FORJA, la impugnación de los años infames. Por Juan Godoy

FORJA, la impugnación de los años infames. Por Juan Godoy[1]

Introducción  - Una luz en los ignominiosos años ‘30’s

            El 6 de septiembre de 1930 se inauguran las dictaduras cívico-militares en nuestro país, que van a signar la política argentina a lo largo del siglo XX. En este caso se trataba de obturar la continuación del primer gran movimiento nacional, a saber: el yrigoyenismo. Durante el gobierno de aquel (primero elegido luego de la Ley Sáenz Peña que instauró el voto universal –aunque sin el voto femenino-, secreto y obligatorio), se habían producido cambios profundos en la democratización del aparato estatal, a pesar de no haber avanzado en la ruptura de la situación semi-colonial conformada desde los tiempos de Bartolomé Mitre. Varios fueron los factores que contribuyeron a la caída de Yrigoyen, “pero el factor principal reside en el nacionalismo agrario del radicalismo, incapacitado para comprender la necesidad del desarrollo industrial de la Argentina y por tanto, impotente frente a las dificultades creadas por la crisis económica mundial”[1]. Debemos destacar también que en la caída influye, indudablemente, la cuestión petrolera. El proyecto de nacionalización del petróleo, trabado en el senado desde su presentación, tomaba cuerpo por la segura incorporación de los senadores sanjuaninos y mendocinos luego de la elección del 7 de septiembre. Como sabemos un día antes estalla el golpe del nacionalismo oligárquico representado en Uriburu.
            No obstante el golpe de los “primos pobre de la oligarquía”, ya se movía en las sombras la oligarquía liberal pro-británica encarnada en Agustín P. Justo. No tardaría mucho este último en hacerse del poder. Ramos sintetiza cómo se resolvió la disputa interna (y haciendo un parangón con el devenir de la historia argentina), argumentando que los padres estaban demasiado viejos para cambiar, de modo que cambiaron los hijos, y éstos “se harán “nacionalistas” de un nacionalismo aristocrático y conspirarán con Uriburu, creyendo candorosamente que el anciano general es el hombre del destino (…) El padre, viejo zorro incrédulo y mañoso esperará confiado en su casa hasta que las cosas vengan suavemente a sus manos firmes (…) si los hijos de los senadores se hicieron nacionalistas, comenzaron su carrera haciendo una revolución para otros. Esto último, según se verá, no era un error sino más bien una enfermedad incurable”[2].
En esta década, dada la crisis del ’29, y por el Pacto de Ottawa (1932), Gran Bretaña importaba menos carne, y parece optar por privilegiar a sus colonias: Nueva Zelanda y Australia, en detrimento de la Semicolonia, Argentina. El gobierno de Justo (que toma el poder por elecciones fraudulentas en 1932), no tardará en enviar una misión a Gran Bretaña, que lleva como figura principal a “Julito” Roca. Mientras que la crisis mundial golpea fuerte en la Argentina, “no había dinero, no había trabajo, no había siquiera comida. Tanto en la ciudad como en el campo”[3] . En dicha misión se escuchará, entre otras frases, por ejemplo la de uno de los representantes argentinos de la misión, Martiniano Leguizamón (argentino, abogado de FFCC británicos): “la Argentina se parece a un importante dominio británico”[4], u otra, pronunciada por el entonces vice-presidente “Julito” Roca: “la Argentina (…) desde el punto de vista económico, es una parte integrante del Imperio británico”[5]. ¡Estos eran los representantes argentinos que debían negociar a favor de nuestra nación!
            Ya estaba en plena ejecución la denominada por José Luis Torres como Década infame[6], que Enrique Santos Discépolo retratara en sus tangos, como el famoso Cambalache, del mismo año del Pacto Roca-Runciman, o Yira, Yira, “cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao (…) verás que todo es mentira, verás que nada es amor (…) cuando manyés que a tu lado se prueban la ropa que vas a dejar”, ¿Qué sapa señor?, o Tres esperanzas “no doy un paso más, alma otaria que hay en mí, me siento destrozao, ¡murámonos aquí! (…) no ves que estoy en yanta, y bandeao por ser un gil… Cachá el bufoso… y chau… ¡vamo’ a dormir!”[7], por recordar algunos. Época en que los diarios se alimentan de suicidios todos los días, ya sea de famosos como Alfonsina Storni, Horacio Quiroga, Lisandro de la Torre, Leopoldo Lugones, etc. o anónimos que hundidos en la desesperanza y la miseria como en el tango de Discépolo deciden quitarse la vida[8].
Como era lógico, la Argentina no podía salir beneficiada con estos representantes, por lo que el pacto firmando el 1º de mayo, conocido como Roca-Runciman, establecía que los frigoríficos angloyanquis controlen el 85 % de las exportaciones de carne, reservándose la Argentina solo el 15 %, este porcentaje es para frigoríficos que no persigan afán de lucro. Asimismo se asegura la libre-importación de Carbón y otras manufacturas inglesas a la Argentina, así como el buen trato a las inversiones británica. Así el Pacto le asegura a Gran Bretaña alimentos baratos, poder colocar productos manufacturados, etc. Un conjunto de beneficios estupendos para los frigoríficos, a favor de los británicos y de un grupo de invernadores que reciben precios preferenciales[9]. Gran Bretaña aseguraba una exportación a la Argentina no inferior a la de los años 31-32, este último año según Horacio Giberti fue el más bajo desde 1921[10].
            Entre tanta entrega, fraude, miseria, pobreza y desocupación, cuando la noche más oscura aparecía en el horizonte de los argentinos, un puñado de muchachos en un sótano la calle  Corrientes 1778 daba nacimiento a la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, que venía a enjuiciar la entrega de las banderas yrigoyenistas a manos del alvearismo, y la de la nación Argentina al imperialismo británico. Entre sus fundadores más relevantes se encontraban Arturo Jauretche, Homero Manzi, Manuel Ortíz Pereyra, Luis Dellepiane, Gabriel Del Mazo y otros.
Con respecto al pacto Roca - Runciman el 2 de septiembre del ’35 los forjistas dan a conocer el Manifiesto al Pueblo de la República, donde se denuncia la entrega de de dicho pacto y las leyes que este traía aparejadas. Realiza según la apreciación de Hernández Arregui[11] la primera denuncia profunda, científica del papel del imperialismo británico en nuestro país. Allí develará la entrega de la economía nacional a Gran Bretaña, la complicidad de la oligarquía local, enjuiciará la creación bajo injerencia británica del Banco Central, al instituto movilizador que le salva las deudas a los hacendados, la claudicación del radicalismo, las juntas reguladoras, la ley de coordinación de transporte, etc. En fin, lo catalogará como el Estatuto Legal del Coloniaje, y sostienen que “ya nada queda en la República que no haya sido dado o comprometido a la dominación fraudulenta de sociedades anónimas de especuladores del exterior, que usan a su arbitrio las potestades inherentes a la Nación Argentina para beneficiarse con el fruto de su trabajo y para aniquilar las fuerzas de su indispensable, urgente y solidario resurgimiento”[12]. Estas son algunas de las patriadas que le permiten a Murray sostener que los forjistas “Salvaron la cara de toda una generación”[13].
            Pretendemos en el presente dar cuenta de la construcción de una posición nacional (o nacionalismo popular) por parte de FORJA, que lo distanciará del nacionalismo agrario de Yrigoyen y del nacionalismo oligárquico. Daremos cuenta para ello de los aspectos político, económico, y cultural de esta posición nacional. Logrará así impugnar a la década infame en forma integral.

