“los
pueblos necesitan razones de vivir y razones de morir; las razones de morir son
las pasiones, las razones de vivir son los ideales” (Manuel
Ugarte)
“La integración continental de América
Latina es indispensable porque el año 2000 nos encontrará unidos o dominados.
Pero esa integración ha de ser obra de nuestros países, sin intervenciones
extrañas de ninguna clase (…) para crear las bases de los futuros Estados
Unidos de Latinoamérica” (Juan D. Perón)
“esta
batalla sólo está comenzando, preparémonos para un largo camino, es largo el
camino de la liberación de nuestros pueblos; es largo el camino de la
independencia de nuestros pueblos, sólo juntos podremos hacerlo, hay que
recordar siempre a Perón cuando dijo que el siglo XXI nos hallaría o unidos o
dominados, aquí estamos pues hoy dominados, subdesarrollados. Sólo unidos
podremos ser libres, sólo juntos podremos hacer grande nuestra patria, sólo
juntos podremos abrir le cauce a los sueños de nuestros hijos y de nuestros
nietos, sólo juntos podremos hacer realidad los sueños del Che, los sueños de
Bolívar, los sueños de San Martín; divididos jamás podremos, sólo unidos lo
haremos” (Hugo Chávez)
Arturo Jauretche enfatizó en la
necesidad de revisar nuestra historia fundamentalmente por dos cuestiones, a
saber: la historiografía oficial-liberal ha falsificado el relato de nuestro
pasado, pretende contar su visión parcial que es la óptica de la oligarquía
porteña, como si fuera el único y verdadero abordaje de la historia; y en
segundo lugar porque revisar la historia desde el punto de vista de los
sectores oprimidos nos da la posibilidad de avanzar en la implementación de una
política nacional, indispensable para avanzar en un proyecto de nación, así
afirma el escritor de Lincoln: “No hay
política nacional sin historia revisada, porque el cipayo y el vende patria son
consecuencias lógicas y hasta prestigiosas en una historia que ha condenado la
política nacional y glorificado la sumisión al extranjero”. (Jauretche,
2008: 84)
No es un
problema historiográfico, sino más bien político. Este factor se revela más
importante aún en los países semi-coloniales como la Argentina, que solo tienen
una independencia formal pero la situación real es de ser una nación
dependiente del imperialismo de turno. Este es nuestro punto de partida para el
análisis de algunos hechos e ideas acerca de los procesos de emancipación del
Siglo XIX en Nuestra América: el reconocimiento de la Argentina como un país
semi-colonial, dependiente, parte de una nación inconclusa.
En
este sentido, es que pretendemos buscar en la lucha por la emancipación y el
proyecto de la construcción de una Patria Grande de la primera mitad del siglo
XIX, algunos tópicos que pensamos pueden servir de orientación en una política
nacional-latinoamericana en los finales del primer cuarto del siglo XIX,
entendiendo entonces que “somos un país
porque no pudimos integrar una nación, y fuimos argentinos porque fracasamos en
ser americanos, aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución
que vendrá”. (Ramos, 1986: 15) La posibilidad de cambio de nuestras
“patrias chicas” latinoamericanas viene de la mano de la reconstrucción de la
Patria Grande.
Así, desde
nuestra visión vamos a sostener el ideal de la Patria grande de los grandes
revolucionarios, y de los sectores populares en contraposición al proyecto de
las oligarquías y el imperialismo de las “patrias chicas”. Al mismo tiempo,
revalorizar al pensamiento nacional y latinoamericano, como puntal donde
asentar el análisis de nuestra realidad, pues como enseña Don Arturo lo
nacional-latinoamericano es lo universal visto por nosotros.
Por
el Norte y por el Sur “A Paso de Vencedores”. Dos hombres: un mismo proyecto.
Latinoamérica
entendida así es una nación inconclusa, y el proyecto de la Patria Grande
también un ideal trunco, pero absolutamente actual. En este sentido, sostenemos
aquí que ese proyecto se manifestó sobre dos grandes ejes que, a pesar que la
historiografía liberal pretendió enemistarlos, actuaron conjuntamente por el
mismo proyecto. Estos dos grandes ejes que confluyen son los encarnados por la
figura de Simón Bolívar, y de José de San Martín. El primero se dirige del Norte
al Sur de Nuestra América; y el segundo, del Sur al Norte, para confluir en la
entrevista de Guayaquil en la que el Libertador del Sur deja la finalización de
la guerra por la emancipación a Bolívar, que en 1824 va a terminar con el
dominio español en estas tierras en la Gloriosa Batalla de Ayacucho, liderada
por el Mariscal Sucre.
