“ATLAS nació para lograr la
unidad de los pueblos latinoamericanos, luchando contra la explotación, la
miseria y el hambre que imperan en el Continente. ATLAS se basa en un auténtico
americanismo elaborado en base no a teorías ni abstracciones de gabinete, sino
de acuerdo con la realidad que viven hoy los pueblos del Continente. La entidad
quiere un americanismo ecuménico extraído del núcleo vivo de la situación
actual y para ello levanta una triple bandera de Justicia Social, Soberanía
Política e Independencia Económica”. (Declaración ATLAS)
“Allí donde se oiga un grito de
angustia, una voz que pide ayuda, allí está ATLAS porque ATLAS es carne y alma
de los pueblos de América Latina y porque está constituida por auténticos
trabajadores que saben del dolor y la miseria de nuestros pueblos ya que han
nacido de sus propias entrañas”. (Documento ATLAS)
“Consideramos que si América
Latina ha de integrarse como son los deseos de casi todos los dirigentes
populares, esto ha de comenzar a tener su base en la organización sindical que
es donde está el numen verdadero del pueblo. No olvidemos esto: el pueblo argentino
se unió también sobre la clase trabajadora. Pensamos que ese mismo experimento
que nos ha dado tanto éxito en la Argentina nos puede dar el mismo éxito en el
Continente”. (Juan
Perón)
En el camino de
la Patria Grande
El proceso de emancipación comenzado por
los patriotas del siglo XIX, a pesar de varios avances posteriores, todavía se
encuentra abierto, en tanto se logra la emancipación política, pero no la
económica, y ante la profundización en la dependencia económica con su
consecuencia en la cultura, aquella aparece también aparece disminuida: ¿qué
soberanía política se puede tener sin independencia económica? En este marco
entonces, como se ha dicho muchas veces, somos país semi-colonial, parte del
proyecto de una gran nación inconcluso. Así la emancipación política debe ser
profundizada a partir de la ruptura del orden dependiente, y es ahí donde los
trabajadores cumplen un papel central, en tanto único sector social dispuesto a
llevar los destinos de la Patria a su grandeza y emancipación definitiva.
El momento histórico que más se avanzó
sobre la ruptura de la dependencia en nuestro país fue, sin dudas, los años de
las tres gestiones de gobierno peronistas. Perón lleva a cabo una revolución
nacional y para ello se apoya fundamentalmente en los trabajadores. Durante sus
administraciones, éstos no solo obtienen un conjunto de derechos, y el
mejoramiento de sus condiciones de vida, sino que logran una presencia política
importante. Los trabajadores argentinos, varios nacidos de barriadas humildes
de nuestra patria, históricamente relegados a un plano marginal y de
subsistencia, no sólo logran mejorar sustancialmente sus condiciones de vida,
sino (y esto es sustancias) que también discuten los destinos de la nación[1].
Juan Perón tiene una conciencia
latinoamericana y piensa en la necesidad que para que Argentina siga avanzando
en su emancipación definitiva, debe retomar el proyecto de la Patria Grande:
“unidos o dominados”. La emancipación nacional es posible en el marco de la
continental. Desde sus gobiernos realiza muchas medidas en ese sentido, que no
viene a cuenta recapitular aquí, pues nuestra intención es centrarnos en la
política ligada al sindicalismo latinoamericano, el fomento y apoyo del líder
al mismo. Los trabajadores que el 17 de octubre del 45 demostraron la
maduración de la conciencia nacional y trocaron los destinos de la Patria,
también fueron cimentando una conciencia latinoamericana. Es que los pueblos se
vinculan más a la identidad latinoamericana que las clases altas, ajenadas a
Europa y/o Estados Unidos.
Situación del
sindicalismo a escala global en la posguerra
Al finalizar la segunda Guerra Mundial
Estados Unidos y la Unión Soviética emergen como potencias y la geopolítica se
expresa como el escenario de lucha. El mundo se “parte en dos”. Las potencias comienzan
a disputarse a los demás países desde los ámbitos más diversos. De esta forma: si
los norteamericanos hacen el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa
Occidental, los soviéticos hacen lo propio con el Consejo de Ayuda Mutua
Económica (CAME). En el plano militar, Estados Unidos lanza la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y la Unión Soviética el Pacto de Varsovia. Se
crea la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde algunos países con más
iguales que otros en tanto un puñado tiene el poder de veto, cristalizando la
ficción de la igualdad entre las naciones. En el aspecto económico Norteamérica
lanza el Fondo Monetario Internacional (FMI), y el Banco Mundial (BM), para
lanzarse a conquistar vía el endeudamiento a los países dependientes, y ajustar
los lazos de dominación. En este marco de la Guerra Fría, al “tener” que
posicionarse los demás países del globo, en uno u otro bando, limitaba
seriamente las posibilidades de desarrollo autónomo, y se limitaba las
soberanías nacionales de los países del Tercer Mundo. No obstante, no tardará
en aparecer, y en esto el peronismo es señero (con su tercera posición), el
levantamiento de la bandera de los países del Tercer Mundo (la conferencia de
Conferencia de Bandung y el nacimiento de los Países no alineados son hitos). (Taiana,
2014)
Por la importancia de los trabajadores,
el campo sindical era evidente que no podía quedar fuera de esta división del
mundo en dos zonas de influencia. En este sentido, el sindicalismo mundial
cristalizaba esta división. La situación se daba de la siguiente forma: en
febrero de 1945 se realiza una Conferencia Sindical Mundial en Londres, donde
participan más de cuarenta países, y tienen como finalidad crear una
internacional de organizaciones sindicales. En esta participan, entre las
principales, las centrales obreras de Gran Bretaña (TUC), soviética (CC.SS.),
francesa (CGT) y de los Estados Unidos participa el Congreso de Organizaciones
Industriales (CIO), pero no la Federación Americana del Trabajo (AFL). Al mes
siguiente se conforma la Federación Sindical Mundial (FSM), pero las
diferencias entre las centrales no tardan en hacerse presentes, y con el Plan Marshall
se terminan dividiendo. Se van de la FSM la CIO, la TUC y conjuntamente con la
AFL (que no había participado de la FSM), conforman la Confederación de Organizaciones
Sindicales Libres (CIOSL) en el año 1949. Así para los 50, aparecen dos grandes
centrales mundiales la FSM, bajo injerencia soviética, y la CIOSL, bajo la
norteamericana. En una publicación del ATLAS “Unidad para la liberación total de América Latina”, afirman al
respecto de las centrales internacionales “ningún
interés obrero las mueve. Ninguna preocupación por la suerte y condición de los
trabajadores en los pueblos oprimidos”. (ATLAS, 1953: 2)
LA CIOSL le va a otorgar mucha
importancia a su “lucha” contra el peronismo, a partir de “etiquetarlo” como
una dictadura nazi-fascista demagógica. Por eso en su primer congreso dice que
plantea la “solidaridad con los hermanos
en esos países que están embarcados en una lucha continua para frustrar las
actividades de las dictaduras”. (Cit. en Basualdo, s.f.: 6) Desde ya el
peronismo estaría (a pesar de ser electo democráticamente), entre estas últimas.