Breves consideraciones acerca del nacionalismo

Damos cuenta aquí brevemente algunas cuestiones acerca de la noción del nacionalismo, basándonos en Hernández Arregui[14], quien sugiere que el término no es unívoco, y diferencia el nacionalismo de los países desarrollados, del nacionalismo de los países del “tercer mundo”. Replantea la cuestión del nacionalismo desde la perspectiva de los países coloniales y semi-coloniales, a la vez que resalta la importancia de dar cuenta qué sector social lo proclama o rechaza. Define entonces un nacionalismo defensivo y uno expansivo (va a considerar aquí que los países centrales en un comienzo fueron nacionalistas defensivos, para una vez desarrollados convertirse en expansivos). Al tiempo que diferencia un nacionalismo reaccionario de un nacionalismo revolucionario. Ponemos de relevancia que aquí destaca que el nacionalismo reaccionario, en su mayoría, van a buscar soluciones basándose en esquemas europeos. Este nacionalismo debe ser latinoamericano, no expansivo, sino bajo la idea del restablecimiento de una totalidad más amplia, la patria grande.
  Abordamos al forjismo como parte de este nacionalismo popular o revolucionario propio de los países oprimidos. Hernández Arregui mismo lo considera un movimiento que contribuye a la formación de la conciencia nacional, que es la lucha por la liberación nacional[15]. En nuestra concepción de nacionalismo popular, la construcción de su corpus teórico, debe ser desde las naciones y sectores oprimidos. Si bien consideramos que puede tomar elementos de teorías y/o ideologías foráneas, lo hace “tamizándolo” con la realidad local, en la medida de las necesidades de lo propio. Aquí, como veremos la posición nacional sustentada por FORJA va en esta línea de pensamiento.
            Se diferencia FORJA así de un nacionalismo que tuvo su desarrollo en nuestro país desde fines del siglo XIX, y comienzos del XX, haciéndose fuerte sobre fines de 1920 y principios de 1930. Este nacionalismo que caracterizamos como reaccionario u oligárquico, cuyos miembros pertenecen en general a familias  (con posiciones de gobierno) de las clases dominantes del interior argentino[16]. En FORJA nación y pueblo, como veremos no son escindibles. El nacionalismo de FORJA, como ya lo mencionamos, implica el aspecto político, económico y cultural. Estos no son mutuamente excluyentes, sino que tienen puntos de contacto.