En
este sentido Manuel Ugarte afirma que “Bolívar
en el Norte y San Martín en el Sur, habían iniciado vastas conglomeraciones que
tendían a hacer de los antiguos virreinatos un conjunto coherente, una nación
vigorosa que, por su extensión y su población, hubiera podido aspirar a
equilibrar en este siglo el peso de los EE. UU.”. (Ugarte, 1923: 12)
En
el Centro de América, la bandera de la Patria Grande
Centroamérica (lo que hoy es
El Salvador, Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y Panamá) era la
Capitanía General de Guatemala antes de la emancipación. La invasión
napoleónica, la formación de juntas, las Cortes de Cádiz, generan un fenómeno
diferente al del resto de América. Hay Juntas pero no guerra contra el
absolutismo. Los propios españoles de Centroamérica juran la constitución de
1812. Las reuniones de las cortes de Cádiz influyeron más en Centroamérica que
en el resto de América. La figura más notable de la independencia
centroamericana fue Cecilio del Valle, quién sometió a crítica a la legislación
de Indias. El fracaso de la revolución liberal en España llevó en 1821 a la
ruptura con Centroamérica. Se produjo efectivamente con la caída del Imperio
Mexicano y el Congreso centroamericano de 1823 que declaró la independencia
política tanto de México como de España, y de cualquier otra nación que la
quiera oprimir. A partir de allí, comenzó a llamarse Provincias Unidas de
Centroamérica. El mismo congreso llama a constituir una confederación entre los
países. El inspirador fue José Cecilio Del Valle, no obstante es a Francisco de
Morazán le corresponde poner en marcha la República Federal de Centroamérica.
(Ramos, 1968)
En 1830 Morazán
gana las elecciones para Presidente de la República Federal de Centroamérica,
venciendo en la contienda a José Cecilio del Valle (en 1825 había sido elegido
Manuel Arce). El investigador Felipe Pérez Cruz sostiene que se propuso
construir un Estado nacional centroamericano, como proyecto de Nación burguesa,
soberana, e independiente, destruir el latifundio y el poder feudal de la
oligarquía, el poderío eclesiástico, y toda la herencia colonial. (Pérez Cruz,
2010) La República Centroamericana manda a colocar en las oficinas del Estado,
el retrato de Simón Bolívar (Ramos, 1968). José Martí considera que “un genio poderoso, un estratega, un
orador, un verdadero estadista, el único quizás que haya producido la América
central, el General Morazán quiso fortificar a esos débiles países, unir lo que los españoles habían
desunido, hacer de esos cinco Estados pequeños y enfermizos una República
imponente y dichosa” (Martí, cit. en Pérez Cruz, 2010: 357)
Finalmente en
1842 la oligarquía termina fusilando sin juicio a Francisco Morazán, y despedazando
en cinco “patrias chicas” la gran Federación Centroamericana. En su Testamento
político dejó escrito: “declaro que mi
amor a Centro América muere conmigo. Excito a la juventud que es la llamada a
dar la vida a este país que dejo con sentimiento (…) y deseo que sigan mi
ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que
desgraciadamente se encuentra hoy” (Morazán. Cit. en Galasso, 2008: 55)
De
la Patria Grande a las patrias chicas
No
obstante este triunfo sobre el yugo español termina fracasando, ya que se da un
enorme proceso de balcanización sobre Nuestro Continente. Rápidamente: en el 25,
nace Bolivia, en el 28 Uruguay, dos años después se desintegra la Gran
Colombia, ahora son Colombia, Venezuela y Ecuador. Más adelantes, en el 39,
después de 10 años se deshace la confederación peruano-boliviana dirigida por
el Mariscal Santa Cruz. Tiempo después la república centroamericana de Morazán
es segregada en cinco paisitos, y su líder Francisco de Morazán es fusilado. La
segregación no termina ahí, sino que continúa hasta el Siglo XX con la
segregación de Panamá a principios de dicho siglo. (Galasso, 2008)
El
proyecto de la Patria Grande naufragaba, en ese fracaso juegan fuerte las
potencias colonialistas, y las burguesías comerciales de las ciudades-puerto
como Buenos Aires, Montevideo, Guayaquil, Puerto Cabello, El Callao, Arica,
entre otras, que apuntan a la constitución de países dependientes exportadores
de materias primas. Así el uruguayo Methol Ferré sostiene que surgen veinte
países “todos son vecinos de espaldas,
hermanos extraños, que se “desarrollan” hacia fuera. Divididos y enajenados”. (Methol
Ferré, 1973; 41) Algunos de cara al Atlántico y otros al Pacífico.