Más clara es la alusión del Comité Ejecutivo de la Federación Internacional de
Trabajadores de Transporte enrolado en la CIOSL, en un Congreso en Londres en
el año 51, donde sostienen que ““el
dictador Perón desarrolló una política sistemática que tenía como objetivo
transformar a las organizaciones sindicales
argentinas en instrumentos
gubernamentales para la esclavitud
de los trabajadores.
Su arma favorita
es la demagogia
y muchos trabajadores
argentinos cayeron en la trampa”. (Cit. en ibídem: 7) La CGT le contesta a Romualdi por intermedio de su
periódico en una nota de fines de 1951 bajo el título: “Romualdi quiere esclaviza a los trabajadores del Continente. Una
figura siniestra en América”, y dice en la misma que “los ataques de
la FAT (AFL)
y Romualdi a
la Argentina son sino los
ataques del imperialismo,
proferidos por boca de sus sirvientes. (…) Para atacar a Perón tendrán que
quemar una muralla de 16 millones de argentinos. Y con los argentinos a todos
los hombres libres de América.” (Cit. en Ibídem: 8) La preocupación norteamericana por los planes de
integración regional de Perón se ponen en evidencia. Norberto Galasso sostiene
que “en los documentos reservados del
Departamento de Estado norteamericano, del período 1952-54, se hace referencia
al peligro de la política sustentada por el gobierno peronista pues (y
cita) la tercera posición no es una
posición de neutralidad pasiva, ya que Perón busca agresivamente alinear a la
América Latina bajo su liderazgo”. (Galasso, 2006: 627)
Todo este esquema internacional va a
tener impacto en el sindicalismo de América Latina. En 1938 había nacido, con
la fuerte influencia de la Confederación de Trabajadores Mexicana (CTM), la
Confederación de trabajadores de América Latina (CTAL). Participan once países,
e incluso la CIO (recordemos norteamericana). En la CTAL había sindicatos
comunistas, socialistas, laboristas y reformistas. Con el paso del tiempo,
sobre todo al terminar la Segunda Guerra Mundial, tomó un perfil pro-soviético,
provocando el alejamiento de los sindicatos no ligados al comunismo. La CTAL
estaba adherida a la FSM (recordemos pro-soviética). Así, una vez finalizada la
guerra se conforma en una reunión en Lima la Confederación Interamericana de
Trabajadores (CIT), en el año 1948, bajo la injerencia de las norteamericanas
CIO y AFL, y el accionar de un personaje que va a tener mucha injerencia en los
asuntos del sindicalismo norteamericano, además de tener vínculos con el
Departamento de Estado y la CIA, Seferino Romualdi[2]
para enfrentar a la CTAL y también a la CGT Argentina.
Éste había participado también de la
campaña contra Perón, y comenta en sus memorias que había preparado un artículo
en noviembre de 1945 contra el “dictador” Perón, tratando a sus seguidores de
nazi-fascistas y a la CGT de falsa. (Basualdo, 2013) Perón en el 47 debió
expulsar a Seferino Romualdi debido a intento de penetración en las
organizaciones sindicales nacionales, sus vínculos con la CIA y al intento de
desestabilización del gobierno peronista como parte de una política conjunta de
la oligarquía y el imperialismo[3].
Romualdi cuenta que en la entrevista que mantuvo con Perón le manifestó que
venían a “investigar” y no a “confraternizar”, a lo que Perón le contestó: “si gusta, el aeroplano está listo para
llevarlos de vuelta”. (Cit. en Parcero, 1987: 36) Recién después del 55
Romualdi volverá a estas tierras[4].
Asimismo, Américo Ghioldi, importante dirigente del Partido Socialista fundado
por Juan B. Justo, en la misma línea que las potencias imperialistas escribe un
panfleto bajo el título “Perón
desenmascarado. El martirologio del movimiento sindical libre en Argentina”
que es publicado por la ORIT en 1952. (Basualdo, 2013) EL Partido Socialista
actuando como “pata izquierda” de los intereses oligárquicos.
Volviendo… A la reunión en la capital
peruana no es invitada la CGT de nuestro país[5],
aunque sí asisten los representantes del Comité de Acción Sindical
Independiente (COASI) cuyos sindicalistas coincidían en el anti-peronismo, lo
que provoca la fuerte queja de Luis Morones, el titular de la Confederación
Obrera Mexicana (CROM), la acusación del mismo a Romualdi de tener “fines inconfesables”, y el retiro de la
delegación mexicana. Entre sus finalidades la CIT tenía la “lucha contra la amenaza totalitaria, tanto en el movimiento sindical,
representado por comunistas como peronistas, como en la política general del
Continente, en que toman forma de peronismo, dictaduras militares y la colusión
entre éstas y el movimiento comunista (y en el documento final manifestó su
solidaridad con los que) se atrevieron a
mantenerse al margen de la CGT peronista y que se enfrentan al abrumador poder
del gobierno dictador”. (Cit. en Parcero, 1987: 27-28). Mientras la COASI
queda integrada a la CIT, Morones viaja a Buenos Aires, se reúne con la CGT y
comienza a pensarse una central independiente de las potencias.
Tres años más tarde, sobre la base de la
CIT se conforma la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT),
que pregona el “sindicalismo libre”, y queda rápidamente adherida a la CIOSL. Como
sabemos, las palabras pueden escucharse “lindas”, pero muchas veces esconden
las verdaderas intenciones. Este es uno de esos casos, pues esta idea del
“sindicalismo libre” aparece en nuestro continente bajo el auspicio del
imperialismo norteamericano, y pregona la idea de obtener mejoras salariales
sin cuestionar los fundamentos del sistema económico y social. (Basualdo, S.f.)
