“En las colonias, la
realidad social está maquillada. Se imita a las metrópolis productoras de
venenos sub-culturales, tanto como de artículos de mercado, se calcan las modas
extranjeras, se leen autores extranjeros”. (Hernández Arregui)
“Desacreditar y aislar
todo pensamiento argentino es la misión combinada de la prensa, la radio, el
cine, al servicio de los centros organizados del poder mundial”. (Hernández Arregui)
En los últimos años el rol de los medios
de comunicación se ha incrementado sustancialmente. Al tiempo que
penetran la opinión pública, hoy en nuestro país aparecen interpelados y
criticados por varios sectores de nuestra población, que dan cuenta rápidamente
de la “falacia” de la “prensa independiente”, y develan los intereses de los
mismos. No obstante, no podemos dejar de dar cuenta que en algunos sectores
(sobre todo de clase media), penetran fuertemente generando opinión, ideas, y
acciones en torno a las más diversas materias.
De esta forma, los medios de comunicación
y otras usinas culturales, sin exagerar su importancia, continúan actuando en
gran medida como agentes de colonización pedagógica. Hace ya algunas décadas
Juan José Hernández Arregui[1] dedicó
varias páginas en sus obras a analizar el rol de los mismos (en su momento
sobre todo la prensa escrita, la radio y en menor medida la televisión). Así el
papel de los medios de comunicación aparece reiteradamente como parte
fundamental en la construcción de su pensamiento, y más específicamente de su crítica
a la cultura de la oligarquía negadora del sustrato profundo del pueblo.
Es que en el esquema de análisis de
Hernández Arregui los medios de comunicación son parte de los instrumentos que
se vale el imperialismo cultural, sombra de del saqueo económico, para reforzar
la conciencia falsa de lo que somos, al mismo tiempo que debilitar los rasgos
distintivos como comunidad autónoma. Así en los países semi-coloniales el papel
de la prensa es fundamental para asegurar el control y dominio sobre el saqueo
de la economía y no permitir la formación de una conciencia nacional. Los
medios de comunicación contribuyen a hacer invisible lo central a discutir en
un país como el nuestro, a saber: la estructura dependiente del mismo.
El autor de “La formación de la conciencia
nacional” establece una relación entre las agencias de noticias de los países
centrales y los medios locales. Aquellas controlan la información y “bajan la
línea” a los países periféricos. Las noticias acerca de la situación
internacional (y muchas veces sobre la local), son creadas desde los países
imperialistas. Los periodistas aparecen como uno de los sectores que actúan
como polea intermedia entre el imperialismo y la opinión pública.
La oligarquía, vale decir, no se
identifica con los valores nacionales, su forma de interpelar el mundo se basa
en la cultura extranjera. Así, Hernández Arregui arremete contra la prensa como
portadora y difusora de las ideas y valores de la oligarquía, ya que “toda
la prensa de Buenos Aires (la gran prensa) está hoy contra el pueblo. Esta
prensa, poderosa, “democrática” y ruin, tiene por objeto enviciar la verdad,
despistar la opinión pública, denigrar a las masas (…) Es un deber (…)
denunciar inexorablemente a los enemigos del país”. (Hernández
Arregui, 20004: 115) La prensa también aparece como generadora de prestigios y
ocultamientos sobre personalidades históricas, políticas, literarias, etc.
Los medios de comunicación refuerzan la
idea que la Argentina pertenece y/o es similar a un país europeo, y no a
Nuestra América, como asimismo la imagen de la “patria chica” con eje en Buenos
Aires. La imagen de la Argentina blanca, europea y agroexportadora, y hoy
también ligada a la valorización financiera. La difusión insistente del “estar
insertos en el mundo” da cuenta de esto, como también la denigración de la
industria nacional, en base a un “supuesto mundo” donde los países ya no
producen industria propia.
Debemos destacar aquí que la penetración
cultural extranjera es una forma de destruir la conciencia nacional. Es a
partir de esta penetración que se destruye la identidad como nación, quitando
la “barrera defensiva” ante el avasallamiento de las potencias imperialistas,
al mismo tiempo que rompiendo las bases desde donde se puede transformar
profundamente la realidad nacional en beneficio de nuestro pueblo. ¿Qué más
fuerte que la cultura nacional para resistir al cada vez más poderoso
conglomerado de capitales extranjeros que no reconocen fronteras y avanzan
sobre nuestros pueblos? No resulta casual entonces este avance de las potencias
sobre la misma, así “montañas de diarios, revistas, películas,
etc., divulgan los soporíferos de la cultura extranjera y los mitos en colores
del capitalismo de las metrópolis. Aparece, entonces, en los países coloniales,
ante millones de lectores medios masificados, el “american life of wife” tal
cual lo entiende una nación, Estados Unidos, que ha entrado tarde a la
Cultura”. (Hernández Arregui, 1973: 223)
La información está controlada en un
puñado pequeño de agencias, “el 90% de las noticias políticas,
financieras, artísticas, historietas para niños y adultos, son acaparadas por
diez agencias noticiosas de ilimitado poder difusor (…) son fábricas de
narcóticos ideológicos”. (Hernández Arregui, 1973b: 12-13) De esta
forma, nuestra realidad la abordamos a partir de lo que “nos cuentan” estas
agencias que evidentemente tienen un interés formado que no se corresponde con
el nacional, sino más bien al contrario.
