La posición nacional de FORJA
La Fuerza de Orientación Radical de
la Joven Argentina (FORJA) nace en plena década
infame, como la denominara José Luis Torres, espíritu de la cual iba a ser
inmortalizado por los tangos de Discépolo, paradigmático será el “Cambalache”,
u otros como “Yira, yira”, o ¿Qué sapa señor? que cantaba hacia 1931“la tierra está maldita, y el amor con gripe
en cama. La gente en guerra grita, bulle, mata, rompe y brama (…) ¡qué sapa,
Señor!… que todo es demencial… Los chicos ya nacen por correspondencia, y
asoman del sobre sabiendo afanar…”[i]. El
6 de septiembre del ’30 se había dado el golpe contra la experiencia nacional
del gobierno yrigoyenista, hacia 1932 Justo (representante de la oligarquía
pro-británica) había desplazado a Uriburu. De ahí que Ramos sintetice que “si los hijos de los senadores se hicieron
nacionalistas, comenzaron su carrera haciendo una revolución para otros. Esto
último, según se verá, no era un error sino más bien una enfermedad incurable”[ii].
El radicalismo se había alvearizado, había levantado la abstención
revolucionaria, convalidando el Pacto Roca-Runciman y “el nuevo Régimen”.
La
entrega al imperialismo británico se sucedía día a día, era el intento de
salvar la Argentina granero del mundo, apéndice de dicha potencia desde los
tiempos de Mitre, el modelo para pocos, profundamente injusto y desigual como
lo demostrara a principios del siglo XX Bialet Massé en su informe sobre el
estado de la clase obrera. La ignominia reinaba, José M. Rosa establece que “no había dinero, no había trabajo, no había
siquiera comida. Tanto en la ciudad como en el campo”.[iii] Pero un puñado de
patriotas iba a levantar las banderas nacionales un 29 de junio del año 1935 en
un sótano de la calle Corrientes, y las mantendría en alto hasta que un nuevo
movimiento nacional-popular irrumpiera en la historia argentina un 17 de
octubre del ‘45. A casi dos meses de los sucesos FORJA se disuelve, pues como
lo expresa su declaración de disolución: “el
pensamiento y las finalidades perseguidas al crearse FORJA están cumplidas al
definirse un movimiento popular en condiciones políticas y sociales que son la
expresión colectiva de una voluntad nacional de realización cuya carencia de
sostén político motivó la formación de FORJA ante su abandono por el
radicalismo. Y resuelve: la disolución de FORJA dejando en libertad de acción a
sus afiliados”.[iv]
En
estas breves líneas, tenemos la intención de poner en consideración la
construcción de una posición nacional
por parte de los forjistas, para el análisis de la realidad, y el accionar
político. FORJA fue un movimiento profundamente original y nacional. No tomó
esquemas realizados en y para otras latitudes en forma acrítica, no basó su
ideario ni en el liberalismo, el marxismo (en este caso si hay alguna
influencia es individual, no como agrupación[v])
o el fascismo. Más bien los muchachos de FORJA procuraron la elaboración de un
esquema propio, que tuviera en cuenta las particularidades de nuestra nación,
como país latinoamericano, semi-colonial, en el cual no ha habido un proceso de
industrialización que desarrolle al mismo, etc.
Así,
FORJA se lanza a generar sus propias herramientas de análisis y de acción
política, se trata de crear, de inventar por parte de los pueblos oprimidos sus
propios caminos para la liberación, sin copiar por “modas intelectuales”,
embelesamientos con las “luces de la civilización”, etc. Aquí no hay rechazo de
lo generado en otras latitudes y en otros tiempos, sino que lo que hay es no
importación acrítica de modelos de los países opresores. Así, utilizar las
doctrinas e ideologías, pero no ser usado por éstas.[vi]
Los problemas argentinos deben ser enfrentados con criterio argentino,
generar categorías nacionales, así FORJA
buscó “dirigir
el pensamiento nacional hacia los hechos concretos y sus implicancias
económicas sociales y culturales propias, para tratar de contribuir a la
elaboración de un pensamiento propio (pues)
comprende oportunamente que su tarea
fundamental es aportar al pensamiento argentino el método y los modos de
conocer nuestra realidad y señalar los rumbos necesarios de una política
nacional”[vii]
La
posición nacional se enlaza con la
nación misma, con los intereses nacionales, así buscar ser un pensamiento
exclusiva y genuinamente argentino que se oriente hacia fines nacionales.
Escapa entonces a la lógica de lo partidario. Avancemos y
veamos una declaración de la agrupación del año 1941 donde queda clara la idea:
“al espíritu colonial de entrega, se
opone equivocadamente un espíritu colonial de rebelión. FORJA que, por primera
vez en nuestra historia, estudió la raíz de nuestros problemas y denunció las
formaciones extranjeras que se oponen a la unidad fundamental de la Nación,
toma también para sí la tarea de orientar paulatinamente la rebelión de nuestra
juventud, hasta encauzarla en la línea más amplia de nuestra tradición, honrada
y patrióticamente practicada, para darle así la eficacia de acción de que ahora
carece. FORJA cree que sólo del pueblo argentino, de la masa innumerable sin
voz y sin más conocimiento que la certeza de sus propias dificultades, puede
surgir la salvación entera de la nación”[viii].