A partir de allí
se cimentará la conciencia de las “patrias chicas”, pero ni siquiera se termina
fomentando una fuerte conciencia nacional anti-imperialista, sino forman
estados y ciudadanos que piensen en términos europeos y no según sus propios
intereses. Las “patrias chicas” así se desenvuelven con su independencia
nominal como apéndices de las economías imperialistas.
La/s
clave/s de la revolución
De
las primeras rebeliones a la formación de una conciencia nacional
La primera
sublevación, menciona Eduardo Galeano, se da en 1522, cuando se insurreccionan los
esclavos del hijo de Cristóbal Colón, Diego. La osadía terminó cruentamente,
pues fueron colgados en los senderos de los ingenios (Galeano, 2005). Las
rebeliones estallan por todos lados, el Caribe, Brasil, etc. No obstante, en
relación a las primeras formas de rebelión, sin dudas la más importante fue la
encabezada por Tupac Amarú II (José Gabriel Condorcanqui), quien lidera la que
estalla en Tinta, y que al entrar a la plaza de Tungasca anuncia que había
condenado a la horca al Corregidor Antonio Juan de Arriaga, y dispone la
prohibición de la mita de Potosí, y unos días después, por un Bando decreta
liberación de esclavos, y avanza con la abolición de impuestos, entre otras
medidas. Pero, finalmente es capturado, y descuartizado. Boleslao Lewin la
considera la mayor rebelión, aunque solo haya durado seis meses, que debió
enfrentar el colonialismo en nuestro territorio. (Lewin, 1957)
En el
siglo XVIII las rebeliones fueron por motivos sociales o fiscales, recién los
movimientos de fines del XVIII y principios del XIX van a comenzar a forjar una
conciencia nacional criolla. La lucha por la emancipación haitiana que culmina
con su independencia en 1804 es la primera manifestación de esta “nueva
conciencia” (Ezcurra, 2006).
Asimismo,
cabe resaltar la revolución de Mayo de 1810 fue una continuación de la
comenzada en España el 2 de Mayo de 1808
contra las fuerzas napoleónicas que invaden dicho país. La revolución en España
es nacional en tanto rechaza al invasor francés, y se vuelve rápidamente
democrática (dirigida a la soberanía popular, el desarrollo económico y la
unión nacional), pues los revolucionarios enarbolan estas banderas. Aparece
aquí San Martín luchando con el pueblo español. La revolución democrática en
España ha avanzado contra el invasor y contra el absolutismo (suprime diezmo,
reconoce derechos Ciudadanos para sancionar constitución, juzga provincias a
sus posesiones de ultramar). Sin embargo termina por sucumbir ante el invasor,
fracasa. Para no fracasar en América tiene que convertirse en nacional. Así,
vemos que en España revolución nacional de 2 de mayo de 1808, contra el invasor
francés, se vuelve democrática en tanto impone Juntas populares; por el
contrario en América, la revolución comienza siendo democrática, no
secesionista (no anti-hispánica), sino que arma Juntas populares depositarias
de la soberanía contra el absolutismo, y se vuelve nacional para no perder sus
banderas. (Galasso, 2005 y 2010)
La
presencia del pueblo en la revolución
Para
el desarrollo de esta cuestión podríamos tomar muchos ejemplos, en este caso,
vamos a tomar el de Simón Bolívar en su evolución de mantuano a Libertador de
la Patria Grande. Bolívar es hijo de la clase alta de la sociedad colonial. Es
parte del sector social denominado mantuano[1].
Tempranamente Bolívar tiene en clara la cuestión nacional, al mismo tiempo que
la concepción de la unidad de la Patria Grande. No obstante, no avanza en la
primera etapa en la cuestión social, es decir no tiene en cuenta la
incorporación de los sectores populares y sus reivindicaciones a la revolución.
