Las llamas lo devoran todo. Se tragan el quincho, las canchas, la pileta,
los parques. Los escombros lo tapan todo, lo cubren de impunidad y tierra. Los
baños, vandalizados, ya no tienen ni techo, ni
ventanas ni puertas. Aquello, que hasta hace tan poco tiempo era un
Parque Recreativo para niños y familias del pueblo de Libertador General San
Martín, el primero púbico y gratuito en la ciudad, hoy es un baldío desolado. A
duras penas asoma en las paredes el
mural de Túpac Amaru, como testigo y como soldado, de pie a pesarde la
derrota, siempre circunstancial, siempre provisoria.
Un huracán de odio y rencor arrasó la provincia, como eslabón estratégico
de la política nacional de la Alianza Cambiemos. Tristemente, no hay ninguna
novedad en esta nueva revancha clasista, pero no por eso deja de ser menos
dolorosa.
Corren 9 meses de la detención ilegitima de la líder de la organización
barrial Túpac Amaru y referente del campo nacional y popular Milagro Sala. El
gobierno ultra conservador de Gerardo Morales la metió en el calabozo a través
de una “Justicia” cómplice y títere de los intereses del establishment. En
palabras del ex juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Dr. Raúl
Zaffaroni, la detención de Milagro representa un secuestro legalizado (Página/12; 16-02-2016), en tanto que desde el
comienzo el modo en se produjo la detención fue absolutamente irregular y que
al día de la fecha no es posible saber porqué delito se la mantiene privada de
su libertad.
Repasemos:
-
La detención la ordena El Superior Tribunal de la Provincia,
cuya ampliación se realizó en una sesión nocturna de la Legislatura. Dos de los
diputados del oficialismo que votaron dicha ampliación fueron nombrados jueces
inmediatamente. Zaffaroni ironiza: ni Menem se atrevió a tanto.
-
El juez que dispone la orden de detención, pide licencia
luego de hacerlo. Milagro “marcha presa” por el inverosímil delito de “impedir
el normal funcionamiento de los transportes de tierra”. Visto lo endeble de
este argumento, se le acusa además de “sedición” e “instigación pública a
cometer delitos”.
-
Esta fantochada se cae y el juez Mercau la excarcela, pero
inmediatamente se le imputa “administración fraudulenta”, “extorsión” y
“asociación ilícita” para que continúe detenida, aunque se trate de delitos
también excarcelables. Al momento de tomarle declaración, no obstante, sólo se
le imputó uno de los tres hechos de los que se la acusó.[1]
-
El juez Mercau dictó auto de prisión preventiva a Milagro el
26/02/2016 en la que no fundamenta la acusación ni explicita los delitos por
los que la mantiene en prisión.
A pesar de los reiterados
pedidos de libertad de la defensa, de organizaciones políticas y sociales
locales y organismos internacionales como la ONU, a pesar de ser diputada del
Parlasur, con fueros que impiden la detención, a pesar de todo ello, continúa
detenida convirtiéndose en la primera presa política de la era Macri. Hasta el
Papa Francisco expresó su preocupación, enviándole un rosario bendecido en
señal de apoyo.
Pero, ¿cuál es la
verdadera motivación política que desató la furia contra Milagro de la derecha
gobernante? Contra ella, que es y fue objeto de toda clase de burlas,
acusaciones infundadas y calificativos despectivos desde hace años por los medios
de comunicación concentrados y la más rancia elite política antipopular
argentina. Hasta se la “acusó” de comerse un pancho en Punta del Este durante
un recital de Charly García. A ella, la “kolla”, la “cabecita negra”, no le
perdonan haber dignificado al sustrato más desprotegido de la sociedad jujeña.
Milagro, la de la vida
difícil, la que recorre los asentamientos desde hace mas de 20 años, la
delegada de Ate, la dirigente barrial, es expresión y emergente de los feroces
cambios estructurales que implementó el neoliberalismo con su modelo de
exclusión social y de exterminio de las capacidades productivas del país.
El Frente de Gremios
Estatales (FGE) en el que militó se hizo fuerte en el ciclo de protestas junto
a movimientos sociales y piqueteros desde mediados de los ’90. Gran parte de
sus afiliados provenían de las empresas Ledesma, Ingenio La Esperanza y Mina El
Aguilar, las cuales aplicaron una política de despidos y recortes profundos que
tuvo un alto impacto en la tasa de desocupación provincial. Estos nuevos
desocupados fueron finalmente absorbidos por el Estado, pero con contratos
precarios y salarios muy bajos.
Frente a la crisis
económica y social de fin del siglo pasado, la crisis del PJ y la traición de
muchos dirigentes sindicales que pactaron con los sucesivos gobiernos
neoliberales la entrega de los trabajadores a cambio de transformarse en
empresarios, la organización Tupac Amaru creció como rama territorial de la CTA
y poco después como ejecutora de políticas públicas en conjunto con el Gobierno
Nacional encabezado primero por Néstor Kirchner y luego por Cristina Fernández.
Desde sus comienzos
ofreciendo la Copa de Leche para los pibes del barrio hasta la conformación de
más de 150 cooperativas de vivienda, la Tupac liderada por Milagro Sala decidió
ocupar el lugar que el Estado abandonó en tiempos en donde funcionarios
estatales decían “que nada de lo que deba
ser estatal permanecerá en manos del Estado”.
La Tupac Amaru creó sus
propias fábricas, entre ellas una metalúrgica, escuelas, centros de salud y
hasta un Instituto de Formación Terciaria. En uno de sus hospitales contó con
el segundo tomógrafo de la Provincia. En el proceso de construcción de
viviendas, los mismos miembros de la organización participaban de la
edificación de su casa, siendo pioneros en el liderazgo de las mujeres en
oficios entendidos como “masculinos”.
De niña, a Milagro como a
tantos otros chicos morenos, no la dejaban pasar a los parques recreativos con
piletas de natación. En los barrios construidos por la Tupac, como el de Alto
Comedero y el recientemente vandalizado de Libertador General San Martín los
niños y niñas contaban con el acceso a
piletas de natación en sus parques acuáticos para que no fueran un bien de lujo
exclusivo de las clases pudientes.
Es por esto y solo esto
que hoy Milagro y otros militantes están entre rejas. Por ser obstinadamente
dignos, insubordinadamente tenaces en la lucha por la transformación de la
realidad y de sus bases injustas. Y
lamentablemente no sorprende la reacción desmedida, a todas luces
inconstitucional y descabellada de los secuaces judiciales de Macri y Morales. No
sorprende, en un país dónde se bombardeó la plaza más importante del territorio
nacional para asesinar a su presidente electo democráticamente y escarmentar al
pueblo, dónde se fusilaron militantes en basurales y se arrebató la vida y
hasta los hijos de algunos de los 30.000 desaparecidos exterminados por la
última dictadura militar, solo por mencionar algunas aberraciones.
No sorprende y aún así,
tampoco mete miedo. El ex presidente de Brasil, Lula Da Silva expresó: “Nunca pensé que poner un plato de comida en
la mesa de un pobre generaría tanto odio de una elite que se harta de tirar
comida a la basura”. Quizás sin pensarlo, habló por incontables generaciones
a lo largo y ancho del continente que dejaron su vida en ello.
Hoy Milagro duerme de
nuevo en prisión. En la cárcel de los ricos se purgan los sueños de los pobres.
Su odio visceral,
encarnizado, nos reafirma el camino; el diametralmente opuesto al de las
minorías y sus privilegios. Y nos obliga a dar vuelta el viento, como la taba.[2]
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