Así, “desde
su concepción liberal, buscaba volver a encauzar la acción del movimiento
obrero dentro de los cauces reivindicativos meramente (…) una forma clara de
contención de ese potencial amenazante a partir de la disociación de la acción
política con la acción gremial”. (AA. VV. Atlas UNLa, 2015: 544)
De esta forma, a comienzos de los 50 el
sindicalismo latinoamericano estaba dividido en dos grandes centrales: la CTAL,
pro-soviética (de la cual se retira la CGT –pues pertenecía a la misma desde su
fundación- cuando la llegada del peronismo al poder), y la ORIT,
pro-norteamericana. Juan Perón en “La hora de los pueblos”, se expresa en relación
a estas organizaciones imperialistas obreras en tanto “no ha pasado inadvertida para el imperialismo la existencia en nuestro
país de una organización sindical, tan importante por su cohesión y
organización que ha pasado a sr un “factor de poder” en la comunidad argentina.
Por eso no desean dejar a este sector, tan importante, sin intentar por lo
menos coparlo como han venido haciendo con todas las demás fuerzas. Este
intento no es nuevo: desde 1947 han venido intentando la penetración por medio
de sus propias organizaciones internas (CIO y AFL.) o los engendros
internacionales como la ORIT o el CIOLS (…) Hasta ahora han tropezado con la
impenetrabilidad de nuestras organizaciones”[6].
(Perón, 1968: 77-78)
Las bases para
una central desde y para los trabajadores latinoamericanos
Ante este panorama, los
trabajadores latinoamericanos comienzan a pensar una organización en función de
sus intereses, y ajeno a los de las potencias imperialistas en pugna. Organizar una Central Obrera
Latinoamericana bajo los principios de la Tercera Posición aparece como
fundamental en tanto, como sostiene Alberto Belloni “la liberación de la clase obrera en los países imperialistas comienza
con la liberación de los pueblos coloniales. Así como el movimiento obrero
británico es colaboracionista, también será el norteamericano con su burguesía
nacional, participando de las tajadas que la misma le concede de las enormes
ganancias que extrae de las colonias”. (Belloni, 2011: 111)
De esta forma, empieza a cimentarse la
estructura para el desarrollo de la central latinoamericana donde tiene un
papel sustancial Perón, el peronismo y la CGT Argentina. Así, en 1947 la CGT
crea un Departamento Internacional, cuya jefatura recae en Antonio Valerga (Secretario
Adjunto de la CGT –cooperan en el armado, entre otros, José Alonso y Hugo
Belloni-), y que tiene entre sus tareas la de organizar a las delegaciones de
trabajadores que concurren a las asambleas anuales de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT). Allí, los obreros argentinos se defendían ante
los ataques de los sindicalistas vinculados a Estados unidos y también a la
Unión Soviética que tildaban al gobierno democrático peronista como una
dictadura, y a Perón como fascista o nazi. Ese mismo año comienza una
transformación sustancial en el “cuerpo diplomático” argentino a partir de la
reforma de la Ley de Servicio Exterior, se crea el cargo de Agregado Obrero en
las embajadas. (Panella, 1996)
Los Agregados Obreros estaban
estrechamente ligados al Departamento Internacional de la CGT. La difusión de
la Tercera Posición está entre sus misiones, como asimismo el establecimiento
de vínculos con los sindicatos obreros de todo el mundo, y especialmente los
latinoamericanos. Comienza a fortalecerse así la idea de la conformación de una
Central de Trabajadores Latinoamericana. La Tercera posición política se
traslada al campo sindical. Asimismo, Federico Dávila (2013), liga la
estrategia fomentada por Perón de la integración entre Argentina, Brasil y
Chile, más conocida como ABC, con el ATLAS, en tanto ambas apuntan en el mismo
sentido.
En relación a los Agregados Obreros, los
sindicatos debían promover, a partir del dictado de cursos en las mismas
organizaciones de base, a los dirigentes. Entre los cursos que se dictan están
los de economía, historia nacional y latinoamericana, geografía, historia del
movimiento obrero, etc. La duración era de dos años. Los que se diplomaban en
los cursos eran los que podían incorporarse como Agregados Obreros a las
embajadas. Entre sus primeros trabajos se encuentra el darle curso a
invitaciones a las centrales obreras latinoamericanas para que visiten nuestro
país. (Parcero, 1987) El peronismo pretende difundir la Tercera Posición en el
ámbito internacional y sobre todo en Latinoamérica a partir de las
organizaciones sindicales. A los Agregados Obreros se les proporcionó gran
cantidad de fondos y material propagandístico. (Blanco, 1983)
La participación de los agregados
obreros[7],
sostiene Claudio Panella (1996), fue fundamental en tanto establecieron los
vínculos con los dirigentes sindicales de los demás países dando cuenta de la
importancia de la conformación de una central continental, al mismo tiempo que
difundieron el ideario peronista contribuyendo a un “clima favorable” a la
creación de la central para luchar por mejores condiciones laborales y en defensa
de los intereses nacionales-latinoamericanos y populares. Es relevante su
acción en tanto la conformación de una conciencia latinoamericana, a partir fundamentalmente de la difusión de
la Tercera Posición.
El antecedente inmediato de la
conformación del ATLAS es el Comité de Unidad Sindical Latinoamericano (CUSLA).
Este comité es conformado luego de la Primera Conferencia Regional Obrera de la
Cuenca del Plata realizada en febrero de 1952 en el Estadio Comuneros de
Paraguay (Asunción)[8],
propiciada por las centrales obreras de Argentina (CGT), Uruguay (CGT), y
Paraguay (CPT), de la cual participan además de éstas, diez países más. El
CUSLA fijó sede en Buenos Aires, y como su Secretario General fue elegido José
Espejo[9]
(Secretario General de CGT –Argentina-)[10],
marcando la misma línea que se iba a expresar en el ATLAS, y el “peso” de la
CGT Argentina. Claramente el sindicalismo en América Latina tenía un desarrollo
desigual, y en la Argentina era sin dudas donde más avances se habían logrado.
