El pasado viernes 13 de mayo,
luego que multitudes de jóvenes estudiantes, docentes y no docentes de las
universidades públicas convenían marchar todas juntas en repudio a las
políticas de vaciamiento que impulsa el Gobierno Nacional logrando una
convocatoria inusitada, el historiador adscripto al liberalismo conservador
Luis Alberto Romero escribía desde las columnas de La Nación un pedido con sabor a Fukuyama[1]:
la sociedad necesita un nuevo relato para deconstruir el nefasto discurso
nacional populista que encarnó el kirchnerismo. ¿Cómo tendría que ser ese nuevo
relato? Para Romero tiene que construir una épica de lo “normal” y recuerda a
sus lectores que alguna vez nuestro país lo fue, precisamente durante los años
sesenta[2].

“…para mí leer La Guerra del Paraguay y las montoneras argentinas fue una ruptura epistemológica. José María Rosa
a mí lo que me hizo fue aprender y darme cuenta que no hay una historia, para
mí esa es la ruptura epistemológica…”[4]
Esa ruptura
epistemológica precisamente era la que buscaba el revisionismo. En 1964 el mismo
Pepe Rosa afirmaba desde un editorial de la publicación Revisión:

Entonces, ¿Cuál es el añorado “país normal”
que evoca Romero? Evidentemente se trata de un proyecto de país como bien él
remarca: liberal con una “cultura abierta al mundo, dinámica y creativa”… y para
ello hay que acabar con ese “enano nacionalista y populista” que reivindicó el
kirchnerismo durante su gobierno para volver a la cultura de los noventa en la
cual los historiadores se abocaban a una tarea de una reconstrucción histórica
endógena, supeditada al cursus honorum, a la cultura de los papers para acrecentar el curriculum,
hacia una profesionalización de una historia atomizada, ajena a la realidad
social[6].
Instaurar la construcción de un relato plural pero que no reconozca al
nacionalismo por tratarse de autoritario: en ese sentido para Romero el
revisionismo es el hecho maldito del país normal. Las tareas que llevan a cabo
desde el experto en felicidad
(todavía parece un chiste) Daniel Cerezo hasta la instalación del sinceramiento económico, el discurso pluralista enfocado hacia un supuesto
ciudadano ideal y desideologizado nos
muestran un escenario en donde la tragedia que padecimos durante los noventa
ahora se repite como una comedia donde sólo ríen los sectores privilegiados.


¿Cuáles son nuestras tareas? Precisamente se
trata de hacerle caso a Romero. Pero volver a NUESTROS sesenta y
contextualizarlo a nuestra realidad. Existe una gran masa dispuesta a resistir
y a defender sus derechos sociales que son los nuestros: lo demostró la gran
concentración que acompañó a Cristina, pero también las multitudinarias marchas
de los trabajadores y de los universitarios. Hay que volver a la labor del
historiador comprometido con su tiempo dispuesto a quitarle una vez más el velo
a la “normalidad”, con nuevas herramientas, interpretaciones sin perder de
vista lo que dijo una vez Don Arturo “la política es la historia del pasado y
la política es la historia del presente”[8].
Seremos enanos nacionalistas y populistas pero como todo enano sabemos pegar en
las rodillas para que caigan fuerte, con sus falsedades a cuestas.
[1] Francis Fukuyama (politólogo estadounidense) es conocido sobre todo
por haber escrito el controvertido libro El fin de la Historia y el
último hombre de 1992, en el que defiende la teoría de que la historia
humana como lucha entre ideologías ha concluido, ha dado inicio a un mundo
basado en la política y economía de libre mercado que se ha impuesto a lo que
el autor denomina utopías tras el fin de la Guerra Fría.
[2] Romero, L. A. “El nuevo relato que la sociedad necesita” en La Nación, 13 de mayo de 2016
[3] Terán, Oscar. Nuestros años
sesenta. Buenos Aires: Siglo XXI.
[4] Campos, Esteban. Cristianismo
y Revolución. Buenos Aires: Edhasa. 2016. P. 54.
[5] Rosa, José María. Revisión,
N° 7, julio de 1964.
[6] El mejor ejemplo que representa ese espíritu de profesionalización
de la Historia durante los noventa se puede rastrear en las interesantes
entrevistas reunidas en libro realizadas por Roy Hora y Javier Trimboli durante
1994 a autores como Tulio Halperín Donghi, Hilda Sábato, José Carlos
Chiaramonte, Beatriz Sarlo entre otros en Pensar
la Argentina. Buenos Aires: El Cielo por Asalto. 1994.
[7] Cooke, J.W. Peronismo y Revolución. Buenos Aires: Papiro.
[8] Jauretche, Arturo. Política nacional y revisionismo histórico.
Buenos Aires: Peña Lillo.
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