El nacionalismo de FORJA desde su aspecto político – La posición nacional

            En el presente apartado abordaremos el aspecto político del nacionalismo popular de FORJA. Para ello veremos la relación de la nación y el pueblo, la conformación de una posición nacional, el aspecto geopolítico y la cuestión militar. Al ser varios temas, y al tener un espacio acotado sabrá disculpar el lector algunas omisiones, pues seremos breves y concisos en el tratamiento de cada uno de ellos[17].
La nación en FORJA es un sueño de futuro. En el pueblo es donde FORJA encuentra la fuente y razón de todo derecho[18]. En esta línea, cuatro años después de su fundación sostienen que “pueblo y nación son equivalentes en América, lo que no comprenden los europeizantes, para quienes la Nación es formación adversa a la convivencia igualitaria de los hombres que no exhibían un común entronque con viejas identidades de sangre y de subordinación”[19]. El pueblo es condición necesaria para el desarrollo de la nación. El pueblo aparece como fuente del pensamiento forjista. No hay construcción posible que deje de lado a éste. No hay aquí una construcción “desde arriba”, iluminista, una diferenciación de FORJA, de los que conforman la agrupación, del pueblo, sino que los forjistas se consideran parte integrante del pueblo argentino en lucha, la obra de edificación de un movimiento es desde y con el pueblo.
Jauretche diferencia claramente la posición nacional de FORJA del nacionalismo reaccionario, cuenta que “alguna vez discutiendo con un nacionalista, cuando se acercaban a FORJA en busca de coincidencias, le dije: el nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo, y esa es la sustancial diferencia. Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada; para nosotros, todavía sigue naciendo”[20]. Años más tarde refiriéndose a los mismos sectores, también sintetizará con su pluma incisiva que estos “primos pobres de la oligarquía”: “mentalmente se ubicaban cumpliendo su función de élite conductora, pero no ya desde el landó de la abuela; les era agradable imaginarse en un Cadillac pasando rápido ante los gauchos a caballo, con plata en los aperos, y saludando respetuosamente: -¡Adiós, patroncito! – ¡Que le vaya bien, m’ hijo!... Una especie de Arcadia pastoril y tecnificada a la vez, pero donde cada uno está “donde debe estar”[21]. Hernández Arregui, considerando a FORJA un movimiento de origen popular, anti-imperialista y latinoamericanista, escribe que el forjismo “cuya línea nacional de izquierda nada tiene que ver con el nacionalismo hispánico y católico, además de pro-fascista, de la misma época”[22].
FORJA sustentaba entonces una posición nacional. Profundizando en ésta, en la concepción forjista el abordaje de las problemáticas nacionales se debe realizar a partir de nuestra propia perspectiva, en relación a nuestras necesidades e intereses como nación. No le interesó entonces la construcción de una doctrina, sino que procuró “dirigir el pensamiento nacional hacia los hechos concretos y sus implicancias económicas sociales y culturales propias, para tratar de contribuir a la elaboración de un pensamiento propio”[23]. FORJA pretende así ser una expresión genuinamente argentina. Ser, de esta forma, la primera manifestación, expresión, de la conciencia nacional en las ideas argentinas, “comprende oportunamente que su tarea fundamental es aportar al pensamiento argentino el método y los modos de conocer nuestra realidad y señalar los rumbos necesarios de una política nacional”.[24]
            Hay así una cuestión nacional a resolver, en los países desarrollados el problema es meramente interno, en cambio en los oprimidos, existe la cuestión vinculada a la soberanía nacional. Es necesaria la liberación nacional para liberarse dentro de la misma.
            Esta concepción de abordar desde un criterio argentino los problemas nacionales, la ligan los forjistas a la entrega de la economía nacional al imperialismo (británico), y a la alianza de la oligarquía local al mismo. De esta forma, establecen una íntima relación entre el aspecto económico, político y cultural. “desentrañando la trama de nuestro coloniaje económico, que fue nuestra primer tarea, descubrimos que él se asentaba sobre el coloniaje cultural. Descubrimos que ambos coloniajes se apuntalan y conforman recíprocamente, pero que si el coloniaje económico daba los puntos de apoyo cultural, éste era, a su vez, la forma de penetración y de estabilización de aquel. ¡La traición de la inteligencia! Esa es la primera en el orden de las culpas. La primera que debíamos evitar. No es ella un tema nuevo. No en balde la revolución mejicana se hizo al grito de “abajo los científicos””.[25]
            Esta posición nacional, es en realidad una posición nacional-latinoamericana, pues FORJA, ya desde su manifiesto inicial, sostiene que “el proceso histórico Argentino en particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de una lucha permanente del pueblo en procura de su Soberanía Popular, para la realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América”[26], como vemos al mismo tiempo resalta quiénes se han opuesto históricamente a dicha emancipación, las élites locales que actúan de forma funcional a los imperialismos. Esta lucha emancipatoria Argentina y latinoamericana, solo puede ser realizada, en el ideario forjista, por la acción de los pueblos.
            Son dos instancias de la lucha, pero que no son escindibles y se dan al mismo tiempo. No pueden entenderse las luchas nacionales, desligadas de las de los países de nuestro continente. Implica, asimismo, hundirse, interiorizarse en la historia de nuestros pueblos. FORJA apunta hacia el futuro, la búsqueda de la emancipación nacional, pero teniendo en cuenta que esta encuentra sus raíces en el pasado, que hay una historia de lucha. Los forjistas apuntarán así a ligar las luchas pasadas con las presentes, buscar esos “hilos conductores”, patrones comunes, errores, aciertos, etc. para ser implacables en la lucha.
Debemos resaltar que si bien veremos muchas veces, en los escritos de FORJA hablar de América en lugar de Latinoamérica, vale la aclaración a qué se refieren por América, que viene dada por los forjistas mismos, en varias oportunidades, Dellepiane por ejemplo argumenta que “creo necesario insistir en que, para nosotros, América comienza en la frontera norte de México. Denunciamos la designación intencionada de América, comprendiendo sólo a los Estados Unidos de Norteamérica, como una táctica del imperialismo frente a la conducta de nuestra América. ¡Nuestra América!”.[27] Scalabrini Ortíz cuando en Historia de los Ferrocarriles publique una parte del primer cuaderno de FORJA, reafirmará que “es preciso decir que la palabra América se emplea en un sentido restrictivo y en la imaginación del autor sólo representa esa fracción del continente que tiene una unidad de idiomas, de razas fundadoras, de religiones, de costumbres y que geográficamente llega hasta el límite de México (…) es urgente que América, la fracción de América expoliada y sojuzgada, establezca indubitablemente sus derechos a la existencia y a la elaboración de su propio destino”[28].
En relación a la geopolítica destacamos que FORJA toma una posición neutral ante la Segunda Guerra Mundial. De lo que se trata es de mirar y actuar desde aquí, “el espíritu americano no puede ser abarcado por las formas religiosas, políticas, sociales y económicas de Europa (…) el revolucionario de la revolución americana debe quemar las naves de sus supersticiones y de sus prejuicios que lo llevarán sin darse cuenta, a luchar en América, no por ella, sino por alguna de las parcialidades de Europa”.[29] Es una cuestión de soberanía, de no involucrarse en asuntos que no tienen interés para los pueblos latinoamericanos, que en muchos casos los ligan a los países que los oprimen. América Latina tiene que luchar por sus propios problemas, debe luchar contra los países opresores. Scalabrini proclama: “ir a la guerra sería consumar la completa servidumbre de nuestro pueblo y de todos sus hermanos de América”.[30]
Para finalizar con el aspecto político del nacionalismo de FORJA, observamos que la agrupación no va a caer en lo que podríamos denominar como “anti-militarismo abstracto” que basa su posición en denostar todo lo que venga de las fuerzas armadas, y va a avanzar en el análisis de éstas. Desde su perspectiva argumentará que hay una línea dentro del ejército que sustenta una política nacional, sosteniendo, al mismo tiempo, que fueron más los militares que se han arriesgado, en diferentes levantamientos hasta que se salió de la abstención revolucionaria (y activa), en los últimos años que los políticos. Recordemos que la referencia es a los levantamientos yrigoyenistas posteriores al golpe del 6 de septiembre. Así sustentan la posibilidad de la alianza estratégica del pueblo y el ejército. En el Manifiesto de los Radicales Fuertes, como vimos uno de los antecedentes directos de FORJA, se sostenía que era necesario “restituir al ejército la integridad de la misión que le asignara San Martín, de defender la soberanía nacional”.[31]
Los forjistas rescatan una tradición de lucha popular, plebeya de las fuerzas armadas, no ligada necesariamente al oficio, que encuentra su origen en las luchas emancipadoras de nuestro continente a principios del siglo XIX. Incluso en el pueblo que luchó en las invasión inglesa 1806-1807, en los que lucharon junto a los caudillos populares, alzados contra la prepotencia porteña. Las armas son de puestas en manos de una porción del pueblo para la defensa y el logro de de los objetivos nacionales. No obstante lo cual, no implica que los forjistas no critiquen cuando las fuerzas armadas se aparten de las causas nacionales y populares. Resaltamos así que no es el rescate de toda la tradición de las fuerzas armadas, sino de una línea al interior de las mismas.