(Díaz, 2010)
La delegación argentina se expresa en
los debates: “no debe importarnos un
ápice la existencia de otras centrales; no queremos estrechar las manos cubiertas
de sangre de trabajadores, de los que están al servicio de Wall Street”. (Cit.
en Parcero, 1987: 32) La mexicana lo hace a través de Morones que llama a “trabajar a tambor batiente y hacer conocer
que aquí nos hemos reunido para declarar la guerra a todos los opresores”. (Cit.
en ibídem: 33) En las “bases para la
creación de una Central Obrera Latinoamericana” establecen tres objetivos
fundamentales: el individuo, la nación y el continente. Así propone, entre
otras cosas, para el primero “la
consagración en cada país de los Derechos del trabajador y su incorporación al
texto de la leyes”, para la nación “la
independencia integra en base a su intensivo plan de industrialización”, y
para el continente “la solidaridad con
todos los pueblos y especialmente con los más pequeños y necesitados”. (Bases…
Rep. en Panella, 1996; 53-54) En el plenario, cabe destacar por propuesta del
delegado Guatemalteco se reclamó por los territorios ocupados por potencias
extranjeras como Belice, las Guayanas, y las Malvinas. (Urriza, 1988)
El Comité comienza, conjuntamente con
los agregados obreros, a organizar la central latinoamericana. Los trabajadores
que realizan esta tarea sufren persecución en varios países, por ejemplo,
siendo despedidos de sus trabajos o se les impide a los miembros del Comité
ingresar a algún país. La pro-yanqui ORIT se opone férreamente a esta idea,
distribuyendo dinero entre los sindicalistas latinoamericanos, al mismo tiempo
que Seferino Romualdi realiza una gira por Chile, Perú y Bolivia para romper el
CUSLA. Panella afirma que “el
hostigamiento de ésta (la ORIT), sobre
ATLAS fue permanente desde sus comienzos, utilizando todos los medios a su
disposición: presiones diplomáticas, dinero (sobornos), calumnias, etc.” (Panella,
1996: 40) Mientras, César Díaz en el mismo sentido anota que el mayor
hostigamiento venía de “la política
norteamericana que incentivaba gobiernos e incluso opositores gremiales para
que aquellos sindicalistas que apoyaban la central latinoamericana fueran
perseguidos en sus países de orígenes, siendo objeto de represalias como
despidos u otros ataques”. (Díaz, 2010: 145)
El comité tiene la oposición de
Romualdi, y también desde el stalinismo de Lombardo Toledano, líder de la CTAL,
quien consideraba que el CUSLA es fascista. Teodoro Blanco afirma que “la CTAL había caído en gran desprestigio
por sus variaciones políticas, en seguimiento de las distintas tácticas de la
Unión Soviética”. (Blanco, 1983: 62) En ese sentido para 1941, la CTAL
asume igual táctica que el PC en tanto no hacer huelgas para aportar al frente
antifascista, y apunta a poner al sindicalismo latinoamericano a la vanguardia
de la coalición anti-fascista. (AA. VV. Atlas UNLa, 2015) Algo similar le
pasará al Partido Comunista en nuestro país a partir que su política de define
en Moscú.
En el Noticioso Obrero Argentino,
editado por la CGT, de febrero de 1948 critica fuertemente a Lombardo Toledano,
procurando “correr el velo” sobre sus verdaderas intenciones. Así reproduce un
discurso en Montevideo donde Toledano dice que “el caso argentino es nuevo, porque se trata del primer régimen
dictatorial que tiene una teoría, un concepto antidemocrático de la vida
nacional y de la vida internacional (…) la realidad es que ya tenemos el primer
régimen fascista en tierras de América”. (Noticioso Obrero Argentino. Año
1. Nº 2. Rep. En Parcero, 1987; 54-55) La denuncia es sobre las dos potencias,
pues de lo que se trata es que “toda
América, esta América que despierta y se dispone a forjar su propio destino en
la paz y la dignificación del trabajo, al margen, lo mismo de Wall Street que
de Moscú, desenmascarando con la misma energía a Lombardo Toledano que a
Romualdi”. (Ibídem: 58)
Otra política fundamental para la
conformación del ATLAS fue que en los años inmediatamente anteriores es muy
frecuente la visita de dirigentes sindicales latinoamericanos a Buenos Aires
invitados por la CGT, con el objetivo de observar los problemas comunes y el
proyecto crear una central obrera unificada. Visitan la Argentina esos años,
entre otros: Juan Lechín, uno de los que iban a ser líderes de la Revolución
Boliviana; el nicaragüense Absalón González; el colombiano Hernán Restrepo
Botero, quien participa del Bogotazo luego del asesinato del líder popular
Jorge Eliecer Gaitán. Asimismo, cuando los miembros de la CGT asisten a las
reuniones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), toman contacto
con dirigentes sindicales latinoamericanos. (Urriza, 1988) Que el Ministerio de
Relaciones Exteriores lo ocupe un personaje ligado al movimiento obrero como
Juan Atilio Bramuglia también coopera en el sentido de la conformación de una
central latinoamericana.
La Patria grande
crece como una semilla. Un ATLAS de los trabajadores para disputar en la
geopolítica mundial
Sobre esta base, el 25 de noviembre en
el Congreso Constitutivo realizado en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad
de México se creó la Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas
(ATLAS). En su declaración de principios quedan claros los ideales que
propugna. Allí afirma que “para lograr el
enaltecimiento de las masas trabajadoras latinoamericanas, y la grandeza y
liberación de los pueblos, es preciso la unidad sincera de todos los
trabajadores, identificados por el común propósito de afirmar, en cada país,
los ideales democráticos de la justicia social, de la libertad económica y de
la independencia política (ATLAS se propone) luchar por el reconocimiento y la aplicación de los derechos de los
trabajadores (…) contribuir a la unidad de la clase trabajadora en el seno de
cada uno de los países latinoamericanos (…) procurar la unificación de los
trabajadores del continente latinoamericano y promover la actividad encaminada
a organizar la ayuda mutua entre las centrales nacionales (…) Luchar contra la
desocupación (…) y la elevación del nivel de vida de todos los pueblos
latinoamericanos” (Rep. en Panella, 1996: 59-61), entre otras cosas. Y en su primer pronunciamiento establece que “bregará sin descanso por que desaparezcan
de América Latina toda forma de coloniaje y todo tipo de imperialismo económico
e ideológico, todo sistema de discriminación racial y oda forma de explotación
del hombre por el hombre”. (Cit. en ibídem:
28-29) Del acto de fundación participan diecinueve países.
La Secretaría General del ATLAS recae en
la CGT de Argentina, en su Secretario General: José Espejo[11].