Se
establece la necesidad de indagar en nuestro pasado, en la historia nacional
para resolver las problemáticas particulares que se suscitan. Buscar en las masas
populares, en sus rebeliones, en las tradiciones, en la cultura nacional los
caminos que nos permitan llegar a fundamentos propios para la acción. Es la
construcción conjunta con el pueblo en lucha.
Para
comprender mejor lo que venimos desarrollando, debemos sostener que los
forjistas están pensando en que la Argentina
es una semi-colonia de Gran Bretaña.
En éstas, no son necesarias las armas como en las colonias propiamente dichas,
no se encuentra el ejército de ocupación. Aquí los mecanismos son “más
sutiles”, hace mella en estos países el aparato de colonización pedagógica que
no permite el estímulo a la conciencia nacional.[ix] Hay entonces, a
diferencia de las naciones que ya cumplieron con su revolución democrático-burguesa
y son desarrolladas, una cuestión nacional a resolver: “el problema de los países plutocráticos es un problema puramente
interno, entre nosotros está vinculado a la existencia de una soberanía
nacional auténtica. Necesitamos liberar a la nación para liberarnos dentro de
ella”.[x] No
existe “etapismo” en la concepción de FORJA, sino que la lucha por la liberación nacional es al mismo tiempo
la lucha por la justicia social.
Los
forjistas entonces propugnaban la integración
vertical de todos los sectores enfrentados
a la oligarquía y al imperialismo
para lograr la emancipación integral de la nación. Se trata de
buscar puntos de coincidencia para
construir la patria, en base a los intereses de la misma que son los intereses
del pueblo, “hacer la nación: esa es
nuestra tarea y traición es todo lo que se le oponga… Es necesario unirse bajo
la gran bandera de la causa argentina frente al régimen, alternativamente
democrático o fascista, de los entregadores. (…) Las nuevas generaciones como la de mayo, tienen un deber emancipador
que cumplir”[xi].
De
esta forma, para finalizar, en el esquema de FORJA, que es esencialmente
argentino, se puede observar la noción que existe un enfrentamiento que recorre
profundamente toda la historia nacional, es a saber: la lucha entre el pueblo
argentino y la oligarquía aliada al imperialismo, así sostienen en su quinto
cuaderno “el drama de la Patria enfrenta
dos personajes solamente: el pueblo encadenado y la finanza imperialista. Lo
demás no cuenta. Cuando están en juego los destinos de un pueblo, toda
reclamación particular perturba y divide”[xii].
*
El autor es Sociólogo, Universidad de Buenos Aires (UBA) y Profesor de
Sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA). Becario Comisión de
Investigaciones Científicas (CIC)
[i] Discépolo, Enrique Santos. (2009).
Apéndice de tangos. En ¿A mí me la vas a
contar? Discursos a Mordisquito. Buenos Aires: Terramar, página 122.
[ii] Ramos, Jorge Abelardo. (1984). La factoría pampeana. 1922-1943. Buenos
Aires: Galerna, página 155. Se trata del tomo IV de Revolución y
contrarrevolución en la Argentina, también publicado bajo el título El sexto
dominio (1922-1943).
[iii] Rosa, José María. (1980). Historia Argentina. Orígenes de la Argentina
contemporánea. Década infame (1932-1943). Tomo 12. Buenos Aires: Oriente,
página 14.
[iv] Acta de Disolución de FORJA.
Reproducida en Jauretche, Arturo. (1976). Forja
y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos
volantes. Buenos Aires: Peña Lillo, página 177.
[v] Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a
Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano. Norberto Galasso plantea al
respecto que uno de los máximos ideólogos de FORJA, Scalabrini Ortíz, lee a
Marx, Lenin, Trosky, y que en el centro de su pensamiento se encuentra la
cuestión nacional, la diferencia entre países oprimidos y opresores, entre
otras categorías marxistas (y de sus continuadores). De todas formas Scalabrini
no habla en sentido de clases sino de masas, oprimidos, pueblo. Galasso,
Norberto. (2008). Vida de Scalabrini
Ortíz. Buenos Aires: Colihue.
[viii] Declaración
de FORJA. 16-8-1941. Citado en Galasso, Norberto. (2003). Jauretche y su época. De Yrigoyen a Perón,
1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor, página 393.
[ix] Ramos, Jorge Abelardo. (1961). Crisis y resurrección de la literatura
argentina. Buenos Aires: Coyoacán.
[xi] Declaración de FORJA. 18-9-1942.
Citado en Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., páginas 411-412.
[xii] Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires:
Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 229.
Bibliografía
-
Discépolo, Enrique Santos. (2009).
Apéndice de tangos. En ¿A mí me la vas a
contar? Discursos a Mordisquito. Buenos Aires: Terramar.
-
Galasso, Norberto. (2003). Jauretche y su época. De Yrigoyen a Perón,
1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor
-
Galasso,
Norberto. (2008). Vida de Scalabrini
Ortíz. Buenos Aires: Colihue.
-
Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires:
Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional
-
Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de
manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo
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Ramos,
Jorge Abelardo. (1961). Crisis y
resurrección de la literatura argentina. Buenos Aires: Coyoacán.
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Jorge Abelardo. (1984). La factoría
pampeana. 1922-1943. Buenos Aires: Galerna.
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Rosa, José María. (1980). Historia Argentina. Orígenes de la Argentina
contemporánea. Década infame (1932-1943). Tomo 12. Buenos Aires: Oriente
-
Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a
Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.
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