Decíamos al comienzo que los medios de
comunicación, al menos en materia de opinión y acción política penetran sobre
todo en los sectores medios. Es que la colonización pedagógica hace mayor mella
en estos sectores en tanto son los que más relación tienen con ciertos
“consumos culturales”, muchas veces con el único afán de buscar la
“distinción”. En este sentido, en los países con los órganos culturales como el
cine, la radio, o la televisión, dominados por el extranjero “vivir a
la “europea” o a la “americana” pasa a ser un snobismo y una frustración
simultánea”. (Hernández Arregui, 1973: 220) Estos sectores medios,
sobre todo por los lugares que ocupan en la estructura social, actúan como
correa de transmisión de los valores de la oligarquía.
Los periódicos encuentran entre estos
sectores mayormente a sus consumidores, lo que no pasa desapercibido para
Arregui. En nuestro país, el periódico representante de las ideas de la
oligarquía acerca de nuestro país: La Nación, a decir de Homero Manzi el
“guardaespaldas” que dejó Bartolomé Mitre, pasa por la pluma de del autor de
“Imperialismo y Cultura” que lo critica duramente. Sostiene que “la
historia de Mitre tiene su tribuna perpetua en un diario de Buenos Aires: La
Nación, dirigido por sus herederos vitalicios. Este diario es el portavoz de
los intereses y la mentalidad política de la clase ganadera argentina y sus
foráneos” (Hernández Arregui, 20004: 115)
Avanzar en la ruptura de la dependencia
tanto económica como cultural aparece como horizonte para la emancipación
nacional. Así, a partir de estos análisis, Hernández Arregui considera como
fundamental el rechazo a la imposición cultural extranjera, y la revalorización
de la cultura nacional[2],
ambas cuestiones ligadas a la lucha por la liberación nacional, es por eso que “en
el pueblo las palabras extranjero y enemigo son sinónimas y se funden en un
solo sentimiento de defensa y rechazo”. (Hernández Arregui, 1973b: 25)
*El presente artículo es
parte del Proyecto de Investigación Amilcar Herrera “Aportes teóricos del
Pensamiento Nacional a los debates acerca de la universidad, los medios de
comunicación y la integración regional". Universidad Nacional de Lanús
(UNLa). Dir. Aritz Recalde. Integrantes: Julián Dércoli, Dionela Guidi, Iciar
Recalde, Manuel Valenti.
** Lic. en Sociología
(UBA). Prof. Sociología (UBA). Mg. Metodología de la investigación (UNLa).
Docente universitario (UNLa, UNAJ, IUNMA).
[1] Juan José Hernández Arregui (1912-1974).
Comienza su actividad política en Córdoba, en el radicalismo sabattinista. Con
el advenimiento del peronismo se suma a este “nuevo” movimiento nacional.
Participa de la Resistencia Peronista, y en la década del 60 funda el grupo
CONDOR. Doctor en filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba, bajo la
dirección de Rodolfo Mondolfo. Dicta clases, entre otras, en la Universidad
Nacional de La Plata y la Universidad de Buenos Aires. (Galasso. 1986. Piñeiro
Iñíguez, 2007)
[2] Tratamos esta cuestión más profundamente en
Godoy, Juan. Hernández Arregui y la revalorización de la cultura
nacional en los procesos de liberación nacional. Agosto de 2013.
Disponible en sociologiayliberacion.blogspot
Bibliografía
Galasso, Norberto. (1986). J.J. Hernández Arregui: del peronismo al
socialismo. Buenos Aires: Ediciones del Pensamiento Nacional.
Godoy, Juan. Hernández Arregui y la revalorización de la cultura
nacional en los procesos de liberación nacional. Agosto de 2013.
Disponible en sociologiayliberacion.blogspot
Hernández Arregui, Juan José. (1962). Prólogo a Carpani, Ricardo. (2011). La
política en el arte. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente)
Hernández Arregui, Juan José. (1973). ¿Qué es el ser nacional?. Buenos
Aires: Plus Ultra
Hernández Arregui, Juan José. (1973c). Imperialismo y cultura.
Buenos Aires: Plus Ultra
Hernández Arregui, Juan José. (2004b). La formación de la
conciencia nacional. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente)
Hernández Arregui, Juan José. (2004). Nacionalismo y liberación. Buenos
Aires: Peña Lillo (Continente).
Hernández Arregui, Juan José. (1973b). Peronismo y liberación.
Buenos Aires: Plus Ultra
Piñeiro Iñíguez, Carlos. (2007). Hernández Arregui. Intelectual
peronista. Pensar el nacionalismo popular desde el marxismo. Buenos Aires:
Siglo XXI (editora Iberoamericana).
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