Saúl Ubaldini afirma que Perón tenía “la
convicción de que la columna vertebral de la revolución que había liberado a la
Argentina de la servidumbre a los imperialismos posteriores a Yalta eran los
trabajadores organizados y quería confiarles a ellos ser los portadores del
mensaje liberador del peronismo p, para buscar armonizar en la misma búsqueda
de la libertad soberana de nuestros pueblos a todos los trabajadores
latinoamericanos”. (Ubaldini. Prólogo a Urriza, 1988: 11)
-La organización interna
Las organizaciones sindicales que
formaban parte del ATLAS tenían absoluta autonomía para definir su acción en el
plano nacional. Sí debían consultar al ATLAS conforme a las acciones del ámbito
internacional. Las organizaciones que adherían al ATLAS debían abonar 5 por
ciento de los aportes sindicales. (Blanco, 1983) El órgano oficial de la
Central era una publicación periódica mensual de tamaño tabloide con el título
“Boletín informativo de la Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos
Sindicalistas”. No obstante no era el único órgano de comunicación, pues tenían
publicaciones en varios países: tempranamente el CUSLA había editado en forma
de revista “El Informativo”, el periódico de la CGT Argentina le daba al ATLAS
la última página del mismo, en Haití se publicaba “Atlantide”, en México uno
llamado ATLAS, en Ecuador, bajo el nombre de Unidad Sindical, en Cuba una
publicación mensual “Boletín”, en Chile el periódico “La Confederación” actuaba
como órgano oficial, en Colombia un boletín que se llamaba “Democracia
Sindical, y en Panamá otro oficial bajo el título de “Libertad Sindical”. Con
razón Urriza sostiene que estos periódicos formaban “una verdadera red informativa y de opinión que circulaba por todo el
continente”. (Urriza, 1988: 100)
-
La organización sindical en Latinoamérica
El panorama del sindicalismo
latinoamericano y donde encontró sustentación el ATLAS, sucintamente, era el
siguiente: en Colombia había tres centrales sindicales, el ATLAS se apoyó en la
Confederación Nacional de Trabajadores (CNT); en México cinco, el ATLAS
entroncó con la CROM liderada por Luis Morrones; en Chile existía la Central
Única de Trabajadores (CUTCh), y el ATLAS se apoyó en la Confederación Nacional
de Sindicatos (CNS); en Paraguay estableció relaciones con la Confederación
Paraguaya de Trabajadores (CPT); en Bolivia con la Central Obrera Boliviana
(COB); al otro margen del Plata, en Uruguay se vinculó al Movimiento
Nacionalista Revolucionario La Escoba; en el Perú logró el apoyo de cuatro
federaciones, que fueron la base de la Central Nacional de Trabajadores (CNT),
de corta vida; en tierras venezolanas logró la integración de la Confederación
Nacional del Trabajo (CNT), conformada en 1954 sobre la base del Movimiento
Sindical de Trabajadores (MOSIT); en Ecuador adhirió la Confederación de
Trabajadores del Ecuador (CTE); en Cuba ATLAS entroncó con los sindicatos
ligados al área de servicios; mientras que en Nicaragua lo hizo con la
Confederación Nacional de Trabajadores (CNT); en Costa Rica se vinculó a la
central del mismo nombre (CNT), en Guatemala hizo relación con la Confederación
General del Trabajo de Guatemala (CGTG); en Panamá con la Confederación
Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP); mientras que en Haití encontró la
adhesión de la Confédération Générale du Travail (CGT); en El Salvador se
sumaron varios sindicatos; y por último en Puerto Rico se conformó la
Confederación General de Trabajadores Auténtica y en República Dominicana solo
tuvo actuación el Comité Nacional. Claudio Panella asevera que “el principal sustento ideológico, político
y económico de ATLAS fue la CGT argentina, única central obrera del país y sin
duda alguna la más poderosa del continente. Contaba en 1954 con casi dos
millones quinientos mil afiliados que representaban más del cuarenta y cinco
por ciento de la fuerza de trabajo”. (Panella, 1996: 41)
-ATLAS en acción
El ATLAS despliega un conjunto de
acciones importante en defensa de la clase trabajadora latinoamericana. Crea
Comisiones Asesoras que tienen como finalidad colaborar en la solución directa
de los trabajadores latinoamericanos. Entre sus tareas está la realización de
un censo que estudie cuáles son las necesidades de los trabajadores, cuyos
resultados sirvan a los gobiernos para arbitrar las soluciones necesarias.
Asimismo el ATLAS va a defender y propiciar la adopción por parte de los
gobiernos de convenios colectivos de trabajo, al mismo tiempo que la limitación
de las ganancias de los empresarios para lograr una mejora en los salarios
obreros. En un congreso realizado en Chile propone un régimen que avance en el
reconocimiento de los “aportes jubilatorios” entre los países latinoamericanos.
Además de la seguridad social, planteó la necesidad de resolver los problemas
de vivienda en nuestros países.
En los primeros años de la década del
50, cuando comienza su accionar el ATLAS, cinco gobiernos marcan el Continente
Latinoamericano con profundas (en algunos más que en otros claramente),
transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales, a saber: el
peronismo en la Argentina, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en
Bolivia, Jacobo Arbenz en Guatemala (y poco antes Juan José Arévalo), el Brasil
de Getulio Vargas, y Chile con Ibáñez del Campo. A los tres primeros fueron a
los que más apoyo y atención les dio el ATLAS.
El gobierno revolucionario de Bolivia el
2 de agosto de 1953 decretó la reforma agraria, acción que es apoyada
entusiastamente por el ATLAS, pues la medida “se propone dar tierra a tres millones de indios. El documento comienza
declarando que el suelo, el subsuelo y las aguas del territorio pertenecen por
derecho a la Nación Boliviana y que el Estado no reconoce el latifundio”. (Unidad
Sindical Nº 14. Lima. 1953. Rep. Panella, 1996: 66-67) Ante la penetración
imperialista contra la revolución minera, el Boletín del ATLAS denuncia la
situación en varias ocasiones como en marzo del 53 bajo el título: “Bolivia y la presión imperialista”, cuando
el primer aniversario de la Revolución publican dos largos artículos titulados “Bolivia se ha encontrado a sí misma en su
revolución”, y “la ofensiva general
de la oligarquía boliviana contra la clase obrera”, en otra ocasión el
Boletín reproduce una declaración de la Federación Sindical de Trabajadores
Mineros de Bolivia que expresa “sin lugar
a equivocarnos en Bolivia se vive el momento revolucionario de los pueblos
oprimidos del mundo (y convoca) a
hacer un solo frente y llevar la Revolución Nacional hasta sus últimas
consecuencias por la redención de nuestro destino de pueblo libre”. (Urriza,
1988: 79-81)
La revolución guatemalteca conducida por
Jacobo Arbenz encuentra en el ATLAS un fuerte apoyo ante los constantes ataques
del imperialismo norteamericano. ATLAS expresa que “aplaudió sin reservas desde sus comienzos la obra recuperadora del
Presidente Arbenz y por ello apoyamos incondicionalmente a los trabajadores
guatemaltecos hoy identificados con su Gobierno… para realizar el proceso
esencial de su revolución”. (Cit. en Urriza, 1988: 84-85). Asimismo el
comité mexicano del ATLAS afirma que “es
indispensable mantener el criterio de la autodeterminación de los pueblos para
darse el Gobierno que mejor responda a sus exigencias y si el pueblo
guatemalteco considera que fue su Gobierno actual por ser revolucionario,
progresista y eficaz, este pueblo tiene derecho a seguirlo conservando”. (Cit.
en Ibídem: 85-86) Celebra al Gobierno
guatemalteco de Jacobo Arbenz en tanto “promovió
la reforma agraria (…) la expropiación de las tierras ociosas”, controladas
en su inmensa mayoría por los grandes latifundios, mayormente por la United
Fruit Co.