El nacionalismo de FORJA desde su aspecto económico – El descubrimiento del imperialismo británico. Hacia la emancipación integral de la nación

            En el presente apartado daremos cuenta del aspecto económico del nacionalismo de FORJA. Veremos así su posición en relación a la deuda externa, al trazado de los ferrocarriles, a la industrialización, a los recursos naturales y a la nación semi-colonial.
En relación a la denuncia del accionar del imperialismo británico en nuestro país, podemos ver en un volante que da cuenta claramente de la posición del forjismo. El mismo es dado a conocer por la agrupación en el año 1937, bajo el título de “Réplica al monumento a Canning”, que como dicho título profesa, se trata, desde el ingenio, de dar una respuesta a la construcción de un monumento a Jorge Canning. Allí ponen en consideración la política balcanizadora llevada a cabo por Gran Bretaña en la región, luego de los procesos independentistas, resaltan en relación a ello la segregación de la Banda Oriental del Uruguay y el Alto Perú, el endeudamiento como mecanismo de sometimiento, y dicen: “cien años después, la obra de dominación ha quedado completada y perfeccionada: “INGLESES son los medios de comunicación y transporte. INGLESAS las empresas monopolizadoras del comercio exterior. INGLESAS en su mayor parte las empresas de servicios públicos. INGLESAS las más grandes estancias de la República. INGLESAS las mejores tierras de la Patagonia. INGLESAS todas las grandes tiendas. INGLESAS todas las empresas que rinden dinero y están protegidas por el Gobierno Argentino. INGLESAS son las voluntades que manejan la moneda y el crédito desde el Banco Central. INGLESAS son las directivas a que obedece nuestra política exterior e interior. INGLESAS "son" las Islas Malvinas y las Orcadas. Los designios de Canning se han cumplido. Los negocios ingleses se han conducido y se conducen con “habilidad”. ¡POR ESO CANNING TIENE UNA ESTATUA EN BUENOS AIRES!”[32]. Se anuncia asimismo que con la palabra de Scalabrini Ortíz y la de Jauretche se realizará un acto en el sótano de Lavalle.
La deuda externa será denunciada por FORJA como un mecanismo de encadenamiento, como una forma de no permitir el desarrollo pleno de las fuerza productivas del país, de modo de mantenerlo en un “primitivismo agropecuario”. Endeudará entonces de modo que los países deudores, al no poder hacer frente a los pagos, sean “permeables” a diferentes condicionamientos. Al mismo tiempo la deuda será un factor que comience a “pesar” sobre las naciones del “tercer mundo”, gran parte de sus ingresos deberán ser destinados al pago de la deuda, lo cual trae aparejados numerosos problemas, y cuanto más adeude, y “deba pagar”, más problemas tendrá. La deuda así actúa también impidiendo el desarrollo nacional. Es parte de la estrategia del imperialismo de sometimiento.
Analiza Scalabrini Ortíz en un cuaderno de FORJA el primer empréstito. Dando cuenta que de aquel empréstito otorgado por la casa Baring Brothers a nuestro país de 1 millón de libras esterlinas, en realidad es mucho menos lo que ha llegado a nuestro país, resaltando al mismo tiempo que no había necesidad de contraer la deuda, pues las necesidades fiscales estaban cubiertas y dejaban superávit, y que las obras anunciadas a hacer con dicho dinero nunca se efectuaron. Es más “el primer empréstito argentino no fue más que un empréstito de desbloqueo, un modo de transportar en forma permanente las ganancias logradas por los comerciantes ingleses en las orillas del Río de la Plata. Es decir, que ese primer empréstito representa una riqueza que se llevó de la Argentina a Inglaterra, no una riqueza inglesa que se trajo a la Argentina”.[33]
La política de endeudar, y así atar a los nuevos países, FORJA la pondrá como parte de los “nuevos métodos” utilizados por Inglaterra, luego de los procesos de emancipación que ya vimos anteriormente, pues “el imperio británico usará métodos nuevos en el transcurso del siglo XIX. Conseguirá tributos de riquezas, de productos, de trabajo, merced a la habilidad. Sólo usará la fuerza para destruir unidades muy resistentes o conductores muy precavidos”[34]. Podríamos agregar, en línea con los forjistas, que en nuestro caso al no poder imponerse por la fuerza, buscará llegar a los mismos objetivos por “métodos pacíficos”.
Avanzando en el planteo, y en relación a la no realización de las obras que se venían a cubrir con el empréstito, el cuaderno de FORJA establece que “el prometido aluvión de oro fue tan falso como el puerto, los pueblos y el agua corriente. El único resultado visible y comprobable del empréstito fue el de retener el desarrollo de los pueblos, que es posiblemente el objetivo primordial de la diplomacia inglesa: detener el progreso de los pueblos”.[35]
