Lo que Junio nos deja. Por Dionela Guidi (Socióloga - UBA)


Convertidos en engranaje de sometimiento,
Manejados para mayor engaño por manos de trabajadores vendidos a la tiranía,
La revolución democrática que culmina ha prohibido que ningún patrón despida al personal
(Proclama de los golpistas sublevados luego de los bombardeos a la plaza de mayo)

Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus víctimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones”.
(Carta del General Juan José Valle al General Aramburu)



Junio es un mes trágico para la resistencia popular. Nos trae a la memoria dolorosos y nefastos sucesos, que hoy cobran nueva relevancia y significación, a la luz de la fuerza brutal que gobierna nuestro país. No ya por la fuerza de las armas, claro está, pero con el mismo plan económico y social regresivo y excluyente de antaño, el mismo de aquellos que se levantaron en contra de un gobierno de pueblo, democrático y mayoritario para defender los privilegios de una minoría tan poderosa como criminal.
En el junio que pasó se cumplieron 61 años de los bombardeos a la plaza mayo y 60 años de los 27 fusilamientos a civiles y militares insurrectos en defensa de la causa del pueblo entre los días 9 y 12 de junio. El día 10 de junio, además de los fusilamientos en los basurales de José León Suárez, 6 mártires son masacrados en una penitenciaría de nuestro distrito Lanús; Coronel José Albino Irigoyen, Capitán José Miguel Costales, Dante Hipólito Lugo, Clemente Brauls, Norberto Ros y Osvaldo Alberto Albedro. El día 12 masacran al General Juan José Valle, quien se encontraba a la cabeza de la insurrección junto con el General Raúl Tanco, quién logró partir al exilio.
La revolución fusiladora que derrocó al gobierno peronista en año 1955 no tuvo ningún empacho ni reparo en vociferar sus intenciones: El contraalmirante Arturo Rial, le habló de esta forma a los dirigentes sindicales de la CGT, reunidos en la antesala del despacho del Presidente de facto Lonardi, el día 25 de septiembre de 1955: “Sepan ustedes que la Revolución Libertadora se hizo para que en este bendito país el hijo del barrendero muera barrendero”. La frase es citada por el dirigente sindical fideero Miguel Gazzera.
Otra pieza, de las tantas, la ofrenda Eustaquio Méndez Delfino, presidente de la Bolsa de Comercio en este periodo al diario Clarín: “Una política tendiente a la engañosa conquista de la sensibilidad popular procuró, durante un tiempo, crear un clima hostil a la contratación de empréstitos exteriores, asegurando que comprometían la soberanía nacional”.
Con el mismo cinismo presenciamos declaraciones similares de los herederos de “la libertadora” que hoy gobiernan. Las alusiones del macrismo a “la fantasía” en la que se vivía durante los gobiernos kirchneristas recuerdan en mucho a las declaraciones de Pedro Eugenio Aramburu cuando decía que “la clase trabajadora no debe pretender paraísos a corto plazo”.
Así, la gobernadora bonaerense Vidal puede decir sin sonrojarse que “Nos hicieron creer que podíamos tener calefacción, electricidad y servicios sin tarifas reales”, como si éstos no fueran derechos esenciales establecidos en la Constitución Nacional.

A ambos gobiernos los mueve la misma matriz de entrega y sumisión al extranjero. A ambos gobiernos los mueve el mismo desprecio hacia las clases trabajadoras y hacia los dirigentes que las representan. Por eso no sorprenden las semejanzas.
Ya finalizando Junio y profundizando la política de entrega, el Presidente Macri decidió virar la política regional hacia la denominada Alianza del Pacífico  (en condición de país veedor), un gesto más en favor del tutelaje norteamericano y en detrimento de la unidad continental representada por los bloques Mercosur, Unasur y Celac.
El peligro del ingreso a esta alianza es la integración al Tratado Transpacífico, la reedición de los tratados de libre comercio que nos propusimos enterrar como Nación Latinoamericana en la Cumbre de la Américas del año 2005.Todos los países miembros de la Alianza del Pacífico, México, Colombia, Perú, y Chile firmaron tratados de libre comercio con Estados Unidos. El bloque regional se propone no solo el intercambio comercial, que por lo pernicioso de sus clausulas sólo estancó las economías locales, sino también el posicionamiento ideológico afín a las ideas neoliberales emanadas del norte. 
Ya pisando julio, conmemoramos el 42 aniversario del paso a la inmortalidad del general Perón. El viejo, que entró como un huracán en la historia, sigue alumbrando el camino de la revolución de los de abajo, los humildes de la Patria. Volver a sus palabras, pero sobre todos a los hechos concretos de los gobiernos peronistas nos reencauzan en la senda de nuestra identidad, abierta y plural, nutrida de muchas otras vertientes que sumaron su trayectoria y experiencia de lucha en favor de la liberación de la patria.
Así las cosas, honremos nuestros mártires. Honrémoslos en la escuela, en la universidad, en el barrio. En la fábrica y el sindicato. Rescatémoslos del olvido que quieren imponer como política de estado. Sin versos: mirar “para adelante” significa saber quiénes fuimos ayer, a quiénes debemos el presente, para quienes construimos el mañana. Recordémoslos con el corazón hecho un nudo, apretados y vivos en las batallas cotidianas. Conozcámoslos, que como decía Salvador Ferla, conocer la realidad es comenzar a dominarla. 
Honrémoslos en la discusión franca y frontal con el compañero, en la puteada visceral que descarga. Honrémoslos además con la humildad y grandeza de poner la otra mejilla después para volver a empezar.
La resistencia actual, con tensiones y fricciones, está anclada en la trinchera de las conquistas sociales. Hubieran hecho mucho más de lo que hicieron de no ser por esa tozuda defensa. Los honramos ahí también.
Como dice la milonga del fusilado: Mi tumba no anden buscando/porque no la encontrarán/mis manos son las que van/ en otras manos tirando/mi voz la está gritando/mi sueño el que sigue entero/y sepan que solo muero/si ustedes van aflojando/porque el que murió peleando/vive en cada compañero.
Gloria y honor eterno a nuestros mártires.





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