Luego del bombardeo a Guatemala de la
CIA y con la oligarquía local, y el derrocamiento de Arbenz en 1954, recayendo
finalmente el poder en Castillo Armas a lo que le sigue la persecución feroz de
los militantes, la Argentina recibe una gran cantidad de exiliados de dicho
país, entre los cuales se cuentan varios integrantes del Comité Nacional del
ATLAS. El Comité argentino les hace un “asado criollo” como agasajo. Asimismo la
agrupación sindical plantea una política de solidaridad con los dirigentes
guatemaltecos exiliados en otros países.
En relación a Chile ATLAS apoya las
medidas de tinte nacionalista de Ibáñez, y sostiene el “repudio a los consorcios internacionales que explotan a los obreros
chilenos, que sumen en la miseria a los hogares chilenos y que lleva a precio
de liquidación las riquezas chilenas”. (Doc.
ATLAS. Cit. Urriza, 1988: 136) Asimismo, cuando en el año 53 baje el precio del
cobre perjudicando seriamente a la economía chilena, interviene solicitando a
los países que compren a Chile el cobre que necesiten dejando de lado otros
compromisos.
Con relación al Brasil de Getulio
Vargas, apoyan las políticas llevadas a cabo por el mismo, y expresa la
conmoción por su suicidio en agosto de 1954 en un artículo del periódico CGT
donde denuncia “las desmesuradas
utilidades de las empresas capitalistas extranjeras que actúan en Brasil (…) lo
ha denunciado en términos impresionantes el Presidente Vargas en el histórico
documento que deja a su pueblo con la explicación de su trágica determinación”.
(Periódico CGT. Cit. en Ibídem: 137)[12]
Desde ya, que no son esos casos los
únicos por los que se preocupa la agrupación. Aparecen en su “agenda” los
problemas de todos los países de Nuestra América. La central expresó el
anti-colonialismo, abogó por la ruptura de la dependencia ya sea directa o
indirecta, así en una Carta Abierta a los Cancilleres prontos a reunirse en la
Décima Conferencia Interamericana, la agrupación emite un documento que
sostiene el reclamo por los “pueblos (de
América Latina) convertidos en colonias o meros productores de materias primas
para hacer caminar las industrias poderosas de los consorcios económicos
internacionales”. (Documento ATLAS. Cit. Urriza, 1988: 103)
La situación colonial de Puerto Rico que
en 1898 había sido ocupada por tropas norteamericanas y al otro año había
pasado a ser dominio de Estados Unidos, aparece como uno de los fuertes
reclamos del ATLAS. En el 50 Estados Unidos lo había declarado como Estado
Libre Asociado. La agrupación lanzó una campaña por todo el Continente
destinada a dar a conocer la situación de Puerto Rico, y con el objetivo de
juntar millones de firmas de los trabajadores latinoamericanos para
presentárselas como finalización de la campaña al presidente norteamericano. El
líder independentista, Pedro Albizu Campos, encarcelado en 1936 acusado de
conspirar contra Estados Unidos, por el cual la agrupación de trabajadores
reclamó enfáticamente, fue liberado en septiembre de 1953. La CGT Auténtica de
Puerto Rico adhiere al ATLAS en 1954. (Urriza, 1988) Asimismo, condena la
aplicación de la Ley Taft-Hartley (vigente en Estados Unidos), en dicho país[13],
por considerarla un instrumento de la patronal, lesiva a los derechos de los
trabajadores y cuyo objetivo es la desunión de los mismos. También condena el
Pacto Militar firmado entre Estados Unidos y Uruguay por ser un pacto de
sumisión y coloniaje. (Panella, 1996)
El caso de Panamá, amputado a Colombia a
principios del siglo XX, y por la creación interoceánico es emblemático en
América Latina. De esta forma, el Comité del ATLAS en Panamá expresa que lucha por la vigencia de la justicia social,
la independencia económica y la soberanía políticas del país (y en su plan
de acción fija) la revisión del acuerdo
de arrendamiento del Canal; propiciar que con parte de los beneficios del
mismo, se efectúen obras sociales para los trabajadores; elevación del nivel de
vida y condiciones de trabajo; anular todo tipo de discriminación racial;
equiparación de salarios entre panameños y otro tipos de trabajadores en la
zona del Canal”. (Panamá defiende su
soberanía. ATLAS. Bs. As. 1953. Rep. Panella, 1996: 67-68) Y en otra
ocasión sentencia que “todas las ventajas
con para los obreros estadounidenses y todos los inconvenientes para los
panameños. Salarios de “oro” para unos y “plata” para otros y las más odiosas
diferencias en perjuicio de los nativos”. (Cit. en Urriza, 1988: 109)
En 1953 en la Guayana Inglesa se produjo
un levantamiento en lucha por la independencia del imperialismo británico.
ATLAS lo apoya enfáticamente: “ATLAS hace
suya la bandera de redención que ahora esgrimen los indígenas de la Guayana
porque es una decisión impostergable de las clases laboriosas que se agrupan en
su seno luchar por la eliminación del coloniaje en todas sus formas y bajo
todos sus aspectos”. (Urriza, 1988: 110)
La situación del monopolio bananero en
Honduras también es denunciada por el ATLAS, en su boletín informativo afirma
que “en los feudos hondureños donde se
verifica la explotación de la siembra del banano, no existen leyes nacionales
ni se respetan los derechos humanos ni la soberanía del país. Son las empresas
las que designan a un denominado “mandador”, quien luego nombra a su hombre de
confianza, al cabo-comisario que castiga, bien con cárcel o con palas o hasta
con la muerte al que ose quejarse del trabajo brutal, del bajo salario o de las
humillaciones y vejaciones de que son objeto los hondureños que padecen este
cáncer social que se llama United Fruit Co. (…) Ochenta mil hondureños reciben
latigazos y pasan hambre a lo largo de los valles de Sula y del Aguán,
extensión donde se cultiva el banano”. (Boletín informativo ATLAS Nº 10.