En relación a los ferrocarriles Raúl Scalabrini Ortíz en el mismo cuaderno doble de FORJA, correspondientes al Nº 6 y 7 (publicados simultáneamente por la revista Servir, órgano de la Escuela de Estudios Argentinos), basados en una conferencia-denuncia pronunciada en el salón de actos de FORJA, donde comienza a analizar la cuestión de los ferrocarriles en nuestro país, lo cual será base para que en el año 1940 publique su Historia de los Ferrocarriles Argentinos. Así en dicho momento, el motivo por el cual publica el cuaderno es la entrega de las líneas férreas del Estado Argentino, bajo la apariencia de adquisición del Ferrocarril Central Córdoba. Ligando este accionar, al accionar general de los capitales británicos en nuestro país. Su biógrafo argumenta al respecto en el prólogo a la obra de dicho libro: “Scalabrini señala la clave de nuestro sometimiento: el primitivismo agrario, la condena a una economía no industrial ni minera, ni pesquera, sino solamente agroexportadora, complementaria de la del imperio, que necesita carnes y cereales baratos. Es la división internacional del trabajo entre el imperialismo y la Semicolonia, en beneficio de Gran Bretaña, y de su socia, la oligarquía argentina”[36]
En el prólogo a Historia de los Ferrocarriles, Scalabrini establece que el ferrocarril fue de las invenciones más importantes de la humanidad. Antes de su creación el transporte era (aún en los países más desarrollados) con la ayuda de la tracción animal. Con la aparición del ferrocarril las sociedades encuentran un instrumento de circulación y transporte mucho más veloz y con una capacidad que transforma las relaciones entre las distintas geografías, unifica las mismas, crea regiones, relaciona pueblos, etc. Ni el transporte aéreo, ni el automotor restaron importancia al ferrocarril. No obstante, Scalabrini resalta que “como toda creación humana, el ferrocarril tuvo su reverso antipático y pernicioso. Fue un pérfido instrumento de dominación y de sojuzgamiento de una eficacia sólo comparable con la sutileza casi indenunciable de su acción (…) fue el mecanismo esencial de esa política de dominación mansa y de explotación sutil que se ha llamado imperialismo económico”[37].
Las líneas de los ferrocarriles van a ser trazadas, como veremos, en sentido contrario a las conveniencias nacionales, en forma radial hacia el puerto de Buenos Aires, comunicando las zonas agropecuarias con una única salida, el puerto de Buenos Aires, hacia Europa, específicamente Gran Bretaña. Los ferrocarriles ingleses, bajo conducción de políticos argentinos, actuaron como si estuvieran en una colonia. Configurándose así el país como productor de materias primas e importador de productos manufacturados. De esta forma “el ferrocarril extranjero extendió el área comercialmente cultivable con cereales y el perímetro de las praderas aprovechables para la cría de ganado, pero impidió sistemáticamente el comercio interior y las industrializaciones locales. El ferrocarril fue el arma primordial de que se valieron los extranjeros para sofocar todo progreso que de alguna manera pudiera hacer vacilar su hegemonía. Fueron los nuestros, ferrocarriles coloniales destinados a mantenernos en la rutina sin salida del primitivismo agropecuario”[38].
En una conferencia dictada por Scalabrini Ortíz a estudiantes de ingeniería en el año 1937, en la cual afirma que “a nadie se le dice que las redes ferroviarias constituyen la estructura fundamental de una nación. A nadie se le dice que el ferrocarril –el instrumento de progreso más eficaz que se creó durante el siglo pasado- es el arma de dominación y sojuzgamiento más insidiosa y letal porque atenaza y paraliza los núcleos vitales de una nación. Si se mira el mapa de la República, la vasta extensión aparece como parcelada bajo una intrincada red de líneas férreas que forman una malla muy semejante a una tela de araña. Esa impresión visual es una representación muy exacta de la verdad. La República Argentina es una inmensa mosca que está atrapada e inmovilizada en las redes de la dominación ferroviaria inglesa”.[39]
El tema de la industrialización y la defensa los recursos naturales en general y de los recursos hidrocarburíferos en particular será un tema recurrente en las publicaciones, conferencias, charlas, etc. de los forjistas. Consideran a éste, un problema no solo de la Argentina sino de todos los países latinoamericanos. Una de los factores que otorgan sustento al ideal de unidad latinoamericana que también viene dado por la certeza de que son los mismos problemas (a nivel general claro) los que atañen a los países que conforman Nuestra América. Si son los mismos problemas entonces, la unidad puede servir para solucionarlos, si el imperialismo nos trata como una totalidad, para enfrentarlo nosotros tenemos que hacerlo en conjunto.
Continuando con nuestro planteo podemos observar por ejemplo, que Scalabrini Ortíz va a dar dos conferencias en FORJA. En las mismas desarrolla la idea de la balcanización del continente, aborda la cuestión de la independencia de Bolivia y la liga a la política porteñista del grupo de Rivadavia, y a la influencia de la diplomacia británica, pone de relevancia así la fragmentación y la frustración del proyecto de unificación del continente[40].
Van a ubicar los forjistas el tema del petróleo en un contexto más amplio, el de penetración o de intento de penetración cada vez más profunda de Inglaterra en la Argentina, afirma “Inglaterra parece dispuesta a no apresurarse. Parece estimar que su posición en la Argentina es inviolable. Todo en ella le pertenece. Las líneas ferroviarias son inglesas. Ingleses son los acreedores del Estado. Controlados por capital británico, los bancos y las instituciones de crédito agrario. Favorable a Inglaterra es la educación de las clases medias y de las clases intelectuales. Tradicionales servidores de Inglaterra son los individuos de las clases sociales más prestigiosas”[41]. La complicidad de nuestras clases dominantes es puesta “sobre la mesa” nuevamente. Resalta aquí también cómo el aparato de educación hace que las ideas de las clases dominantes aparezcan encarnadas en otros sectores sociales.