Tiene una debilidad que es la idea de una República Abstracta. (Ramos, 1968)
De
esta forma, desde 1810 a 1817 se desarrolla la guerra civil en el Norte de
Sud-América entre los mantuanos, la elite criolla liderados por Bolívar,
enfrentándose a los llaneros,[2]
los esclavos, la plebe de color liderados por Boves. Entre esos años Bolívar
fracasa una y otra vez en la instauración de la República Abstracta. Fracasa en
la primera república (1811), y en la segunda (1813), hasta que sucede un hecho
trascendental en su vida y lucha, que es luego del exilio en Jamaica su paso
por Haití.
Como
sabemos en Haití se había proclamado la independencia, siendo el primer
territorio libre de Nuestra América, una
república negra, y la única revolución de esclavos triunfante en la historia
universal. (Martínez Peria, 2009)Allí Bolívar entabla relación con el líder
revolucionario Alexandre Petión. Haití ya había ayudado con la expedición de
Miranda de 1806, y ahora vuelve a contribuir a la lucha por la emancipación
ayudando a Bolívar en una “nueva expedición”, comprometiéndose este último a la
liberación de los esclavos al llegar al suelo Sudamericano. La ayuda llega y
Bolívar le agradece tiempo después: “la
libertad general de los esclavos fue proclamada sin la menor restricción y en
todas partes donde han penetrado nuestras armas, el yugo ha sido roto, la
naturaleza y humanidad han recobrado sus derechos (…) Haití ya no permanecerá
aislado entre sus hermanos” (Carta de Bolívar a Petión -1816- Cit. en
Martínez Peria, 2010)
Allí
comienza Bolívar su etapa ascendente (1817-1824), hasta la Batalla de Ayacucho,
y al Congreso de Panamá de dos años más tarde. Bolívar da cuenta en Haití de la
imperiosa necesidad de poner al frente de la lucha por la emancipación a los
llaneros como Páez, Padilla o Piar. En fin, comprende la necesidad de
incorporar a los sectores populares a la revolución, y no como sectores de
segundo orden, sino poniéndolos en la primera línea, son los líderes que elige
el pueblo, haciendo propias las reivindicaciones de aquellos. Entiende que sin
estos la revolución está destinada a fracasar una y otra vez. Así Bolívar se niega
como mantuano para erigirse como Libertador de la Patria Grande.
Modelo
de desarrollo contra modelo dependiente
El
modelo que propugnan las burguesías comerciales u oligarquías portuarias con
sus “patrias chicas” es un modelo dependiente del imperialismo. Por el
contrario, el proyecto de la Patria Grande procura la defensa de la soberanía
nacional y un modelo que apunte al desarrollo de las fuerzas productivas, y
logre la independencia económica. Un gobierno (o estado en términos modernos),
que intervenga fuertemente en la vida social, económica y cultural del país
para garantizar este desarrollo, la cultura nacional, y la justicia social.
Este
aspecto del desarrollo recorre a los líderes de la Patria Grande, en este caso
nos interesa observarlo a partir de la figura de San Martín al armar el
Ejército Libertador en Cuyo. Como sabemos, San Martín es Gobernador de Cuyo, y
como tal arma la expedición para ir a Chile y luego a Perú. Esta tarea la
realiza entre 1814 y 1816. Ante la falta de un sector social (burguesía
nacional), que lleve a cabo el desarrollo local, San Martín entiende que tiene
que ser desde su gobernación, con su intervención la forma de lograrlo.
De
esta forma, San Martín crea un impuesto de base directo sobre la tierra, un
impuesto a la compra-venta de propiedades, realiza empréstitos forzosos sobre
españoles y criollos opuestos a la causa revolucionaria, también hace confiscaciones,
y recurre a la obligación de estancieros a entregar caballos, y otros animales.
Instala una fábrica de pólvora y piezas de artillería. Los uniformes se hacen también
allí en Mendoza, las mujeres del pueblo
entregan telas para camisas, bolsos, cosen los uniformes, etc. Asimismo,
arrieros hacen traslados gratis, y los artesanos colaboran sin nada a cambio. Al
mismo tiempo, se impulsa fuertemente la minería. Se funda la fábrica militar,
donde se hacen armas (cañones, balas, granadas, etc.), herrajes, y hasta
calzado. Para proteger la manufactura local, hace medidas proteccionistas.