Bs. As. 1953. Rep. Panella, 1996: 68-69)
También entabla relación con el
Presidente electo de Costa Rica (1953-1958), quien llega a Buenos Aires, en
tanto años antes cuando presidía la Junta Gubernamental (1948-1949), había
realizado algunas medidas de características nacionales y populares como la
nacionalización de la banca. No obstante con el paso de los años comienza a
virar su política. (Urriza, 1988)
Durante la Secretaría General del cubano
Fernando Pérez Vidal[14],
que asume luego de la renuncia de Espejo en mayo de 1953, el ATLAS realizó una
gira por América Latina con el objetivo de afianzar la organización sindical. El
cubano argumenta claramente la posición tercerista de la central en tanto “las dos centrales existentes están al
servicio de facciones internacionales y de potencias que luchan por la
imposición de sus principios. La ORIT es un instrumento del capitalismo; la
CTAL lo del comunismo. Sólo ATLAS puede levantar con orgullo una auténtica
bandera sindical”. (Pérez Vidal. Cit. en Panella, 1996: 39)
Un año más tarde, el 21 de mayo de 1954 Pérez
Vidal es reemplazado por el argentino Juan R. Garone[15]. Para
ese año, a tan solo dos de su creación, el ATLAS ya Comités Nacionales en
prácticamente todos los países de Latinoamérica. Su accionar tiene un peso
importante en nuestro continente, se encuentra fortalecida y es una
preocupación tanto de las oligarquías locales como de las potencias imperiales.
No obstante, el mapa comienza a cambiar. Los procesos políticos a los cuales
les había prestado apoyo comienzan a perder fuerzas y algunos a ser derrocados.
-
Años finales, de la ofensiva a la
resistencia
A pesar del derrocamiento de Arbenz en
Guatemala o el suicidio de Vargas en Brasil, ambos en el año 1954, sin dudas lo
que más daño le hizo a la Central Latinoamericana es el derrocamiento del
peronismo, porque fue su principal impulsor, y la CGT su sostén fundamental.
Luego de las bombas de junio del 55, y el golpe de septiembre del mismo año, la
CGT recordamos es intervenida por la Marina en la cabeza de Alberto Patrón
Laplacette. Se desata una persecución feroz sobre los trabajadores
sindicalizados, en la cual una central como el ATLAS no iba a escapar a las
garras de la oligarquía que entiende el poder de la misma.
Así, el 16 de enero de 1956 la
autodenominada “Revolución Libertadora” interviene el ATLAS, y pone a su frente
al Comisario (retirado), Manuel Iglesias. La intervienen más por su estrecha
vinculación a la CGT y al peronismo que por su perspectiva latinoamericana.
(Parcero, 1987) A la ocupación por parte de la Marina le sigue la quema de la
documentación y la incautación de sus bienes.
Perón mantiene una comunicación continua
con quien fuera el último Secretario del ATLAS, Juan R. Garone[16]. Se
trata de más de cuarenta cartas de ida y vuelta. En estas misivas se observan,
al menos dos cuestiones: los esfuerzos de Garone por continuar con el ATLAS y
el fuerte apoyo de Perón a esa tarea. Este último le escribe el 17 de abril de
1956: “lo que interesa ahora es preparar
las cosas de la mejor manera. Creo que todo puede arreglarse si nosotros somos
capaces de preparar a la masa para obrar con unidad de acción”. (Carta de
Perón a Garone. 17-4-1956. Rep. Panella, 1996: 116-118). Unos meses más tarde
insiste Perón que ATLAS debe servir para “agitar
el ambiente obrero contra el gobierno de facto de la Argentina”. (Carta de
Perón a Garone. 15-7-1956. Rep. Ibídem:
120-123). En 1962 se lleva a cabo en Chile una reunión del Comando Ejecutivo
del ATLAS en el cual se evidenció la difícil situación. El ATLAS comenzaba su
desaparición. (Parcero, 1987) Pero quedaría grabada como una experiencia
fundamental de los trabajadores de nuestro continente a tener en cuenta.
Resulta claro, a partir de estas
páginas, y fundamentalmente de la historia del movimiento obrero argentino y
latinoamericano que la clase obrera
hereda un rico pasado; la tarea del presente es forjar las armas que nos
permitirán conquistar el futuro”. (Belloni, 2011: 5)
* Lic. Sociología (UBA). Mg. Metodología de la investigación (UNLa). Docente Universitario
Bibliografía
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experiencia sindical latinoamericana. Buenos Aires: Legasa.
[1] Véase un artículo
anterior: Godoy, Juan. Perón y el lugar de los trabajadores (en el
movimiento nacional). Revista Zoom. Mayo de 2017. Disponible en: http://revistazoom.com.ar/peron-y-el-lugar-de-los-trabajadores/
[2] Seferino Romualdi
va a tener una intromisión importante en el campo sindical argentino entre los
años 40 y 60. Nacido en Italia en 1900, militante anti-fascista en los años 20.
Hacia el final de esa década se muda a estados Unidos donde traba relación con
organizaciones sindicales. En 1941 hace una gira por algunos países
sudamericanos para comprometer a los italianos en el apoyo al bando aliado. Más
tarde comienza a trabajar con Nelson Rockefeller. En 1944 empieza a trabajar en
la Oficina de Asuntos Estratégicos de los Estados Unidos (OAS, precursora de la
CIA), hasta mediados de 1945. Ese año la AFL le encargó establecer relaciones
con el sindicalismo en el nuestro Continente. Participa en la campaña contra
Perón orquestada desde Estados Unidos. En el 48 es designado como representante
de la AFL en América Latina. (Basualdo, s.f.: 5)
[3] La comitiva da a
conocer un comunicado de prensa en el que manifiesta: “no hay
colaboración posible entre la CGT como está constituida en el presente, dado
que no es libre instrumento de los trabajadores, sino que se ha convertido en
un brazo político del gobierno”. (Cit. en Basualso, s.f.: 4)
[4] En la campaña de
hostigamiento al ATLAS también están George Meany, presidente de la AFL, Jay
Lovestone, encargado de asuntos exteriores también de la AFL, Irving Brown,
quien era el representante de la AFL en Europa. (Díaz, 2010)
[6] Cabe resaltar,
como indica Daniel Parcero, que esta política de penetración se afianza
fuertemente hacia 1957 con el fortalecimiento del sindicalismo amarillo y el
nacimiento de los 32 gremios democráticos y mayoritarios. (Parcero, 1987)
[7] Algunos de los
agregados obreros que tienen una labor fundamental son Juan Pallas en Chile,
Vicente Diana en Brasil, Pedro Conde Magdaleno en Perú, César Mazzetti que
había sido agregado obrero en Suiza y termina como Embajador de Ecuador, etc.