Este abordaje nos lleva a la noción de la emancipación integral que pregonan los forjistas. A la ruptura de la nación semi-colonial. En la concepción de FORJA, no hay soluciones parciales, paliativas de la situación de opresión económica del imperialismo británico. Observemos a Jauretche, en la revista “Ahora” que dice acerca de la cuestión: “No hay soluciones parciales en materia económica y la salvación del país consiste en su emancipación económica, que no puede ser obra de un año, y que necesita previamente una transformación espiritual para llegar a la comprensión de que las directivas a aplicarse son precisamente las inversas de las seguidas hasta ahora”[42]. Es la conformación de una conciencia nacional, donde la lucha cultural, en el plano de las ideas adquiere suma importancia. En definitiva, pregona la emancipación económica para lograr la emancipación nacional.
El nacionalismo de FORJA desde su aspecto cultural – La Colonización pedagógica y el revisionismo histórico
En este apartado abordaremos la cuestión cultural del nacionalismo de FORJA. Así veremos a la agrupación fijando posición en tanto la superestructura cultural de colonización pedagógica, y la necesidad de revisar el pasado nacional.
Hay en la definición de la posición nacional (que ya vimos) un componente que considera la necesidad de partir de una realidad situada, de hundirse en nuestras tradiciones ya no argentinas, sino más bien las tradiciones latinoamericanas, de la Patria Grande. El rescate de la cultura, como rasgo distintivo de la comunidad autónoma, como reafirmación de la comunidad nacional, que tiende sus lazos más allá de las fronteras de la “patria chica”. Ésta es profundamente anti-imperialista. Van a destacar la interrelación entre el la cuestión cultural y la económica. Este rescate se va a ligar con la colonización pedagógica, y con los comienzos de un revisionismo histórico en clave popular y latinoamericana.   
Jauretche va a resaltar cómo desde FORJA comienzan a ver la interrelación entre el aspecto económico del colonialismo y el cultural: “habíamos descubierto que el peor enemigo del enfermo era el médico. Desentrañando la trama de nuestro coloniaje económico, que fue nuestra primer tarea, descubrimos que él se asentaba sobre el coloniaje cultural. Descubrimos, también, que ambos coloniajes se apuntalaban y conformaban recíprocamente, pero que si el coloniaje económico daba los puntos de apoyo al cultural, éste era a su vez la forma de penetración y de estabilización de aquel. ¡la traición de la inteligencia! Esa es la primera en el orden de las culpas y la primera que debíamos evitar. No es este un tema nuevo. No en balde la revolución mejicana se hizo al grito de “abajo los científicos” también pudieron articular nuestras montoneras federales y nuestras multitudes radicales, que son su expresión actual”.[43] El colonialismo económico entonces se encuentra estrechamente ligado al colonialismo cultural, uno refuerza al otro y viceversa.
La actitud a tomar frente a la colonización pedagógica es el considerar que “todo lo que nos rodea es falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran”[44]. Pide Scalabrini una virginidad a toda costa, pues “no olvidemos que somos víctimas de una educación meticulosamente calculada para apartarnos del conocimiento de nuestra realidad e impedirnos que planteemos los problemas argentinos en términos que admitan solución”[45].
Estrechamente ligada a la colonización pedagógica aparece la enseñanza de nuestro pasado. Dada esta relación observamos que hay en FORJA una clara posición de revisar la historia denominada oficial o liberal-conservadora, que encuentra como exponentes a hombres como Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López (más allá de sus disensiones con el primero por el método de la historia), Luis L. Domínguez, J. M. de Estrada, Mariano Pelliza, Ricardo Levene, sus divulgadores como Alfredo Grosso, sus variantes por izquierda, o mitro-marxistas como Juan B. Justo por ejemplo. Sobre la historiografía liberal los forjistas en la pluma de Scalabrini sostienen que “la historia oficial argentina es una obra de imaginación en que los hechos han sido consciente y deliberadamente deformados, falseados y concadenados de acuerdo a un plan preconcebido que tiende a disimular la obra de intriga cumplida por la diplomacia inglesa”[46].
Hay en FORJA una toma de posición, una explicitación del punto de partida para el análisis de los hechos. Este será una visión anti-imperial, popular y latinoamericana. La historia como política del pasado, y la política como historia del presente (Jauretche años más tarde conceptualizará y les dará “forma” a estas nociones, sobre todo en “Política nacional y revisionismo histórico”). Scalabrini argumenta que “pasar junto a la realidad con los ojos cerrados es una modalidad intelectual característica de la educación impuesta a los pueblos coloniales por los pueblos dominadores”.[47]

