacional/Informe a las bases. Tomo V. Buenos Aires: Colihue.
Cooke, John
William. (2009b). Duhalde, Eduardo Luis (Comp.). Obras Completas. Artículos periodísticos, reportajes, cartas y
documentos. Tomo III. Buenos Aires: Colihue.
Ferla, Salvador.
(2007). Mártires y verdugos. La
insurrección de valle y los 27 fusilamientos. Buenos Aires: Peña Lillo
(Continente).
Galasso, Norberto. (2004). Cooke. De Perón al Che. Una biografía
política. Buenos Aires: Nuevos Tiempos.
Recalde, Aritz.
(2009). El pensamiento de John William
Cooke en las cartas a Perón. 1956-1966. Buenos Aires: Nuevos Tiempos
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