(Panella, 1996)
[8] Paraguay era
gobernado por Federico Chávez, perteneciente a una facción del Partido
Colorado, que será en agosto de 1954 derrocado por Alfredo Stroessner.
[9] José Gerónimo
Espejo nace en San Juan (Jáchal), en el año 1911. Tempranamente aparece como
dirigente del Sindicato Obrero de la Industria de la Alimentación (SOIA) y en
la Federación Obrera de la Industria de la Alimentación (FOA), de orientación
comunista. Trabaja en la fábrica de galletitas Bagley. Por esa época tiene
simpatías con las ideas socialistas, y en el 39 es elegido como vocal de la
SOIA (y re-elegido en el 43). El 4 de junio del 43 apoya la revolución juniana
que comienza a dar término a la “década infame”. Entre los años 45-47 se
desempeña como secretario de prensa. Participa activamente del 17 de Octubre.
Llega a la Secretaría General de la CGT luego del breve paso de Aurelio
Hernández (del sindicato de los Trabajadores de Hospitales e Industrias
Químicas), que había reemplazado a su vez a Luis Gay (dirigente telefónico,
fundador del Partido Laborista). Es elegido el 1º de diciembre de 1947.,
y permanece en el cargo hasta 1952. Muy cercano a Perón, y sobre todo a Evita.
En 1947 le encarga a Hugo Belloni Ravest la creación del Departamento Internacional
de la CGT. Artífice del CUSLA y del ATLAS (de los que como sabemos será el
primer Secretario General). Fue convencional constituyente en el 49 y
vice-presidente de la Convención Nacional cuando la reforma constitucional. Se
desempeña a partir del 51 como Presidente del directorio del diario La
Prensa, luego de su expropiación y entrega a la CGT. Asimismo ocupa
los cargo de Director de la Caja de la Industria, Titular de la Caja de
Préstamos para la Vivienda, Vice-Presidente de la Comisión Nacional de Aprendizaje
y Orientación Profesional. A su salida de la CGT en el año 1952, luego de la
muerte de Evita, asume el cargo Eduardo Vuletich (del sindicato de Trabajadores
de Farmacias). Al derrocamiento del peronismo, Espejo es detenido y enviado al
penal de Río Gallegos, donde protagoniza la conocida fuga junto con Cooke,
Jorge Antonio, Kelly, Cámpora y Gomis hacia Chile fines de 1975. Regresa al
país con la amnistía de Frondizi. Atraviesa la Resistencia Peronista, el
regreso de Perón, y la mitad de la última dictadura. Fallece un 21 de diciembre
de 1980. (Bosoer y Senén González. José Espejo. Soldado de Evita. En
Rein y Panella (comp.), 2013)
[10] Completan el
espacio: Omar Díaz (Uruguay), como Secretario de Organización; Héctor Gutiérrez
Zamora (Costa Rica), Secretario de Relaciones; Rubén Hurtado (Chile), de Actas;
Joviano de Araujo (Brasil), en finanzas; Molierre Compas (Haití), en Prensa y
Propaganda; y como Secretario Técnico Antonio José Bonilla Toro (Colombia). La
sede estaba ubicada en la calle Rivadavia Nº 5298 (Buenos Aires).
[11] Completan las
autoridades: Secretario Adjunto: Rubén Hurtado (Chile), Secretario de Actas:
Francisco Colón Gordiany (Puerto Rico), Secretario de Relaciones: Fernando
Pérez Vidal (Cuba), Secretario de Finanzas: Héctor Gutiérrez Zamora (Costa
Rica), Secretario de Organización: Florencio Maya (México) Secretario de Prensa
y Propaganda: Tomás del Piélago (Perú), Delegado Permanente ante la ONU y la
OIT: Luis Morones (México). La sede estaba en Buenos Aires, específicamente en
Avenida de Mayo 591.
[12] No hacemos mayor
referencia al peronismo, pues aparece a través de todo el texto, y además
consideramos que el ATLAS nace de allí y piensa a esa Revolución Nacional como
ejemplo a seguir por los demás, como se aprecia a lo largo del trabajo.
[13] Entre otra cosas
establecía un plazo de sesenta días de “enfriamiento” antes de ir a una huelga,
y declaraba personas jurídicas a los sindicatos responsables ante los
tribunales.
[14] Exiliado del
Gobierno de Batista vuelve a Cuba después del 59 a la sumarse a la Revolución,
momento en el que expresó que en la Isla de la Revolución “Atlas está
hoy más vigente que nunca y su rol está precisamente en la vanguardia de la
lucha por una América totalmente libre y soberana”. (Pérez Vidal. Cit.
en Urriza, 1988: 152)
[16] Juan Raymundo
Garone nació el 3 de mayo de 1914 en la Ciudad de Buenos Aires. Comenzó su
militancia en grupos de orientación cristiana. Colabora en el diario católico ·El
Pueblo (escribe 153 artículos en solo 3 años). Adhiere
rápidamente a la Revolución del 4 de junio, y entabla una relación con Juan
Perón. El 26 de noviembre de 1943 le escribe Garone a Perón: “no puede
menos que hacer llegar su aplauso al Cnel. Perón su clara posición en el
planteo de los problemas sociales argentinos. Me identifiqué con la Revolución
desde el primer momento”. Perón responde el saludo y apoyo a los
cuatro días, comenzando una relación que va a ser duradera. Su militancia
gremial comienza cuando es elegido delegado en la fábrica Bagley. Participa de
las jornadas del 17 de octubre. En 1946 ingresa al gremio bancario, y al otro
año comienza a colaborar con Espejo en la CGT. Integra el Departamento de
Relaciones Internacionales. Forma parte de la Delegación obrera argentina en
las conferencias de San Francisco (1948), y Ginebra (1949). Es subjefe de la
sección gremiales del Diario La Prensa (en manos de la CGT). También es
Director del Banco de la Provincia de Buenos Aires desde 1952 hasta 1955.
Participa activamente en la conformación y desarrollo del ATLAS. Así, el 21 de
mayo de 1954 reemplaza al cubano Pérez Vidal en la secretaría general del
ATLAS. Al derrocamiento del peronismo, Garone se exilia y tiene un peregrinar
por varios países latinoamericanos (estando exiliado en Chile recibe a los
compañeros prófugos de Río Gallegos, y finalmente se establece en España, hasta
su regreso a la Argentina en 1973. (Panella, 1996) (Urriza, 1988)
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