A modo de conclusión

            Luego de este recorrido por algunos de los aspectos más importantes del nacionalismo de FORJA, damos cuenta cómo esta agrupación que surge en plena década infame, impugna al régimen ignominioso imperante. Lo enjuicia de forma contundente, sin dejar aristas libres. Lo impugna en el aspecto político, económico y cultural. Incluso avanza en posiciones políticas que devienen en la idea de la necesidad de la ruptura del orden semi-colonial.
Al mismo tiempo podemos observamos cómo el forjismo se diferencia del nacionalismo agrario de Don Hipólito Yrigoyen al proponer la industrialización, y del nacionalismo oligárquico, al concebir que la nación es el pueblo. Finalmente FORJA se va a desintegrar en un nuevo movimiento que había, de forma directa e indirecta, contribuido a conformar, a saber: el peronismo (FORJA apoya el 17 de octubre y se desintegra menos de dos mese después –el 15 de diciembre).
Fue una lucha en solitario, pero que dio sus frutos, no quizás los pensados por los forjistas, pero sí estos militantes fueron un paso fundamental en la conformación de la conciencia nacional. Scalabrini Ortíz ya había sentado posición en torno a la importancia de la lucha afirmando que: “Luchar es, en cierta manera, sinónimo de vivir. Se lucha con la gleba para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el mar para transportar de un extremo al otro del planeta mercaderías y ansiedades. Se lucha con la pluma. Se lucha con la espada y el fusil. El que no lucha se estanca, como el agua. El que se estanca se pudre. Estamos aquí, bajo el nivel de la tierra, como una semilla”.[48]
           




[1] Instituto de Investigaciones Gino Germani. VII Jornadas de Jóvenes Investigadores. 6, 7 y 8 de noviembre de 2013