Interviene en conflictos entre patrones y trabajadores, a favor del aumento del
salario para estos últimos. Abre una escuela lancasteriana, una biblioteca, y unos
jóvenes fundan un periódico. Le pide ayuda a las demás provincias, así Tucumán
envía monturas, San Luis, ponchos, frazadas, Córdoba, pólvora, espadas, sables,
y lanzas, San Juan y La Rioja, plomo, etc. Libera esclavos, primero de los
españoles opositores, luego a todos los de Cuyo, incluso quiere liberar
esclavos en todo el país, pero tiene mucha oposición. (Galasso, 2000) En fin,
instala un modelo de intervención para garantizar el desarrollo industrial y la
justicia social.
¡Ejército
para la Patria Grande o para el orden interno?
Nuevamente
tomamos a San Martín para avanzar en alguna clave para entender la emancipación
del siglo XIX y lograr orientar el presente en una política nacional. La
burguesía comercial porteña no está interesada en la emancipación de la Patria
Grande, su proyecto es otro. Se desentiende del proyecto de la Patria Grande,
retacea el apoyo. Reiteradas veces tanto Pueyrredón como Rondeau han procurado,
intimado a San Martín que baje a reprimir a la montonera de Artigas. El
libertador se niega sistemáticamente, incluso intenta mediar en el conflicto,
pues así entre las razones podría liberar a Buenos Aires de recursos para que
así sí, aporten a su campaña, para que no se frustre el proyecto unificador.
Lo que aquí se
está dirimiendo es si el Ejército Libertador es un ejército para la liberación
y unificación de los pueblos latinoamericanos, o si en cambio, es un ejército
para el orden interno, para resguardar los intereses de la poderosa
ciudad-puerto. En el 20 se dará el Motín de Arequito, el Ejército del Norte se
subleva por no reprimir a la montonera. El “manco” Paz sostiene que fue por no
mezclarse en guerra civil y para hacer campaña al Perú. San Martín finalmente,
“desobedeciendo” a Buenos Aires se marcha hacia Chile (cruza en camilla), y
O’Higgins lo nombra Brigadier General de los Ejércitos de Chile. Luego lo
nombra Jefe del Ejército Expedicionario y marcha a la campaña hacia Perú, con
bandera chilena vale recordar. Así el Libertador se lleva al Ejército con él
hacia Chile, y luego avanza hacia Perú (Galasso, 2000).
Sólo desde la
óptica de la patria grande se comprende la actitud de San Martín sin caer en la
“traición a la patria”, que sería la “patria chica”, y éste piensa en términos
latinoamericanos. En este sentido Arturo Jauretche afirma que “desde el principio de la Independencia se
han enfrentado la política nacional y la política ideológica (en el sentido
de subordinación económica y cultural a Europa). Mientras hubo un ejército nacional, éste gravitó decididamente a favor
de la primera, llegando a la desobediencia de San Martín y a la sublevación de
Arequito” (Jauretche, 2008b: 23)
Federalismo
y Justicia Social
En
este caso, tomamos una figura central en la revolución: José Gervasio Artigas.
El caudillo oriental aparece como la manifestación de lo plebeyo, el
federalismo, la Patria Grande, y la justicia social. Artigas procuró la
incorporación de la Banda Oriental en pie de igualdad con el resto de las
provincias, de ahí que cuando se segregue el Uruguay bajo el influjo de la
Corona Británica, y se lo llame a Artigas, por entonces exiliado, para ocupar
algún cargo, él conteste: “yo ya no tengo
patria”. Procura asimismo una alianza defensiva y ofensiva entre las
provincias.
Año
y medio aplica Artigas su programa de Gobierno (entre 1815 y 1816), sobre el
territorio que domina. En ese breve periodo, se puede observar la encarnación
de la justicia social en el programa del caudillo popular. Así procura la
democracia y el igualitarismo en tanto si la relación de gobierno es
perjudicial para las mayorías ésta se termina, asimismo establece la gratuidad
en la justicia para que todos puedan acceder a la misma, cuida el empleo a
partir de la protección de la manufactura local, y la apertura de otros puertos
para quebrar el dominio porteño. Al mismo tiempo dicta un reglamento de tierras
(1815), en el cual se le entrega tierras a los desposeídos, a los indios,
negros, mulatos, etc. El criterio para el reparto es que “los más infelices sean los más privilegiados”. (Galasso, 2000)
Modelo
de interpretación
Estos
procesos por la emancipación tuvieron su correlato con un modelo de interpretación de la realidad latinoamericana que procuró
ser original. Con esto no queremos
decir que se cerró al aporte de ideas germinadas en otras latitudes, pero si lo
hizo las incorporó en tanto su correspondencia
con las necesidades nacionales. No las incorporó como absolutas, sino que
las tamizó con la propia realidad local. Germán Ibáñez afirma al respecto que “esas ideas (las de ultramar) encontrarán posibilidades de recepción en la
medida en que en las tierras americanas se suscita un pensamiento anclado en la
realidad y en función de ésta, y no mera réplica de la ideología dominante” (Ibáñez,
2010: 82)
En
este punto aparece como central la figura de uno de los maestros de Bolívar,
Simón Rodríguez que sostenía la necesidad de inventar para no errar. Es
necesario crear nuestra propia voz. Así se pregunta Rodríguez “¿Dónde iremos a buscar modelos? (y se
responde) La América Española es
original. Originales han de ser sus instituciones y gobierno. Y originales los
medios de fundar uno y otro”. (Rodríguez, Cit. En Wainsztok, 2010: 214) Y
en otra ocasión critica: “¡traer ideas
coloniales a las colonias! (…) ¿Estamos tratando de quemar las que tenemos?” (Rodríguez.
Cit. en Wainsztok, 2013: 43). No se trata de copiar, sino más bien en términos martianos
de quitarnos las anteojeras ya sean europeas o yanquis, afirma Rodríguez en
forma categórica “la sabiduría de Europa
y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de
pensar en América”. (Rodríguez. Cit. en ibídem)
Es por estas ideas, entre otras, que Carla Wainsztok (2013), argumenta que es
un precursor de las pedagogías
nuestroamericanas.
De
la dominación colonial a la semi-colonial
Scalabrini
Ortíz va a reflexionar acerca de cómo a la dominación política colonial
española, le va a seguir una dominación indirecta de parte de Gran Bretaña. El
colonialismo británico, jugó el papel de apoyar los procesos de emancipación
con la intención de una vez liberados del yugo español ocupar su lugar. Los
libertadores advirtieron esto una y otra vez. No obstante, una vez derrotado el
proyecto de la Patria Grande, y con la emergencia de las patrias chicas,
Inglaterra va a pasar a tener un tutelaje informal sobre varias de las “nuevas
naciones”. Afirma Scalabrini que “impedir
la formación de naciones poderosas fue la
primera línea de conducción inglesa (…) Formaronsé naciones mineras y
naciones agropecuarias, pero no unidades
nacionales que pudieran enfrentar a corto plazo al poseedor de la llave capitalista” (Scalabrini
Ortíz, 1936: 10)
A
modo de cierre. Reflexión final
Para
finalizar, las palabras de Hernández Arregui ilustran la cuestión: “La
oligarquía amaestró a una serie de generaciones argentinas en el arte de
pensar con muletas. Se nos enseñó que la emancipación de España significó el
ingreso a la vida libre e independiente. Es una de las tantas falsificaciones
que hay que demoler (…) si es verdad que queremos ser no una nación formal con
símbolos, fanfarrias y banderas, que eso ya lo tenemos, sino una nación real. Y
eso no lo somos. Tener conciencia de lo que no somos es ya saber lo que
queremos ser. Una nación y no una colonia”. (Hernández Arregui, 2004: 67)
*
Lic. en Sociología (UBA). Docente Universitario.
[1] Se utiliza el término mantuano para denominar a la clase alta por los finos mantos que usaban las mujeres de la aristocracia criolla
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Siempre es un placer leer tus articulos!
ResponderEliminarOjala en algun dia, la mayoria del pueblo Argentino lean articulos como este, que reflejan la otra mirada de la historia y no solo con la oficial que fue implementada por la oligarquia...
Abrazo compañero!
La emancipación es una tarea inconclusa. Estos trabajos aportan a a sacarle las muleta que el colonialismo le puso al pensamiento latinoamericano. Abrazo grande.fede Arabia.
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