[1] Galasso, Norberto. (2013). Don Hipólito. Vida de Hipólito Yrigoyen. Buenos Aires: Colihue, página 162.
[2] Ramos, Jorge Abelardo. (1984). La factoría pampeana, 1922-1943. En Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Tomo III. Buenos Aires: Galerna, página 155.
[3] Rosa, José María. (1980b). Historia Argentina. Orígenes de la Argentina contemporánea. Década infame (1932-1943). Tomo 12. Buenos Aires: Oriente, página 15.
[4] ibídem, página 69.
[5] ibídem
[6] Torres, José Luis. (1973). La década infame. 1930-1940. Buenos Aires: Freeland.
[7] Las citas de las canciones son extraídas de Discépolo, Enrique Santos. (2009). Tangos de Discépolo. En ¿A mí me la vas a contar? Discursos a Mordisquito. Buenos Aires: Terramar.
[8] Galasso nos da las estadísticas de suicidios que nos permite corroborar el incremento de los mismos en la década del ’30, siendo su pico más alto el año 1932. Galasso, Norberto. (1995). Discépolo y su época. Buenos Aires: Corregidor.
[9] Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Tomo II. Buenos Aires: Colihue.
[10] Giberti, Horacio C. E. Historia económica de la ganadería Argentina. Hyspamérica, Buenos Aires, 1970.
[11] Hernández Arregui, Juan José. (2004b). La formación de la conciencia nacional. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
[12] Manifiesto al Pueblo de la República, 2 de septiembre de 1935. Reproducido en Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 446.
[13] Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.
[14] Hernández Arregui, Juan José. (2004). Nacionalismo y liberación. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
[15] Hernández Arregui, Juan José. (2004b). La formación de la conciencia nacional. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
[16] Quijada, Mónica. (1985) Manuel Gálvez: 60 años de pensamiento nacionalista. Buenos Aires: Centro editor de América Latina.
[17] Algunos de los temas los hemos tratado con más profundidad en otras ocasiones:
- en relación a la unidad latinoamericana en el forjismo, véase: La unidad latinoamericana en el ideario forjista. Cuadernos del Centro de Estudios Hernández Arregui, febrero 2013.
- en relación a la posición nacional en FORJA, véase: La posición nacional de FORJA. Cuadernos del Centro de Estudios Hernández Arregui. Buenos Aires, enero 2013. También puede consultarse en relación al mismo tema: La FORJA de la unidad latinoamericana y el papel de la cuestión nacional. Ponencia presentada en las X Jornadas de Sociología (año 2013), en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Congreso Pre-Alas.
- en relación a la influencia en el peronismo y su relación con el yrigoyenismo, véase: La forja de un puente entre dos movimientos nacionales. La Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), eje entre el yrigoyenismo y peronismo. Presentado en el II Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano, desarrollado conjuntamente por el Centro de  Investigaciones en Pensamiento Político Latinoamericano (CIPPLA), y la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (UPMPM). Buenos Aires, 2 y 3 de noviembre.
- en relación al tema Malvinas y la invasión inglesa, véase: FORJA, la invasión inglesa y nuestras Islas Malvinas. Denuncias para la soberanía nacional. Agosto 2012. Disponible en portal especializado en pensamiento nacional nomeolvides.org
- en relación a la denuncia del imperialismo británico, véase: FORJA, y su denuncia al imperialismo británico en el Manifiesto al Pueblo de la República. Disponible en el portal especializado en temáticas referidas a la historia argentina y latinoamericana: elortiba.org
[18] Declaración de la primera Asamblea de FORJA. 20 de julio de 1935. Citado en Scenna, Miguel Ángel. (1983). Op. Cit.
[19] Cuaderno de FORJA 10-11-12. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit.,  página 395.
[20] Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo, página 62.
[21]Jauretche, Arturo. (2004). El Medio Pelo en la Sociedad Argentina (apuntes para una sociología nacional). Buenos Aires: Corregidor, página 243. En otra ocasión hace referencia al mismo tema y sostiene que “es una especie de nacionalismo que he definido paternalista, que quiere una sociedad estanciera, en la cual ellos dominen y pases los gauchos con apero de plata y digan: “Adiós patroncito. Adiós m’hijo”. Pero nada de levantar las clases sociales. Bueno, ese nacionalismo se fue pronto de lo nacional. En cuanto vio que lo nacional empezaba a tener sentido social y popular, se fue… Después vino el nacionalismo de los ideólogos, tipo Bruno Genta, ese que quiere reconstruir la Edad Media”. Jauretche, Arturo. (2010). Escritos inéditos. Buenos Aires: Corregidor, página 134.
[22] Hernández Arregui, Juan José. (1973b). Imperialismo y cultura. Buenos Aires: Plus Ultra, página 129.
[23] Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., página 68.
[24] Ibídem, página 29.
[25] Discurso de Arturo Jauretche del 26-6-1942. Citado en Galasso, Norberto. (2003). Jauretche y su época. De Yrigoyen a Perón, 1901-1955. Tomo I. Buenos Aires: Corregidor, página 312.
[26] Declaración FORJA 29/6/35. En Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., página 87.
[27] Cuaderno de FORJA Nº 9. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 354.
[28] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra, página 17.
[29] Cuaderno de FORJA Nº 9. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., páginas 363-364.
[30] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Op. Cit., página 247.
[31] Manifiesto de los Radicales Fuertes. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 51.
[32] Volante FORJA. 1937. Reproducido en Jauretche, Arturo. (1976). Op. Cit., página 111.
[33] Cuaderno de FORJA Nº 6 y 7. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 324-325.
[34] Ibídem, página 329.
[35] Ibídem, página 333.
[36] Galasso, Norberto. Prólogo a Scalabrini Ortíz, Raúl. (2006). Historia de los ferrocarriles argentinos. Con un apéndice de la Ley Mitre. Buenos Aires: Lancelot, página 9.
[37]  Ibídem, página 22.
[38] Ibídem, página 24.
[39] Scalabrini Ortíz, Raúl. (1937). Los ferrocarriles, factor primordial de la independencia nacional (conferencia del 16/6/37). Buenos Aires: F.U. Centro de Estudiantes de Ingeniería (La Plata), página 6. Subrayados son nuestros.
[40] Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue.

[41] Cuaderno de FORJA Nº 4. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 187.
[42] Jauretche. Revista Ahora. 1941. Citado Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 289.
[43] Jauretche. Discurso 29-6-42. En Galasso, Norberto. (2003). Op. Cit., pagina 312.
[44] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Op. Cit., página 7.
[45] Originalmente conferencia FORJA 1937. Reproducido en Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Op. Cit., página 228.
[46] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001). Op. Cit., página 47.
[47] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2009b). Cuatro verdades sobre nuestra crisis. Buenos Aires: Lancelot, página 50. Originalmente en La política de cambios, salarios y créditos, instrumenta el coloniaje argentino (1941).
[48] Cuaderno de FORJA Nº 4. En Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Op. Cit., página 181.


Bibliografía


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